En las profundidades del bosque, había una joven de nombre Caroline, que soñaba con hacer grandes cosas que le eran prohibidas por las reglas que el alfa a cargo de su manada había dictaminado. Desde niña sintió que no era como las demás mujeres que la vieron crecer, no era obediente a pesar de que le enseñaron a serlo mucho antes de saber hablar correctamente, tampoco aceptaba la palabra de los hombres como si fueran ley ni parecía dispuesta a besar el suelo que pisaban los fuertes y aguerridos hombres. Era diferente y no se quejaba de serlo, pero no todos pensaban lo mismo.

Nadie de su familia comprendía porqué la niña había nacido así. ¿Era un castigo? ¿Una maldición? Todos los intentos de su abuela, su madre y sus hermanas mayores de direccionarla al camino correcto, habían fracasado a lo largo del crecimiento de la joven. Incluso llegaron a solicitar ayuda de los hombres de la familia en un intento desesperado, pero al igual que los intentos anteriores, fueron un fracaso y estaban aterrorizados de que su hija defectuosa pusiera en peligro su reputación en la manada.

—No fue mi culpa. —protestó Caroline una noche durante la cena. Al no obtener la atención a su queja, siguió: —¿Qué esperaban que hiciera? ¿Qué me quedara de brazos cruzados y callada?

—Quizás malinterpretaste sus acciones. —trató de excusar su madre con una sonrisa calmada. —A veces los chicos son un poco pesados con sus bromas.

La chica abrió la boca, totalmente conmocionada. ¿Había oído bien?

—¿Broma pesada? Eso no fue una broma, madre. —chilló, indignada. —Lo que hizo fue...

—¡Suficiente, Caroline! —siguió su padre con voz demandante que provocó el objetivo de tener a todos en silencio. —Deja tus tonterías para ti sola. No queremos escucharte más.

Ella apretó los labios y no protestó más. ¿De qué servía? Ellos jamás la escuchaban, solo cuestionaban una y otra vez sus acciones y palabras como si fuera un crimen que ella pensara que las mujeres debían ser tratadas con respeto e igualdad.

Esa misma noche, cuando todos ya estaban dormidos, se escabulló por la ventana de su habitación para alejarse de su campamento hasta llegar a una distancia considerablemente lejana y poder darse la libertad de dejar salir a su loba interior. A diferencia de las otras mujeres que sólo tenían permitido transformarse en luna llena –lo cual les generaba muchísimo dolor al no estar acostumbradas al cambio–, ella solía hacerlo a escondidas. Para Caroline, el proceso de transformación no era doloroso, sino un maravilloso regalo.

Una vez transformada en una loba blanca como la luz de la luna, corre por el bosque con la velocidad del vuelo de un colibrí, sintiendo el aire fresco golpear su rostro y su corazón latiendo como un tambor hasta llegar a la colina más alta que le daba la mejor vista del cielo oscuro lleno de estrellas con la luna llena brillando.

«Ojalá pudiera brillar con libertad como ella lo hace. Ojalá todas pudiéramos brillar así.» Pensó mientras se recostaba para descansar.

En ese tiempo que pasó viendo a su vieja amiga que había escuchado siempre sus sueños, comenzó a surgir ideas con tanta oportunidad de hacerse realidad, que la emoción y esperanza afloraron en su corazón. ¿Y si hubiera la probabilidad de convertir su más grande sueño en un hecho? ¿Qué podría perder? Nada que pudiera infundirle el miedo a la derrota.

Pasaron los días hasta que llegó la tan ansiada oportunidad que estuvo esperando. El Día del Enfrentamiento, un evento que se realizaba cada cierto tiempo con el fin de que los demás hombres intentaran quitarle el puesto al alfa y tomar el poder. Hasta ahora, nadie había podido ganarle al alfa desde que le ganó a su antecesor, era el mejor guerrero de todos y muy temerario. Pero ese día no sería el mismo, pues ella decidió retarlo ignorando las risas burlonas de quienes rodeaban el cuadrilátero.

—Si tan seguro está de su victoria, entonces demuéstrelo. —lo enfrentó con firmeza haciendo que el hombre se detuviera y girara a verla. —Como alfa y guerrero legendario debe demostrarlo con hechos y no con palabras vacías.

Esas palabras fueron suficientes para que el alfa aceptara el reto y diera inicio al enfrentamiento. Era una victoria asegurada para él, pensaron todos en conjunto; ella era pequeña y delgada a comparación del gran hombre que la miraba con diversión, sería muy sencillo y rápido. Pero para sorpresa de todos, no fue tan fácil a pesar de que el hombre lanzaba sus mejores y perfectas maniobras que siempre lo llevaban a ser el ganador. Por primera vez en mucho tiempo se estaba enfrentando a una verdadera adversaria que sabía sus puntos débiles y que era muy impredecible con sus ataques.

Fue un combate lleno de tensión y expectación por parte de los presentes que miraban con atención cada movimiento que los rivales hacían en contra del otro. Finalmente, uno de ellos cayó derrotado causando un silencio sepulcral. Cuando alzó la mirada se encontró con todos los ojos puestos en ella y ahí fue consciente de que había derrotado al alfa. ¡Había ganado! Ella era la nueva alfa.

A partir de esa noche, un nuevo destino se abrió paso para la manada con la nueva alfa al mando. No se supo más del antiguo alfa y sus seguidores después de su vergonzosa derrota. Con los años, la manada, ahora bajo el apellido Damalhoy, creció formando alianzas con otras manadas convirtiéndose en una de las más poderosas y respetadas de la región no solo por la historia de cómo su alfa ascendió al poder, sino por ser la primera en incluir guerreras a sus tropas que en el futuro ayudarían con las rebeliones más importantes en el mundo.

Pero esa era otra historia.

FIN.

¡Hola, lobitos!

Bueno, aquí les dejo un pequeño relato que surgió al escuchar la canción que puedes encontrar arriba en multimedia. Desde que la escuché, tuve la idea de crear una historia de una mujer que, a pesar de tener todo en contra, logró su objetivo y ser admirada por varios. Amé escribir la historia de Caroline, la primera alfa, fue un honor total y agradezco a WattpadFantasiaES y al Concurso Sonidos Fantásticos por la oportunidad.

Espero les haya gustado y para eso les pido me dejen sus lindos comentarios.

(Historia corta de 984 palabras)