Amor de vacaciones
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Historia:
Como todos los años, estos se tienden a terminar y con ello llegaba el último mes del año. Diciembre. No es novedad que en estas fechas las escuelas y universidades se tomaban un tiempo de descanso para los estudiantes. Todo esto gracias a que se acerca la navidad. Chocolate caliente, nieve, decoraciones, árboles con luces y muchas otras cosas. Y lo más importante eran los niños con esperanza de tener sus juguetes preferidos y cumplir sus deseos.
Para mí esa época ya había pasado hace bastante. Pues después de cumplir 20 años las navidades ya no son realmente gran cosa. Solo una fecha más. Quizás un poco más especial por las vacaciones pero no hay realmente algo diferente a las demás épocas del año.
Este año iba a aprovechar para dar un viaje antes de que llegara navidad. Pensaba irme en la primera semana de diciembre y volver antes de la tercera. Dos semanas de vacaciones junto con algunos amigos gracias al dinero que recogimos en todo el año.
Acomodamos todo, y decidimos alquilar una cabaña cerca a la playa para nadar y disfrutar del sol, cambiando el clima normal para nosotros en esas fechas.
El viaje lo hicimos en avión, aprovechando una oferta de media noche. Y así emprendimos nuestra aventura de vacaciones, llegando a la playa casi a las tres de la mañana.
Al momento de entrar repartimos nuestras habitaciones, y por suerte para mí dormiría solo en una habitación. No me importaba realmente compartir, pero dormir solo es mejor debido a que tengo un sueño bastante ligero y cualquier ruido puede despertarme.
Tomamos un buen descanso, aunque nos levantamos temprano para salir a desayunar.
Fue entonces cuando la conocí.
Habíamos entrado a una cafetería cercana para desayunar. Todos nos acercamos al mostrador para ver que podíamos comer, y para mi suerte había un menú especial de desayunos, así que pedí unos hotcakes con café.
Los minutos pasaron y una linda gata se acercó a la mesa para entregar nuestros pedidos. Su hermoso pelaje café, y aquellos bellos ojos rojos carmesí hicieron que mi corazón se acelerara de inmediato. No podía creer lo linda que era. Su cuerpo cubierto por su uniforme, un delantal café oscuro con el logo de la cafetería que llegaba hasta la mitad de sus muslos, una camisa blanca de manga larga y una media del mismo color que llegaban hasta un poco más arriba de sus rodillas. Sus piernas parecían bien entrenadas, haciendo que su cadera se notara más ancha y su trasero más grande. Cosa que me encantaba. Ademas que aquellas media apretaban levemente sus muslos, provocando que se viera aún mejor.
—Provecho chicos —dijo ella con amabilidad antes de dejar los platos en la mesa e irse de nuevo para seguir con su trabajo.
—Es hermosa —murmuré enamorado y al darle cuenta de ello me sonrojé demasiado pues mis amigos me oyeron—. Mierda... lo dije en voz alta...
Mis amigos se burlaron un poco de mí después de eso pero todos me incitaron a ir con ella para hablarle. Obviamente me negué al principio pero después de algunos minutos igual, y que uno de los chicos llamara de nuevo a la chica tomé la valentía para pedirle su número.
Hasta a mí me sorprendió cuando le escuché preguntar si tenía donde anotar. Y mis amigos no eran la excepción. Obviamente saqué rápidamente mi teléfono y anoté su número número mis contactos.
Le agradecí y con un poco más de confianza en mí le hice otra pregunta.
—¿A qué hora sales de trabajar? Quizás podría invitarte a beber algo... —mis mejillas se colocaron muy rojas, y me puse un tanto nervioso—. Claro, si quieres. No te tienes que sentir obligada ni nada solo es por preguntar y...
Mis palabras fueron interrumpidas al momento de sentir los labios de la gata tocar mi mejilla con cariño.
—Nos vemos a las 6 aquí~ —su dulce voz era la de un ángel. Suave, un tanto aguda, muy dulce y se notaba un tanto alegre.
Se dio la vuelta para seguir con su trabajo, y nos dejó solos de nuevo a mí y mis amigos. Miré incrédulo a los chicos, y ellos estaban igual que yo. Pero se acercaron a mí para felicitarme por lo que había hecho.
Tarde un poco más salir del pequeño shock en el que había quedado, pero entonces sonreí ampliamente muy alegre. No podía esperar a que fueran las 6.
El tiempo pasó y muy emocionado me aliste para la cita que tendría. Me vestí con una camisa color azul clara y un pantalón corto de mezclilla color café. Era lo más elegante que tenía para venir a la playa. Esperaba que eso no fuera problema para ella.
Al momento de ir a la cafetería de nuevo a esa hora vi como la gata salía del local, cerrando con llave. Era la hora de cerrar. Ahora vestía con una falda color roja que llegaba un poco más arriba de sus rodillas, manteniendo las medias blancas y su camisa manga larga del mismo color. Apenas lo había notado, pero en su oreja tenía un expansor color negro que le daba un toque muy hermoso.
La saludé al momento de verla y le di un suave beso en la mejilla como saludo. Ella me sonrió de igual forma saludandome.
—No conozco muy bien las playas pero creo que vi un bar no muy lejos de aquí —dije bastante sonrojado—. Pero si conoces un sitio mejor no me negaría a ir.
—Hay una discoteca que pone muy buena música. Podríamos bailar y divertirnos —propuso ella.
Obviamente yo la iba a seguir así que acepte la propuesta de la discoteca aunque no supiera bailar muy bien. La idea era estar con ella.
Para mi fortuna todo estaba yendo bastante bien. Habíamos bailado un poco, hablamos y bebimos. Pero, todo cambió cuando ella me pidió que la acompañara a su departamento. Me contó que vivía sola, pues se mudó por sus estudios y por el momento no pensaba regresar por temas de dinero. Aunque no era realmente un problema para ella. Su familia no celebraba navidad ni año nuevo así que no se perdía de nada.
Al momento de entrar note que todo estaba bastante limpio y ordenado. Un lindo departamento muy bien cuidado y acogedor de una habitación, un baño, sala comedor y una cocina. Era pequeño, pero agradable.
—Muchas gracias por la noche, fue estupenda —le dije con una sonrisa con la intensión de irme pero entonces ella se me acercó para abrazarme por el cuello.
—Pero aun no acaba~ —al momento de decir eso no pude reaccionar y sentí como sus labios se tocaban con los míos en un muy apasionado beso.
Su lengua se adentró dentro de mi boca, buscando así encontrar y enredarse con la mía. Un baile entre ambas se hace dentro de nuestras bocas. Sus manos acariciaban mi nuca, mientras que las mías subían por la cadera de esta, tomándola suavemente por sus caderas para apegarla a mí.
Mi instinto me dominó en ese momento, pidiendo a gritos hacerla mía. Mis pies respondieron a tal llamado, empujando al frente mi cuerpo y con ello haciendo que la gata retrocediera. Todo esto sin separarnos del beso. Mis manos también obedecían al deseo de mi cuerpo, adentrándose bajo la blusa de la minina tocando así su suave y sedoso pelaje en el vientre.
En un momento siento como sus manos me empujan levemente solo para poder verme a los ojos unos segundos antes de tomar mi camisa y desabrocharme dicha prenda hasta quitármela por completo, dejándome con el torso desnudo. No son tan marcado, en realidad soy bastante flaco, pero parece que a ella no le importó mucho pues sus manos acariciaron mi pecho antes de volver a acercarse a mis labios, siguiendo aquel lujurioso beso.
No tarde mucho en llegar a la habitación de ella, empujándola hacia la cama y colocándome sobre ella. Mis labios se separaron de los de ella, para ir bajando por su cuello con besos y lamidas, escuchando como de la boca de ella se escapaban suspiros de placer.
A pesar de que sabía que lo disfrutaba, no era suficiente. Mis oídos querían deleitarse con su hermosa voz, aguda, dulce, y suave gimiendo por el placer que le daba.
Mis manos actuaron, subiendo poco a poco la blusa de esta hasta que la quite de su cuerpo. Mi vista se deleitó con aquella hermosa felina y su sostén color café crema, dejándome ver su escote el cual era de un tamaño perfecto. Mis manos cubrían perfectamente todo este, teniendo así el gusto de poder apretar este con suavidad y causarle más placer a ella.
Lo malo de esa posición era que no podía verle desnuda por completo debido a que desde ahí no podía quitarle el sostén. Pero, quería seguir así que deje de momento sus pechos para ir bajando por su vientre entre besos y lamidas hasta llegar a su pelvis. Mis manos tomaron con cariño los muslos de la felina, aprovechando para subir suavemente por sus piernas hasta llegar a la cadera de esta y tomar su braga qué iba a juego con su sostén. Tomé esta para bajarla lentamente hasta quitarla por completo.
No podía creerlo, pero mis ojos no mentían. Tenía a una hermosa mujer acostada para mí. Sus piernas aunque se cierran un poco avergonzada podía lograr ver lo hermosa y sexy que era aquella hermosa felina. Trataba de mantenerme sereno, pero estaba bastante nervioso. Trague saliva antes de acercarme de nuevo a ella para poder separar levemente sus piernas, metiendo mi cara entre ambas. Mi nariz pudo sentir el delicioso aroma que emanaba ella, y al acercarme lo suficiente mi nariz tocó sus labios vaginales, sintiendo un líquido bastante resbaloso y un tanto tibio. Estaba muy húmeda, y esto por mi culpa.
Tome valor y sabiendo que debía hacer, mi lengua pasó sobre su entrada, disfrutando de su delicioso sabor. Podía decirse que en ese momento todos mis sentidos empezaron a experimentar un extasís que nunca había logrado imaginar. Una de mis manos subió por las piernas de la chica, hasta alcanzar su pelvis, acariciando esa zona un poco antes de bajar para poder tocar apretando un poco su clitorís con uno de mis dedos (Así es, sé donde está el clitorís. No me juzguen) y lograr así aumentar el placer de ella, amando el sonido de sus gemidos.
Usé más fuerza sobre mi lengua, provocando que estara un poco más profundo dentro de ella. Aquel sabor un tanto amargo era adictivo para mí. Sumamente delicioso, no hay otra forma de describirlo.
Cuando hice eso gimió con más fuerza. Aquel sonido de ella hizo que alzara la mirada para verla. Ella tenía una de sus manos apretando la sabana con fuerza mientras la otra se apretaba uno de sus pechos sobre el sostén. Una imagen que seguramente nunca olvidaré. Ella se veía muy tierna y sumisa gimiendo de placer por lo que yo hacía.
—Por favor~ hazme tuya~ —le escuche pedir a ella.
Muy obediente a ella, detuve mi lengua para poder separarme de ella y colocarme sobre su hermosa figura.
De mi bolsillo saque mi billetera, donde siempre cargaba un condón por si había una emergencia. Aunque la verdad nunca pensé en verdad necesitarlo. Pero no es el momento de dudar, ahora debo actuar.
Baje mi pantalón, y junto a este mi bóxer dejando libre mi miembro ya erecto y duro, todo esto provocado por aquellas hermosas imágenes que ella me dio junto con el sonido de sus gemidos y su ahora llamado para darle más. No podía resistirme ante tal hermosa figura femenina.
Después de ponerme la protección, acerqué mi miembro hasta hacer fricción entre este y su entrada, provocando que ambos tuviéramos suspiros con bastante placer. No tarde mucho y cuando pensé que ambos estábamos listos, me detuvo para alinearme y así entrar suavemente en ella provocando un muy fuerte maullido que me hizo erizar el pelaje. Mi cuerpo sintió un escalofrío entre preocupación y mucha excitación.
—¿Estás... bien? —le pregunté en medio de un gruñido de placer y se escapa un leve jadeo de mis labios.
—Eres... grande~ —me respondió con un bajo jadeo y pasó a morderse el labio inferior muy excitada antes de proseguir hablando—. Por favor, sigue~
Mis orejas se deleitaron con esas palabras. Y no sólo eso sino que todo mi cuerpo de inmediato actuó por si solo, empezando a moverse lentamente de arriba a abajo entrando y saliendo de dentro de ella.
Mis manos le toman de la cadera, para así mantenerla firme en su lugar debido a lo apretada que estaba y la fuerza que debía usar para poder hacerla mía. Ella usaba sus manos para sostener su cuerpo tomando con fuerza la sabana sobre su cama, o la parte superior del colchon, la verdad no podia estar muy centrado en sus manos teniendo esa hermosa carita levemente sonrojada y un tanto avergonzado gimiendo y jadeando de placer.
—De... Detente —pidió ella entre jadeos con la respiración bastante agitada.
A pesar de estar muy excitado al escucharla me detuve de inmediato. Sentí sus manos subir por mi nuca y así empujarme para besarla de nuevo en los labios de manera lujuriosa. Mientras lo hacía, usó bastante fuerza para lograr darme la vuelta y ponerse sobre mí cuerpo aún con mi miembro dentro de esta. Al estar sobre mí, sus manos acariciaron mi pecho un poco antes de subir hasta su cabeza para poder amarrar su cabello y que no estorbara.
Trague saliva al verla sobre mí, viendo aquel sexy y hermoso cuerpo femenino. Cintura delgada, cadera ancha, y sus pechos de un tamaño perfecto. Pero, esto último no podía verlo directamente. Por esto, mis manos subieron por su espalda mientras le besaba el cuello con deseo hasta poder desabrochar su sostén, quitando este y dejándolo a un lado. Deseaba verla, así que me separé levemente solo para sonrojarme mucho viendo sus pechos al descubierto. Tal como me lo imaginaba, simplemente perfecto.
Sus manos tomaron mis hombros para unos segundos después empezar a subir y bajar, saltando sobre mi cadera, metiendo y sacando mi miembro. En esa posición era incluso más apretada que antes. Era una sensación asombrosa.
Le tome suavemente la cadera para ayudarle a mantener el ritmo, pero dejé caer mi cuerpo sobre el colchón para tener un mejor ángulo de ella saltando sobre mí y sus pechos bailar al ritmo de sus movimientos. Era hermosa.
Mis jadeos se hacían con cada minuto más agitados, como sus movimientos se hacían más fuertes y rápidos. No podía resistir, estaba muy cerca de llegar a mi orgasmo.
—Yo... estoy cerca~ —su hermosa voz dijo entre gemidos esas anheladas palabras para mí.
—Yo... también~ —le respondí y tome con fuerza su cadera para hacer que diera un último y fuerte sentón sobre mi miembro, haciendo que me corriera llenando el condón de mi esencia.
Un alto gemido salió de la boca de la felina antes de acostarse suavemente sobre mi pecho con la respiración agitada igual que la mía.
—Eres el mejor~ —me susurra dándome otro suave beso en el pecho antes de moverse lo suficiente para sacar el miembro de dentro suyo.
Le sonríe con cariño y acaricié su espalda suavemente antes de darle un beso en la cabeza con cariño.
—Tú lo eres más —al decir eso escuche como ríe levemente y entonces se mueve un poco para permitirme levantarse de la cama.
—¿Dormirás aquí? —me preguntó ella con intriga.
—Sí tú me lo permites con gusto lo haré —le respondí sin dudar mientras me levantaba de la cama para quitarme el condón, amarrarlo e ir a tirarlo a la basura.
—Por favor —respondió ella con una sonrisa y cuando volví a la cama me abrazó acurrucandose en mi pecho.
Estas semanas de vacaciones serán grandiosas. Aunque me preocupa cuando tenga que irme de nuevo. Espero no me duela mucho. Pero, la vida se vive una vez, y el amor es así. No hay vuelta atrás, así que disfrutaré esta semana como ninguna. Ya veremos que pasa en el futuro.
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