Derive
Érase una vez en un reino muy lejano, un pequeño pueblo donde abundaba todo tipo de magia, entre todos los talentos, el de congelar los objetos y sustancias era el más raro y escaso de todos los dones, de hecho, en el pueblo solo existían dos personas que podían hacerlo sin ninguna dificultad. La mujer poseedora de tal talento de llamaba Jael, quien vivía con su único hijito al cual decidió llamar Tito. El pequeño Tito era inquieto y de mente curiosa, de hecho, en más de una ocasión y a pesar de su corta edad le había pedido a su madre que le enseñara la receta secreta que se había trasmitido de generación en generación en la familia, una deliciosa tradición que les permitía elaborar el manjar predilecto de la corte: helado.
Un buen día mientras Tito jugaba junto al bosque, escuchó como las ancianas del pueblo comentaban sobre un antiguo mapa que contenía el camino para llegar a saber el secreto de la verdadera magia. Ni corto ni perezoso el niño se dirigió al lugar que las ancianas entre ellas mismas habían logrado recordar antes de seguir poniéndose al día.
Después de mucho caminar el chico se encontraba en el claro del bosque junto al arroyo, entonces entonado una canción se puso a buscar en las cercanías, hasta que encontró un raro trozo de papel entre unos arbustos.
Enseguida el niño se dirigió al lugar tomando el mapa y abriéndolo, sabía que si lo había encontrado tan fácilmente no era una sencilla casualidad, ya que la leyenda decía que solo aquellos de corazón puro podrían verlo.
Apenas extendió el desgastado rollo en el suelo, este comenzó a brillar y las figuras comenzaron a danzar frente a su ojos, quien, ante la curiosidad, toca una de las inscripciones siendo trasladado de inmediato a un lugar completamente desconocido: el reino tierra.
Eran los dominios donde reinaba la madre tierra el mundo más fresco y exuberante de todos los reinos. El niño estaba maravillado ante la diversidad de plantas, flores y alimentos, sin embargo, según el mapa sabía que era necesario completar el recorrido para obtener el tan deseado premio así que de inmediato comenzó a buscar algo que le permitiera visitar el segundo reino, y es entonces, cuando ante él aparece la reina quien le lanza un desafío
-Si deseas continuar, mi acertijo tendrás que acertar, todas las semillas van a la tierra, pero hay una que se da en el corazón, se marchita bajo la traición y muere de tristeza.
No fue sino después de unos minutos que el joven aventurero respondió
-El amor es la única semilla que se siembra en el corazón, causa tristeza y muere de traición
-Correcto- afirma ella antes de entregarle el mapa al chico y desaparecer.
El pergamino se abre y de inmediato unas aparecen dunas palabras dibujadas en el cielo
Recuerda que somos como un barco y aunque estemos a la deriva siempre volveremos al lugar al que perteneceremos, ¿Estás listo para retomar el viaje aventurero?
El niño asintió y de inmediato fue trasportado a otro lugar completamente diferente del anterior, un lugar en donde el cielo se veía completamente diáfano y una ventisca no dejaba de juguetear de un lado a otro, en efecto, se encontraba en el reino que pertenecía al señor del viento
-No te pondré un reto esas cosas no me van- afirma el soberano apenas ve al chico llegar- pero la puerta de salida sí debes adivinar- Concluye antes de desaparecer y dejar tras de sí un montón de umbrales que flotaban en frenesí.
Una puerta primero y la otra después abrió el niño una y otra vez, ya cuando casi sin ánimos estaban y las fuerzas se agotaban, un fragmento del mapa empezó a brillar y una puerta invisible e revelo sin tan siquiera pestañar, el niño asustado la cerradura todo y ante el todo desapareció, entonces fue lanzado a un mundo lleno de lava, como en efecto ahora en otro reino se encontraba.
-Si deseas continuar, mi acertijo tendrás que acertar- dijo el soberano antes de continuar- no te preocupes viajero, que este tu ultimo reto será, adivina, adivinador ¿Cómo se puede vencer a mi dragón?
Luego de mucho meditar, el chico logro recordar una de las historias que en las noches su madre le solía contar.
-Solo su amo conoce la respuesta, ya que invencible es el dragón que en el fuego se gesta-
-Correcto- afirma contento el señor del fuego antes de abrir la puerta que lo conduciría de retorno a su hogar.
Muchas habían sido las vueltas e intrincado el camino, pero al final de todo el niño había vuelto a los brazos que más había querido.
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