Capítulo 26
—¿Ya elegiste la película? —pregunta Jace, mientras aún me encuentro escarbando en búsqueda de algo que llame mi atención.
—¡En eso estoy! —contesto en voz alta, él se encuentra al otro lado de la tienda y no sé por qué nos tomamos la libertad de gritarnos en un lugar público, pero río para mí misma.
En cuanto me decido por una, la tomo y lo busco con la mirada, pero no lo encuentro con facilidad.
—¿Jace? ¡Ya encontré una!
Lo busco mientras camino por los pasillos, sin encontrarlo.
—¿Jace?
Me confundo por el hecho de que lo escuché hablarme hace un segundo, pero entonces al cruzar rumbo al otro pasillo él aparece frente a mí y me asusta.
—¿Me buscabas?
Él sonríe, yo le doy un golpe en el brazo.
—Sí, y me asustaste.
Él ríe.
—Lo siento, Kat.
Le sonrío, y entonces él mueve sus brazos, que se encontraban detrás de su espalda y extiende sus brazos con un ramo pequeño de flores para mí.
—¿Esto lo compensa? —pregunta, sonriéndome con los labios juntos.
Lo observo por unos segundos antes de sonreírle y tomarlas.
—Te dije que no gastaras dinero en mí —le digo, mientras las huelo.
—Sí, sí. Blah, blah blah. ¿Te gustan?
Asiento, me acerco y le beso la mejilla.
—Gracias.
Él sonríe.
—Con esa clase de compensaciones todo vale la pena —bromea. —¿Estás lista para pagar la película?
Río.
—Sí, ya podemos ir.
Ambos iniciamos nuestro camino rumbo a la fila.
—Más vale que sea buena, tardaste demasiado eligiendo.
—Sí, sí. Blah, blah —me burlo, él enarca una ceja y entonces río.
(...)
Una vez en mi casa, Jace coloca la película mientras yo coloco las flores en agua y busco botanas. El último mes Jace se ha comportado increíblemente conmigo. Sus atenciones y cariño han sido más de lo que realmente me esperaba obtener, y mentiría una vez más si no dijera que me siento fuertemente atraída hacia él.
—¿Kat? —él me llama, desde la otra habitación.
Termino de colocar las botanas en un tazón y camino hasta encontrarlo.
—¿Sí?
Me siento a su lado con el tazón sobre las piernas, él se aclara la garganta y lo toma para colocarlo al otro lado.
—Me gustaría hablar contigo.
Frunzo el ceño confundida ante su inesperada necesidad de conversar.
—¿De qué?
Él se acomoda frente a mí en el sofá, yo coloco las manos en mi regazo y juego con mis dedos.
—Bueno, sabes que hemos pasado mucho tiempo juntos este último mes, y que he estado haciendo todo lo posible porque te sientas bien, ¿verdad?
Yo asiento.
—Sí.
Él suspira.
—Bueno, la verdad es que quería que...
El timbre de mi casa nos interrumpe y entonces él resopla. Suspiro y me dispongo a levantarme del mueble, pero él me detiene.
—Yo iré, tranquila.
Asiento. Él se levanta y avanza hasta la puerta mientras yo tomo una honda respiración. Jace se demora varios minutos, hasta que se acerca a la habitación de nuevo.
—Creo que deberías ir a ver, te están buscando.
Frunzo el ceño nuevamente, pero me levanto y voy hacia la puerta, dejándolo a él en mi lugar. Al salir, me congelo de inmediato. Ojos color miel que me observan confusos de arriba a abajo, los mismos ojos que no han dejado de aparecer cada vez que cierro los míos.
—¿Dylan?
—Kat.
Siento que mi corazón está a punto de salirse de mi pecho, siento miedo y no sé cómo reaccionar. Hace más de un mes que no lo veo, y no me lo esperaba.
—¿Qué haces aquí?
Él se para frente a mí, su mirada es de decepción.
—¿Quién es él? —pregunta, bajando el tono de su voz.
Entonces lo siento, siento el mismo nudo que hace dos meses sentí en la garganta.
—Es mi novio —miento, y la forma en la que sus ojos se apagan me hace recordar el día en el que él me dejó a mí.
—¿Qué? —él pregunta, claramente incrédulo de lo que acaba de escuchar.
—Responde mi pregunta —demando, siendo esto lo primero que soy capaz de decir.
Él frunce el ceño y el dolor de su mirada se acrecienta.
—Vine por ti, Kat.
Un escalofrío recorre mi cuerpo, siento que el aire se me escapa, y no soy capaz de pensar correctamente.
—¿Qué?
—Terminé con Britt, Kat.
Cada palabra me sorprende más, y no soy capaz de pronunciar ninguna palabra. Él lo nota y se acerca más a mí.
—Te dije que algún día reuniría el valor para venir y decirte lo que necesitaba que supieras. Por eso estoy aquí, Kat, no pude seguir con la farsa y olvidarte, no puedo estar sin ti.
No puedo creer lo que escucho, mientras el llanto comienza a subir por mi garganta.
—Dylan... —murmuro.
Él acuna mi rostro entre sus manos, haciendo que de manera inevitable sus ojos conecten directamente con los míos.
—Kat, sé que soy la persona más estúpida del mundo, pero perdóname, por favor. No puedo sacarte de mi cabeza, no puedo dejar de extrañarte todos los días.
Su voz se quiebra, mientras mis lágrimas se asoman por mis ojos. Pero me separo de él, trago y doy lo mejor de mí por evadir mi llanto.
—Ya es tarde para eso —escupo, él me observa incrédulo una vez más.
—Kat, no digas eso.
—Es verdad, Dylan. Me pediste que siguiera adelante y eso hice, ahora estoy con alguien más.
—Kat, por favor —él suplica, con un nudo en la garganta también.
—No, Dylan. Tomaste tu decisión y yo la respeté.
—Dijiste que me amabas.
—Sí, lo hice hasta que me rompiste el corazón sin piedad alguna.
Lo que veo a continuación, no es más que una de las cosas más dolorosas que podré ver en mi vida.
—Kat, sabías que no era fácil, pero estoy aquí porque en verdad te necesito.
El temblor en su voz me rompe en dos, sin embargo, decido mantener mi posición.
—Yo te necesité todo este tiempo y tú no estuviste aquí. ¿Tienes idea de lo mucho que lloré esperando a que esa no fuese tu decisión? Ahora estás aquí, tal y como yo lo quería, pero lo siento, ya no hay vuelta atrás.
—Kat —él intenta acercarse de nuevo, pero me aparto.
Entonces no contengo mi llanto y me parto en dos.
—Vete, sigue adelante tú también.
—Kat, escúchame bien. No voy a dejar de quererte nunca. ¿Me escuchaste? Nunca.
—Vete, Dylan. Ya esto se acabó.
Él no dice nada más, sin embargo, sus lágrimas corren tanto como las mías.
Pero entonces, él se da la vuelta, y se marcha.
Me siento destrozada al verlo partir, esta vez siendo yo la que tomó la decisión. El dolor que siento es tan fuerte que decido caminar lejos de casa y llorar con todas mis fuerzas, sacando todo lo que me guardé este tiempo. Lloro porque a pesar de todo, no lo he dejado de querer, y posiblemente no lo haga nunca.
Hago mi mejor intento por no ir tras él y abrazarlo, diciéndole que gracias por venir a buscarme. Me contengo y lo único que hago en su lugar nuevamente, es llorar.
Me limpio las lágrimas y respiro profundo varias veces antes de volver a casa y entrar. Jace me observa en cuanto entro y me abraza, sentándome a su lado. Al separarse, me toma de las manos y me regala una sonrisa entristecida.
—Estuviste llorando.
Le hago una pequeña mueca indicándole que fue inevitable, él suspira.
—Kat, de eso era lo que quería hablarte. No quiero verte llorar de nuevo.
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—No le des a la soledad una oportunidad, dame la oportunidad a mí de amarte más que eso.
Lo miro a los ojos y suspiro, sabiendo cuál es la decisión correcta. Jace es lo que necesito, él me da el apoyo, comprensión y amor que nadie más me ha dado, y a pesar de Dylan, Jace me gusta y es hora de seguir mi vida.
—Está bien, Jace. Quiero estar contigo.
Él sonríe levemente, besa mi frente y me abraza. El abrazo que me da es cálido y reconforta el dolor que siento dentro de mi corazón. Entonces comienzo a pensar, que he tomado la decisión correcta.
—Tomaste la decisión correcta, yo voy a cuidar de ti como la persona tan importante que eres.
Él se separa de mí, y temo que me bese, pero no lo hace. Él me rodea con sus brazos y recuesta mi cabeza sobre su hombro antes de besarla y poner la película.
No hay nada que pueda agradecerle más.
Pero eso no deja de significar que arrancar a Dylan de mi corazón es lo más difícil que haya tenido que hacer.
Mi teléfono vibra, y lo reviso.
Dylan: Nunca te hice las cinco preguntas aquella vez (6:40 pm)
Dylan: Te haré una cada día, y si al quinto día no las respondes, te dejaré ir por más que me esté matando por dentro (6:43 pm)
visto a las 6:46 pm
Dylan: Primera pregunta (6:49 pm)
Dylan: ¿Sabías que desde que te vi no pude dejar de pensarte? (6:50 pm)
visto a las 6:51 pm
Una lágrima se me escapa, la limpio enseguida y una vez más descanso mi cabeza sobre el hombro de Jace.
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