Soy Bisexual
Cada vez que sentía su aroma cerca de mí, estaba impaciente por querer más de ella. Pero eso estaba mal ¿Por qué? Ella es mi mejor amiga, no podía contener mis pensamientos exóticos y extraños.
Me sentía culpable por sentirme de esta manera. Hasta que me di cuenta de que ella siente lo mismo y más. Ella me desea, ella me besa, ella me hace suya. Me da miedo, pensar que alguien nos descubra, podría decir que estoy loca por ella.
Dos Semanas han pasado desde nuestro último encuentro sexual y no puedo sacármela de la cabeza ¿Es esto normal? Me encuentro de pie, cepillando mi cabello negro como la noche misma.
Alguien toca la puerta de mi habitación, deduzco que es mi madre, así que dijo un "Adelanté" La puerta se abre, aún cepillo mi cabello en el gran espejo.
—¡Buuh! —reconozco esa voz fémina.
—¡Joder! —grito sin aliento.
Se ríe, sin parar y dice: —Adoro tu cara de asustada — secas pequeñas lágrimas de sus mejillas.
—Tonta —me rio con ella. Hasta que algo corta nuestras risas y nos miramos frente a esa gran espejo de cristal plateado.
Sé que quiere...
Sé que me necesita...
Sé que me desea...
—Tócame ya —suspira con su respiración incontrolable.
—Yo...
No sabía qué hacer. Estoy en estado de ¿qué hago? Me gustan los chicos, pero podría jurar que también las chicas me atraen. Entonces ¿quién soy? ¿Soy bisexual o tan solo no sé que soy?
Toco sus ligeros pechos por encima de su ropa, dando un leve gemido de más y que le gusta. Le hago más duro y esta gime con más intensidad que la anterior.
—Shhh... —la callo para que mis padres no la escuchen. Su mano derecha viaja hacia mi Jean, dándome un jalón para que me acerque más ella y la pueda besar.
Besó sus labios sabor a fresa, sus finos labios se movían al compás de los míos, se siente bien. Me sentía en mi hogar al estar con ella. Me separé para respirar mejor, bajo mi Jean por mis piernas, estoy lista para lo que se viene. Levanta sus brazos para que pueda quitarle su blusa, lo logro.
—Espera. —Me levantó de prisa hacia la puerta, cerrando con paso por si alguien entra.
Se tiró en la cama, se quitó su Jean, se quedó en ropa interior y eso no me gustaba. Yo quería ver más allá de eso. Sus piernas abiertas me daban facilidad para tirarme encima y pegar nuestras intimidades tanto como podamos.
Me subí encima de ella con una pierna a cada lado de mi cintura. Lista para mover mi intimidad de arriba a abajo aun con ropa interior, me daba vergüenza por así decirlo al igual que a ella.
Toque su pecho con mi mano derecha, sus pequeños gemidos salían por más. Me movía de una manera empoderada y maravillosa. Mis bragas están empapadas, por mis flujos, ¡Dios! Esto me hace sentir tan genial.
Cerré por un momento mis ojos dejándome por llevar por nuestros movimientos, respiraciones y deseo. Sus manos se pusieron en mis muslos dando a entender que lo hiciera más rápido y que ya casi llegaba al igual orgasmo igual que yo. Me acerqué más a ella dándole un beso con lengua, no me daba asco, tan solo me dejaba llevar.
Y en este instante me sentía libre y feliz por hacer estas locuras.
—Te necesitaba tanto... —gemí en el orgasmo.
—Y yo a ti...
Nuestros cuerpos respiraban igual, me separé de la rubia para mirarla mejor, unas gotas caían de su frente por el agitado orgasmo que acabamos de tener.
—Necesito otra —hablamos mismo tiempo.
Reímos ante eso. Me gusta la forma que se ríe y oculta su mano la sonrisa.
—Pero antes... —di el primer paso, bajé mis bragas despacio, me siento rara tan solo un poco. La rubia me miro sorprendida.
—Si así lo quieres.—Se acostó mirando hacia el techo, subió sus glúteos y sacó su prenda.
—No mires... Me hace sentir rara. —Te entiendo, no me miras ni y yo también haré lo mismo, ¿trato? — acerqué mi cabeza a la suya para completar el "Trato" .
—Trató — en su mirada tan profunda y llena de lujuria, ¿amor? Y deseo. Me besó, cerrando el trato.
—Tienes un gran trasero. Te envidio —Yo río ante eso.
—Tú tienes buenas tetas —las miré y después me las comí con la lengua.
—Ummh —escuché de su parte quejidos de excitación.
Me coloqué, como al principio, piernas abiertas entre las de ella. Su intimidad se sentía más. Disfruto cada momento, porque sentía de lo mejor del mundo al estar junto a ella, y saber que todo a tu alrededor se esfuma.
—Ahí voy. —Moví mis caderas, ella tuvo la misma idea. Y se sentía sus labios vaginales chocar con los míos. Me moví más rápido, agarrando sus pechos y besaba sus labios.
—Sientes eso —gimió ella.
Lo podía sentir una y otra vez. No quería parar. Estoy a punto de... Di más duro contra ella, se escuchaba como nuestros fluidos se esparcían por toda nuestra vagina, dando una fricción rica y suave.
—Ahh —llegué al clímax, dándole un beso para que no escuchara.
—¿Llegaste? —pregunté atónita.
—Eh... Sí, solo que me quede con ganas de otra. Y Apenas que escuché tu gemido.
—Yo también llegué, pequeña. —me quede sorprendida porque no me había dado cuenta. Me quité de encima de ella, sé que me dijo que no mirara hacia abajo, pero deseo comerme su intimidad.
—Cierra esos ojos —demandé a la rubia, esta dudo por un instante y los cerró con miedo. Puse mi cabeza en su intimidad, su cintura se corrigió un poco porque no estaba acostumbrada.
Moví mi lengua por todo su hermoso sexo, se siente húmedo y sabe bien. La rubia se arquea, sé que necesita más rápido, así que eso hice, moví la lengua de arriba a abajo en su clítoris. Sus piernas se abrían de una forma tan excitante que me hacía imaginar que es solo mía.
—Joder... —di un respiro tan profundo que sabía que había llegado al orgasmo.
Metí un dedo en su clavícula con cuidado de no asustarla, luego otro más despacio. Su coño está muy húmedo, y caliente. Comienzo a hacer un ademán de adentro hacia afuera, sus ojos son tan calientes, su voz me pedía más y más. En las últimas estancadas con mis dedos sentí algo más húmedo, sus fluidos ya están por mis dedos, y eso bastó para... Hacer una locura.
—Tócame —pedí, señalando mi sexo. La rubia hizo caso, sus dedos comenzaron a hacer masajes rápidos por toda mi vagina y clítoris. Ella llega al orgasmo de una manera inoportuna, haciendo que mucho líquido se extienda por toda la sabana. Me puse ahorcadas y lo chupé, toda. Puedo sentir que sus pies temblaban por la falta de experiencia.
—¿Te gustó? —pregunté quitándome de su intimidad para mirarla a sus ojos tan llamativos para mí.
—Sí, quiero volverlo a repetir en otra cosa ocasión Sam. Me ha encantado, ¿y a ti? — dudé ante eso, me había encantado, claro que sí, pero también quería disfrutar más.
—Claro, estoy a tus órdenes y cuando me necesites aquí estaré. —Me acuesto en la cama mirando el techo, ella se acerca a mi pecho durmiéndose en él.
—Si supieras que te amo... Y que te deseo a la misma vez Sofi.
Actora: Espero que le den una oportunidad a esta historia, son pequeños relatos de diferentes personas.
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