Protagonistas
Hace algunos meses no podía imaginar las cosas que hoy estaría haciendo. Era un chico amante a la música, y me la pasaba en la sala de música de la escuela todos los descansos en la escuela e incluso en los horarios de educación física prefería mentir e ir con el maestro de música para pasar esas horas.
Pero ahora, todo cambió. Una hermosa ratona entró a la escuela hace meses, y rápidamente se ganó, no solo un puesto en el equipo de voleibol de la escuela, sino también es una de las mejores jugadoras del equipo y segunda capitana.
Ella es hermosa, unas curvas espectaculares, piernas ejercitadas y ojos brillantes muy lindos. No solo eso, sino que también es buena alumna, nunca se mete en problemas, y muy inteligente. Considerada para mí una mujer perfecta, amable, tierna, algo tímida pero siempre dispuesta a ayudar. No puedo dejar de pensar en ella desde que la vi.
Gracias a ella, dejé de ir todos los días al salón de música, y empezar a practicar voleibol en las clases de educación física. Fue tanto así, que me presenté al equipo masculino de la escuela. Tal vez era suerte, pero pude pasar gracias a mis reflejos para no dejar caer la pelota. No era alguien realmente importante para el equipo, pero había conseguido un puesto, como muchos lo deseaban.
Ahora, iba al salón de música solo en los descansos de la escuela, y en horario de arte obviamente. Pero en las clases de educación física practicaba junto a mi salón y algunos amigos, y después de la escuela me quedaba en el Coliseo de la escuela donde practicaba junto al equipo.
El equipo masculino practicaba junto al femenino, por lo que podía ver todos los días a esa hermosa ratona entrenar. El uniforme le quedaba ajustado, dejando ver que era demasiado hermosa físicamente. Piernas gruesas, cadera ancha y una cintura pequeña, sin mencionar que su trasero se veía firme, redondo, carnoso y grande. No podía dejar de verla mientras jugaba.
Hoy había sido un día como cualquier otro. Las clases fueron comunes, y después de estas me fui a entrenar junto al equipo de voleibol. El entrenamiento fue intenso, por lo que el entrenador nos dejó salir un poco más temprano y así tener la cancha para el equipo femenino y jugar un partido amistoso entre ellas en modo de entrenamiento.
Yo debido al cansancio decidí quedarme unos minutos. Debía irme caminando a mi casa, por lo que descansaría un momento antes de irme.
En lo que estaba en las gradas, una de las chicas gritó mi nombre. Eso me dejó sorprendido pero voltee a ver que pasaba. Ella, una de las jugadoras la cual no conozco del todo, me avisa que el entrenador se tenía que ir, y necesitaban a alguien que sirviera como juez.
Yo no me negué a ayudar, y me levanté de las gradas para ir hasta la cancha y sentarme junto al marcador donde normalmente se hace uno de los jueces para actualizar este. Desde allí vería todo lo que pasaba y estaría al pendiente del marcador.
Durante el juego, no podía dejar de ver de reojo a la hermosa ratona que jugaba en el equipo a mi derecha. No dejaba de hacer mi trabajo, pero no podía no ver todos los movimientos precisos que hacía ella, no solo dando un partido excepcional, sino también una hermosa vista para mis ojos gracias a sus movimientos y su cuerpo de curvas finas.
Lo último de recuerdo de una jugada rápida, fue que un fuerte golpe que había dado ella golpeó junto en la barra que sostiene la malla de la cancha, lanzando la pelota con fuerza hacia mi cara. Después de eso todo fue negro durante algunos segundos.
Al abrir mis ojos, ya no estaba en la cancha, sino que frente a mi estaba un armario con algunos frascos de medicina. Estaba en la sala de enfermería. Me moví un poco tomando mi cabeza por un leve dolor, sentándome en la camilla para ver a mi alrededor. Mi mejillas se pusieron muy rojas al ver que sobre mis piernas estaba la cabeza de la ratona, la cual al parecer se había quedado dormida, o eso pensé hasta que la escuché hablar.
Rápidamente se disculpó conmigo por lo que había pasado, diciendo que había sido un accidente por completo y se encontraba muy apenada. Simplemente le reste importancia, pues sabía que eso podía pasar y no tenía mala intención. No podía enojarme con ella.
Pero después de eso, lo que dijo me dejó helado. Me preguntó si era verdad lo que decían sobre mí. Si antes nunca había jugado voleibol, y que no era nada deportista, pero desde que ella vino empecé a practicar, por ella. No sabía quién le había dicho tal cosa, y aunque era verdad, no pensé que era tan evidente. Muy sonrojado miré a otra parte antes de asentir con lentitud dándole la razón.
Fueron algunos segundos donde me sentí un idiota, y estaba incómodo por la situación. Pero entonces, ella se acerca y me da un beso corto en los labios. Con mis mejillas muy rojas correspondí suavemente el beso. No era la primera vez que besaba, pero, puedo decir que era el mejor beso que había sentido hasta el momento.
Yo le gustaba. A la ratona de la que me había enamorado le gustaba. Era el día más feliz de mi vida.
Con una amplia sonrisa le di otro beso en los labios para sellar que éramos pareja. Pero, ella se dejó llevar un poco.
Se subió a la camilla para seguir dándome besos, cada uno más apasionado que el otro, a lo cual poco a poco fui sucumbiendo de manera un tanto sumisa. Mi camisa no duró mucho en su sitio, y cayó al suelo al lado de la camilla, igual que mis pantalones. Era la primera vez que lo haría, y estaba algo nervioso, pero por ella debía dar mi mayor esfuerzo.
Le toma de la cadera suavemente y le di la vuelta, para así poder ver al fin una imagen que deseaba desde hace mucho, una hermosa ratona bajo mi cuerpo mirándome con deseo de que le de todo lo que pueda darle. Mi miraba entonces se centró en el top deportivo el cual llevaba el nombre del equipo, y una de mis manos subió para mover el top hacia arriba y liberar sus hermosos pechos, redondos, firmes y de un tamaño perfecto para que toda mi mano pueda disfrutar de lo suaves que eran. Aunque fue mi boca la que en realidad disfrutó de ella, ya que me acerque para besarlos y lamerlos, centrándome en el pezón rozado y pequeño que tenía. Mi lengua pasaba al rededor de este, y daba algunos apretones con mis labios para escuchar como su hermosa voz gemia por el placer que su cuerpo estaba sintiendo por mí.
No pasó mucho cuando ella volvió a tomar el control, colocándome de nuevo boca arriba en la camilla y ella sentada en mi cadera. El bulto en mi boxer era grande, y ella lo notó. Sus manos tomaron mi ropa interior para bajarla poco a poco hasta dejar al fin mi miembro libre. No era muy grande, pero tampoco tenía que envidiarle a nadie. Lo cual me lo confirmó cuando al verlo su lengua pasó sobre sus labios con mucho deseo.
Mis manos bajaron por la cintura de la ratona hasta tomar el short deportivo que tenía y bajarlo, junto con su braga, viendo así su entrada rosada y limpia. Era la primera que veía tan de cerca.
Trague algo de saliva y volví a acercarme a sus labios para besarla, y está vez use mi lengua para hacer del beso más lujurioso. Esto también para ayudarme a relajarme y perder los nervios que sentía.
Mientras nos besabamos, sentí como lentamente se levantó de mi cadera, y después de eso se acomoda sobre mi miembro, colocando la punta justo en su entrada y poco a poco bajar soltando un leve gemido que nos obliga a separarnos del beso.
Yo también había jadeado levemente debido a tal acción de ella. Su interior se sentía caliente, muy estrecho y húmedo. Mi miembro era apretado con fuerza por las paredes internas de ella, dándome su calor. Se sentía un poco de dolor, ya que era mi primera vez, pero el placer multiplicaba por mucho esa pequeña sensación.
Mis manos, casi actuando por instinto, tomaron las nalgas de ellas para apretarlas. Eran suaves, se sentían como almohadas, pero aun así firmes debido al ejercicio. Mantenía una forma redonda, y sobre todo un buen tamaño. No eran muy grande como para considerar que era una mujer culona, pero gracias a sus curvas, en especial la diferencia entre sus caderas y cintura hacían que estas fueran perfectas.
Mientras le apretaba, ella apoyó sus manos sobre mis hombros, con lo cual hacia palanca y empezaba a montarme a un ritmo lento. Sus gemidos cerca de mi oreja me excitaban más, lo que hacía que no pudiera evitar jadear, gruñir e incluso gemir por el placer que sentía.
En el pequeño salón que se usaba como enfermería solo se escuchaban los gemidos de esa hermosa mujer llenos de placer y excitación, sin detener sus movimientos suave, lentos y precisos. Ella deseaba hacer que el momento fue largo y muy excitante, a lo cual yo no me negaba.
Mis ojos se deleitaban viendo el cuerpo de ella subir y bajar, notando como sus pechos se movían gracias a la inercia que su cuerpo sufría por culpa de sus movimientos. Pero entonces, siento la mirada de ella sobre mí, lo que provoca que instintivamente suba a ver su cara. Sus mejillas rojas, su boca entreabierta jadeando por el placer, y sobre todo,sus ojos brillantes viendo los míos hicieron que notara lo hermosa y dulce que es. Estaba dispuesto a darle todo lo que quisiera a esa hermosa mujer
Dejándome llevar me acerque a ella para darle un profundo beso en los labios con mucho amor, dejando que ella llevara el ritmo lento y duradero.
Al separarnos del beso, ella subió un poco el ritmo, ahora haciendo que mi miembro entrara más profundo en ella y que sus gemidos se hicieran un poco más fuerte. Subía y bajaba su cadera a un ritmo medio, jadeando con mucho placer y con una de sus manos pasa a tocar la parte de arriba de su entrada, el clítoris precisamente.
Ese ritmo se mantuvo durante algunos minutos, los cuales yo jadeaba disfrutando de como se movía sobre mí, y sobre todo como su interior apretaba mi miembro con fuerza.
Sentí entonces como su cuerpo cae sobre el mío, parecía cansada, pero aun no satisfecha. Me abrazó por el cuello con ambas manos, y su cara quedó a poco centímetros de mi oreja. En esa posición, mi miembro estaba profundo en su entrada, lo que hacía que pudiera sentir su calor por todo este, en especial sobre mi glande el cual era la zona más apretada y caliente que sentía.
Mis manos tomaron de nuevo las nalgas de la ratona, pero esta vez las agarre con firmeza y empecé a moverla de arriba a abajo con un ritmo más rápido. Ella gimió ante lo que hice, y su cadera se mueve al mismo ritmo para mantenerlo e incluso hacerlo más rápido.
Su interior se hizo más estrecho, apretando con más fuerza mi miembro, y sus paredes internas empezaron a palpitar. Podía sentir su orgasmo acercarse, y el mío tampoco estaba lejos. Casi al mismo tiempo, mi miembro palpitaba aguantando el correrme, pero no podía hacer mucho, no aguantaría más.
Segundos después un fuerte gemido se escapa de sus labios, al mismo tiempo que uní de los míos, pero este más bajo. Mis fluidos poco a poco llenaban el interior de la ratona, mientras los suyos recubrían mi miembro.
Se separó un poco con la respiración igual de agitada que la mía, para después de verme unos segundos a los ojos darme un profundo y muy amoroso beso en los labios.
Algunas horas pasaron, y después de una pequeña siesta ambos salimos de la enfermería. Con una sonrisa la acompañe a su casa, donde conocí a su madre y me presentó como su pareja. Estaba nervioso, pero escuchar decirle que era su novio me hizo sentir orgulloso. Lo había logrado, al fin logré hacerme novio de la mujer más perfecta de la escuela, la cual amaba mucho.
Después de eso me fui a mi casa para poder descansar, no sin antes decirle a mis padres que tenía pareja, y que la conocerían dentro de poco.
Fin
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