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Relato 1.1: Mosferatu


Londres 1946.

Su largo cabello le tapaba los pechos que se erguían en lo alto bajo aquel camisón de seda.

Él la miraba desde el otro lado de la habitación donde solo sus ojos azules se alcanzaban a notar por el brillo excesivo que el rayo de la luna ayudaba a aclarar.

-Acércate, no tengas miedo -dijo él con voz ronca.

Aquella chica no pudo evitar presionarse las manos para tratar de ocultar su nerviosismo, después de todo, era su noche de bodas.

Por el contrario de lo que muchos pudieran pensar, Montse más que feliz se encontraba a aterrorizada y, es que no era para menos, sobre todo cuando la boda fue por correspondencia con un joven empresario londinense al que no conocía ni física y mucho menos sentimentalmente.

"¿Había valido la pena tal sacrificio para asegurar el bienestar de su familia? ", se preguntaba la chica.

Después de la segunda guerra mundial y las premuras por las que tuvieron que pasar, la respuesta era: sí. Incluso daría su vida por los que amaba, pero...

Su sentido de supervivencia se lo estaba cuestionando ahora mismo, cuando los ojos de aquel hombre la paralizaron. Su nombre era Memo, Memo Sfetaru, hasta donde ella sabía, una persona en extremo reservada que pocos conocían físicamente. Montse comenzó a preguntar si la razón de eso sería una deformidad o algo mucho peor.

-¿Qué sucede?, te he dicho que te acerques. -Ordenó de nuevo su esposo poniéndose de pie.

La chica se limitó a recargarse temblorosa en un tocador que estaba a su costado.

Los pasos del hombre hicieron rechinar el suelo de madera, hasta que su cuerpo se vio iluminado por una lamparilla que emitía una tenue luz ámbar.

Lo primero que miró Monse fue su calzado elegante, luego subió poco a poco la mirada y se encontró con un cuerpo alto, delgado y sin embargo, atlético y torneado que hacían resaltar su silueta dentro de esa playera blanca semidesabotonada. La joven se quedó ahí mirando su blanco pecho y no fue capaz de mirar el rostro de su esposo por miedo a su propia reacción.

El olor a tabaco en aquella habitación le provocó un mareo, pero el sutil aroma a almizcle que llegó desde el cuerpo que poco a poco se acercaba a ella la relajó en extremo. Por un momento creyó que se desmayaría, pero unos brazos la rodearon con cautela. Enfocó la mirada y se encontró a centímetros de los ojos azules de su esposo, luego, miró su ceja poblada que apenas se cubría con uno de sus rubios cabellos despeinados. Su nariz no podía tener otra forma, combinaba perfectamente con su bigote de corte cuidado que se expandía por una barba espesa y larga. En definitiva, era un joven de aspecto galante, que terminó sorprendiendo a Montserrat y haciéndola ruborizar cuando los dedos de él bajaron lentamente y sobaron sutilmente su trasero.

Ella quiso retroceder, pero el tocador ahora le jugaba en su contra, acorralándola por completo.

-Lo siento -le susurró al oído-, no soy experto en esto, pero prometo hacerte sentir bien.

Un hormigueo recorrió el cuello y las mejillas de Montse.

-S-sí -ella apenas y pudo emitir sonido alguno. Poco le importaba a Memo, pues sabía que minutos después, los quejidos invadirían la habitación.

Memo besó el largo y delgado cuello de su esposa. La deseaba desde hace tanto tiempo. Mucho antes de que ella se enterara de su existencia. Cuantas veces quiso interponerse para que no le hicieran daño esos malditos soldados. Lo único que lo mantenía satisfecho es que ahora, esas almas estaban siendo torturadas en el lugar al que él pertenecía y donde llevaría a su esposa después de consumar y demostrar por primera vez, que su linaje traería montones de pequeños demonios capaces de formular los mil horrores que los humanos imaginaran.

-Es-pera-pidió Montse con la voz entrecortada cuando sintió que sus intenciones eran desnudarla por completo al bajar uno de sus tirantes luego de dejarle un rastro de sutiles besos sobre su hombro.

Sferatu no hizo caso.

Tomó ambos hombros y aparto los tirantes dejando caer su camisón hasta el piso. Montse se cubrió como pudo sus pechos con los brazos. Él sonrió cuando la vio de arriba abajo. Lo que veía le encantaba. Ella no pudo evitar ruborizarse.

Sosteniendo el perfilado rostro de ella, acaricio su mejilla, rodeo su cuello con el pulgar y sintió como ella tragaba saliva, su clavícula palpitó a mil por hora y sus labios gruesos temblaron por un momento. Complacido acarició los labios de su mujer con su pulgar e Inclinándose un poco, la besó.

Al principio fue un toque sutil, luego se separó. Ella apretaba los ojos y se extrañó cuando no sintió mas el cosquilleo en sus labios. Cuanto deseo no haber abierto los ojos, si no lo hubiera hecho, nunca hubiera visto ese fuego en las pupilas de él, con un profundo abismal que la volvió a paralizar. Trató de poner distancia colocando su puño en el pecho de Memo, pero lo único que logró, fue sentir su piel ardiendo y la respiración de su pecho en sube y bajo que pronto se reflejo en el bufar caliente que reboto, ahora en su boca, por el repentino acercamiento de labios que en esta ocasión era más pasional.

Parecía que en cualquier momento podría ser devorada. Su demanda en los movimientos de él cuando se acercaba más y más a ella y la abrazaba hundiéndola en su pecho la hicieron sentir perdida. Ella sintió como la mano de él sostuvo su puño y la direccionó hasta su corazón, donde parecía que en cualquier momento podría salir desbocado de ahí y correr por todo el lugar.

Paró el beso, la llevó cargándola hasta la cama, la recostó y ella agradeció que su cabello le sirviera como sabana para sentir poco menos expuesto su cuerpo desnudo.

Pero el gusto le duró poco. Memo se quitó la camisa y comenzó a trepar a la cama desde los pies, la miraban directo a los ojos negándole el derecho a respirar.

Comenzó acariciando sus tobillos, luego sus gemelos y cuando ella notó que él se doblaba plantándole un beso a ambas rodillas, brincó un poco apretando los ojos.

Los rastros de humedad que dejaba su lengua a cada beso en su recorrido hasta el ombligo de ella se veían pronto secos con su aliento caliente. No pudo resistir más y, apartando su cabello y las manos de su amada, tomó uno de sus pechos entre sus manos y lo estrujó quedo. Un quejido bajo surgió de ella. Necesitaba más que eso, necesitaba saber más cual era su sabor.

Bajó su cabeza y abrazó su pezón entre sus labios y lo rodeo con su lengua.

Se mantuvo ahí por un rato intercalando masajes y besos demandantes sobre su pecho que con cada caricia se encrespaban, poniéndose cada vez más duros sin perder su sensación tersa cada vez que los dedos largos de él, la tocaban de manera poco modesta, resultándole, tan excitante.

Montse sintió que casi se volvía a desmayar, pero un olor a chocolate; que ahora embargaba el lecho matrimonial, la mantenían relajada. Si tan solo Montserrat hubiera sido consciente del tipo de sonidos y quejidos que ahora salían de su cuerpo ante el toque de Sferatu, seguramente se hubiera muerto de vergüenza.

Ahora su esposo, el hombre al que hace unos días ni siquiera conocía, le estaba entregando el mayor placer que nunca imaginó que existía, eso fue hasta que... un ardor le rodeo el pezón y un grito de dolor resonó en toda la habitación. Memo la había mordido y al parecer, aquello había logrado excitarlo aún más, pues la chica sintió como el miembro cada vez se ponía más y más duro bajo su pantalón, hecho que Montse no alcanzaba a comprender del todo, pues esa noche, era la primera vez que un hombre la tocaba así.

-N-no, me... duele, es-espera -jadeo ella.

Trató de que Memo parara, pero los mordiscos, ahora un poco más sutiles, no cesaron.

En su desesperación ella entrelazo sus dedos en el cabello de él.

Los sentidos se le atrofiaron y sintió que casi perdería la cordura cuando; entre el cabello de Sferatu, se alzaban dos cuernos duros y torcidos que mantenían una textura corrugada y desprendían un calor tibio, muy al contrario del resto en el cuerpo del hombre o mejor dicho... de aquel, ¿¡demonio!?

N/A: Lo confieso ! es mi primera vez escribiendo dizque erotismo jajaa. Sena pacientes conmigo. Les gustó ? quieren continuación ? :3 gracias a dos personitas por darme esta idea, ustedes podrán imaginarse quienes son :3

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