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- Género: Drama -
Sangriento error
Llevaba ya varios meses casi en un estado de depresión y soledad. La nevera estaba vacía, la casa desordenada y apagada, todo parecía estar en un estado de hibernación, no muerto pero tampoco vívido. Y ahí me incluyo.
—Deberías salir de fiesta esta noche. Llevas días tirada en el sofá sin motivación alguna. Para lo único que sales es para ir al súper y comprarte comida basura. Deja de regocijarte y vive un poco la vida, por dios!— exclamó Cassy.
Era cierto lo que decían sus palabras, pero también era cierto el hecho de que yo era incapaz de automotivarme, ni siquiera hacía un esfuerzo.
—Como sigas así, acabarás sola con siete gatos—me dijo ella, mirándome insistente.
—No lo veo mal—dije riendo.
—Stace, te lo digo de verdad. ¡Deja de desperdiciar tus días, y sal conmigo esta noche! Soy consciente de lo que pasó y de como te debes sentir, —realmente, no se podía imaginar eso. Aun así, la escuché.—pero tienes que ser capaz de pasar página y lo sabes. Te lo digo por tu bien esto, sabes que te quiero.
Cassy significaba mucho para mí y siempre había sido mi modelo a seguir, sus consejos lo eran todo. Pero esto no quita el hecho de como me sentía yo. No es fácil, y menos si eres una persona que es incapaz de olvidarse de alguien así como así. Cada persona que ha pasado por mi vida y ya no está, la recuerdo como un momento de esta, fuera bueno o malo. Es por eso que despegarme de alguien con quien estuve durante casi cinco años cuesta, y más de lo que parece. Nos veíamos cada día, lo hacíamos todo juntos, incluso estuvimos viviendo juntos durante una temporada. Pero un día sin más eso se acabó, y me rompió los esquemas, cual taza de porcelana, que una vez se rompe nunca volverá a tener la apariencia de antes por mucho pegamento que le pongas.
—Está bien—dije al fin, con indiferencia.
—¡¿Está bien?! ¡No me lo cre-o! Por fin chica, ya era hora. Lo pasaremos en grande ya verás, y quizás incluso encuentras a otro príncipe azul que si busque a una princesita como tú— dijo ella con una ligera risa.
—Anda calla, a saber a qué club me llevarás. Evita que sea uno de treinteañeros cachondos, por favor, ya tuve suficiente con esa vez—Esta vez ambas reímos, al recordar la extraña experiencia que tuvimos en un club nocturno. Fue una verdadera locura, pero a decir verdad, me lo pasé bien. Ligamos con muchos esa noche y bebimos todo tipo de substancias, y al final volvimos reventadas, pero será una experiencia que tardaremos en olvidar.
Ya en la noche, fuimos al club que Cassy había escogido. Temía que hubiera hecho una mala elección, y era lo más probable. Nos adentramos en un barrio oscuro y solo, dónde lo único que se oía eran maullidos de gatos. Estaba desértico, y no me dio buena espina.
—¿Seguro que es por aquí?
—Eso pone en Google Maps. Llegaremos, no te preocupes.
—Si me preocupo, sí. Cassy no hagas que nos perdamos. Este barrio no me gusta.
—No seas exagerada, es de noche y no hay gente, eso es todo.
—Eso no pasa en los barrios concurridos.
—¿Que quieres sufrir de ansiedad social? Serás masoquista.
—Basta ya, encuentra el bar de una vez—dije algo molesta, no por ella, sino por el lugar.
Lo llegamos a encontrar después de veinte minutos caminando, lo que pareció ser una eternidad. Entramos por la puerta negra y opaca, adentrándonos en un antro donde la música resonaba tan fuerte que era difícil entender una palabra.
Seguí a Cassy hasta la barra, dónde el ambiente era más calmado.
—Dos gin-tonics, por favor.
—Enseguida—dijo el camarero.
Cogí a Cassy de la muñeca y la aparté de la multitud ligeramente.
—Cas, ni de coña nos pasamos con las copas hoy, ¿entendido? No quiero volver a casa hecha un cuadro, ni tener resaca mañana, gracias.
—Bueno, vale. Pero no seas corta rollos y disfruta un poco, no nos pasamos, pero tampoco nos negamos, ¿hecho?
—Hecho.
Volvimos a la barra, donde nos esperaban nuestros gin-tonics. Dimos un sorbo, y antes de que pudiera hacer nada, Cassy se me llevó a la pista. Había una gran multitud de gente que parecía que sentía la música de verdad, otra simplemente llevaba un par de cubatas encima y se emocionaba con cada ritmo.
—Os pongo chupitos?—Dijo amablemente el camarero de antes.
—Venga sí, dos de tequila.—Miré a Cassy con cierto desconcierto, pero ella parecía despreocupada, más bien ida. Ya le había subido la substancia.
Mientras ella bailaba en la pista, yo me senté en uno de los taburetes de la barra. Empezaba a pensar que yo no estaba hecha para fiestas. Cuando veía a una pareja besarse, pensaba en él, cuando el camarero servía un martini, me acordaba de él al ser lo que siempre pedía cuando salíamos juntos. No había manera, todo me llevaba a él.
—¿Qué hace una chica como tú tan sola en una noche como esta?—Una voz masculina se pronunció detrás de mí. Me giré sin dirigir la palabra.
—Veo que te has quedado boquiabierta, no me extraña.
—¿Y tú eres...?
—Paul, Paul Gardin. Encantado—Dijo posteriormente besándome la mano derecha. A lo que yo sí que me quedé boquiabierta. ¿En qué momento había pasado a ser tratada como a una princesa? Tal vez Cassy si estaba en lo cierto, y esa noche encontraría a mi verdadero príncipe azul. Quizás su nombre era Paul, quizás era otro.
—Encantada—Sonreí. Mis pensamientos dejaron de ser sobre mi antiguo supuesto príncipe azul, aunque no desaparecieron por completo.
La noche estuvo bien, divertida y movida. Paul nos llevó a casa a Cassy y a mí, me dio el su número y me dijo que me llamaría por si me apetecía. Lo cierto es que no había descartado la posibilidad de verme con él en otra ocasión, pero ahora mismo tenía otras preocupaciones, como sujetar el pelo de Cassy mientras vomitaba en nuestro baño color verde amazónico.
A la mañana del día siguiente, mis pensamientos negativos y depresivos volvieron. Me olvidé de Paul, de la noche de ayer, y solo podía pensar en lo felices que estaríamos mi exnovio Brandon y yo ahora mismo. Cassy se había ido a trabajar después de tomarse uno o varios ibuprofenos, y me quedé sola. No fue para nada buena idea dejarme sola, pero que podía hacer ella.
Estuve viendo fotos nuestras, videos y hasta leí conversaciones que habían tenido lugar en Instagram. Estaba desesperada, y era incapaz de superarlo. Tal vez debía distraerme de nuevo y pensar en otro. En ese momento, pasó por mi cabeza Paul. Y lo llamé, sin pensarlo dos veces, porque no podía más.
—Diga?—Una voz grave respondió.
—Hola, Paul. Soy Stacy, nos conocimos ayer en un bar
—Te recuerdo sí, no esperaba que me llamaras tan rápido.
—Bueno, necesito distraerme, y disfruté la noche pasada así que...
—Quieres que nos veamos. ¿Es eso? La verdad yo encantado, me pareces encantadora y estaría bien vernos.
—Sí, eso mismo. ¿Tienes algún plan pensado?
—Podríamos ir a un restaurante muy glamuroso que conozco, te pega según la apariencia que pude ver ayer.—No pude evitar reírme.
—De glamurosa yo tengo poco, pero me gusta la idea aun así.
Cogí un taxi y me dirigí a la ubicación que Paul me había enviado. Un señor con corbata me abrió la puerta amablemente, parecía ser el guardia o algo así.
—Allí estaba Paul, hablando con la responsable de organizar las reservas.
—Hey—le sonreí.
—Hola, —Me observó y sonrió—que guapa estás esta noche.
—Gracias—Le devolví la sonrisa e hice una ligera reverencia.
Estuvimos cómodos, y fue una noche divertida. Por fin me sentía mejor después de tanto tiempo, me sentía feliz.
Volvimos a casa y me llevó en coche hasta allí. Le agradecí con dos besos y nos despedimos. Me sentía bien, aliviada, por una vez el peso de la ruptura lo había dejado aparte. Pero todos sabemos que la noche es muy traicionera, y deja tiempo para pensar. En mi caso, pensé demasiado.
Casi no dormí esa noche, y aunque estuve muy bien con Paul, era incapaz de no pensar en Brandon, mi ex, en un día. Esa noche repensé mil cosas, y llegué a la conclusión de enviarle un mensaje, que al final no envié porque me arrepentí y me puse a pensar de nuevo. El caso es que acabé llorando como una magdalena, porque creía haber perdido al amor de mi vida y no sabía como recuperarlo. La verdad es que me surgían muchas dudas del tema, ¿realmente lo quería?, ¿era él mi alma gemela?, entre otras. Y lo que luego me venía a la cabeza es que había sido un cabrón por haberme dejado con tanta dejadez y poco tacto, como si estuviera cancelando una reserva, en ese tono, plano y sin sentimientos, así fue como rompió conmigo. Aunque bien es cierto que esa parte la suelo esquivar, no me gusta contar que me dejaron, y más así, porque me siento dolida y avergonzada a la vez.
Al final me dormí, dos o tres horas, no mucho más. De repente, oí un ruido que me asustó. Sonó como un cazo cayendo al suelo de la cocina. Mis piernas temblaban, y me acerqué cuidadosamente a la cocina con la navaja que tenía escondida en el cajón para emergencias.
Cada vez me acercaba más, mi respiración se agitaba y estaba muerta de miedo. Se oían más ruidos provenientes de la cocina, como si alguien estuviera revolviendo entre las cosas. Será un ladrón, pensé.
Al final llegué a la puerta, y vi una sombra. Me puse en posición defensiva, armando la navaja hacia arriba, preparada para atacar. Vi la figura y...¡chas!
—PAUL—Grité. Maldita sea. Le clavé la navaja a Paul en la espalda, pero esta la atravesó, impidiendo que Paul pudiera respirar.
Estaba llorando en el suelo de la cocina, con las manos ensangrentadas y Paul muriéndose lentamente. Le iba a sacar el cuchillo, pero algo se torció en mí. En vez de sacárselo, se lo clavé más fuerte, presionando para herirlo más. Él gritaba, y yo lloraba mientras lo hacía.
Unas palabras salieron de mí. Lo dije inconscientemente, como si alguien lo hubiera dicho por mí.
—Cuando una chica tiene el corazón roto, el culpable debe morir.
Quedé paralizada después de eso. Me desmayé y lo siguiente fue despertarme en el hospital. Había cuatro policías en la sala, muchos fuera, y parecía estar aislada de los demás.
—Señorita Johansson, debemos hablar con usted. La acusan de homicidio y necesitamos que nos dé la mayor información posible sobre lo que sepa.
—Yo no he matado a nadie, solo me libré de mi dolor.
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Como iniciativa personal, he escogido la canción "Set fire to the rain", porque se complementa muy bien con la historia. La letra de la canción se enfoca en una ruptura y en como ella lo vive, que es lo que la protagonista de esta historia relata. Además, yo enfoco esta canción como un empoderamiento para superar a su amor, al igual que en la historia. Y el hecho de que en la canción diga "quemar la lluvia" se relaciona con la historia en el final, ya que para superar el daño comete un acto delictivo. Lo que en la canción es quemar sus sentimientos hacia su amor, en esta historia es un asesinato que simboliza lo mismo con un toque de locura.
Palabras: 1740
¡Espero que les haya gustado! He hecho un esfuerzo por hacer que el género corresponda a la historia, espero que haya sido satisfactorio.
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