Relato #2
Un secuestro
y
sus mentiras
-Ya falta poco- les informé a los chicos, principalmente a las chicas que están muy impacientes por llegar y estirar las piernas.
Decidimos que estas vacaciones no las pasaríamos encerrados en nuestras casas sin hacer nada. Así que se nos ocurrió visitar a mi tía que vive en Canarias cerca de la playa. Un gran plan, la verdad hace años no vengo. Creo que desde que cumplí los veinte.
Doy un vistazo por el espejo del coche y veo una camioneta detrás de nosotros. No se nos ha despegado desde que llegamos a Canarias y nos subimos en él taxi. Me empiezo a preocupar.
-¿En serio falta poco?, dijiste lo mismo hace treinta minutos- se queja Mónica como una niña pequeña que sus padres engañan diciéndole que falta poco cuando apenas comienza él viaje.
-Esta vez si nos falta poco -me giro hacia los asientos traseros para poder mirar a mi novia a los ojos. Me detengo cuando veo por los cristales de atrás que la camioneta sigue sin despegarse de nosotros.
Es una camioneta de negro por completo incluidos los cristales. Regreso al frente pero entonces intenta adelantarnos el conductor de la camioneta, de un momento para otro ya esta atravesada en la carretera haciendo que el taxista de un frenazo que ocasiona que todos nos inclinemos hacia delante.
Tres hombres se bajan y nos sacan del auto a punta de pistola, les colocan unas capuchas negras a los chicos, primero a Sandra, después a Alejandro, y por último a Mónica. Los llevan hasta la camioneta y los tiran adentro como si fueran animales. Se baja una última persona que se aproxima a paso seguro hacia mí. Es un hombre alto de piel blanca y masa muscular desarrollada, lleva puestos una chaqueta de cuero negra debajo de ella una camisa negra con unos pantalones negros. Todo negro. Su rostro me recuerda a alguien, por tanto tiempo que pasara lo recuerdo como si fuera hoy, jamás sería capaz de olvidar un rostro y mucho menos este.
-Hola -saluda irónico -¿no me conoces? -dice una vez está a medio metro de mi. Con su mano derecha me toma él rostro con brusquedad, lo gira a un lado y al otro como si estuviera inspeccionándolo- Tu sí que has cambiado. Por qué no dices algo, ¿te comieron la lengua los ratones? -Esa frase me trajo muchos recuerdos de mi pasado. La frase con la que había luchado durante años para lograr olvidar. Para que no me perturbara en los sueños. Solo era un niño, no debí estar ahí en medio del caos y él rencor. Por eso fue que me alejé, pero como se dice; si Maoma no va a la montaña, tarde o temprano la montaña viene a Maoma.
-Qué es lo que quieres de mi ¿eh? -digo con tono despectivo y a la vez un poco asustado.
-Aún lo preguntas, hijo mío -dijo con altanería
-No soy tu hijo, ya sabes eso
-Claro que no eres mi hijo. Como bien sabes mi hijo esta muerto, y eso gracias a ti y tus estupideces.
-Lo que pasó no fue mi culpa, todo fu- -Sentí un fuerte dolor en el cuello y supe que me habían pegado. Todo lo siguiente que pude ver fue negro. Mientras que sentía la debilidad apoderarse de mí y mis piernas flaquear, solo pude decir una cosa -por tu cul... pa mu -y caí en suelo sin la seguridad de que lo que fuera a pasar conmigo fuera algo bueno.
Horas más tarde
Poco a poco fui recobrando la conciencia, por un momento me encontré perdido. Pero recordé: nos secuestraron los mismos hombres que lo hicieron conmigo en él pasado, solo me quieren a mí, por más de un motivo. Que digo del lugar; pues se me hace bastante familiar de hecho. Una conocida figura esperaba delante de mí.
-¿Ya has despertado? -dirigí la mirada hacia Mario.
Me encuentro atado a una silla por las manos y por los pies. Inmóvil.
-Si, que pasa, ¿me echabas de menos tan pronto? -ahora él irónico soy yo. Que pruebe de su propio veneno ¿no?
-No imaginas cuanto. ¿Sabes? mientras que dormías unos de tus amigos se accidentó -dijo con burla en la voz
-Qué le hiciste idiota, dime o te juro que te mataré -sentí como la rabia y él miedo de que uno de los chicos, principalmente las chicas estuviera muerto por mi culpa, se expandió por todo mi cuerpo.
-Tranquilo -dijo arrastrando la palabra -por ahora respira -me sonrió con maldad -pero depende de ti, él tiempo que lo hará. Ahora si me disculpas tengo mejores cosas que hacer. Pronto tendrás visitas. Por favor no seas grosero, las damas deben ser tratadas con respeto.
Caminó hacia la puerta y no deje de mirar hasta que se hubo marchado. ¿que hace este hombre aquí?¿y si no solo quiere vengarse por lo de su hijo?, ¿y si quiere vengar a su jefe? ¿y si su jefe escapó de prisión? No, no, no lo último es imposible... pero me parece que algo si podría ser cierto. Su hija. Tal vez quiera cobrar venganza y me tendió una trampa.
Entonces la puerta se abre y la veo allí. Una chica alta, morena, de ojos verdes. Dios es idéntica a él. Como no me pude dar cuenta antes. Estaba frente a mis narices y no me había dado cuenta.
-¿Sorprendido? -pregunta divertida con mi asombro. Imaginé a esa chica, sabía que ella tenía que ver en todo esto pero que fuera esta chica en especial. Eso no lo pensé -Bueno, no estoy para tus estupideces. Vamos que te tengo una sorpresa. -me desata los pies, me apunta con su arma y me dirige a un lugar en el que viví tantos momentos horribles.
Diez años antes
-Déjenme, por favor no me hagas daño -le imploraba a un hombre de vestimenta negra que me agarraba fuerte de un brazo mientras me llevaba hasta una bodega llena de cajas. Al final de ella había un espacio con algunos niños más pequeños que yo.
-¿Te gusta la sorpresa? Espero que sí porque haremos un juego, si haces algo mal le pasará algo a los niños. Ahora sientate y obedece, o si quieres no, pero ya sabes que pasará si no lo haces.
Me siento en la silla con dos hombres armados a mis espaldas y otro que se encuentra con un cuchillo cerca de los niños.
-Ahora sonríe a la cámara, y di lo que te enseñé. ¿Recuerdas? -Niego con la cabeza no porque no recuerde lo que tengo que decir, sino porque no lo diré.
Se acerca otro hombre con un cuchillo al primer niño y se lo pasa por la mejilla, dejando un corte de donde no tarda en salir la sangre. Y por supuesto, los gritos de aquel niño no paran de resonar en él lugar. Gritos de dolor y desesperación.
-Ya ves lo que pasa -toma el rostro del pequeño en su mano y lo voltea para que pueda ver su mejilla derecha ensangrentada. Esos ojos inundados de miedo, que me destrozaron él alma. Decidí que tal vez tenía que hablar, que sería lo mejor. Pero para cuando lo decidí era tarde.
-¿Te comieron la lengua los ratones? -preguntó Mario con una sonrisa maliciosa en su rostro. Como si disfrutara ver a las personas sufrir.
Él que se dedicaba a torturar a aquellos inocentes se acercó al que aún estaba ileso, le sacó la lengua, la sujeto con fuerza y con un hábil movimiento la mutiló. Aún más que antes me fue imposible hablar. Debí haber dicho la frase "Papá, por favor deten él caso, no dejes que muera". Pero como hijo de policía creo que aprendí demasiado a no decir nada aunque esto signifique morir.
Ahora
-Sientate -me suelta en una silla de madera un poco vieja. -Pronto llegaran los demás
- ¿Cómo... cómo fuiste capaz?
-Como mismo tu lo fuiste, lo fue tu padre y todo él mundo, quien menos me puede reprochar algo eres tú.
-Yo solo fui víctima de todo esto. Por eso fue que elegí poder defenderme, para que no volviera a pasar nada de lo que paso.
-Yo igual. No has escuchado que él débil muere, y él fuerte sobrevive. Pues yo elegí ser fuerte.
Se escuchan pasos que se acercan y pronto se puede ver el rostro de asombro y terror de Mónica y Alejandro. No todos los días eres secuestrado por tu amiga.
-¿Sandra? -pregunta mi novia dudosa. En su mundo jamás se le pasaría por la mente nada de lo que ha pasado en la últimas horas. Ella no debía estar aquí. No lo merecía.
-Ah ya están aquí, que bien. Juguemos un juego -dice con frialdad como si hiciera esto desde que nació -Ustedes - señala a los chicos -se sentaran en esas sillas de ahí -una silla a un metro de la otra frente a la mía -No se lo tomen personal, ustedes aquí son los más inocentes- Me fijo en Ale, su ojo izquierdo, no lo tiene. Mónica por él momento no tiene ningún daño.
-Empecemos por... Mónica -dice entusiasmada.
El hombre con él que hablé antes, cuando desperté. Mario. Estaba con una navaja muy afilada parecida a aquella de hace diez años. Le hace lo que al primer niño, un corte en la mejilla derecha, grita, grita tanto que no puedo seguir mirando. Aparto él rostro pero me obligan a mirar. Debo hacer algo, no puedo permitir que mueran o que le quiten algo más que un ojo. No puedo dejar que le hagan daño a esta chica. Es la más inocente de todos los que estamos aquí. Solo si mi padre hubiera dejado en paz a ese hombre. Digamos que eso es lo malo de ser policías, metes presos a los delincuentes y luego se quieren vengar. Y más cuando eres agente encubierto. Ahora, debo pensar en algo para salir de aquí. Debo hallar una manera.
Ya ha pasado de Mónica e intenta hacer algo más a Alejandro.
-Traiganla, la haremos sufrir un poco -suelta una risa de maldad
Por donde mismo llegaron los chicos hace una hora sale una chica. Alta, morena, de ojos verdes, con las manos atadas en la espalda, escoltada por dos hombres armados que la sujetan cada uno por un brazo. Idéntica a Sandra. No lo creo, son... ¿gemelas?
-Oh, hermanita, aquí estas, sientate ahí, al lado de tu amigo
Quien al parecer es Sandra -ahora mismo no se quien es quién - se deja caer en una silla a mi lado.
Le hacen lo mismo que a Mónica a Ale y mientras los gritos hacen que cualquier otro ruido sea inaudible, Sandra voltea a mirarme.
-Has algo, intenta desatar tus manos, o terminará por matarnos a todos.
Tiene razón, ya los pies los tengo desatados, solo debo desatar las manos que las tengo al frente. No puedo dejar que los maten.
Un sonido hace que se produzca un pitido en mis oídos. Un disparo. Ha matado a alguien. Miro al frente y veo a mi amigo muerto, con una bala en él pecho y la camisa manchada de sangre. Él miedo se apodera de todos. Las chicas gritan como locas, una más que otra. Yo, estoy en shock.
Antes de poder reaccionar otro disparo se escucha y él sonido de un cuerpo caer al suelo. La gemela malvada. Alguien le ha disparado. Se escuchan más disparos y los matones que habían cerca caen tendidos en él suelo. Siento una persona delante de mí, me toma las manos y me las desata.
-¿Tu?, ¿Qué...
-Pronto llegará la policía, pero mientras no llegan debemos evitar que nos maten -ahora si que no entiendo ¿la policía?
-Espera, contigo no voy a ningún sitio, que mala historia. Ahora de la nada decides salvarnos a todos. No te creo. ¿Y de dónde salió la policía?
Cuatro horas después
Comisaría
-Digáme, ¿que fue lo que ocurrió? -pregunta la oficial encargada del interrogatorio.
-Íbamos por la carretera y nos secuestraron, luego nos torturaron, y hasta mataron a uno de nuestros amigos -suelto un suspiro de cansancio ya que he tenido que repetir lo mismo incontables veces- eso fue lo que ocurrió, debe creerme
Después de que Mario que resultó ser policía infiltrado nos salvara a todos, nos trajeron a la comisaría a tomarnos declaración. Desde entonces yo estoy intentando explicarle a la oficial que hay delante de mí que no he tenido nada que ver con el secuestro ni nada de lo ocurrido.
-¿Y por qué lo haría, porque debería creerte? -hace una pausa- resulta que los secuestran de camino a la casa de su tía, lugar al que usted quiso que fueran. Según él testimonio de los demás, estaban todos juntos en una habitación, solo tu no estabas.
-Ya le he dicho que estuve inconsciente y luego cuando desperté me llevaron a donde iban a torturarnos
-Exacto -dice elevando un poco él tono de voz- Torturarnos. Por lo que tengo entendido solo torturaron a tus amigos, tu no sufriste ningún daño. Así que... será mejor si confieses.
-Por favor solicito a mi abogado. Hasta que no llegue no diré nada más -dije cansado de hablar tanto en vano.
-Esta bien, nos vemos pronto -se levantó y desapareció tras la puerta.
Estoy jodido, me quieren culpar de los hechos. Si se enteran de todo...
Se abre la puerta y entra mi abogado.
-Vine lo mas rápido que pude -dice tomando asiento en la silla donde antes se encontraba la oficial.
-Que bien porque me quieren inculpar de todos los hechos- le hago saber
-Debes ser sincero conmigo, ¿tuviste algo que ver? -pregunta de lo más tranquilo
-¿Esto es en serio? -respondo enojado.
-Vamos Carlos, llevo siendo abogado de tu familia desde que naciste y los he sacado de muchas, principalmente a ti. Así que será mejor que me digas lo que pasó para que yo pueda hacer mi trabajo- me miró con seriedad, y colocó su brazo izquierdo sobre la mesa.
Entra la oficial Pica y no me da tiempo a decirle nada a mi abogado.
-Ya ha acabado él tiempo ahora veamos si tu abogado te ha hecho reflexionar- coge otra silla y la coloca en él extremo derecho de la mesa. Se sienta y se prepara para atacar nuevamente- ¿Has tenido algo que ver con lo ocurrido?
-Ya le he dicho que no -repito
-¿Empezamos hablando de los delitos que ha cometido desde hace diez años hasta ahora, y que han sido encubiertos por su abogado y su padre ? -miro a el señor Rodríguez- en él 2001, con solo doce años cometió asesinato, se le libró de la pena porque era menor y lo hizo en defensa propia. A los quince robó de la caja fuerte del padre del que era su mejor amigo dos mil euros. Ya eso fue premeditado, pero lograron hacer lo necesario para ocultarlo. A los dieciocho en una redada de la policía fue detenido en unas carreras de moto ilegales. Que por cierto llevaba con sigo un arma de fuego ilegal -me mira unos segundos- ¿algo más que deba saber?
-Eso pasó hace mucho tiempo, no se le puede arrestar a mi cliente por ninguno de los cargos que ha mencionado -Rodríguez al rescate, que bien.
-No, pero nos llegó información más reciente. De este año
-Ya no tienen nada y no saben que inventarse, la policía siempre ha sido así- declaro
-Lo mejor será que confieses porque de cualquier manera irás a la cárcel, tenemos todas las pruebas para que eso suceda. Tal vez si confiesas te podríamos rebajar la pena.
Miro a mi abogado, por lo que se de él ahora mismo esta pensando en que sería lo mejor hacer, y como no he podido contarle lo sucedido no creo que pueda hacer mucho.
-Diré lo que pasó -informo
-Te escucho- me hace saber la oficial.
-Como usted sabe no vinimos a Canarias a pasarla bien sino porque desde meses atrás estuve hablando con Sandra. No sabía que era ella, siempre hablábamos por teléfono, o mediante otra persona. Ella quería secuestrar a Alejandro, porque era de uno de sus enemigos.
-Y tu, ¿que ganarías a cambio? -pregunta, mientras que Rodríguez se queda espectante
-Yo lo que conseguiría es que me dejara en paz, y de paso un buen dinero. Y lo mejor, lo único que debía hacer era ganarme su confianza y llevarlo a Canarias. Lo que no pude controlar es que las chicas quisieran venir. Hice lo posible para que no fueran, pero insistieron -hago una pausa para respirar- Mi novia dijo que quería conocer a mi tía y la tierra en la que nací. ¿Cómo iba a decirle que no? -pregunto al aire- no parecería normal.
- ¿Y que pasó después? -interroga
-Nos secuestraron a todos. Pero lo que yo no me esperaba era a Mario- me acomodo un flequillo de pelo que me molesta en él rostro- Ese hombre enloqueció luego de la muerte de su hijo. Me hizo la vida imposible, hasta que no volví más a la isla. Pero resulta que no entiendo nada, porque resulto que era policía.
-Si era nuestro agente encubierto. Solo que para que nadie más muriera se puso en riesgo y mató a Andrea la gemela de Sandra -aclara
-¿Y qué pasa con lo de su hijo y su obsesión por mí? -cuestiono
-La que hace las preguntas soy yo, tu respondes- dice con voz segura y fuerte- ahora dime, ¿que pasó después?
-Nada a partir de ahí yo no participé en nada. Solo ayudé a que los secuestraran. Nada más.
-Gracias por tu sinceridad -se abre la puerta y entran unos oficiales. Se acercan a mi y me colocan unas esposas. Me llevan por un pasillo en dirección hacia las celdas. Pronto sera él juicio y no tendré salida, además de mi confesión tienen pruebas en mi contra. Mínimo pasaré diez años en prisión. Diez largos y duros años.
▪♦Fin▪♦
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Género: Misterio
Palabras: 2995
La foto me inspiró en el relato ya que yo lo quería hacer de secuestro y cuando la vi se me ocurrió que los secuestraran a ellos y uno de ello tendría un secreto que sería la causa de que los secuestraran.
Hola buenos días, disculpen por la demora en publicar. Estuve unos días inactiva y cuando volví faltaban poco menos de tres días para la entrega. Espero que les parezca un buen relato.
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