Una buena rutina en el gym
La mañana empezaba bien temprano para nuestra pareja. El sol apenas estaba saliendo y Tammy se encontraba preparando el desayuno mientras Russell se daba un buen baño para despertar.
El desayuno era bastante equilibrado para empezar el día, y en un par de horas debían de ir a la comisaría para empezar su trabajo de oficiales de policia. Pero antes, como la mayoría de días, debían de ir al gimnasio para cumplir con su rutina de ejercicios.
Cuando ambos están listos, se dirigen al gimnasio caminando. Ambos iban con calma, pues el lugar estaba relativamente cerca. A unos 10 minutos. Mientras caminaban hablaban sobre lo que harían en el día. El trabajo de hoy parecía tranquilo, pues debían patrullar simplemente. Después de ese enorme caso de los niños perdidos que la oficial Hopps y el oficial Wilde resolvieron no han habido casos peligrosos. La ciudad se ha mantenido muy tranquila.
Al llegar al gimnasio ambos saludan al instructor y dueño de este, un toro de gran musculatura. Pasan directamente a los cambiadores donde se ponen su ropa de ejercicio.
Los ejercicios empiezan como de rutina, ambos en la caminadora un rato para calentar y después se separan para hacer cada uno su rutina. Russell haría algo de pesas para ejercitar su espalda y hombros. Mientras que Tammy entrenaria pierna y abdomen.
Pasan los minutos, y en el gimnasio se escuchaba buena música típica para hacer ejercicio. Aquella música movida que trasmitía la energía para seguir sudando. El televisor que estaba en la gran sala daba las noticias de la mañana. Hoy la reportera Fabbiene daba los titulares donde resaltaba el desplome del precio del pretoleo como combustible. Nada realmente interesante para la historia.
—Oye, Russell —llamó la lince que vestía con un top deportivo rosa y un leggins azul claros—. Necesito un poco de ayuda.
—Claro, Tammy —respondió el lobo que para ese momento se había quitado la camisa por el calor de la zona. Vivían en Plaza Sáhara, la zona más calurosa de Zootopia. Este se acerca con calma hasta su novia.
—Tengo que ejercitar mi abdomen. ¿Puedes sostenerme de las piernas? —le pregunta.
—Sí —respondió con calma este y con suavidad carga a su pareja de las piernas dejándola patas arriba.
En esa posición la lince empezaría a hacer abdominales, subiendo hasta estar a la altura del lobo para bajar de nuevo. Lo haría algunas cuantas veces y empezaba a jadear algo cansada. En un momento ella termina la primera ronda y le pide que la baje para descansar unos segundos. El lobo con delicadeza la baja y mientras ella descansaba este iba a seguir su rutina.
Tammy también cambia de ejercicio, pues no quería interrumpir siempre la rutina de su pareja y después de unas rondas en otra máquina vuelve a pedirle a Russell que le ayudara. Esta vez, el lobo tenía en sus manos la botella de agua que bebía mientras cargaba a su novia igual que la vez anterior.
—Seis, y… ¡oye! —exclama la lince al sentir algo del líquido caer sobre su entrepierna.
—Upps, lo siento, cariño —mencionó el lobo con picardia y una clara sonrisa cómplice.
—Ahg, Russell no hagas eso —pidió ella.
—¿Esto? —con malicia en su ser el lobo deja caer un chorro más fuerte del líquido en la misma zona. El frío del agua hace estremecer a la lince y suelta un bajo jadeo sintiendo como el agua se escurría de su leggins por su abdomen hasta llegar a su top.
—Me vas a dejar empapada —se quejó Tammy.
—Uy, eso me gusta~ —respondió Russell con una clara sonrisa. Toma con más firmeza las piernas de la chica y la levanta un poco más para así usar su lengua y lamer sobre la tela del leggins mojado en la zona de la intimidad de la lince provocando un gemido más alto.
—Ahh~ Russell~ —jadea ella mirando hacia el fondo del gimnasio sin enfocar nada—. Nos pueden ver~
—¿Quién? —al voltear sólo puede ver a una leona en la caminadora que al tener sus auriculares no notaba nada de lo que pasaba al rededor—. A esta hora no viene casi nadie.
Manteniendo a la chica bien sostenida por sus piernas, una de las manos del lobo levantan un poco el leggins de ella y así lame directamente la intimidad de esta provocando un alto gemido y es callado rápidamente al morderse el labio.
—Aun así hay un gran ventanal por el que nos pueden ver… —recalcó ella—. Mejor… vamos a los vestidores~
—Je, me encantas, cariño~ —mencionó este en voz baja pero sonriendo baja a la lince para después cargar correctamente y darle un apasionado beso—. Lo que usted ordene, oficial~.
Cargando a su pareja el lobo abre la puerta de los vestidores. Era una enorme sala con algunos casilleros en donde se podía guardar las cosas. Al entrar el lobo la lleva hasta un vestidor privado el cual era un sitio pequeño con puerta para que se puedan cambiar con privacidad. Este la acorrala contra la pared de aquel cubículo y cierra la puerta con seguro.
Sin más preámbulos la lince se quita su top, dejando ver sus pechos al desnudo. Un tamaño perfecto, cambian en la mano del lobo y por su figura se veían grandes y muy sexys. El macho no tarda un tomar uno de estos desde abajo disfrutando de lo suave que eran mientras acerca el otro a su boca lamiendolo, besándolo, y chupándolo con mucho cariño y un tanto de lujuria.
Tammy gemia con gusto, mordiendo su labio de vez en cuando para no ser escuchaba afuera del cubículo.
—Ohh~, amor~ Creo que debemos seguir los ejercicios~ —dijo de forma coqueta la chica.
El lobo entiende lo que quería decir y deja el pecho de esta para así ambos terminar de quitarse la ropa.
El lobo al quedar desnudo se ve su miembro de gran tamaño estar completamente duro y recto por la excitación que le daba la situación. Y la lince deja ver su intimidad ya un poco húmeda por algo más que agua por la misma situación que Russell.
Este carga a su novia como lo hizo antes, pero esta vez en lugar de ponerla de espalda a él, la puso viendo hacia él. Con esto, cuando la levantaba el lobo quedaba con la intimidad de la chica apocos centímetros mientras la lince quedaba a pocos centímetros del miembro del chico. Esto en la posición de 69.
La boca de ambos se pusieron a trabajar. Russell lamia la intimidad de la lince, pasando su larga y húmeda lengua por los labios vaginales de esta hasta que lentamente se va metiendo dentro para saborearle todo el interior. Tammy había empezado con lamidas sobre el tronco y glande del miembro del chico, pasando a meterlo en su boca lentamente empezando un vaivén de adelante a atrás a un ritmo lento pero metiendo muy profundo el miembro del lobo en su apretada y caliente garganta.
Con el pasar de los minutos ambos iban subiendo el ritmo. La lengua del lobo se movía a todos lados a un ritmo elevado, mientras que la boca de la lince mantenía un ritmo constante y rápido. Ninguno de los dos parecía que iba a soportar mucho más, pues la intimidad de la lince palpitaba igual que el miembro del lobo.
Ninguno de los dos logra avisar pero ambos se corren al llegar a sus respectivos orgasmos. Los fluidos tibios de la chica inundan la boca del lobo pasando a tragarlos. Mientras que la lince tragaba la caliente esencia que expulsó el lobo a su garganta.
Unos segundos después Russell baja a su novia colocándola de nuevo sobre sus dos pies sólo para ponerla contra la pared, colocando su espalda hacia él. Ambos con la respiración agitada se miran de reojo unos segundos solo para besarse muy apasionado. Durante el beso el lobo toma las manos de esta y la suben hasta tener ambas estiradas y usa una de sus manos como especie de esposas para mantenerla acorralada. Su otra mano baja y le da una suave nalgada y hace que Tammy ahogue un bajo gemido en el beso. Al separarse del beso la chica con un leve rubor en sus mejillas por el calor del momento pasa a ver la pared, dejando su cuerpo a disposición del lobo. Russell no tarda y baja el cara hasta el cuello de ella para besarlo mientras alinea su miembro contra la entrada de esta y lentamente va entrando, penetrante su intimidad con delicadeza provocando un largo gemido de placer por parte de ella en la la entraba.
La temperatura dentro del pequeño cubículo ya era caliente por el lugar, pero la situación que tenía la pareja hace que ambos tengan sus mejillas rojizas y sus cuerpos suden bastante. Esto incluso sin ninguna ropa encima
El lobo embestia con lentitud pero firmeza la intimidad de la lince, llegando profundo en ella con cada estocada. Su miembro era apretada a la perfección, sintiendo la caliente sensación de ella intentando agarrarlo con firmeza.
—Ahh~ se siente… tan grande~ —mencionó ella entre jadeos—. Hazlo más rápido~, por favor~
Russell al escucharla obedece subiendo la velocidad de sus acciones, provocando el sonido lascivo de sus caderas chocando, precisamente la pelvis de este contra las grandes nalgas de la lince.
Los gruñidos y jadeos de placer que el chico no lograba reprimir eran ahogados por el sonido de la lince gimiendo llena de placer por cada estocada que recibía. Ambos se estaban dejando llevar y ya no importaba mucho si alguien los escuchaba afuera. Mientras que interrumpieron no importaba.
—Mierda… creo que… estoy cerca~ —anuncia el chico entre gruñidos y graves pero bajos gemidos de placer manteniendo el ritmo.
—Hazlo… dentro~ —pidió la lince muy excitada entre gemidos llenos de placer.
Tal como Tammy lo había pedido Russell tomó la cadera de esta para así mantenerla firme en lo que entraba profundamente en una última y fuerte estocada empezando a correrse en gram cantidad dentro de esta, llenándola de su semen. Al momento de sentir las primeras gotas la lince llega a su orgasmo expulsando sus fluidos los cuales chorreaban por sus piernas hasta llegar al suelo.
Ambos respiraba muy agitados y al verse a los ojos no tardan un segundo en volver a besarse con lujuria y amor en los labios. Tardaron algunos segundos hasta que el aire los hace separarse.
—Te amo~ —dijeron al unísono y sonrieron con cariño.
—Se nos hará tarde para el turno —dijo el lobo y sale lentamente de dentro de Tammy.
Los dos se visten rápidamente para ir a darse una ducha a su casa antes de ir a la comisaría para trabajar. Pero al momento de salir del cubículo pueden ver a un par de chicos muy sonrojados y sorprendidos por lo que acaban de escuchar.
—Eh… —el lobo tarda en reaccionar y simplemente dice—. Ustedes no vieron o escucharon nada.
Mientras lo decía se acercaba a su casilleros para al abrirlo mostrar su placa de policia en una amenaza de que ambos mantuvieran silencio. Avergonzados ambos chicos asienten y siguen con sus cosas viendo como la pareja de policías se iba del gimnasio.
—Eso fue muy arriesgado… y excitante —mención la lince cuando ya estaban algunos metros afuera del gimnasio.
—Ya lo creo, jeje. Deberíamos repetir algo así algún día —comentó Russell divertido caminando al lado de su pareja.
—Bueno… después de las 7 de la noche no hay casi nadie en la comisaría~
—¿Quieres hacerlo después del turno?~
—Nos vemos a las 7 en mi oficina~
Ambos se basan nuevamente y al separarse siguen su camino a casa.
Continuará…
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