Parte/2 La señora Chuy
—Fijate que el otro día me encontre con la señora Chuy.
—¿Cúal señora Chuy?
—La señora que vive por la calle Robles Gil.
—Ah ya me acorde la esposa de don Guillermo.
—Ya ha de estar bien viejita.
—Yo le tanteo que ya ha de tener más de ochenta años.
—¿Y donde la viste?
—En el asilo del Sagrado corazón.
—¡Mirala han de cobrar bien caro, es el que esta en recidencial Puerta de hierro.
—Ese mero, si vieras que lujoso esta, me dijo que se cayó y se le quebro la cadera y dice que la cuidan tan bien que ya se va a quedar ahí hasta que se muera.
—Ya me imagino con el dineral que cobran, y que andabas haciendo por allá.
—Acompañe a Fatima a visitar a su papá y ahí me la encontré, como estaba muy solita me sente a un ladito de ella.
—¿Y a poco te conocio?
—Al principio no, pero poco a poco se fue acordando, por cierto me dijo que había estado muy agusto contigo.
—No ha de haber estado tan contenta ya que me corrio.
—Ay no lo puedo creer ¿Y cómo estuvo eso?
—La mujer se fue a USA con la novia de su hijo Oracio ¿ si te acuerdas de él verdad?
—¡Como no me voy acordar, nomas ese hijo tenía tan guapo!
—Bueno pues disque fueron a comprar el ajuar de su futura novia, la mujer duro por alla un mes.
—¿Y dejó al viejito solo? ya vez que tenía parkinson o mal de san Vito como le dicen en el pueblo.
—No como crees, dejo a su sobrina Guillermina al cuidado de don Guillermo y de la casa , la muchacha estaba estudiando para enfermera titulada, su familia era pobre.
La señora duro un mes de vacaciones, en el cuál su sobrina atendió diligentemente a su tío el señor, ese mes fue como si yo también hubiera salido de vacaciones, Guille no era tan exigente como su tía, así es de que se hacía de la vista gorda con el aseo, pero un día antes de que llegará la mujer me dijo.
—Ahora si vamos hacer el aseo muy bien porque mañana llega mi tía y si ve la casa como la tenemos le da un infarto.
Yo me dije— híjole, yo pensé que ni se fijaba que hago el quehacer al aventón.
Nos pusimos manos a la obra y entre las dos dejamos la casa relumbrante de limpia tal como le gustaba a la doña, al siguiente día que llego la mujer, lo primero que hizo fue inspeccionar la casa buscando un pretexto para reclamar, pero no encontró ni un fallo, después de eso me dio un suéter muy bonito que me trajo de USA. El siguiente lunes, después de pasar el fin de semana con mis papas, llegué a mi trabajo muy contenta sin imaginar la desagradable sorpresa que me esperaba—. La señora me dijo.
—Rosa me da mucha pena, pero ya no voy a ocupar de tus servicios.
—¡Pero! ¿Por qué, ya no está a gusto conmigo?
—No, no, no es eso, mira mi sobrina Guille está estudiando en la escuela de enfermería y yo la voy a apoyar con sus gastos a cambió, ella me va a ayudar con el aseo, pero no te preocupes te voy a pagar tu mes y además te voy a dar una pequeña compensación para que le des a tu mamá mientras encuentras otro trabajo, en esta carta te recomiendo ampliamente.
—Bueno pues ya que, entonces ya me voy.
—Primero desayuna.
Así lo hice ya que, a mí, al contrario de mucha gente con las malas noticias me da más hambre, cuando terminé la mujer me dio un abrazo y me regresé a mi casa, y pues ya conoces a mi mamá, cuando me vio llegar me preguntó.
—Y ahora tú, ¿Que no deberías estar en tu trabajo?
—Si, pero la señora me dijo que ya no me va a ocupar.
Al oír mis palabras la mujer o sea mi mamá se enfureció.
—Pero que hijos de la chingada le hiciste, ahora que voy hacer yo ya contaba con ese dinero y bla, bla, bla.
Yo la escuchaba en silencio pensando.
—Ahora para que se le quite nomás le voy a dar lo del mes, el otro dinero lo voy a dejar para mí.
Cuando se le acabaron los argumentos me preguntó.
—¿Y siquiera te pagó la vieja?
—Si, aunque todavía falta una semana para que se cumpla el mes, me lo pagó completo ahorita te los doy, primero voy hacer chis.
Me metí al baño y aparte lo del mes, el otro dinero me lo dejé yo, en cuanto recibió el dinero cambió su actitud hacía mí.
No te apures mija, vas a ver como encontramos otro trabajo para ti.
Yo pensé—Uy si, mira que apurada estoy ja, ja, ja.
—Cuando vayas otra vez al asilo me dices para visitar a la viejita.
—Andale pues y ya me voy ya se me hizo re tarde por estar en la platica.
—Que te vaya bien y Gracias por la visita.
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