Tomó a la chica entre sus brazos para verla una ultima vez, era preciosa en todos los sentidos, él amaba eso, pero también muy frágil, al igual que una muñeca de porcelana.
No estaba hecha para vivir, era demasiado hermosa para este mundo, y él no quería verla marchitarse con el pasar de los años.

Solo había una forma de impedir eso.

Besó los labios de su amada con ternura y sin mucho esfuerzo la dejó caer al hoyo donde descansarían juntos por toda la eternidad.

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No acostumbro a dejar este tipo de notas pero quería agradecer a todos los que votan y comentan mis relatos, lo aprecio mucho, no creí llegar tan lejos (¡mil leídos y 200 votos!)

¡Gracias!