Mi rostro entero estaba repleto de gotas sangre que salpicaban del monstruo cada vez que yo lo acuchillaba, pero no podía parar a pesar de que ya estaba muerto, no me sentía satisfecha. El odio seguía consumiendome. Hasta que sentí que alguien tocó mi hombro y me gire con una mirada tenebrosa que ni yo sabía que tenía. Apunté al hombre frente a mi con una de las espadas y éste me miró crédulo.

"Está bien, ya terminó, puedes bajar eso."

Me di la vuelta ignorandolo por completo y continúe clavando ambas espadas en el cuerpo del monstruo.
El hombre se acercó a mi por detrás y sujetó mis muñecas.

"Detente."

Forecejee tratando de safarme, pero él era muy fuerte, cualquiera era más fuerte que yo en realidad. Gruñi frenética, cuando de la nada llegaron hasta seis cazadores.

"Llevense los cuerpos y las armas y corten los restos de la bestia, yo me llevaré a la pequeña."

Dos cazadores se acercaron a mi y me arrebataron las espadas de las manos, en un instante pude ver que se me habían llenado de ampollas y regresé a la realidad, me había vuelto loca.
Relaje mi cuerpo agotada y cuando el hombre lo notó me soltó y me rodeó con uno de sus brazos. Gire la cabeza para mirarlo y me sonrió dulcemente lo cual me recordó a mi padre.

"Todo está bien pequeña, vamos, te llevaré a Vaal Habar."

Me aferre a él y pareció entender que necesitaba a alguien, así que no me soltó. Silbo haciendo aparecer una gran criatura alada y se engancho a ella, sosteniendome con fuerza para no caerme y comenzando a surcar los cielos en un instante.

Todo el bosque se veía desde ése punto, era precioso. Incluso podía ver mi casa desde aquí pero en realidad no planeaba volver ahí, no quería.

"Sé lo duro que es esto, pero vas a estar bien... te lo prometo."

"Él ni siquiera volteó a mirarme al decir eso, solo soltó sus palabras mirando hacia el horizonte con profundidad."

Y ahí comence a admirarlo.