Parte/ 6/Charla entre abuela y nieta.
―Abuelita ¿Cómo conociste a mi abuelito.
―La primera vez que lo vi fue a la salida de la escuela.
―¿Entonces se conocieron desde niños?
―No, no que va, ya estábamos en la flor de la juventud, él tenía 18 años y yo tenía 15.
―¡Ay abuelita claro que eran unos niños!
―Bueno en estos tiempos si, pero en los míos ya casi casi éramos adultos ja, ja, ja, la escuela se llama "Lázaro Cárdenas", en las mañana y las tardes es primaria y en la noche escuela nocturna para adultos, impartian varias clases, alfabetización para adultos, corte y confección, taquigrafía y mecanografía, inglés, música y otros oficios más.
―¿Y ahí se te declaró?
―No, ahí fue la primera vez que lo vi, esa vez él ni siquiera se fijo en mí, jajaja, pero como dice el dicho cuando alguien es para tí, nadie te lo quita.
―¿Entonces en dónde como se conocieron?
―Ah bueno pues te cuento, todavía lo recuerdo como si fuera ayer.
23/12/1966, ese día era mi cumpleaños número dieciséis y como todos los años no tuve celebración mi mamá me dijo.
Fíjate hija que don Leopoldo le dio su navidad a tu papá, así es que este año si vamos hacer cena de noche buena y de paso te festejamos tu santo.
―¿Y vamos a hacer baile?
―Eso depende de que Chelo no este comprometida para tocar en otra casa.
―¿Y a quién vamos a invitar?
―Pos como que a quién, a mi madre, a mi padre a tu tío Cande, a tu tía Rogelia y ... sabe Dios a que tantos parientes nombró, además de los vecinos de la privada, yo no estaba de acuerdo, pero si decía algo capaz que mi santa madre cancelaba todo y adiós fiesta, yo invité a mis amigas algunas me dijeron que si iban, aunque sea un ratito, otras no porque iban a cenar en casa de sus abuelos.
Los primeros en llegar fueron mis abuelos maternos y mi tío Cándido, mi abuela rápidamente se puso un mandil y empezó a ayudar a mi mamá hacer el banquete navideño, el cual consistió en su famoso mole dulce que tan rico le salía, sopa de arroz rojo y frijoles chinitos, cebollas desflemadas y ponche de frutas, para el acompañamiento de esa deliciosa comida compramos tostadas. Mientras ellas se encargan de la comida, ayudamos a mi papá a desocupar la pieza de la entrada de la casa, quitamos la cama y el ropero, barrimos muy bien, ya que había muchas lanas donde estaban los muebles creo que nada más barríamos por donde ve la suegra como decía mi mama, trapeamos muy bien y acomodamos las sillas alrededor del cuarto, cuando quedó listo, me bañé y me puse mi vestido nuevo que me regalo mi patrona donde trabajaba y me fui a peinar al salón de belleza.
Había muchas mujeres en el salón, pero ese día Graciela la dueña del lugar tenía más ayudantas, que de costumbre, pronto me toco mi turno, me pusieron mis respectivos rulos en la cabeza y fui directamente al secador de cabello, un artefacto que parecía un casco espacial, cuando estuve lista, otra de las ayudantas me cardo el cabello, enseguida Chela con sus hábiles manos formo un chongo con gajos de mi pelo, quede espectacular, regrese a mi casa y mi mamá me dijo.
―Ay mija que chula te vez
―Lo cual era cierto, aunque ella me veía con ojos de madre, pero yo sabía que esta vez no me había mentido, me veía muy chula como ella me dijo.
Todo estaba listo, la casa estaba llena de invitados solo faltaba una sola cosa lo más importante, el aparato de sonido, sin él, no había baile y eso era lo más importante para mí, de pronto se escucharon los gritos de los niños.
¡¡YA LLEGO LA SEÑORA CON EL TOCADISCOS, YA LLEGO!!
Efectivamente, la señora dueña del aparato de sonido por fin apareció, llegó acompañada de su esposo, su hijo y un amigo de su hijo, un muchacho muy guapo al menos así me lo pareció a mí. Mi mamá dijo entre dientes.
―Los coleros nunca faltan.
―Ay mamá cállate, te va a oír, ja, ja, ja.
El joven invitado del amigo del amigo y yo cruzamos nuestras miradas y nos sonreímos.
Luego nos presentamos, estrechamos nuestras manos, y yo sentí una corriente eléctrica recorrer toda mi humanidad, no sé si el muchacho sintió lo mismo que yo, empezó el baile con las respectivas mañanitas para la festejada o sea "YO", enseguida empezó el baile y el recién llegado y yo rompimos el baile, bailamos y bailamos hasta que mi mamá me hablo y me reprendió duramente.
―Qué no les he dicho que no bailen con un solo muchacho, eso nada más se deja para cuando están comprometidos.
Así es de que, con dolor de mi corazón, tuve que dejarlo con la mano extendida varias veces para bailar con otros muchachos, jajaja, y de reojo verlo bailar con otras invitadas.
Llego la hora del brindis, y el abrazo deseándonos feliz navidad y un próspero año nuevo, cuando el joven me abrazo sentí que me estrecho más de lo recomendado, y sentí palpitar su corazón igual que el mío.
Del brindis siguió la cena, y después de la cena más baile, y por último la declaración.
―¿Tiene novio?
―No, no tengo
―¿Y no le gustaría tener?
―¿Quién, usted?
―Pues si yo
―Bueno pues déjeme pensarlo
―Está bien, pero no quiero irme de su casa sin una contestación.
Corrí a consultar a mi mejor amiga.
―Fíjate que el muchacho me pidió que fuera su novia
―¿Y que le dijiste?
―Qué lo iba a pensar
―Pues no lo pienses mucho, porque te lo van a volar, todas las viejas andan tras sus huesitos jajaja. Ya con la anuencia de mi mejor amiga, le dije al muchachón.
Pues ya lo pensé y sí, sí quiero ser su novia―. Y que crees mija.
―Qué abuelita
―Que si tenía novio, un muchacho que se llamaba Roberto.
―¡Ay abuelita! ¿Y que hiciste.
—Me dije a mí misma, en cuanto vea a Roberto lo tengo que terminar y no me va a convencer, este muchacho esta más guapo, la flojera que me es que me va a rogar que no lo termine, pero no me va a convencer.
La próxima vez que lo vi rompí con él y tal como lo pensé, el hombre empezó con su rogadera, pero esta vez no me convenció, al final me dijo.
—Pues yo no me doy por terminado hasta que me regreses mi retrato.
En ese momento recordé que faltando a una de las reglas sagradas de mi madre que me tenía terminantemente prohibido que le diera la foto al novio porque me podía embrujar, le contesté.
―Está bien yo te doy tu foto y tú me das la mía. Así lo hicimos antes de darme mi foto le dio un beso y cuando yo le di la de él, la rompió en pedacitos y viéndome fijamente a los ojos me dijo.
―Si no es para ti, no es para nadie.
Y no lo niego si me dio algo de lástima, pero en ese momento se me vino la imagen de mi nuevo novio y endurecí mi corazón ja, ja, ja, se alejó lentamente cabizbajo yo corrí a mi casa, sentí que me quité un peso de encima, esa noche estaba profundamente dormida, cuando mi hermana me fue a despertar.
―¡Rosa, Rosa despierta.
―¿Que pasa por que me despiertas?
―Roberto te trajo serenata.
―Estás loca, como crees, la música ha de ser en otra casa.
―Chin a ver vamos a ver.
―Que te digo que es Roberto, abrí un poquito la ventana y efectivamente era él, venia acompañado de su hermano.
Y efectivamente era el sujeto con una botella de licor en la mano, afortunadamente no tocaron canciones de despecho puras de amor, Rondando tu esquina, El vicio de quererte, La prieta linda, Morenita mía etc. le dije a mi hermana.
―Vamos a acostarnos porque si se despierta mi papá y nos ve aquí nos va a regañar. Al día siguiente mi mamá nos dijo.
—A quién le traerían serenata, se ve que el que la trajo está muy enamorado ¿ustedes no escucharon la música?
―Yo como entre sueños escuché algo dijo mi hermana.
―Pues yo no oí ni pio le conteste yo.
―Que bonito abuelita.
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