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Relato #3

Dedicado a todas aquellas personas que se sienten tristes y sin ganas de vivir. No te rindas, siempre hay una luz al final del túnel.

Tema: Otoño 🍁

Oscuro otoño

Ya es octubre lo que solo indica una cosa —al igual que las hojas en descomposición de todos los arboles en él suelo— y es que él otoño está en su mejor momento. A algunos no digo que les encanta, digamos que les gusta esta estación; pero en mi caso es muy por el contrario, esta estación es la que menos me gusta, hasta la odio un poco, a un setenta por ciento . En primer lugar —es verdad que desde cierto punto de vista él paisaje es bonito— pero ante mis ojos, los árboles desnudos parecen sacados de una película de terror. Las hojas brindan cierta suciedad y ni hablar del clima. Luego del otoño lo que más odio es él invierno y pues digamos que la primera estación es la que nos introduce a la segunda. Poco a poco las temperaturas empiezan a descender, hasta que sin darte cuenta en un abrir y cerrar de ojos te encuentras acurrucado en tu cama, con una taza de chocolate bien caliente y con la calefacción encendida, sin ganas de levantarte y salir al frío exterior, que sin embargo te espera con los brazos abiertos para envolverte por completo.

Yo ahora estoy un poco así pero no es que esté en invierno. No, por suerte todavía estoy en la estación antecesora a esta. Aunque si que soy bastante exagerada en lo que respecta al clima frío. Aunque son 11°C digamos que la vida continúa y aunque quiera seguir aquí acurrucada en mis sábanas debo levantarme e ir al instituto.

—Si mamá ya sé.

Le digo a mi madre —que se asoma en mi habitación—, antes de que me diga por duodécima vez que me levante y me prepare para ir al instituto o llegaré tarde.

—Que bien que sabes, espero que no te deprimas por la fecha, debes ser fuerte, por él, principalmente por ti— mi madre una psicóloga al fin sabe bien como tratar con personas con depresión.— Ahora levántate que se hace tarde —se aproxima a mi y me quita las sábanas. Yo sin más opción hago lo que esta me dice y me preparo para un frío día de instituto.

Llego a la entrada del edificio y me encuentro con que hay muchos estudiantes acumulados  en la puerta de ingreso , pero no me refiero a lo que ocurre todos los días, sinó muchos estudiantes como cuando ocurre una pelea o algo parecido.

Kara una amiga se dirige a mí, que hasta él momento no se que ocurre, no logro enterarme, en verdad es que tampoco me interesa y por tanto no me he puesto a averiguar, y claro acabo de llegar.

—Hey, ¿estás bien? —pregunta con preocupación, como si hubiera algo por lo cuál estar mal.

Una hoja de un color entre rojizo y marrón cae a mis pies. Aquí en Canadá él otoño es siempre la más colorida de las estaciones. Recuerdo que cuando era pequeña me gustaba jugar con las hojas; y las vistas era lo que más disfrutaba de la época, que por cierto en esos momentos me encantaba. Pero supongo que con el tiempo los gustos cambian. Miro un segundo aquella hoja que reposa en el suelo —es pequeña tal vez de aquellos arboles del parque, cerca del instituto. El lugar es muy bonito en otoño, no lo niego— hasta que le respondo a mi amiga.

—Hoy si estoy bien, no sé mañana —me río y ella sin embargo cambia su rostro a uno serio y preocupado, tal vez por mi reacción, no lo se.

—¿Ya lo has visto? —vuelve a interrogar y esto me angustia porque mi amiga no es de preguntas sin sentido.

—¿Él que? —iquirí curiosa

Ella señala hacia él techo del edificio que está frente a nosotras. Frente a aquellos estudiantes que miran atentos el espectáculo. Hay una persona allí arriba, al parecer piensa saltar.

No logro articular palabra. De todo lo que me hubiera esperado de este otoño esto no estaba entre mis planes. No, claro que no, después del pasado octubre, no pensé que volvería a ocurrir. Es verdad no conozco a ese chico. No se cuales son sus problemas. Sus miedos. Pero me recuerda mucho a él, lo que ocurrió aquel día.
Una lágrima se resbala por mi mejilla, y en un movimiento brusco de mi mano me deshago de ella pero no tardan en aparecer cientos de lágrimas más. Y me derrumbo.

Kara me abraza —después de todo lo que ocurrió jamás me ha dejado sola, siempre ha estado para mi cada vez que he necesitado llorar, desahogarme, y sobre todo me ha hecho reír y levantar él ánimo— y de verdad lo agradezco mucho. En ese momento necesitaba a alguien a mi lado, alguien que me apoyara. Y como siempre ahí estaba ella junto a mi, desbordando hermandad, porque nosotras no éramos amigas éramos como hermanas. Ha sido mi soporte, sin ella no sé que habría sido de mi vida.

—Necesito ayudar, no, no puedo dejar que ocurra... — no termino la frase y corro hacia él interior del instituto. Subo las escaleras cinco pisos hasta llegar al techo jadeante y muy sudorosa por él esfuerzo físico.

Me acerco lentamente a donde se encuentra la persona que se intenta quitar la vida. Me detengo a dos metros del chico. Es alto, bastante alto, de cabello castaño oscuro casi negro, aunque sí se ve a simple vista que esta bajo de peso. Tal vez ese sea su motivo de depresión. Doy un paso y me descubre esta vez. Se gira hacia donde estoy y siento como el miedo me inunda porque siempre ésta es la peor parte.

—Si das un paso más, salto —dice con los pies a un paso de la caída.

—No tienes por qué hacerlo —digo asustada.

No soportaría él hecho de que saltara por mi culpa, de haber podido evitarlo y sin embargo no haber hecho nada.

—¡Tu no sabes nada, no sabes nada de mí! —dice alterado, da la impresión de que nadie lo comprende, de que necesita apoyo emocional, y de seguro es así.

—Es cierto, no se nada de ti —digo rendida— pero sí conozco mi historia, y te digo que me he sentido igual que tú, entiendo como te sientes.

Se relaja un poco. Al parecer ha decidido escucharme.

—Yo tenía un hermano, éramos inseparables, los mejores hermanos, gemelos al fin. Un día Max se empezó a comportar diferente y a distanciarse cada vez más de mí, yo no sabía por qué y cada vez que me intentaba acercar reaccionaba de mala manera. Luego me enteré que se drogaba pero no quiso decirme el motivo, y yo tampoco insistí lo suficiente, solamente dejé que ocurriera y no le dije a nadie. 

Dio un paso hacia donde yo estaba.

—Un día temprano en la mañana revisé mi móvil como de costumbre. Tenía un mensaje de mi hermano, era un vídeo en verdad. No le presté atención, siempre me enviaba cosas sin importancia. Me fui al instituto y aquí donde estas tú se encontraba él. Pero no tuve tiempo, en cuanto llegué saltó. Luego vi el vídeo. Era su despedida. Sufrí muchísimo. Perdí a mi alma gemela. Y él... él perdió más, perdió una vida entera, solo por hacer caso a los comentarios de los demás y no buscar ayuda en alguien que estuviera dispuesto a escucharlo y brindarle apoyo. En alguien que pudiera hacer por él, más de lo que hice yo. —me empezaron a  arder  los ojos y las lágrimas no tardaron mucho en salir. Aunque ha pasado un año no puedo dejar de pensar que hubiera pasado si hubiera hecho algo al respecto.

Aún me miraba atentamente él chico, con esa mirada perdida que me penetraba el alma. Era idéntica a la de Max en sus últimos días, solo que sus ojos eran verdes y los del que está frente a mí son entre un color grisáceo y azul cielo, mi color favorito . Después de un tiempo se propuso preguntar:

—¿Por que lo hizo?

Esperaba atento su respuesta. Se hizo el silencio unos segundos, que para mí fueron eternos. Sin embargo pensar en estas cosas me dolía tanto como si se tratase de una daga en él corazón.  Saber que necesitaba mi apoyo, que se sentía perdido y yo no estuve para ayudarlo a encontrar él camino era lo que me carcomía por dentro; la incertidumbre de pensar que tal vez si hubiera llegado a tiempo estaría aquí conmigo, con esa sonrisa de niño pequeño cuando le regalan un juguete nuevo. Al fin tomo fuerzas y respondo:

—Le gustaban los chicos y tenía miedo a lo que pensaran los demás, en especial nuestra familia. Siempre fue muy conservadora. —declaré— pero esa no es la vía de escape, siempre hay un modo. Si lo haces les darás él gusto a ellos y te privaras de vivir una vida maravillosa. —Me acerco a él, le tomo la mano y le miro a los ojos— tu puedes superarlo, no te quites la oportunidad de vivir— lo animo.

Desde que lo conocí esta es la primera sonrisa que veo en su pálido rostro. Se le achican los ojos  y se le detalla un hoyuelo en su mejilla derecha haciendo de ese momento uno tierno. Sigo sosteniéndole su mano con fuerza, él camina hacia mí y en el intento se descuida y resbala con una de las tantas hojas de árboles que hay en él suelo, que además están mojadas por la lluvia de ayer. Sin tiempo a reaccionar, sin tiempo de soltar su mano, o intentar tirar de él para que no caiga, la gravedad hace de las suyas y junto a él desciendo hasta llegar al suelo. Jamás puede imaginar que el otoño sería tan cruel, ya me había quitado a mi hermano, al que tanto quería. Ahora de nuevo me quitaba lo que más he atesorado, mi vida. Sin importar todo lo que sufrí, jamás pasó por mi mente morir de este modo.

  En él suelo, rodeada por la multitud, en mi último suspiro, el viento se agita dejando caer muchas hojas encima de mi, hojas entre rojizas y marrón, hojas descompuestas. Escuché algo una vez que decía como que él otoño era la estación que le devolvía al suelo las hojas que le prestaba en invierno, y tiene mucha lógica porque todo lo que está hoy en él suelo no dudes que estará en lo más alto del cielo algún día, y viceversa. Porque todos merecemos una oportunidad de ser amados, comprendidos y valorados por las personas que nos rodean. Todos somos humanos y por tanto cometemos errores, pero nunca es tarde para enmendarlos. Piensa bien antes de dar un paso hacia él precipicio, de seguro allí afuera tienes a alguien que sí te quiere en verdad, solo que tu no lo sabías.

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Palabras: 1805

¿Iniciativa?

    A mi en un principio, el tema del  otoño me encantó y me motivó mucho, porque a mi me encanta esta temporada, en mi país por desgracia no se distingue, como se dice: “Es un eterno verano”. Bueno cuando orientaron el concurso y vi mi tema me fui a pinterest  y busqué imágenes de otoño y eso fue lo que me inspiró, ver tanta belleza reflejada en ellas. En un principio pensaba hacer como un asesinato en un lago de Toronto, y como lo vi un poco cliché, lo deje. Ese mismo día por la noche, acostada en mi cama, me puse a pensar en el relato y se me ocurrió la primera línea y de ahí partí. Esa misma noche lo terminé, en mi opinión por la noche es cuando las ideas fluyen mejor. A parte de las imágenes que me ayudaron muchísimo creo que mi iniciativa estuvo en el momento en el que se me ocurrió la primera línea «Ya es octubre lo que solo indica una cosa —al igual que las hojas en descomposición... » eso fue lo que me dio la idea por completo, me dejé llevar y cuando me detuve ya tenía mil palabras.

Para: EditorialReign

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