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Por Orgullo Inmortal: Soy Diferente.

Si alguna vez han escuchado aquella frase que dice que el talento se lleva en la sangre, efectivamente lo comprobé, y no es por la herencia si no porque la probé, y gracias a esta es que he logrado la fama. Antes de ser anunciado para salir a cantar las mismas canciones de siempre e hipnotizar a la misma gente, mi mente viajó un poco al pasado para recordar los éxitos y lo que la fama me ha dado.

Número 1 en la lista de canciones de Rock con cayendo al vacío, hasta la usaron para ser el ending de una película.

Mejor Álbum de Rock en los años 2015 al 2019, con sin límites, profundo, huyendo, la profecía, y eco en el alma.

Mejor colaboración cuando canté junto a Dolores O'Riordan de Cranberries en el 2016, y con Shirley Manson de Garbage en el 2017.

Número dos en la lista de artistas masculinos más sexys. El primero me lo arrebató un cantante de K-pop. Con ese nombramiento no tuve problema para recuperarme de los shows donde terminaba herido, las fans caían a mis pies, sangre de pianistas, coristas, terapeutas, diseñadoras, deportistas; e incluso una que otra estríper. Cada una de ellas me dejo algo de su vocación, las ultimas debo decir que me llevaron a un camino donde la sangre mezclada con marcas en el cuerpo me encendieron como nunca. Pero hace un tiempo para acá, todo se volvió rutinario, aburrido, no he podido avivar esa chispa para seguir componiendo y cantando.

—Ya es tu turno—anunció Sean, mi representante.

Mis colaboradores se adelantaron para instalarse en sus instrumentos, en medio de la histeria escuché mi nombre

¡Durt, Durt, Durt!

Ni supe que fue lo que canté al estar tan desconectado, de nuevo tenía que atender a los fans y fingir la gran conexión que tenía con ellos. En esas entró un grupito, las dos chicas estaban tan nerviosas; una se desmayó, la otra comenzó a llorar de la emoción; pero su acompañante llamó mi atención, el llevaba auriculares, escuchaba mis canciones con instrumentos; la combinación de piano, chelo y violín, hicieron vibrar mis tímpanos y abrir algo que hacía mucho tiempo no había sentido; era una mezcla de placer y curiosidad.

—Perdón por lo de mis amigas—dijo con nerviosismo, el cual lo hacía oler delicioso.

—No debes preocuparte, mucho menos pedir perdón, solo que tus amigas no están aprovechando el estar aquí conmigo, tu si podrías.

—Yo, ¿Cómo?

—Pídeme que haga algo.

—Me tocarías —dijo de una.

<<Por supuesto que te tocaría, cada mujer que ha estado cerca no me ha hecho sentir esta impulsividad, ya muero más de lo que estoy por dejar marcas en esa piel, en ese cuello>>

—Se mas especifico por favor—dije riendo al verlo reaccionar con el color rojo en sus mejillas.

<<Que Carajos pasa conmigo, este chico me tiene alborotado y encegado>>

—Me refería a un instrumento, admiró tus canciones pero las suelo apreciar más de forma instrumental—aclaró.

—Quieres decir que mi voz no te gusta.

—No quiero ser grosero, tu voz impacta, pero carece de algo.

—¿De qué?

—Emoción, creo.

<<Él es diferente, tiene buen oído y creería que mucho más >>.

—Puede ser, hace rato que no tengo un tema nuevo, deberías ayudarme.

—No tengo talento en el rock, solo toco el violín.

—Fantástico, que tal si tocamos los dos.

—Bien—respondió

Mi garganta ardió, mis pupilas se dilataron, la sed emergió fuertemente. Tuve que usar todo mi autocontrol para no atacarlo. No entendía porque mi cuerpo estaba reaccionando a la melodía que el producía, siempre fui yo el que causaba esto.

Sus amigas llegaron y aliviaron mi carga, le hice señas a Sean. Con disimulo causó que las cámaras se dañaran, en mi estado no podía resistir ni un segundo más.

—Lo siento chicos, creo que las fotos será mejor tomarlas en otro momento; además que Durt tiene un compromiso—anunció sin que ellos se fueran dejando la información de contacto para el envió de regalos.

En mi habitación llegué a beber dos bolsas de sangre fría, Sean trajo una auxiliar que siempre ayudaba en los conciertos, ya la tenía bajo control, no demoré en seguir calmando tanta ansiedad.

—Suficiente, no deseo ocultar otra muerta más, es estresante acomodar la situación.

—Dime que tienes su información.

—Sí, la que se desmayó olía esplendido, hasta tuve que pasar saliva.

—Tómala, yo me refiero al chico.

—Wow, el grandioso Durt cambio de gusto—dijo en tono burlón

—No te imaginas, creo que mi gusto acaba de mejorar—respondí.

—Si es así, te dejo su información.

—Investígalo por favor, quiero tomarlo.

—Ni lo sueñes, eso la harás tú, ya tengo mucho que hacer como tu representante.

Tome el papel con sus datos personales. Gregorio Murray, 23 años; estudiante de Música en la escuela de artes, su dirección indicaba que era de familia acomodaba. Guardé su número de celular, si debía seguirlo lo haría a la antigua.

Pasaron unos días y ahí estaba en plena madrugada viéndolo en su habitación desde el tejado de la casa de frente. Estaba practicando, lo que tocaba era música para mis oídos, me avivó cada parte de mi ser. Hasta que el padre entro y arruinó mi momento feliz.

—Te atreviste a ir a ese concierto cuando te dije que no perdieras el tiempo. El recital es mañana y tampoco le has enviado la invitación a Kayla.

—No quiero que vaya, ella me elogia hipócritamente.

—Siempre haces lo que se te dé la gana, ahora tendrás que ceder.

Al quedarse solo se tensionó y no pudo seguir, se tumbó boca arriba sobre su cama, era el momento perfecto para que me recordara. No fue necesario usar mi poder, ya estaba pensando en mí, tomó unos de mis álbumes y lo escuchó con una sonrisa de oreja a oreja.

Por suerte soy inmune a golpes porque terminé en el suelo al ver eso, Gregorio me dejó en las nubes y con un antojo que de nuevo Sean tuvo que lidiar.

Esa mañana use un traje elegante de Versace, alguien me reconoció y la prensa invadió el lugar, me esforcé por sacar ese lado actoral y sexy que deja derretidos a todos. Estaba en un buen lugar, cuando anunciaron su nombre me impresionó al verlo tenso y algo pálido, nuestras miradas se encontraron, se calmó un poco y tocó esa melodía de su habitación.

Pase saliva, apreté mi mandíbula y mis piernas, estaba excitado. Por suerte Sean vigilaba de cerca. Al terminar la presentación corrí hacia su camerino, escuché todo un regaño por pate de su padre.

—¡Eso no era lo que debías tocar, tampoco vi a Kayla.

—¡Basta, Kayla no me gusta y el que toca soy yo, no tú!

—No seguirás haciendo esto. No te gusta nada de lo que quiero para ti. Te desconozco, nunca te he visto una novia, ni amigas llevas a la casa. La gente ya comienza hablar sobre ti, dicen que eres raro.

—La gente ve más que tu padre, no me has visto novias porque no me gustan las mujeres.

La bofetada que le dio me enfureció, Sean me detuvo porque de lo contrario a ese hombre le habría despedazado la garganta y el corazón con lo que le dijo después. —¡No quiero esa clase de hijo!, jamás vuelvas a decir eso— El hombre pretendió salir, se congelo al verme en la puerta. Su mirada era desafiante, trato de impedir que entrara, hice que se ahogara con su saliva. Sean lo llevó con los paramédicos.

—Buenas tardes, debo felicitar al artista, fue lo mejor que he escuchado, tengo deseos de trabajar contigo.

Gregorio no respondió, se desplomó sobre un asiento, no dejaba de temblar ni llorar.

—Lo siento—logró balbucear.

—Tranquilo.

–Estuve bajo mucho stress, lo único que quería escuchar era algo positivo, no puedo seguir esperando algo que no va a llegar — expresó recuperando la calma.

—Si fuera tu padre te diría que tocaras lo que fuera, estaría orgulloso de tenerte como hijo y como artista, tienes un talento que hace que el alma se estremezca. —Lo importante es que tú te sientas orgulloso de ti mismo, sigue adelante.

—Gra..Gracias—dijo con una mirada cálida.

—Te invito a cenar, hablemos de música, necesito algo nuevo—comuniqué con la intención de manipularlo para que aceptara, no fue necesario, el aceptó.

En casa el entró muy nervioso, por más que trataba de ocultarlo su sangre agitada me volvía loco.

—Vino, whisky, cerveza, lo que sea para que te relajes —ofrecí

—Lo mismo que tu—respondió alborotándome más de lo que ya estaba <<Si supieras que mi bebida es la que viaja a través de esas venas>>

—Me gusta el vino —dije sirviéndonos.

—Y ¿qué te gusta comer? —curioseó, dándole duro a mi resistencia.

<<A personas tan sabrosas como tu>>

—Carne jugosa—expresé con provocación.

—Soy vegetariano—anunció riendo al ver mi expresión de asombro. —Mentiras es broma, también me gusta la carne.

No pude resistir más, me abalancé sobre esos labios, hice que se le cayera la copa, al principio se resistió un poco, pero luego dejo que lo saboreara más. Inesperadamente se apartó con pena y algo de rabia.

—¿Qué haces?, soy un hombre, no te burles de mí. Debes de tener a cientos de mujeres. No quiero que ensayes conmigo.

—Que importa si eres hombre o mujer, que no te has dado cuenta que despertaste mi interés, estaba aburrido y cansado de mi rutina.

—¡No!, menos voy a ser tu entretenimiento para sacarte de tu aburrimiento, búscate a alguien más— exclamó yendo hacia la puerta.

Perdí el control y salte bloqueando la salida, deje salir algo de mi lado cruel al empujarlo contra la pared. —Quédate quieto, necesito solo un poco de ti.

Trató de alejarme, así que inmovilice sus manos sobre su cabeza, eso lo descontroló, la agitación de su sangre con el ritmo acelerado me invitaron a probarlo. Fue una mordida leve, su sabor era exquisito, todo mi cuerpo se estremeció, mi venas se marcaron, mis colmillos se volvieron más grandes, mis uñas volvieron a estar largas y afiladas.

Quería ir por más, y no era el único, su cuerpo también estaba bien despierto, sus pupilas estaban algo dilatadas y brillosas. Ya no había resistencia, fue todo lo contrario, levantó el cuello aún más para que siguiera

—Me podrías soltar—solicitó

No estaba usando mis manos, no había caído en cuenta que mentalmente lo seguía aprisionando, liberé sus manos para llevarme la sorpresa que estas me atrajeron hacia él. Pase a su boca de nuevo, esta vez el beso fue más poderoso, él era el que exigía y se imponía con movimientos fuertes y repentinos, llegó a morder mi labio. Podíamos seguir todo el día, había un gusto que jamás había sentido además de la sangre.

Trató de decir algo pero su cuerpo colapsó, cuando reaccioné había mucha sangre en mis manos, la pequeña herida de su cuello nunca dejo de sangrar, fue todo lo contrario, podía aprovecharme de esto y obtener todo de él. Solo que mi sed se apaciguó y causó dolor en mí ser, ¿lagrimas estaban saliendo de mí?

Rápidamente actué, volví a probar su sangre, había algo que estaba mal, una deficiencia en su coagulación. Con miedo volé hasta un hospital, secuestré y manipulé a una doctora.

Le inyectó un anticoagulante, y le puso algo de suero, la regresé borrando su memoria. De regreso Sean estaba esperándome con cara de disgusto.

—¿Ya se calmó tu gusto?

—¡Calmarme, casi lo mato!

—No sería la primera vez.

—Pero a él lo amo—gruñí sorprendiéndome a mí mismo.

—Bien entonces ve y hazte cargo de él, ya está mejor; y la próxima vez avísame y yo traigo al médico.

Gregorio estaba acomodándose en la cama, cuando me vio sonrió e invitó a que fuera a su lado.

—Mordelón —dijo dándome un beso—Gracias por salvarme.

—Perdóname, ya vez que soy diferente.

—Ya somos dos —concluyó abrazándome fuertemente.

***

Total de palabras 1993

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