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Parte/8

—¿Oyes Rosis,  después de salirte de trabajar con la señora Chuy duraste mucho sin trabajar?

—Claro que no, ni que no conocieras a mi mamá, no dure desocupada ni una semana ¿Te acuerdas de don Manuel?

—¿El señor que fiaba rop?a.

—Si, ese, mi mamá era una de sus clientas, se trasladaba en una moto roja, el día que fue por el abono semanal se lo apuntó en su tarjeta de pagos, antes de despedirse le preguntó.

¿De casualidad no conoce a una muchachita que le quiera ayudar a mi señora al quehacer de la casa?

Mi mamá le contestó rápida y veloz

—Fíjese que sí, mija le puede ayudar a su señora.

—Bueno pues siendo así, que vaya a hablar con ella, no es por mucho tiempo, pero allá ella le explicará, mire este es el domicilio de la casa.

Yo no estaba en ese momento en la casa, así que en cuanto llegué mi mamá me dijo.

—Mija ya te tengo un trabajo, le vas a ayudar a la esposa de don Manuel, el señor que me fía, mira aquí en este papel te apuntó el domicilio, yo pensé.

 —. Híjole ni siquiera me dejo descansar ni una semana.

Esa misma tarde fui a hablar con la señora.

—Buenas tardes señora, su esposo le dijo a mi mamá que usted ocupa a una muchacha para que le ayude.

—Así, mira el trabajo es solo por un mes, mi hermana me ayuda, pero se cayó y se quebró un brazo, pero ya en un mes le quitan el yeso, te pagaría ciento cincuenta pesos, entrarías a las nueve y saldrías en cuanto laves los trastes de mediodía, comemos a las dos de la tarde y los domingos descansas.

—Está bien, entonces mañana vengo.

—Cuando le dije a mi mamá cuanto me iba a pagar, me dijo.

—Bueno, pos de eso a nada.

Al siguiente día a las nueve en punto ya estaba en la casa, la señora me dijo.

—Primero vamos a almorzar.

—Está bien.

Como los señores eran de pueblo, eran de buen comer. Me sirvió un abundante desayuno, frijoles refritos, huevo en chilito, tortillas, un vaso grande con leche y pan. En cuanto terminé de almorzar, empecé a hacer las labores del hogar la casa no era muy grande, tenían dos hijos pequeños, dentro de mis obligaciones era la de lavar la ropa en la lavadora, afortunadamente no tenía que planchar, la comida también fue abundante, en cuanto llegué a mi casa mi mamá me preguntó.

—¿Cómo te fue?

—Bien.

—¿Y te dio bien de comer?

—Si, muy bien, quede bien llena.

—Ya sabes que a mi mamá no le interesaba que hiciéramos demasiado quehacer o que las patronas fueran regañonas, lo que sí no toleraba, era que fueran miserables con la comida, como ella decía.

A los tres días al salir de la casa, me abordó un muchacho.

—¿Oiga, le puede hablar a Lupita?

 —¿Cuál Lupita? 

 —La muchacha que vive aquí.

 —Aquí no vive ninguna Lupita, solo la señora y se llama María.

—Como de que no, es una muchacha güerita.

 —La señora es güera, y ya le dije que se llama María, aunque pensándolo bien ha de ser su hermana, pero ella se fue al pueblo porque se quebró un brazo— ¿Y para que la busca? 

 —Ella es mi novia. 

 —¿Es o era?

—Pues era, como ya se fue y ni adiós me dijo— ¿Usted tiene novio?

—No, no tengo.

—Y no le gustaría tener.

—¿Quién? usted

—¿Y por qué no?

—Y cuando regrese Lupita ¿Qué? Váyase por donde vino y no me moleste más.

Al otro día le pregunté a la señora que como se llamaba su hermana y me contesto.

—Se llama Lupita

Afortunadamente el individuo ya no insistió, como estuve contenta con el trabajo, se me pasó rápido el tiempo, cuando se cumplió el mes la señora me dijo.

—Aquí tienes tu dinero, estuve muy a gusto contigo, ya mañana llega mi hermana.

—Muchas gracias señora yo también estuve a gusto con usted.

—¿Te gustaría volver a trabajar si algún día te vuelvo a necesitar?

—señora, siempre y cuando no esté trabajando en otra casa.

—¿Y de ahí a donde fuiste a trabajar?

 —Pensé en descansar unos días, pero oír a mi mamá quejarse todo el santo día por la falta de dinero, desistí, me di a la tarea de buscar trabajo en el periódico en la sección de empleos, pronto encontré otra casa en una colonia residencial, era un matrimonio joven, con una bebita de meses, el señor era un alto ejecutivo del banco más importantes de la ciudad, pero te sigo contando otro día ahora ya se me hizo tarde, me voy por los niños al kinder.



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Tags: #drama#humos