Con cada ocaso, una parte de mi vislumbra la posibilidad de redimirme de mis actos. Todo fue por culpa de vivir bajo una fachada de perfección social, las risas, la riqueza, y una supuesta unión fingida, corrompieron mi ser. Una noche de nuevo escapé, el destino me llevó a un lugar donde el perdón me tendió su mano. Parecía un ángel, su mirada leyó lo que más anhelaba en ese momento; un reinicio donde pudiese ser libre.

—¡No lo puedo soportar más, tengo miedo, sálvame por favor!, no quiero llegar a eso —grité logrando llamar más que su atención.

—No temas, te liberaré de ese encierro—anunció ella mientras me confortaba—. Solo necesito que me jures lealtad.

A partir de ese día el haber dicho que sí, trasformó mi vida, me convertí en una sombra, en un cómplice de la sed; si antes tenía que ir a comprar la comida, las uvas, espigas y champagne para actuar ante aquel ritual de año nuevo, ahora observo y espero a dar silencio a los testigos de su ansiedad, acabo con los que quedan en agonía. Cada vida consumida le da felicidad, y si ella es feliz, yo también lo soy, de cierto modo en estos 10 años se creó una fuerte conexión. Todo eso ha ayudado a que el dolor de mi pasado se vaya apagando. Sin embargo ya estoy cansado, aburrido, quiero mi libertad y mucho más por aguantar tanto en silencio.

<<Espero que este año por fin suceda>> pienso al beber de esa champagne barata, mirando las estrellas antes de que las explosiones de los fuegos artificiales las cubran, escucho los gritos de emoción por la espera de esos escasos minutos para dar la bienvenida al nuevo año.

—Sigues pensando en eso —exclama Maya, mi ángel del infierno, ese que poco a poco se fue llevando algo de mi ser.

—Sí, ya es momento de ser libre, todo este tiempo a tu lado me ha hecho olvidar mi miedo—comento terminando mi bebida.

—Dash, dime a que le temías.

—Al remordimiento de haber ocultado mi origen, de fingir lo que no era, de quedarme como un imbécil en un entorno sofocante y de haber explotado justo en ese momento.

—Pero ese momento te trajo a mis brazos, te salve de un triste final —susurra y bebe de una copa con el mismo elixir de siempre.

—Ya te he agradecido por lo que hiciste, dame lo que quiero—Le exijo.

—O Dash, todo este tiempo te fui quitando la capacidad de sentir, te anestesié para poder jugar contigo, si tanto lo deseas, con gusto lo haré, te extrañaré —afirmo llegando a mi cuello en segundos. Pude sentir como mi cuerpo se fue quedando sin fuerza, su intención era matarme, pero no contó con que en estos 10 años también hice de las mías. Cada vez que ella asesinaba, yo lograba robar algo de su veneno, así que acumulé lo necesario para transformarme, solo necesitaba que ella misma me aniquilara; justo cuando los recuerdos de mi vida mundana surgieron por última vez, y antes de morir, el miedo se reflejó en su mirada.

Crecí en medio de sangre y dolor, mis padres fueron sicarios, a los 15 años fui llevado a un hospital psiquiátrico por haberlos asesinado, eran ellos o yo. Todo lo hice en defensa propia, de allí hui al conquistar a una enfermera, robé la entidad de otro, se podría decir que fui un hombre correcto y útil en la sociedad, hasta que me aburrí de llevar una máscara, de cumplir órdenes de personas que solo categorizan a personas por el estatutos económico y los buenos apellidos, por eso el día de mi boda acabe con cada uno. Intenté quitarme la vida y fue cuando vi mi salvación, sabía que era especial, pues ella era un monstruo como yo.

Mi despertar fue en medio de fuegos artificiales y gritos de emoción, su sangre me llenó de satisfacción, antes de enterrarle ese puñal en el corazón y arrancárselo, le agradecí por haberme entrenado y liberado.

FIN

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