El reloj extraviado, final
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Mientras Radamanthys se preparaba para salir fue que noto que le llegaba una avalancha de mensajes de Kanon preguntando si había podido localizar a Shaina, que le indicara si lo podía ayudar a buscarla o si quería que él le preguntara algo en particular, entre muchas otras, dejando al rubio estupefacto, ¿por qué tanto interés de pronto? Dejo los mensajes en "Visto" pues no tenia intensiones de responder si quiera ya que todos esos cuestionamientos eran innecesarios. Kanon empezaba a actuar cual chica celosa y, lo mejor, era dejarlo estar pues cualquier respuesta a sus preguntas desataría más preguntas.
Si Radamanthys no le rendía cuentas a Minos, quien era su superior, menos lo haría con un colega que no venía al cuento con la razón por la que él debía encontrarse con Shaina en el centro comercial. Sin atender más el teléfono continuo con lo que hacía.
Sus amantes y otras personas con quienes saliera eran asunto suyo y nada más.
El centro comercial era el único establecimiento de su tipo en esa pequeña ciudad, por lo que era punto de encuentro de muchas personas. El lugar era conocido por todos los habitantes y, prácticamente, cualquier taxista podia llegar ahí sin problemas. El joven se traslado en taxi aunque iba con buen tiempo prefería evitar las complicaciones del transporte público.
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Shaina llego a su destino unos diez minutos antes de la hora observando su reflejo en los escaparates de vidrio, no sabía por qué de todas sus prendas había elegido la que tenía un pronunciado escote en V. Estaba curiosa y nerviosa por la clase de persona que le llamo hacía un rato, por el dueño del reloj, no recordaba el tono de su voz anoche o, más bien, no había pensado en eso hasta antes de la llamada, no obstante luego de ella, la tenía grabada en su mente.
Pensaba si iba vestida apropiadamente aunque solo entregaría un reloj y marcharía a casa, quizás esa blusa había sido demasiado y hubiera sido mejor vestir otra cosa más casual, algo menos revelador. ¿Qué pretendía acaso? Camino con calma por entre las muchas personas mirando el teléfono móvil de vez en vez pensando que quizás, lo más sensato, sería colocarse la chaqueta cerrándola hasta el cuello. Mientras iba distraída llego hasta el final del complejo comercial.
Se detuvo en medio de un pasillo parcialmente desierto, en medio de mueblerías costosas y vacías e islas que vendían accesorios de telefonía movil ya que el movimiento de la gente la ponía algo nerviosa. Estaba por sacar la chaqueta de su bolso cuando su móvil empezó a vibrar, al sacarlo del bolsillo noto con nerviosismo que era el número extranjero, el del dueño del reloj.
La joven respondió la llamada indicando que ya se encontraba en el sitio acordado, que la podía encontrar lejos del bullicio al final del complejo frente a la tienda X de muebles. Al cortar, se coloco la chaqueta sin cerrarla y espero paciente aunque algo nerviosa frente al escaparate de la tienda.
—Disculpa —una mano la toco levemente por el hombro haciendo que la chica se girará.
Delante de ella estaba un joven no demasiado mayor, muy alto y rubio, de rasgos afilados que emanaba esa fragancia que ella recordaba de anoche.
—¿Eres Shaina? —pregunto cortes.
—Si, soy yo.
—Soy el dueño del reloj perdido.
—Es un gusto conocerte —respondió en automático metiendo la mano en su bolso para entregarle lo que había ido a buscar—. Aqui tienes —lo entregó observando como al hombre se le iluminaba la mirada—. Imagino que es muy importante ya que, en otras circunstancias, cualquier persona lo habría dejado olvidado.
—Si, lo es —esbozo una sonrisa mientras se colocaba el reloj en la muñeca izquierda, al mismo tiempo que Shaina lo observaba con detenimiento.
No iba a negar que mirarlo colocarse un simple reloj era algo digno de ver en un hombre con ese porte. La chica observó su cuerpo que, aun por debajo de la camisa, marcaba su musculatura tanto del torso como de los brazos. Los rasgos afilados de su rostro y semblante un tanto severo le daban un aspecto interesante que completaba la imagen que ya tenía de él, puesto que le conocía otro aspecto de su persona, previo a su apariencia.
Radamanthys notó que la chica lo miraba, sabía perfectamente que las personas que estaban con él no apartaban la mirada cuando este se ocupaba de una tarea como vestirse o colocarse un reloj; no estaba seguro del por qué provocaba ese efecto pero, siempre era así. Sin embargo, ahora que la tenia de frente, se preguntaba como era posible que una chica que lucía tan apacible albergara semejante bestia interior. Fue entonces cuando observó, por el rabillo del ojo, que ella vestía un revelador escote que dejaba ver algo de sus atributos apartando la mirada con rapidez ligeramente turbado.
Ella lo notó también, ese juego de miradas fue lo que desencadenó todo anoche, lo que los llevo del coqueteo al campo de batalla. Shaina permanecio receptiva a su acompañante, no importando que le sacara medio hombro de altura, ella estaba atenta a sus ojos y movimientos. Y ambos se miraban de vez en vez mientras él terminaba de colocarse el reloj.
—¿Quieres algo de beber? —pregunto el chico así sin más, sin dudas ni tapujos.
—Si claro —respondió de inmediato dando un ligero respingo—, hay un bar arriba. Vamos.
Subieron por la parte mas solitaria de la plaza comercial, a ninguno le apetecia estar en medio del mundo de personas así que apresuraron el paso para llegar a un conocido bar en la terraza del lugar. Les asignaron una mesa y esperaron a que el mesero apareciera.
Shaina no se sacó la chaqueta sino que, de pronto, recargo ambos brazos en la mesa apretando un poco su pecho haciendo que sus atributos se pronunciaran aun mas por encima del escote provocando que su acompañante lanzara una sonrisa picara pues sabía a donde iba ese juego.
El cuerpo le dolía mucho aún por debajo de la apariencia, pero no iba a rechazar al torbellino de cabellos verdes ahora que estaban ahí. No pasaría de que mañana no pudiera poner un pie fuera de la cama. Radamanthys la observó también yendo del escote a sus ojos repetidas veces y con calma hasta que, un momento después, le pareció que la joven se mordió el labio inferior sin dejar de observarlo. Ambos supieron que era el momento.
—¿De verdad quieres algo de beber? —pregunto Shaina algo impaciente— ¿No deseas ir a otro sitio?
—Si, vayamos a otro lado más privado —respondio con rapidez.
Ambos se levantaron de un salto disculpándose con el mesero indicando que debían marcharse ya que iban con el tiempo contado. Fueron escaleras abajo esperando que no se enfriaran los ánimos logrando salir del complejo para notar que cerca de ahí había un Hotel cuya fachada se veía decente y les inspiró confianza. La tarde estaba despejada y brillante cuando salieron del centro comercial.
El hotel no era más que eso, un sitio de paso para las parejas siendo justo lo que necesitaban y, apenas llegaron a la habitación cerraron la puerta con algo de violencia para ir a la cama sin demoras. Así empezaba el primer round. Por fuera de la cama volaron chaquetas, camisas y lo que llevaran puesto, todo les estorbaba en esos momentos en los que estaban en medio del mar de pasion totalmente poseídos por el frenesí del momento.
Shaina tuvo que taparse la boca con la almohada ya que no deseaba ser escuchada por los pasillos de ese lugar, no ahí, sin embargo su compañero quería escucharla gemir y que todos lo apreciaran también.
—No te contengas —susurró a su oido mientras sus manos la llevaban al extasis—. Tu voz es potente y deliciosa, dejalos oírte —indicó un poco malicioso.
—¡Aqui no! Espera... —era demasiado tarde pues él no se detendría hasta que ella explotara, ya vendría la revancha pues ahora lo haría gemir— ¡Es mi turno!
Sujetandolo por los hombros lo hizo girar en la cama hasta quedar debajo de ella estando lista para darle su merecido, era momento de hacerlo gritar para satisfacción de su amante quien la observaba expectante acariciando su cuerpo de arriba abajo.
—Bueno y ¿que esperas? —indicó algo autoritario sin dejar de sonreír con picardía.
—Más vale que tengas suficientes energías porque esto apenas comienza —respondió la joven aún más autoritaria mientras Radamanthys la observaba satisfecho.
Aquella sesion resulto ser aún más ardiente que la noche anterior, no se contuvieron en absoluto complaciendose en medio de esa lucha por el poder. Tal fue el revuelo que armaron que las trabajadoras del hotel pasaban rapidamente por fuera de la habitacion preguntándose que tanto ocurría ahí dentro ya que no solo la mujer en el interior gemia como si tuviese un megáfono encendido a un lado, además la cama se azotaba en la pared como si la quisieran derrumbar.
Fueron tres rounds en total quedando agotados, ambos habían alcanzado el climax esas tres veces sin saber ni cómo lo habían logrado. Echaron mano de todos sus recursos y posiciones conocidas para estimular los sentidos del otro, no hubo inhibiciones ni treguas, tan solo el más lascivo de los deseos era lo que tenían a flor de piel.
Estaban recostados uno al lado del otro fumando un cigarrillo ya que era importante recuperar el aliento por un rato mientras él le acercaba una botella con agua. Shaina observaba la habitacion aún sin creer que lo habían hecho practicamente en cada mueble disponible, recargados en las paredes y en el suelo, pensando en que acababan de batir un record guiness y era un milagro que esa habitación aun estuviera entera. Pestañeó rapidamente por unos instantes, bajo la luz de la lampara a su lado, aún tratando de asimilar aquello, ya que todo eso fue inesperado pues ella solo iba a entregar un reloj.
Encendieron un momento el televisor y lo primero que se dejo ver en el canal que estaba fue la hora en un pequeño recuadro negro en una esquina superior, era casi medianoche. Ambos supieron que era momento de volver a casa, por lo que ella se metio rapidamente a la ducha ya que quería quitarse todo el sudor notando en el espejo del baño como había marcas rojas en todo su cuerpo.
Aquel hombre era igual de intenso que ella y, siendo así, no podrían repetir esa rutina con frecuencia ya que, en una de esas, acabarían matándose. Radamanthys estaba sentado en la cama esperandola pensando que el sexo era increible con un oponente como ella, el problema es que esa chica y él terminarian hospitalizados con heridas graves al ritmo que iban. No era prudente verse con regularidad ya que se les dificultaba contenerse y tener sexo tranquilamente como personas normales. Quizás podrían repetirlo en el futuro, si es que volvían a coincidir en algún evento o algo por el estilo.
Ella salio del baño un momento después dirigiéndose a la ventana, estaba preocupada por cómo iba a regresar.
—¿Quieres que te lleve a casa? —pregunto leyendo su pensamiento.
—¿Será prudente? —respondió mirándolo con gravedad.
—Podemos hacer esto: busquemos un taxi, te dejo en casa y me sigo. ¿Que opinas?
—Me parece bien —ella acercó su bolso para pagarle su parte del recorrido pero este se nego. No era necesario—. Te agradezco.
Camino a casa no hablaron más aunque el silencio no era incómodo pues ambos iban metidos en sus pensamientos, Shaina sentía como si fuese sola en el taxi cuidada por alguien invisible y así estaba bien. No había necesidad de decir nada más puesto que no hubo acuerdos previos ni promesas a futuro, solo se vieron en esa ocasion y así se quedaría.
En ese momento ambos recordaron sus telefonos moviles los cuales sacaron para encontrarse con un millar de mensajes sin leer, llamadas perdidas y reclamaciones varias. Radamanthys tenía varias llamadas perdidas de Minos, Aiacos, Kanon y mensajes preguntándole si volvería a casa esa noche, además de otros recriminando que había dicho que no saldría; siendo solo un pretexto para marcharse con quien sabe quien a quien sabe donde. Sin embargo estaba de tan buen humor que, simplemente, apago el movil sin ver que más habia pendiente por leer lanzando una media sonrisa.
Tras despedirse fue que Shaina entro en silencio pensando el por qué tenía llamadas perdidas de personas como Kanon y Milo, quien practicamente no la recordaba desde hacia un año exactamente; no obstante ella también estaba de excelente humor así que, dejo el telefono olvidado en su bolso para ir a su cama a descansar.
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Minos y Aiacos estaban en la cocina esa mañana esperando a que su colega se apareciera, parecía que venia por las escaleras sufriendo aun más que ayer. Al verlo entrar notaron que lo estaba pasando peor sin duda; no obstante Minos no espero a que este tomara asiento antes de soltar algún comentario poco agradable.
—¿Qué sucede amigo? —inquirió filoso— ¿te paso por encima una aplanadora?
—Si, algo así —nuevamente tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para poder tomar asiento pues el cuerpo le dolía aun más que ayer, prácticamente desde la punta del cabello hasta la planta de los pies.
—Lo mereces por habernos plantado en nuestra salida, dijiste que no estabas bien y, aún así, te desapareciste todo el día. No supimos de ti en ningun momento —lo miro inquisitivo esperando una respuesta.
—¿Quién crees que eres? —respondió molesto mirándolo con furia al mismo tiempo que Minos le devolvía la mirada— ¿eres mi madre acaso?
—¡No vuelvas a mentir o lo pagaras caro!
—¡Ah si, demuéstralo!
Aiacos solo observaba la escena divertido saliendo de la cocina para dejarlos pelear a gusto. En cualquier momento las cazuelas y sartenes volarían de un lado al otro.
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FIN de este relato
*Notas finales: Ni siquiera sé por qué escribí esto, simplemente llego la inspiración y, tras analizarlo un poco, fue que decidí plasmarlo en papel.
Aqui no tenemos parejas nuevas simplemente un desliz, por así decirlo. Espero que, a pesar de todo, lo hayan disfrutado.
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