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El Brujo y Los Templarios

En una época oscura, tras la lucha por el poder de los templarios, estos fueron desapareciendo hasta casi no existir. Después de huir debido a la traición de la corona francesa y la Iglesia Católica, algunos encontraron refugio en Inglaterra y el norte de Europa. Durante ese tiempo, los templarios estaban siendo buscados por orden directa del Papa para eliminarlos, pero aún contaban con el apoyo de personas que respaldaban su causa, lo que permitía a los pocos que quedaban vivir en paz.

Años después, en Inglaterra, un rayo cae con una fuerza nunca vista en las tumbas de los templarios, dañando parte de la estatua y la tumba del peregrino en un panteón. Al día siguiente, Portos, Kalen y Jon van a inspeccionar los daños causados por el rayo. Mientras limpian el lugar, Portos coge unos escombros y encuentra una caja muy pequeña, dejando a los tres con caras de asombro. Tras terminar la limpieza, deciden abrir la caja.

-Es un anillo.-dice Portos.

-Podemos llevárselo al brujo.-sugiere Kalen, refiriéndose a él así debido a que siempre lleva una toga o túnica negra y tiene una larga barba.

Llevan el anillo al brujo, quien lo observa en silencio, lo coloca sobre la mesa, lo mira unos segundos y luego lo vuelve a coger. Da vueltas al anillo hasta que comienza a caminar cada vez más rápido. Portos, Kalen y Jon lo siguen sin saber a dónde se dirigen.

Finalmente, llegan a la biblioteca, donde el brujo se dirige al fondo. A la izquierda, hay estanterías; empuja un libro hacia dentro y la estantería se mueve, revelando una puerta. La abre y descubren una sala con dos atriles, cada uno con un libro. El brujo coge el de la izquierda y, tras hojear varias páginas, se detiene en una.

-Aquí está.-dice el brujo.

Va a buscar el "cáliz" mientras los tres templarios se quedan mirando el libro en la página donde lo paró el brujo. Antes de que Jon abriera la boca, el brujo grita:

-Tenemos que ir al templo de Salomón junto al alquimista.

Los tres templarios lo miraron fijamente y

-No podemos pisar Tierra Santa y menos Francia -dice Portos.

El brujo lo mira con cara de loco, hay un silencio muy incómodo.

-Si no vamos a ver al alquimista, el fin del mundo llegará en 15 días según el calendario juliano.

Los templarios tenían los ojos como platos.

-Explícate mejor, brujo.-dice Kalen.

El brujo lo mira y piensa que la pregunta era muy idiota.

-El anillo pertenecía al Goliat. David, después de acabar con su vida, le robó el anillo del Kaos. Este anillo tiene la peculiaridad de hacer el Kaos por donde vaya; para eso tiene que tener un portador. No se conoce ningún portador, lo que no sabía era que estuviera en el panteón de los templarios.

Se dirigen al puerto de Liverpool, viajan de noche para no levantar sospechas, llegan al puerto y cogen un barco que les llevará a la costa francesa.

Pisan suelo francés, caminan durante varios días, llegan a un prado, siguen caminando y de frente a ellos aparecen unos soldados.

-Hola amigos templarios, qué pena que no vayáis a pasar de este prado.

-¿Quién te dice a ti que no vamos a pasar?-dice el brujo.

Los templarios se le quedan mirando.

-Brujo, veo que sigues igual de fanfarrón como de costumbre.

El brujo mira hacia su maleta y le dice a Portos.

-Ábrela y mira dentro. - Portos abre la maleta.

-Maldito viejo.

-¿Qué pasó? - dijo Jon.

-Son nuestras ropas de batalla de templario.

El brujo grita.

-¡Dejaos de hablar y vestíos ya! - Los templarios se ponen la ropa del templo y se dirigen al medio del descampado.

-Ahora estamos listos, grandullón.-dijo Kalen.

-Templarios, antes de llegar a mí, tenéis que derrotar al menos veinte hombres por cabeza.
Los templarios se colocan en posición de defensa; al menos sesenta soldados se acercan a toda velocidad. Forman un triángulo, llegan los tres primeros y se giran, desorientando a los soldados.

Portos da un espadazo en toda la cabeza a uno, Kalen clava la espada en el pecho a otro soldado, y Jon corta el brazo de un tercero para luego clavarle la espada en la espalda. Se vuelven a poner en posición de defensa y logran quitarse de encima al menos doce soldados, pero ahora los templarios están más cansados.

-Templarios, ahora viene lo bueno, ¡a la carga!-Los soldados van con todo, corren y corren.

El brujo se coloca delante de los templarios, pronuncia unas palabras en Tamil, se pone el anillo y emite un halo de energía que hace que todos los soldados retrocedan. Solo quedan en pie al menos cinco soldados y el general.

Los templarios se adelantan y enfrentan a los soldados que quedan, los aniquilan como si nada; el general se enfrenta a los tres templarios. Primero en atacar es Jon, el general esquiva el ataque y le da un puñetazo; Jon se cae al suelo. El siguiente es Kalen, le ataca con la espada, el general se protege con el brazo; la espada choca contra el brazo del general, desarma a Kalen y lo coge por el cuello, empieza a apretar. Portos lo ve y va a salvar a su amigo, le clava la espada en la espalda; el general afloja a Kalen del cuello, Kalen cae al suelo inconsciente. Portos le clava la espada en el talón de Aquiles al general, cae de rodillas. El brujo lo coge de la cabeza y empieza a hablar otra vez en Tamil; el brujo empieza a ver los pensamientos del general. En una de esas visiones, se encuentra donde estaba el templo de Salomón, ve al alquimista mirando por una bola de cristal de las sombras, y de la bola de cristal se ve el anillo; le saca las manos de la cabeza al general y este cae al suelo como si fuera un fardo.

El brujo y los templarios se dirigen a un monasterio en las montañas. Una vez allí, pedirían consejo.

El brujo llama a la puerta del monasterio,

-¿Quién perturba el descanso de los monjes?

-Soy el brujo, dile a Moisés que pido consejo.

Después de dos horas, abre la puerta un monje.

-Seguidme.

Siguieron al monje hasta llegar a un patio. Del patio giraron a la izquierda y después se metieron en una puerta que daba a un pasillo largo. Fueron hasta el fondo y en la puerta de la derecha, se quedaron quietos unos segundos hasta que se abrió. Una vez dentro, al fondo de la habitación estaba un monje de rodillas en silencio, se levanta.

-¿A qué debo este honor, el mismísimo brujo y tres templarios?

-Veníamos a pedir consejo.

-Pues vosotros diréis.

-Tengo el anillo del Kaos.

-¿Qué? ¿Y cómo lo conseguiste? Se creía que era una leyenda.

Se lo enseña y el monje lo mira.

-No te lo habrías puesto, ¿no?

-La situación lo requería.

-¿Eres consciente de que ahora estás vinculado al anillo, ¿no?

-Sí lo sé, pero lo volvería a hacer.
Se escucha la puerta abrirse y otro monje trae vino y comida.

-Pasó algo cuando cogí a ese chico de la cabeza y vi todos sus pensamientos y lo que vio.-dijo el brujo.

-Para venir aquí tuviste que ver algo excepcional.

El brujo lo miró con miedo.

-Vi al alquimista ver por la bola de cristal negra, mira el anillo del Kaos; después todo fuego.

-Pues eso es malo. Tenéis que ir al monte de la esperanza donde coronaron al rey Arturo y coger la espada del templario. Después, con la espada, romper el anillo. Es lo único que lo destruye.

Llegando al monte de la esperanza, los templarios notan una sensación extraña. Ven a lo lejos la roca con la espada. Dan dos pasos más y se la nada sale soldados del león, son los mejores soldados que podría tener un ejército.

-¡Templarios hoy sí que no vais a ir a ningún sitio! -Se escucha desde la colina.

Empiezan a bajar desde la colina a caballo, un espectáculo ver cómo se mueven los caballos. Rodean a los templarios y al brujo.

-No te pongas el anillo, podemos con todos.-dijo Portos.

El brujo ve tan mal la situación que decide ponerse otra vez el anillo. Empieza a hacer hechizos y conjuros, y los soldados van cayendo de uno en uno. El brujo se mueve super rápido, ya no es el, está en un estado espiritual. Cuando llega a la roca, intenta levantar la espada y no puede; el anillo empieza a hacer cosas raras, le da un poder inhumano al brujo. Empieza a sacarla y de pronto se vuelve todo blanco, se escucha un pitido agudo. Todos se caen al suelo, tapándose los oídos, algunos sangran por los ojos. La tierra se empieza a abrir debajo de sus pies y otra vez esa luz blanca. Portos intenta luchar contra ese ruido infernal, es capaz de moverse. Coge su espada, saca fuerzas de lo último de su ser, y le corta el dedo al brujo. Todos se vuelven un caos, el sonido es más insoportable. Coge la espada del templario que había soltado el brujo. Al principio le cuesta, pero logra levantarla, y le da con todas sus fuerzas al anillo. Todo se vuelve blanco de nuevo. Al cabo de mucho tiempo, se despiertan en el templo de Salomón. Están en una sala gigante, el brujo está sentado en una silla.

-Pero ¿qué pasa aquí?-dijo Portos.

-Pasasteis la prueba, ahora sois la orden del Salomón.

Los templarios se miran, no entienden nada, se sientan en las sillas que quedan libres en la mesa.

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