Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La playa

Pareja: Marin y Albiore

.

L A  P L A Y A

.

El Santuario

.

El agua fresca del océano lamía las costas bajo sus pies aquella tarde mientras dos caballeros de plata daban un corto paseo. La joven pelirroja sonreía y reía alegremente impresionando a su compañero quien la observaba felizmente sorprendido; era extraño ver a la joven quien la mayor parte del tiempo actuaba con solemnidad y seriedad, comportándose como una chica de dieciséis años común y corriente.

—Hoy es de los pocos días en que te veo extrañamente tan alegre —comento Albiore devolviendo una mirada risueña a su compañera—, ¿dime que es lo que te hace tan feliz este día?

—Todo —respondió Marin tomando asiento en la suave arena hundiendo sus pies justo en la zona donde llegaba la ola humedeciendo sus pies—. Me siento feliz este día, la playa, el sol, el océano. Muchas gracias por compartirlo conmigo, Albiore.

—No debes agradecerme —el joven tomó asiento a su lado dedicándole una larga mirada—. Marin, ¿podríamos hablar sobre algo?

—Por supuesto —Marin se sacó la máscara observándole através de sus ojos claros notando una inesperada tristeza en los ojos de su interlocutor—, ¿estás bien?

Los ojos de Albiore se humedecían conforme miraba a Marin siendo esa la primera ver que veía su hermoso rostro, las pecas que salpicaba la zona de sus mejillas justo debajo de sus ojos y sus bellas pupilas color del mar. Aquello era un honor que ningún otro hombre podía gozar más que él.

—El Patriarca envió a un emisario a la isla de Andrómeda y toda la zona se ha convertido en un caos.

—¿Cuándo ocurrió eso? —preguntó la joven consternada sin apartar la mirada de él.

—Hace un par de días. Fue un caballero dorado quien apareció armando un alboroto. Me enfrenté a él mientras los demás huían, pero... El santuario es un lugar macabro, hay demasiada violencia que nadie merece vivir —lentamente acarició el rostro de la peliroja—. Ten mucho cuidado.

—¿Qué ocurrió con el caballero dorado, que sucedió después? —preguntó con aprehensión.

—Cuidate mucho Marin, te echaré de menos —Albiore se aproximó a ella quedándose así por varios minutos—. Nos encontraremos en otra vida.

—Albiore, no te vayas... ¡No te vayas!

Marin despertó en medio de la noche notando que estaba dentro de su cabaña y no en aquella bonita playa en las costas de Atica. Sintió que un par de lágrimas bañaban sus mejillas mientras se tocaba los labios suavemente tratando de entender que había ocurrido.

Aún podía sentir el sabor de sus labios en ella, su aroma y la suavidad de su tacto sobre su rostro.

—¿Qué significa ese sueño, qué quiso decirme? —se abrazó asi misma con aprehensión sin poder comprenderlo del todo.

No pudo conciliar el sueño por el resto de la noche ya que estaba demasiado intranquila rumiando en su mente diferentes pensamientos y vivencias. Esa playa no era cualquier sitio sino un lugar al que solía pasear con Albiore cuando aún vivía en el Santuario, tiempo antes de trasladarse permanentemente a la isla Andrómeda, intercambiaron mensajes alguna que otra vez, pero nada más que eso ya que sus experiencias más importantes las vivieron juntos en Grecia.

Marin lo admiraba, tenía muchas cualidades que le gustaban mucho además de ser un hombre bondadoso y justo. La sensibilidad de su carácter hacía que pasar el tiempo a su lado se fuera como el agua. Las horas transcurrían rápidamente en compañía del santo de Cefeo.

—Nos veremos en otra vida... —se dijo preocupada— No, no puede ser.

.

Si había alguien que pudiera confirmar una que otra cosa referente a las actividades en la isla Andrómeda era Aioria a quien Marin visitó a eso del mediodía que el custodio del quinto templo volvía de su ronda. El santo de leo iba con paso lento por la amplia escalera cuando noto la melena roja volando gracias al ligero viento que se sentía.

—Vaya, miren lo que trajo el viento —comentó despreocupado—. Hace tiempo que no te veía, ¿está todo bien?

—Hay algo que quisiera hablar contigo —respondió ella rápidamente—: quiero que me digas con honestidad si alguno de los caballeros dorados fue enviado a la Isla Andrómeda por estos días.

—Esa información es confidencial y clasificada del Patriarca —indicó tajante sacándose el yelmo mirándola duramente.

—¿Por qué nunca me das una respuesta directa? —replicó algo molesta— Solo responde mi pregunta, ¿algún caballero dorado fue enviado a la isla andrómeda por estos días?

—Si... —dijo al fin tomando asiento a su lado—Milo de escorpio fue enviado allá un par de días atrás. Regresó con la victoria, si es lo que quieres saber.

—No puede ser... —Marin lo dijo en un hilo de voz haciendo que Aioria suavizara la mirada observándola por unos instantes.

Como llevaba su máscara puesta, le era difícil descifrar sus expresiones, pero lucía consternada y triste. Le hubiera gustado decir algo más, no obstante bajo esas circunstancias lo mejor era guardar silencio quedandose asi por un momento.

—Gracias...

Un momento después la joven se fue tan rápido como había llegado mientras Aioria la observaba desde lejos. Tenía una fuerte coraza difícil de atravesar así que, lo mejor, era dejarla sola con sus pensamientos pues no tenía idea de a donde se dirigía, ya volvería después cuando necesitara más información.

.

Marin se trasladó hasta la zona de la playa que vio en su sueño caminando un rato por la bonita costa mientras las aguas del océano hacían lo suyo. Tras comprobar que nadie la seguía, se sacó la máscara dejándose caer sobre la blanca arena mientras derramaba lágrimas amargas.

El sueño fue la despedida del santo de Cefeo, un último momento íntimo entre ambos con una promesa a futuro, pues Aioria confirmó con sus palabras "Milo volvió con la victoria" que Albiore había perecido en la batalla.

.

FIN

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro