Relato 3.3 Segunda parte "Por la eternidad"
—No entiendo—dijo ella tirando del mechón de canas en Dvur— ¿Por qué no siento esto?
—¿De verdad quieres que te diga? —Dvur subió la mirada.
Cara a cara guardaron silencio. ¡Maldita sea! Cuando sus ojos se proyectaron entre sí, el semblante enfadado de ambos se suavizó.
—Vamos nena, sabes que te mueres por investigar... en mí.
La dejó sin habla. Sus gestos eran maduros en comparación de lo que recordaba. Eso lo hacía más atractivo ante su instinto, a pesar de todos sus esfuerzos por sentir lo contrario.
Por otro lado, Dvur sabia lo atrayente y excitante que era para ella el poder descifrar incógnitas, probar teorías y sobre todo estando relacionadas con el sexo. Confió en eso. Estaba confiando en eso, apostando todo.
—Es raro que...—Dvur trato de acercar sus labios. Ella le tiro del cabello para evitarlo—. No confíes en mi—dijo cerrando un ojo por el dolor soltando una risilla.
Por su parte, Isela no era la demonio que conoció con los años (por lo menos hasta que recobrara la memoria). La científica seguía siendo en pensamiento la misma humana que se enamoro de él a primera vista como una mujer que nunca antes se había enamorado con locura. Esa misma mujer que para nuestra suerte estaba deseando recordar todos esos años de laguna. Todo lo que vivieron para sentirse menos estúpida por sus sentimientos, siendo obvia la manipulación. Tal vez, si recordara algo, se quitaría de dudas y podría decir que eso era amor.
¿Era amor?
Sí. Para ella lo era. Así amaba ella. Solo que ahora, no caería en el mismo error. No olvidaría de nuevo que nadie podría odiarla tanto como ella se odiaba.
Y sabiendo esto, utilizó su telequinesis para atraer la daga que estaba en el suelo de la cocina hasta su mano. Así, con un rápido movimiento, corto el cuello del demonio.
El atroz dolor fue tal, que Isela de inmediato soltó la daga y llevó las manos a su cuello, su camisón estaba empapado de sangre, la respiración se acortaba y al querer soltarse de Asmadoth, este la sujeto con fuerza de las piernas. Lento, el demonio regreso su vista a la chica. La sangre de su cuello salía cual cascada con la misma intensidad que en el de Isela, solo que Dvur dibujaba una sonrisa victoriosa.
Solo la tos de Isela ocultaba su temblor sin dejar de mantener la vista expandida. ¿La había engañado?
—¿Satisfecha? —preguntó Dvur con la voz ronca mientras la cargaba hasta la cama.
En el corte de Isela, un hilillo de luz resplandeció, logrando la regeneración total hasta que dejó de toser. Para cuando se calmó, Dvur ya estaba sentado sobre su estómago. El chorro de sangre escurría por todo su cuerpo y él se divertía sacudiéndose un poco con los dedos, cual si fueran puras gotas de agua.
Chupó la sangre de su pulgar al mismo tiempo que volvió a mirarla creándole un electrosock que recorrió todo su cuerpo, logrando inmovilizarla.
—¿Sabes cuál es el único problema? —dijo con tono de sentencia y esperó la respuesta con un apenas perceptible movimiento de negación—. No puedo sentir el límite para saber si estoy muriendo—Unió el trozo de carne desflorada que dejó de sangrar y se fue recuperando al construir un camino con un bulto por cicatriz.
Isela seguía paralizada. Los poderes del demonio seguían siendo igual de poderosos, sin embargo, eso no le quitaba el habla y aun con ello, no sabía que decir.
—Esa mirada—dijo el demonio acercándose a su rostro con total fascinación—, casi la olvido. Hace bastante que no me veías así.
—¿Mi-mirad...?—No pudo terminar de hablar. El aliento de Asmodeus rebotaba en sus labios. Sentía como si fuera una bruma de aire caliente que bajaba por su cuello y se colaba entre su escote secando la sangre a su paso.
—Es como si fueras de nuevo esa chica científica de la que...Bueno, no importa. Quiero decir que,.. es muy fascinante—. Hundió su sonrisa en un bufido ardiente y le arrebato un beso tan profundo que sintió su único objetivo el de dejarla inconsciente.
Los músculos de su lengua frotaban la suya con movimientos tan frenéticos, que solo lograron alterarla de placer. Se movía tan acompasado, que su lengua y labio terminaba abrazando el de ella a cada oportunidad.
La cama se estaba convirtiendo en una de agua mareandola, y a la vez, reconfortaba la explosión de gozo que sentía en sus costillas. Algo se estaba alojando ahí: Un sentimiento de satisfacción. El cual se extendía hasta sus caderas y hurtaba su pelvis hasta sentir que se le derretía.
De un sobresalto, Isela se apartó con sorpresa al ver que ya podía moverse.
—No es igual.
—¿Eh? —Dvur abrió los ojos ensoñado dejando una tira de saliva que se rompió cuando Isela se apartó.
—A-Algo no esta bien— dijo tocando su pelvis que imploraba sentir algo cálido, lo más extraño, es que eso caliente que quería sentir, no era en su interior. Ella sentía algo invisible fuera de su cuerpo.
—Sí, sí lo está. Está todo muy bien. Ven —imploró rodeando su cuello y cintura para besarle la oreja después de murmurar su nombre.
Que la nombrara, le recordó lo real que era todo. Que tuvieran una historia juntos, que la tocara, le acariciara la espalda, continuara marcando con su uña su columna y mordiera sutilmente su cuerpo sin evitar recoger con su lengua la sangre.
Desde la otra línea, Asmodeus no podía leer el pensamiento de Isela, nunca pudo y después de tanto tiempo, jamás lo volvió a intentar (exceptuando aquella vez que esperaban a su primera camada). Después de eso, no creía que fuera necesario. Bastaba con sentir lo que ella sentía por él, para nunca sospechar.
Lo diferente en esta ocasión, es que su cuerpo estaba sintiendo todos los subidones y bajones de adrenalina que Isela sintió tal como su primera vez juntos. Cuando recién se enamoró de su arquitecto.
Dvur agradeció en lo más profundo de su ser que tuvieran una historia juntos, que le permitiera tocarla, que clavara sus uñas con la intensidad comparable a la que un hombre pudiera desear al tener sexo con una mujer.
Para ese momento, la mente se les puso en blanco. El olor a hierro se impregnaba en la atmosfera mezclada con los aromas de ambos; rosas, canela, pan, el dulce sabor del sudor de Isela que alborotaba sus papilas gustativas por momentos. Asmadoth sentía como se devoraban como si fueran una dulce y prohibida manzana. Combinaron su poder seductivo y lucharon por ver cual sentimiento se reflejaba en el respingo del otro con cada beso, intercalados entre boca, cuello y presiones de glúteos o abrazos apremiantes.
N/A: Espero estén bien aún con todo lo que pasa en el mundo. Ya que estoy trabajando desde casa, me esta dando un poco más de tiempo para escribir, y si publico algo, me estoy presionando yo sola para continuar.
Espero les haya gustado este cap. Y si todo va bien, ahora sí el siguiente sería el extraño final uhmmm
Chaosssss ;)
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