Relato 3.3 Primera parte "Por la eternidad"
—¿Esto es normal? —preguntó temblorosa Isela.
—No. No lo sé —Rafael se inclinó para tratar de escuchar la respiración en Dvur— Parece que esta muert-
El cuerpo de Asmadoth empezó a convulsionarse en medio de su propio charco de sangre.
—¿Qué le pasa? —gritó desesperada.
—¡NO SÉ! ¡Vámonos! —Rafael se enderezó de un golpe y trató de levantar a Isela para alejarla de ahí, pero ella forcejeo negándose a dejarlo.
Las flamas del lugar enfurecieron después de una pequeña explosión cerca de ahí, apenas Isela pudo escuchar el grito del arcángel entre el ruido de vidrios rotos y el crujir de algunos muebles chamuscados.
—¡No mueras Rafa! —gritó Isela llamando al arquitecto cerca de su oído, impactando al arcángel.
—¡¿Cómo le llamaste?! —Quiso saber Rafael.
Isela lo ignoró y siguió murmurando al oído del arquitecto, con la intensidad de un conjuro:
<<No te vayas nunca de mi Rafael, no te vayas nunca de mi Rafa, nunca te iras de mi>>, continuó murmurando con todas sus fuerzas aferrándose al cuerpo de su amor demoniaco hasta perder la noción y caer desmayada en el pecho de Dvur quien de repente, dejó de convulsionarse.
El arcángel se acercó con cautela sintiendo un hueco en el estómago. Dvur tenía los ojos cerrados y ya no salía sangre de su boca. Así dedujo que el cuerpo ya no tenía vida.
Rafelina dibujo una señal santa con las manos y se dispuso a tocar a Isela para cargarla y salir de ahí. Apenas había tomado su brazo cuando...
—¡BUU! —Asmodeo abrió de repente los ojos.
El ángel retrocedió cayendo de sentón.
Dvur se carcajeó mezclando un grito de burla lo más parecido a un payaso del terror con un retorcido sentido del humor.
—¡Debiste ver tu cara! —La carcajada fue intercalada entre algunas silenciosas que solo fueron controladas cuando, con su teletransportación, apareció de pie cargando a Isela contra su pecho.
—Pero ¡¿cómo?! —habló incrédulo Rafael levantándose tomando posición de batalla—. Dije tu nombre, ¡te lo ordené!
Asmadoth comenzó a chistar mientras se desprendían algunos vidrios de su rostro que enseguida comenzaron a sanar.
—Ser tan vanidoso, no está bien Rafael —dijo sarcástico para luego volver a contener sus muecas burlescas—. Mira que... mira que purificar mi espíritu en el nombre de dios ¡JA! —y brotó la burla de nuevo—. Estúpido, —cortó la risa de golpe con expresión seria— ni tú tienes ese poder.
Y ensombreciendo su mirada, lanzó una bola de fuego desde su boca que Rafael apenas pudo esquivar.
Cuando trató de corresponder el golpe, Dvur se había marchado.
—Hasta luego Rafael —le dijo desde el reflejo en un trozo de vidrio sobre el suelo—. ¡Ah! y entérate —Sonrió—, Mi nombre ya no es Asmodeo... tocayo.
Rafael pisó el vidrio rompiéndolo en pedazos con tal de no seguir escuchando la risa en eco del tormentoso demonio, aquel que no solo se merecía el título de la lujuria, sino también,.. el del engaño.
—Y siendo así, siendo su nombre la única debilidad ¿Cómo fue posible que se lo dijera a una simple humana?
Y con esa duda, las llamas consumieron todo a su alrededor y el arcángel solo esperó que su espíritu fuera castigado junto a ese cuerpo mortal.
—No cabe duda que, este planeta es un mar de sorpresas mi señor. Lo siento, esta vez... he fallado la misión —expresó al cerrar los ojos con los brazos extendidos a los lados.
Pronto Rafelina fue abrazada por una gran explosión que dejó en ruinas el edificio "Mosferat" dejando nula toda la investigación por décadas.
Muy lejos de ahí, el trinar de los pajarillos despertó a Isela. El olor a pan recién horneado le molestó a su olfato y el chiflido proveniente del arquitecto, que se movía de un lado a otro en lo que parecía ser una cocina, le provocó un zumbido al tímpano que se esfumó cuando ladeo la cabeza.
Isela se levantó de a poco. Restregó sus parpados entumecidos con ambas palmas e investigo su entorno.
Aquel cuartucho no era su dormitorio habitual. Este olía a canela y sus rincones se matizaban de dorado por los rayos del sol que se colaban entre una cortina de encajes blanca. El lugar se le hacía conocido y reconfortante a pesar de sentir una ligera opresión de angustia en el pecho. Pronto esa angustia se acrecentó cuando vio una manguerilla salir de su brazo que conectaba directo a una esfera de apariencia metálica. Máquina que reconoció debido a que la usaban en los gemelos.
Palpó su cuerpo y con sorpresa se sintió con un par de kilos de más. Quiso hablar, pero no pudo emitir ruido alguno. Salió de entre las cobijas procurando ser lo más discreta posible para que Asmadoth no la viera. A un lado de la esfera, encontró una gasa que pensó le serviría para enrollar su brazo al retirar la manguera, cuando se estiró para tomarla, su largo cabello blanco se enmarañó frente a su rostro sorprendiéndola por su longitud y color.
—Sabía que hoy despertarías—le dijo Asmadoth quien estaba recargado en el marco de la puerta.
Se veía diferente, además del mechón platinado, algo en su mirada había cambiado en él.
—Te aconsejo que no te levantes hasta que acabe la trasfusión —dijo manteniendo la distancia.
—¿Qué pas...
El ruido de alguien llamando a la puerta interrumpió las primeras palabras que trataban salir de la dolida garganta de Isela luego de tantas décadas de no haber articulado palabras.
—No te muevas por favor. —Dvur dio media vuelta cerrando tras de sí.
Isela arrancó la manguera; sin importar que la sangre escurriera hasta el piso, dio unos pasos rápidos hasta un espejo de cuerpo completo que apuntaba a la ventana. Palpó su rostro con urgencia, descubriendo que tenía sus facciones de cuando era adolescente. Si hacia memoria, sus dimensiones corporales también correspondían a esa época, lo único desemejante era su cabellera.
—¡Impertinente!
Escuchó gritar a un hombre al otro lado de la habitación.
—¡Valentina es un caso especial! —gritó por segunda vez.
Isela, de puntillas se acercó cautelosa hasta la puerta al ver que no estaba bien cerrada.
—Sabes que no me gusta que me toquen sin permiso —expresó Dvur aprisionado contra la pared—, te recuerdo Schakal, que no estás en posición de exigir. Valentina sigue en ese cuerpo humano.
—Nunca me ha gustado tu altanería, ¿Buscas que acabe contigo ahora?
Asmadoth estuvo a punto de ser ahorcado. Sin embargo, en cuestiones de guerra, la estrategia es lo mejor.
—Ahora que ella ha despertado, cómbensela de que nos ayude. Lucifer se ha enterado de una emboscada, después de eso, la nueva legión atacará. Sería bueno que los demonios ya portaran el...
—Sí, sí. Ya sé. El nuevo código genético —Dvur peinó su cabello cuando fue liberado y bajó la cabeza recargándose en la mesa—. Aunque dudo que ella, aun quiera ayudarnos.
—¿Tú crees? Comprobemos eso. Sé como motivarla.
La punta de una daga de cacha blanca voló con la intensión de clavarse en la frente de Asmadoth. Entonces la mano de Isela se interpuso.
Delante a los ojos de sorpresa en Dvur, el filo quedó a centímetros sin causarle daño alguno, enseguida Isela observó como la sangre escurría por su antebrazo y arrugó la nariz por no sentir molestia alguna.
—¿Lo ves? Confío en que la advertencia está clara. Si no consigues que nos ayude, tu muerte será inevitable y de paso, el de ella.
Dvur esperó hasta que su rey, Satanás, dueño y señor super poderoso de todo lo que le rodeaba, se fuera. Luego golpeó la mesa con la suficiente precaución de no romperla, suspiró en alto, y se dignó a mirar la daga que Isela trataba de sacar con movimientos temblorosos.
El rechinido de la madera bajo los zapatos de Asmodeo fue demasiado escandaloso para su gusto cuando se acercó hasta ella.
—Te dije que no te movieras, ¿Por qué nunca me haces caso? —Arrugando la nariz, le reclamó Dvur sujetando su muñeca para inspeccionar la manera de sacar el arma.
Isela movió un poco su torso para separarse de él, acción que enseguida lamentó, pues su cercanía le desprendió un suspiro caliente que rebotó con el pecho del arquitecto.
—No entiendo nada —carraspeo Isel viendo como Dvur doblaba la punta de sus dedos sin quitarle la daga. Por un momento sospechó que el sujeto se estaba divirtiendo sádicamente con eso, pero su expresión parecía seria y concentrada.
—¿De qué hablas? —preguntó sacando el arma con un solo movimiento para enseguida lanzarla distraído a su espalda clavándola en un calendario colgado en la pared que tenía membretado el año 1953. — Creo mencionaste algo sobre perder la memoria. O algo así.
En la mente de Isela se vislumbró lo que presenció dentro de los laboratorios hasta que llegó a la parte donde lo dio por muerto. Suspiró aliviada. Se alegró de que estuviera vivo y a centímetros de distancia, de que acariciara su mano con esa expresión tan concentrada enseñando un colmillo al sonreír.
—Mira —le dijo apuntando con sus ojos a la herida cicatrizándose—, tal como lo dijiste. Tu experimento dio resultado.
Después de que la científica parpadeo al ver la luminosidad que desprendía su cicatriz, presencio una recuperación tan rápida, que algunos mortales ignorantes hubieran atribuido a la magia.
Sin lugar a dudas es un hormigueo el gozar ese tipo de características en tu cuerpo y esa misma sensación fue la que provocó una risilla de regocijo en Isela. No recordaba ni un carajo, pero la maldita mujer, o debo decir con desprecio; la ahora demonio, compartía un desorden mental muy parecido a su querido Asmi (Asmodeus). En lugar de ocuparse en saber que pasó luego de que ella transportara a Dvur —aun estando inconsciente— lejos de los laboratorios, prefirió dejar de lado lo coherente y formuló en su cabeza como era posible tal avance científico.
—¡Esto es increíble Asmi! —Festejó entre carcajadas que compartió con su pareja haciendo un dueto, a mi parecer, estúpido—. ¡¿Tienes idea de lo que podemos lograr ahora con esto?!
Asmadoth cedió sus risas de a poco, tratando de no callar de golpe para hacer el momento incómodo.
—De eso quiero hablarte, mi pequeña —Hizo una pausa y recargó sus manos en la mesa sentándose en la orilla desviando la mirada hasta el techo—, si no usamos tu sangre para complementar el código genético en los dem... en nuestros demás hijos, Schakal nos matará. —Fingió reír—. Aunque creo eso ya lo escuchaste.
—¿Hijos?
—¿Quieres una rebanada de pan?
—¡¿Cuáles hijos?! —Isela palideció.
Asmadoth dio un gran bocado al pan recién horneado resbalándose unas migajas por la comisura de sus labios que Isel vio caer en cámara lenta.
—¿Hasta dónde perdiste la memoria? —Alzó una ceja mientras masticaba.
—¿Qué año es? —Abrazando nerviosa su cuerpo, miró a su alrededor hasta encontrar el calendario en la pared. El cuchillo se desprendió en automático cayendo al piso cuando Isela se acercó y sintió que le estorbaría para hojearlo.
—Ese no es de este año —explicó Dvur sentándose comiendo otra rebanada—. Ese es una réplica del que tenía tu abuelo cuando eras niña, o por lo menos eso me enseñaste en tus memorias. Yo solo quería darte una sorpresa cuando despertaras y construí esta cabaña para ti.
Isela se abrazó y comenzó a temblar. Por fin reconoció el lugar. Era el lugar donde la crio su abuelo hasta que murió cuando ella era todavía adolescente.
—¿Te sientes mal? —Dvur se alarmó al verla tan blanca como sus cabellos.
—Lo último que recuerdo es cuando estábamos en los laboratorios Mosferat y te creí muerto.
—¡Oh, querida! —Corrió para abrazarla—, lo lamento, no creí que tu memoria se atrofiara tanto. Ven, te contare todo en la recamara.
Y diciendo esto, nuevamente se dejó guiar por el demonio que mantenía una sonrisa a su espalda.
Después de que Asmadoth puso al corriente los años de lagunas en la mente de Isela, las horas parecieron no avanzar, pues el crepúsculo se mantenía por arriba de las colinas tal como cuando ella despertó.
La cama no era muy grande, pero sí lo suficiente para que ambos entraran pegados cuerpo a cuerpo abrazados.
—Entonces la mayor se llama Abytssi —confirmaba Isel con ilusión repagada al cuerpo de Asmadoth.
—Sí y tiene tus ojos —dijo Dvur apartando un mechón de su cara para darle un beso en la frente.
—Quiero verla —pidió Isela enderezándose para quedar arrodillada.
—Pronto, y es que ella también necesita ese código genético, mi pequeña.
La expresión de alegría se borró en Isela y sentándose al otro lado de la cama, le dio la espalda a Dvur.
—Si dices que emos estado tanto tiempo juntos, sabrás que me negare a ayudarle a Schakal. Aunque sea Santanas, me importa poco —se lo pensó un segundo—. Podré darles mi sangre a nuestros hijos, pero no al resto de la legión ,¡y menos con sabra que intenciones!
—Poco te importa que yo muera, ¿verdad? —cuestionó con aires de reclamo el demonio.
—¡No trates de manipularme, dijiste que la muerte no existe!
Dvur extendió su brazo en el aire y miró unas cicatrices extendidas desde el hombro a la muñeca.
—Te mostraré —se levantó para quitarse un abrigo de corte extraño para Isel que mandó al piso, dejando al descubierto una serie de cicatrices por todo su torso—. Las cosas ya no son como antes.
Isel caminó agachándose para mirar las cicatrices.
—¿Cómo fue que te hiciste eso?
—Por aquel entonces creímos que estarías bien con la metamorfosis, pero de a poco tu cuerpo empezó a dejar de evolucionar siendo que tus poderes seguían incrementando.
Isela sobaba su mandíbula formulando razones y teorías de lo que pasó, siendo coherentes a lo que recordaba de su investigación.
—Estuviste muy grave—continuó Dvur—, la solución más acertada que pensaste fue que compartiéramos similitud genética con mi cuerpo real y termine así. Adiós a mi cuerpo inmortal —dijo con desdén manoteando en el aire.
Tragando saliva, Isela regreso a sentarse en los pies de la cama. Estuvo a punto de contradecir a Asmadoth, pues según su teoría, habría por lo menos dos opciones más antes de tener que llegar a esos extremos. No estaba segura porqué se lo ocultó al demonio, y en determinado momento pensó en exponerle sus deducciones, pero al ver de nuevo a Asmadoth y sin pantalones, se quedó boquiabierta.
—Como podrás deducir, si yo muero, tu morirías conmigo —Asmadoth ladeó el rostro y la miró desde la punta del pie hasta la coronilla de su cabeza mientras se relamia sus labios—. Es verdad que perdí cosas muy importantes, pero supiste como recompensarme con los efectos secundarios.
La entrepierna de Isela hormigueó al mismo tiempo que Dvur acaricio su miembro.
Isela cruzó las piernas, tapó su boca con el antebrazo y los ojos se le saltaron al buscar una explicación en el rostro del demonio.
—Sí, es lo que estas sospechando. No solo compartiremos el mismo final, también compartimos sensaciones y por lo tanto... estímulos —explicó Dvur sobando la punta de su glande.
Por un momento sospecho un engaño. No podía confiar del todo en él, ¿no? Es decir, nisiquiera recordaba las décadas que paso a su lado, las fechorías que hicieron, los gustos que se dieron toturando a humanos con los expermientos y mucho menos que rastos humanos en ella, eran prácticamente nulos en ese instante. Lo sentia, pero no era consiente del todo.
Por eso, el que ella sintiera las caricias que el demonio se estaba dando por su pelvis y miembro, podía ser producto de cualquier otra estrategia para engañarla.
Bajó la cabeza y aguantó el hormigueo en el clítoris que la orillaba a que sus rodillas se doblaran.
Entre su enbarañado cabello y baja estatura, de reojo se miró al espejo, analizó la situación y al ser consciente en el reflejo de la burla que desparramaba el demonio a su espalda por estar jugando con su cuerpo, su orgullo hirvió.
Isel dio una vuelta tan rápida, que en un parpadeo y de un brinco, se enredó con sus piernas en las caderas del demonio. El impacto fue tan fuerte, que Dvur no alcanzo a mantener el equilibrio y termino estampado en la ventana junto con ella.
Los vidrios se estrellaron por el impacto al tiempo que Isela tiró del cabello en Asmodeus.
—No entiendo—dijo ella mirando las canas que sobresalían de su puño— ¿Por qué no siento esto? —refiriéndose al tirón en su cuero cabelludo.
—¿De verdad quieres que te diga? —Dvur subió la mirada.
Cara a cara guardaron silencio. ¡maldita sea! Cuando sus ojos se proyectaron entre sí, su semblante enfadado de ambos se suavizó.
—Vamos nena, sabes que te mueres por investigar... en mí.
N/A: Mil gracias por leer y perdón por la espera, el próximo relato traerá cosas que ... emm bueno, sin spoiler.
Por otro lado, los invito a que sigan mi página de Facebook: Raniie Lich
Ahí de vez en cuando les comparto datos curiosos sobre mis escritos o alguna recomendación para afinar su escritura. No, no son tips míos xD no se asusten jajajja
Gracias por leer.
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