3. La joven arpista, final
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La sensación de felicidad aún no se le pasaba pese a que ya había transcurrido un día entero haciéndolo mantener la cabeza en las nubes mientras aquel cálido sentimiento se hacía más y más grande. Algo nuevo luego de tantos años. Esa mañana tenía que poner todo en orden antes de que llegara su invitada, el apartamento de Shura era un sitio no muy grande con una sola habitación para dormir, otra habitación más grande un espacio que hacia las veces de sala-comedor, una cocina y un baño pequeños. Si bien era poco espacio era suficiente para una sola persona así que, el joven estaba cómodo pese a todo sin embargo, mientras lo observaba no le parecía adecuado.
Siempre era muy ordenado con todo, no en un grado obsesivo, pero si gustaba de mantener su alrededor en orden y limpio no obstante deseaba causarle una buena impresión de su hogar, aunque algunas cajas de la mudanza aun ocupaban espacio en la sala pues no había terminado de desempacar luego de tanto tiempo. No sentía aun el calor de hogar, por así decirlo. Las acomodo lo mejor que pudo lamentando no tener alguna bodega o algo para quitarlas del paso.
Además tenía que pensar en la cena, en las bebidas y otras tantas cosas que le causaban angustia ya que nunca se tuvo que preocupar por detalles como esos pero, de pronto, estos cobraron una importancia desmedida. Se detuvo por un momento en medio de todo respirando profundo, si quería que todo saliera perfecto tenía que ordenar sus ideas y poner manos a la obra.
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Pandora tambien estaba de excepcional buen humor aquel día. Ella y Sorrento caminaban animados por las calles de la ciudad mientras narraba toda la cita llena de emoción. Este solo la observaba compartiendo ese sentimiento de regocijo que la joven exudaba por cada poro de su cuerpo.
—Espero que te resulte algo bueno con este, por lo menos se ve más decente que otros que se te han acercado —dijo honesto.
—Si, yo también lo espero aunque trato de no hacerme ilusiones hasta no ver como se dan las cosas.
—Eso es lo mejor... por cierto, ¿le has dicho que en realidad la invitación al recital se la has hecho a varios y solo él pescó el anzuelo?
—No y creo que no es necesario.
Pandora sabía que podría decirle cualquier cosa respecto a eso y considero no mencionarlo o darle importancia siquiera, ese sería su secreto y, siendo honestos, tampoco sabía por qué se había acercado a ella y no a cualquier otra chica que estuviera en la librería el mismo día y a la misma hora. Pensó que quizás el había visto algo bueno aunque no la conociera.
—Es mejor no decirle más respecto a eso, quizás lo tome a mal.
—Si, eso pienso.
No tocaron más ese tema en particular si no que caminaron un poco, Pandora penso en llevarle algun presente o detalle para la visita de la tarde. Se preguntaba como sería el hogar de Shura, qué clase de persona era a puertas cerradas, que cosas le gustaban. Estaba interesada en saber esos detalles sobre él, en conocerlo más a fondo así que considero llevar un vino para la cena o algo dulce para acompañar el café.
—Ya quiero verlo, sabes Sorrento.
Sorrento propuso ir a un sitio especial a comprarles algo a sus respectivas parejas.
—Eso le gustará a Julián —aseguro ella—, dirá que tienes buen gusto.
—Lo mismo espero —respondió él apenado.
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Shura reacomodo todo y volvió a limpiar a conciencia, tal y como si estuviera a punto de recibir la visita de un auditor quisquilloso que revisaría hasta el rincón más recóndito del armario. Además de eso arreglo la mesita para que se viera lo mejor posible y decidió comprar algo ya hecho pues no sabía cocinar lo suficiente para preparar y cortar ingredientes; no le gusto el haberlo hecho pero por ahora era lo que había. La parte más difícil era el dormitorio.
No estaba seguro si las cosas llegarían hasta ese sitio, si el calor del momento los iba a llevar a pasar la noche juntos. Sabía que no debía actuar como si aquello lo fuera a estropear ya que aunque saldrían juntos, pese a la distancia, él deseaba que esa relación evolucionara y fuera a largo plazo. Observó el reloj y vio que aún había tiempo para comprar aquel ramo de flores y algo más para crear un ambiente más acogedor y romántico.
—No perderé el tiempo pensando, solo lo haré.
Su amigo le telefoneo en los siguientes minutos ansioso por saber si aquello que debía pasar ya había pasado a lo que Shura respondió turbado y con una negativa.
—Eres muy lento amigo, no analices tanto y solo has las cosas ya que el tiempo diga lo demás.
—Y tu eres muy crudo.
—Solo soy realista y acorde a mis ideas.
Shura cambio la conversación aunque pedirle consejo para la compra de detalles románticos no era muy buena idea, seguro su colega no tenía noción de que existieran tales detalles. Era un hecho que no solía dar regalos sin razón y estos eran cosas de escaso valor significativo, en resumen, nada que lo comprometiera.
Al volver al apartamento dejo el ramo de rosas sobre la cama, sería una sorpresa si llegaban hasta ese punto y seguro ella apreciaría un obsequio como ese, también compro velas color rojo pequeñas para sustituir la luz de la bombilla en caso de ameritarlo. Todo estaba preparado en ese punto, respiro profundo ya que faltaba poco para ir por Pandora al Conservatorio. Solo faltaba arreglarse adecuadamente para causar una buena segunda impresión y, tras terminar, partió a su destino.
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Pandora llevaba el obsequio cuidadosamente empacado en una caja de cartón y también estaba lista luego de prepararse y perfumarse con entusiasmo, el día era estupendo y un vestido sencillo de tirantes lo ameritaba, tan solo tomo sus lentes de sol y salió al encuentro de Shura.
Cuando ella llego el ya se encontraba ahí esperándola con una sonrisa en sus labios y un semblante mucho más cariñoso aunque su nerviosismo era visible de cierta forma, de un modo muy sutil que solo ella parecía detectar sin que este lo notara. A Pandora le gustaba ponerlo nervioso era un pequeño placer gustoso que estaba desarrollando y la hacia sonreír en silencio.
—Vamos, deja que te ayude con eso —él tomo el empaque de cartoncillo y le dio el brazo para que ella caminara a su lado.
—Gracias —solo sonrio profundamente sintiéndose muy bien mientras ambos iban rumbo al sur de la ciudad.
Shura se había ubicado casi en el limite sur de la ciudad, alejado del ruido de los turistas y el ajetreo de las calles del Centro en un edificio de apartamentos prácticamente nuevo ubicado en una calle tranquila y silenciosa. Llegar desde el Conservatorio les tomo menos de veinte minutos en el transporte publico aunque, como iban perdidos el uno en el otro, no sintieron el viaje.
Así llegaron al apartamento ubicado en el segundo piso en la parte de atrás con vistas a un parque sobre la calle trasera. Pandora observaba todo a su alrededor, se notaba que él aun estaba tratando de asentarse en esa ciudad puesto que no había tanta personalización en el lugar; nada colgado en las paredes ni otros adornos a la vista. Sin embargo, la mesa estaba ya dispuesta para la merienda, todo acomodado con detalle y cuidado.
El dejo el paquete en la cocineta notando que, lo que fuera, despedía un olor dulce que se antojaba abrirlo para ver el contenido.
—Espero te guste —la joven se acercó esperando ver su reacción, deseando que el presente fuera de su agrado—, Apftelstrudel, es un postre muy popular en el sur, en la ciudad donde vivía.
—Lo probé en alguna ocasión y me gusto bastante. El aroma de la manzana cocida y la canela acompañado por un cafe caliente es lo mejor para una tarde fría.
—¿Bebes mucho café, te agrada? —lo observó con una mirada algo soñadora viendolo mirar el empaque deseoso de abrirlo y servirse una rebanada.
—Siendo honestos... tengo adicción al café —respondió sonriente.
Se miraron un instante mientras él se acercaba a la joven, la observo por un momento reflejándose en sus grandes pupilas tomándola de la cintura para rodearla con sus brazos y dejar un prolongado beso en sus labios. Ella también lo abrazó correspondiendo el beso, tan solo cerrando los ojos dejándose llevar por aquel momento que era de ambos y era mucho mejor que estar en una sala de conciertos, ahí nadie los observaba teniendo toda la intimidad que querían y necesitaban.
Shura sintió el tacto de su piel al besarla en el cuello, era suave y blanca como la leche, además el aroma de la delicada fragancia que usaba le lleno la nariz. Al analizar la presente situación noto que tan solo bastaba con deslizar el tirante del vestido para quitar ese pequeño obstáculo de su hombro pero, si hacia eso entonces el resto del vestido seria otro inconveniente así que mejor espero un poco más, solo un momento a que las cosas llegaran a ese punto de manera natural, a que se dieran solas.
Aunque la forma en la que Pandora recorría su pecho pasando sus manos entre sus pectorales lo invitaba a no detenerse. A remover el pequeño obstáculo hecho de un delgado lazo y, después, a deslizar el resto del vestido hasta ver el cuerpo desnudo de la joven.
—Creo que no podemos dar marcha atrás —dijo ella en voz baja—, yo quiero seguir.
—¿Será buena idea?
—Si, creo que... si no nos gusta no será más que eso.
—Bueno, viéndolo de esa forma —respondió él sintiendo como su corazón latía furiosamente en su pecho.
La tomo de la mano y la llevo a la habitación.
—Espera, adentro hay algo que luciría mejor con un poco de fuego.
Pandora no entendió muy bien pero no dijo nada más mientras él iba a la cocineta con pasos veloces a buscar unos fósforos pidiéndole que esperara unos 2 minutos mientras él lo preparaba todo. ¿Qué sorpresa había dentro? Ella obedeció sin dejar de sonreir, lo que fuera, él era el primero que se tomaba la molestia. Finalmente le pidió que entrara.
—Quería darle un toque romántico.
—¡Esto es hermoso!
Un par de velas encendidas estaban en ambas mesas de noche mientras que en la colcha había petalos de rosa esparcidos aqui y allá, en el centro de la cama, rodeado por un papel blanco y un gran lazo, estaba un enorme ramo de rosas. Pandora abría sus grandes ojos tratando de captarlo todo; cada detalle de aquella inesperada escena debía quedar en su memoria de ahí en adelante.
El la rodeo con sus brazos por detrás besando su oreja y su cuello dirigiéndose a sus hombros para toparse, nuevamente, con el tirante del vestido. En ese instante ella se giró quedando de frente a él y tomándolo de las manos lo llevó a sentarse en la cama quitando con cuidado el ramo de rosas para dejarlo en una silla. Ambos se observan con intensidad sentados uno al lado del otro, Shura comenzó por acariciar su rostro dejando varios besos tanto en su frente como en sus labios, la sujetó con ambas manos recorriendo su cuello y tomando la iniciativa de deslizar los tirantes del vestido.
Pandora se sonrojó un poco sin dejar de sonreír y, mirándolo con timidez, le desabotonó la camisa deseosa por ver esos pectorales, que toco hacía unos minutos, y de recorrerlos de nuevo quitando la pieza de ropa que cayó al suelo enseguida. El cuerpo de su amante no solo era musculoso sino que la hacía sentir protegida cuando la estrechaba contra su cuerpo para recostarla sin dejar de besarla. Mientras pasa sus labios por su cuello y su clavícula sus manos recorrían todas sus curvas, en ese instante decidió que era momento de deslizar el vestido lentamente descubriendo el cuerpo desnudo de Pandora, en ese instante observó la delicadeza de su lencería de encaje negro y lo poco que dejaba a la imaginación.
Tras sonreír picaramente se inclinó sobre ella para recorrer con sus labios la piel desnuda de la joven al mismo tiempo que la escuchaba gemir quedamente, sus manos acariciaban sus pechos probando sus dulces y rosadas cimas, tras retirar la lencería, mientras continuaban por el camino hasta donde comienzan sus piernas. En ese hermoso instante Shura pudo sentir como ella empezaba a excitarse ya que tiro fuerte de su cabello arqueando su espalda mientras él acariciaba esa parte de su cuerpo, de su sexualidad, sintiendo la suave humedad de la zona e incrementando la velocidad de sus caricias.
Pandora trató de tapar su boca lo más posible ya que no deseaba que alguien más en el piso de abajo pudiera escucharla gritar de placer pero, tan solo se conformó con taparse el rostro con una almohada sin dejar de gemir más y más alto. Shura la observa excitado, el verla enloquecer de esa manera lo encendía sin poderlo evitar.
Pareciera que Pandora se había convertido en un monstruo salvaje ya que en cosa de segundos, deseó ser ella quien tomara el control de la situación y provocar mil sensaciones en el cuerpo del joven que ahora está recostado en la cama mientras ella estaba sentada encima de él removiendo las ultimas piezas de ropa del cuerpo de este.
—Te haré mío, sabes —le dijo guiñándole un ojo sin dejar de sonreír al mismo tiempo que él la observaba apenado
—Vaya, eso quiero verlo.
—¿Es un reto?
—Si, así es —le dijo sonriente acariciándola de arriba a bajo.
La joven se tomo su tiempo para recorrer su pecho sintiendo la firmeza de todos sus músculos sorprendiéndole que fuera real ya que, en otros casos, solo había visto cuerpos flácidos o medianamente esculpidos en un gimnasio pero Shura tenía el cuerpo de un profesional dedicado al deporte. Decidió devolverle las caricias besándolo desde el cuello hacía abajo, había una parte de su cuerpo que deseaba conocer y no se apenó en lo absoluto cuando lo tuvo en la mano y comenzó a estimularlo.
El solo la miraba divirtiéndose sin interrumpirla dejando que la sensación de placer le recorriera todo el cuerpo, se permitió dejarse embriagar por aquella experiencia con la joven quien consideró que era momento de pasar a la siguiente parte del acto y fue ella quien se acomodo para embestirlo prácticamente. Lo rodeo con sus brazos sin dejar de besarlo mientras ambos se unian en un prolongado beso sintiendo sus respiraciones acompasadas y el vaivén de sus cuerpos.
Shura intercambio la posición con ella para ser él quien la embistiera suavemente al inicio, su abrazo era muy cálido así como el interior de su cuerpo, no pudo más que dejarse llevar sintiendo como algo dentro de él estaba por estallar, como el climax estaba próximo y tanto él como su compañera lo culminarían en pocos momentos.
Tras terminar ambos se abrazaron antes de quedar recostados uno al lado del otro mirándose con intensidad. Pandora se recostó en su pecho sintiendo el pulso acelerado de Shura sintiéndose feliz de poder estar con él en la misma cama y en la misma habitación compartiendo aquella experiencia.
Unos momentos más tarde él se excuso por no haber cocinado la comida aclarando que no sabía cocinar.
—Yo tampoco se —respondió ella sonriendo con timidez—, por eso compre el postre aunque me hubiera encantado tomar un libro de recetas y hornearlo yo misma.
Ambos se abrazaron antes de sentarse a la mesa a disfrutar de la comida que Shura compró en un restaurante cercano, aprovecharon para charlar un poco más sobre si mismos sin dejar de mirarse o de compartir un beso y una caricia antes de pasar a partir el postre y acompañarlo con café, con Kleiner Espresso.
—Debemos vernos antes del siguiente recital del miércoles —dijo él.
—Si, vamos a cenar a otro sitio.
—¿Cuándo dejaras esta ciudad?
—En dos semanas, luego recorreremos un par de ciudades más, y volveré a mi casa hacía finales de Octubre. Por cierto, agenda el concierto que daremos en Berlin la noche de año nuevo.
—¿De verdad?
—Si, quiero que asistas.
—¡Por supuesto, no me lo perdería!
El resto de la tarde charlaron sobre planes futuros ya que para Shura no sería problema que ella estuviera de gira ya que viajaría a dos ciudades vecinas cerca de ahí, tomarse un fin de semana, o todos, para visitarla era algo sencillo y se sentía entusiasmado por lo que venía.
—Esto apenas empieza —brindaron con un par de tazas de café y el Apfelstrudel recalentado.
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Deathmask escuchaba algo aburrido lo que Shura narraba de la historia omitiendo varios detalles claro está, aunque este lo podia imaginar claramente algo decepcionado por la ausencia de fetiches y otros detalles que podrían darle más emoción a las cosas pero, era un hecho que su amigo prefería lo convencional.
—Sal de la rutina a veces —le decía en el teléfono—, al menos dale algo de picante a la relacion.
Shura solo sonreía a lo que este decía puesto que ya le había dado varios ejemplos de como romper la monotonía aunque no estaba seguro de poder llevar a cabo todas esas sugerencias. No quedaba más que reír por ahora.
—¿Te sirve si te digo que tendré en consideración todas tus... observaciones y sugerencias?
—Bueno, creo que podemos empezar por algo. Pero, fuera de broma, espero que esta relación sea lo que buscas amigo porque a tu novia le gustan los reflectores mientras que tu prefieres el anonimato.
—No tengo problemas con eso mientras los reflectores no me iluminen a mi y no, no es tan aficionada a la fama como piensas.
—Un día, cuando el momento sea el propicio, ven a visitarme y puedes traerla si gustas.
—Lo tendré en mente.
Terminó de empacar ya que le esperaba un pequeño viaje de fin de semana a la ciudad vecina para encontrarse con ella, si bien la comunicación era diaria no era lo mismo usar un frio movil que verse en persona y él ya se moría por verla en persona.
Luego de cerciorarse que todo estaba en orden se encaminó a la estación del tren mientras le mandaba un mensaje de texto avisándole que estaba en camino, la respuesta le llego en seguida. Esa relación apenas comenzaba y el futuro pintaba prometedor para ambos.
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FIN de este relato
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Notas: Gracias por leer. Aun hay más historias.
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