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Demonios japoneses

Los padres que estaban dentro del convento veían desde la ventana como los niños salían del Kinder, teniendo todos una expresión de excitación incontrolable, tirando baba y contrayendo la cara. Todos lo hacían, menos uno: el padre Damián del cerro de los licántropos de Jesús de la garza de Dios para servirle a Dios y a usted. Él, como todos los días, desayunaba una cajetilla de cigarros y un whisky, sentado en una mecedora, y viendo a los religiosos en la ventana, teniendo fama de un padre rebelde que no amaba tanto a la iglesia como solía decir.

- ¡Dejen de ver eso, pendejos! - dijo Damián tirando su botella vacía a la cabeza de uno de los padres.

- ¡Hey! - dijo el agredido sobando su cabeza y mirando a Damián, mientras los otros lo veían.

- ¿Que vas a hacer? - se levantó de su silla -. No tienes huevos para pelear conmigo. Por qué te los cortaron - le dio una patada en la entrepierna.

- Hey, eres muy violento - dijo uno de los que veían mientras los otros concordaban lo mismo.

- Cállate. Tú tienes menos huevos que esté. Nisiquiera has tenido la valentía de llevarte a uno de esos niños - lo golpeó en la cara, tirándolo al suelo, y todos los demás retrocedieron.

En eso llamaron a Damián, y entro una mujer.

- Oh, ¿usted es el señor Damián del cerro de los licántropos de Jesús de la garza de Dios? - apunto a Damián.

- Para servirle a Dios y a usted - añadó Damián.

Ambos se fueron de la vista de los demás padres. Estos intentaron retomar su anterior actividad, pero ya se habían metido los niños.

El padre Damián tomaba de su botella llena de distintos alcoholes mientras oía a la señora que venía a verlo.

- Si, padre - decía la mujer -, desde hace días que mi hija esta poseída por un malvado demonio chino.

- ¿Cuál será la causa? - dijo Damián con las manos ya temblorosas.

- Pues es que el otro día mi hija estaba viendo Pokémon. Pero en un momento empezó a llorar sangre y a caminar con la lengua, incluso agredió a su papá. Primero la lleve al doctor, pero como los únicos consultorios eran del IMSS, cuando me la regresaron ya no tenía piernas. Y por eso acudo con usted, quién es conocido como un gran exorcista que hasta colaboró con los Warren.

- Bueno señora; primero que nada: Pokémon es japonés, así que decirle "demonio chino" es xenófobo. Y si: soy alguien que se a encargado de pelear contra demonios. En especial contra demonios chinos.

- Ese comentario es xenófobo.

- No, por qué lo dijo un hombre de Dios.

- Ah, si cierto.

- Pero bueno señora - se paró y se puso de espaldas contra la mujer -. Se lo diré: ya estoy muy viejo como para atender exorcismos. Apenas puedo caminar, por eso no he ido ya a juicio por los disque crímenes que cometí.

- No sea malo padre, ayúdeme - la mujer se levantó y le empezó a susurrar el oído mientras usaba sus dedos para jugar con su pelo -. ¿No hay manera de arreglarnos?

- Pues usted arregle su pinche cara que la tiene muy rara, como chueca. Y la voz como que muy áspera. - volvió a agarrar su botella de alcohol y bebió de ella.

- ¿Que te pasa, Damián de los licántropos de Dios o no sé qué mamada, acaso no te gustó?

- Hábleme formal, que usted no es amiga mía - la tiro al piso -. Verás, hija: esa profesión me ha traído muchos problemas, y ya casi no siento placer de ejercerla como antes. Bien recuerdo el por qué me convertí en un hombre de Dios. Todo inicio cuando tenía 10 años, mis padres me llevaron a Disneyland. La pasé muy bien, pero lamentablemente mis padres me perdieron y creo nunca lo notaron por qué jamás los volví a ver, tal vez por qué se llevaron otro niño y era muy parecido a mí. En Disneyland pase los siguientes 10 años de mi vida limpiando el vómito de los baños, la popo de los niños en los lugares para comer, y los hornos crematorios donde tiraban a los vagabundos que hacían ver mal al parque y a los judíos que llegarán al parque. Me pregunto si aún los tendrán en los parques. Como los dueños no sabían hablar español, me ordenaban todo a golpes y a gritos. El único que hablaba español era el que se disfrazaba de Mickey mouse, que en esos años era conocido como el ratón tribilin. Él me daba 5 dólares si le daba "favores". Esos momentos fueron tan horribles, que nunca más volví a ver una película de Disney. A pesar de lo que parece, gane más dinero que un abogado de Latinoamérica, y pronto volví a México.

- Muy bonita historia, pero, ¿que tiene que ver con su profesión?

- Nada. Pero quién la manda a escucharme, ja ja.

- No sea mamón y ya dígame si me ayudara.

- Bueno, ya. La veo en 5 días.

- ¿Por qué tanto?

- Por qué ya va a empezar el sermón del padre Chucho que tenemos que oír voluntariamente, y pues eso dura como 5 días.

- Bueno.

Y así pasaron los días, hasta que llegó aquella noche.

El aire era fuerte como las olas del mar, el cielo era de un negro como el de la piel de una orca, las estrellas eran tan brillantes como un grupo de estrellas en la noche, los gatos cantaban como prostitutas llegando al éxtasis, la popo de los perros eran tan roja y verde como un puñado de hermosas rosas que crecen en el cálido y nostálgico verano, y las luces de los edificios eran lo suficientemente brillantes para ver la hermosura de las calles.

- ¿Por qué todas estas historias ocurren en la noche? - se preguntaba el padre mientras se dirigía a la casa de su clienta, pero en un momento su atención fue llamada por un vagabundo.

- Una moneda, por favor - decía el vagabundo -, o algo de comer.

Damián le respondió persignando el bote de monedas del hombre.

- Ahí tienes, el perdón del señor - decía Damián.

El vagabundo bebió de su bote de monedas.

- ¿Que le pasa a este? - susurraba Damián mientras se alejaba -. Estoy muy ocupado predicando la paz y la ayuda como para ejercerla.

Siguió marchando y al final llegó a la casa, fue atendido por el marido de la señora.

- ¿Quién es usted? - pregunto el padre de la niña.

- Soy el padre Damián de los licántropos del ave María de... la verdad ni yo sé cómo me llamo - respondió Damián -. Vengo a ver a su hija.

- Oh, vale, pase.

Damián entro y se dirigió a donde estaba la niña.

- Antes de que pregunte, no, yo no soy como esos hombres de Dios llenos de lujuria que buscan coger con menores. Yo soy normal. Yo solo salgo con mujeres de 90 en adelante y solo si son de descendencia ucraniana, miden 1.60, odian a Disney y no tienen tendencias autoritarias.

- Ah mire, como mi primo.

Entonces vieron a la madre al lado de la puerta del cuarto de la niña.

- ¿Ahora que le pasa señora? - pregunto el exorcista.

- La niña otra vez está hablando en japonés.

Entonces entraron al cuarto, para ver cómo la niña estaba esposada a la cama, actuando como loca.

- ¿En algo puedo ayudar, señor Damián licántropo? - pregunto la mujer.

- Pues traigame una coca con limón - respondió.

Entonces comenzó tirándole agua bendita a la poseída.

- ¿Esta bien con el trabajo? - pregunto Damián.

- Si, si - respondió -. Medio cansado.

Después llegó la madre con la bebida.

- Está cosa sabe a mierda - dijo Damián después de probar el líquido, para terminar tirarlo hacia la poseída, causándole varias cicatrices en la cara -. Yo mismo voy a prepararla. Mientras usted, señor, empiece a rezar este texto - dijo refiriéndose al papá, a quien le entrego un libro con un texto que está en persa.

El tipo intento, pero no podía decir ni una palabra sin quedarse trabado.

Cuando Damián regreso, el hombre seguía intentando decir lo que había en el texto.

- ¿Que acaso no sabe persa o inglés? - decía Damián, quitándole el libro al hombre -. Usted de seguro no es cristiano.

Él estuvo repitiendo el texto, viendo como el demonio se reía de sus palabras, a lo que el exorcista le tiro un crucifijo, sacándole un ojo.

Al final terminó el texto.

- Padre - dijo la madre -, ya le saco un ojo a nuestra hija y le causó cicatrices en la cara, y aún no ha podido sacarle el demonio.

- Mierda mujer, ya me cansé. Ya no sé qué hacer contra este monstruo. A menos que...

El padre intento hablar con el demonio.

- Mira. No te agrado ni tú me agradas. Pero dime, ¿que ganas poseyendo a esta niña? Lo único que haces es hacerle daño. Bueno, que yo le haga daño. Lo que quieras, yo te lo doy. Tengo influencias con el papa, quién tiene influencias con todos los gobiernos del mundo. ¿Que dices?

Y ella le vómito en la cara al exorcista.

- Hija de la chingada - la agarró del cuello y la empezó a golpear contra la pared.

- ¡Cálmese! - gritaba la mujer.

- ¡Cálmese usted! - la golpeó en la cara, tirándola al suelo, a lo que el padre se desmayó.

El hombre siguió ahorcando el cuello de la niña, incluso quitando las esposas de esta y tirándola por toda la habitación.

- ¡Me tienes harto demonio de mierda! ¡¿Que no crees que me canso o que?! ¡¿Acaso crees que tengo mejores cosas que hacer que tratar con un demonio de mierda que es un inmigrante ilegal?!

- Bueno, ya, perdón.

Entonces el demonio salió del cuerpo de la niña y se depósito en el padre.

- Volveré a mi país de origen, que aquí son una bola de racistas que me critican por ser como soy - dijo, yéndose.

- Bueno, señora - dijo el padre -, por fin tiene de vuelta a su hija.

Pero entonces: Damián recordó algo. Ese día había luna llena. Y en la luna llena, él se transformaba en un hombre rata. Tenía que ser un hombre lobo, pero por los "favores" que le hizo al que se disfrazaba de Mickey mouse, se convertía en un hombre rata. Transformado, él se comió a la niña y a la madre, huyendo.

Después de eso, Damián pudo volver a reencontrarse con su antigua familia, quienes lo habían confundido con otro niño, pero también le dijeron que si había sido hecho por accidente. Pero no le importó.

El demonio pudo volver a su país de origen, donde se convirtió en un famoso mangaka y en un maestro de karate quién era también conocido por ser muy bueno en las matemáticas.

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