Capítulo 27
Sentada frente a la computadora, busco en internet información acerca de un casting que escuché realizarán esta semana. Muerdo mi labio sin despegar la vista de la pantalla hasta que consigo lo que estoy buscando.
—¡Aquí está! —me digo a mí misma, con una pequeña sonrisa.
Siento los pasos de Jace acercándose a mí y en pocos segundos besa mi cabeza.
—¿Qué estás buscando? —él pregunta, volteo a mirarlo y le sonrío.
—Un casting, será en tres días.
Él sonríe y le da un sorbo al café que lleva en una taza.
—Suena prometedor —bromea, yo sonrío y me encojo de hombros.
—¿Quién sabe? Tal vez podría tener un golpe de suerte.
—Seguramente obtendrás el papel. Es decir, nunca te he visto actuar, pero tienes carisma.
Río suavemente ante su comentario.
—¿Gracias?
Él sonríe.
—De nada, pequeña.
Me levanto de la silla y me dispongo a caminar, pero Jace me detiene tomándome por la muñeca suavemente.
—¿Me abandonas?
Sonrío.
—Iré a darme un baño.
—¿Te aperece salir a dar un paseo?
—Seguro —sonrío y él asiente.
Me acerco y le beso la mejilla antes de sonreír y caminar hasta mi habitación. Abro el armario y tomo algo de ropa sencilla para caminar rumbo al baño, en cuanto mi celular vibra. Respiro hondo y lo tomo para revisar.
Dylan: Pregunta número dos (2:23 pm)
Dylan: ¿Por qué no puedo enfrentar la realidad? (2:24 pm)
visto a las 2:25 pm
Dylan: No entiendo cómo pude dejarte ir... (2:26 pm)
visto a las 2:28 pm
Trago en seco y cierro los ojos con fuerza antes de bloquear mi teléfono y dejarlo nuevamente sobre la mesa. Cada vez que él me escribe siento una espina más que se clava sobre mi pecho, sin embargo, haré lo posible por mantener mi posición, la vida debe continuar.
Con un nudo en la garganta, entro al baño y me deshago de la ropa antes de que las gotas de agua se deslicen por mi piel. Siento ganas de llorar y me duele la garganta por contenerlo, pero no puedo permitirme llorar cada vez que Dylan decida aparecer de nuevo en mi camino.
Termino y me visto, dejando suelto mi cabello húmedo para que se seque con el viento. Intento arreglarme lo más decente que puedo, porque no puedo dejar que lo que siento en mi interior se refleje también en mi presencia. Salgo de nuevo hasta la sala, donde Jace se encuentra sentado viendo televisión y decido dejar mi teléfono en mi habitación.
Él siente mi presencia, haciendo que voltee y el azul de sus ojos se pose sobre mí
Pero sonríe al verme y se levanta.
—¿Vamos?
Yo asiento.
—Vamos.
Abre la puerta para mí, salgo y luego él antes de asegurarla. Ambos caminamos con tranquilidad por las calles, ya que decidí que sería mejor hacerlo en lugar de ir en auto. Después de todo, no tenemos un lugar específico para ir.
El silencio nos acompaña al principio, haciendo inevitable el hecho de recordar los mensajes de Dylan, pero luego, él toma mi mano y entrelaza nuestros dedos. Me sorprendo ante la acción y lo observo, pero al encontrarme con su mirada mi tensión desaparece y me siento en paz. Le sonrío y me acerco a su cuerpo para no sólo tomarlo de la mano, sino abrazar su brazo con mi mano libre.
El gesto parece agradarle, porque me sonríe y sus ojos brillan. Ninguna palabra es necesaria, pero él besa mi cabeza a modo de agradecimiento.
El cielo está teñido de un bonito azul, está despejado y fresco aquí afuera. Luego de un rato caminando, llegamos a un pequeño parque lleno de árboles y plantas muy vistosas y coloridas.
—¿Te gustaría pasar un rato aquí? —él dice después de un trayecto silencioso, con la voz suave y profunda que siempre sale a través de su garganta.
Asiento sin pensarlo, el lugar es bastante tranquilo y hay mucho que observar, aunque debo admitir que la compañía de Jace es más que suficiente.
Él me lleva hasta un árbol grande con tronco y ramas gruesas, se sienta en el pie de este y me sonríe, invitándome a hacer lo mismo. Agradezco que tengo jeans puestos, ya que la sensación del pasto en mi piel no es una de mis favoritas.
Me siento a su lado, y me siento aliviada al sentir que el césped realmente es bastante suave. Él toma mi mano por encima de mi pierna, antes de verme directo a los ojos.
—Me gustaría acompañarte a ese casting —él dice sin más, me causa ternura el hecho de que él realmente le de importancia a las cosas que me gustan.
Le sonrío.
—¿En serio?
Él asiente.
—Claro que sí, Kat. Quiero apoyarte en todo lo que quieras hacer.
—Eso es muy valioso para mí, Jace —sonrío.
—Tú eres muy valiosa para mí.
Sus ojos color azul hielo están sobre los míos al pronunciar esas palabras que me causan escalofríos. No puedo evitar sentirme conmocionada ante todo aquello que él demuestra, siento algo especial que sin duda nunca había experimentado y el agradecimiento es infinito.
Él sonríe, y entonces siento que de a poco comienzo a perderme, que podría realmente acostumbrarme a esto que él es.
—¿De qué te ríes? —pregunto, contagiada.
—De mí.
Frunzo el ceño confundida.
—¿Por qué?
—Porque me gustas tanto que me he convertido en un cursi sin remedio.
Río ante sus palabras.
—No creo que eso sea malo.
—¿Bromeas? Si sigo así creo que pronto estaré opinando acerca del color de esmalte de uñas que combina mejor con tu ropa.
En vista de que no me esperaba su comentario, suelto una sonora carcajada, haciéndolo reír también. Cada vez que ríe, echa la cabeza hacia atrás como un niño pequeño, y esa es una de las cosas más bonitas que he visto.
Sus ojos me miran nuevamente más tarde, y de nuevo siento esa sensación en el pecho.
—Tienes la risa más bonita que he escuchado —dice él, sonriendo levemente.
Y entonces me doy cuenta.
He estado todo este tiempo en el ojo del huracán, hasta que él apareció.
Dylan ha sido un huracán que ha arrasado con todo en mi vida, haciéndome por un momento amar el peligro y el sufrimiento.
Pero Jace ha sido el refugio que necesitas cuando el huracán ha destruido todo a su paso para protegerte.
Dylan es el huracán, y Jace es el refugio.
Nos miramos sin decir nada por unos instantes, y entonces me decido. Levanto una de mis manos y la coloco a un lado de su cuello antes de atraerlo hacia mí y juntar nuestros labios.
Él no esperaba mi reacción, sin embargo desde el momento que sus labios rozan los míos él se deja llevar. Los mueve suavemente, y encajan bien con los míos. Besar a Jace es una sensación completamente nueva para mí, pero para mi sorpresa, se siente perfectamente bien.
Sus labios son suaves, suaves y carnosos. Mientras estos danzan con mi boca, él posa su mano derecha sobre mi espalda baja y la otra sobre mi mejilla. Sus besos son delicados, pero apasionados a la vez.
Finalmente el beso termina, pero él aún posa su frente sobre la mía en cuanto sonríe.
—No me esperaba eso, pero es algo a lo que me gustaría acostumbrarme —susurra con una leve sonrisa, mientras su aliento acaricia mi rostro.
Sonrío y él besa mi frente antes de separarse y atraerme para que mi cabeza descanse sobre su hombro. Su mano se pasea por mis brazos, regalándome calidez y regocijo.
La tarde comienza a teñirse de otro color.
—¿Vamos a comer y luego te llevo a tu casa? —él pregunta, escucho su voz sobre mi cabeza.
—Me parece buena idea —contesto, él se levanta y me ayuda a hacer lo mismo.
Entrelaza nuestros dedos una vez más mientras camina a mi lado, y entonces sonrío.
Con un poco de suerte, este será un cambio definitivo en mi vida.
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