Mis pies temblorosos me llevaron hacia el único área en dónde solo se puede encontrar un insecto con los colores de todo el arcoiris. Mis sentidos estaban más nublados que antes, pero mi resistencia había aumentado desde que consumi el lichibicho.

Mi ropa continuaba mojada y el viento soplaba fuerte.
Cocinaba algo de carne en mi pequeño asador portátil hasta que escuché un rugido, pero lo ignore por completo porque no conozco a ningún monstruo que venga a ésta área del bosque.
Y de repente sentí una presencia, porque a pesar de que estaba completamente alocoholizada mis instintos de cazadora no se habían ido. Gire la cabeza rápidamente para toparme con nada, los escalofríos seguían ahí recorriendo todo mi cuerpo así que decidí apagar el asador, dejar la carne aumandose e irme a beber a otra parte.

Quien encuentre la carne se la queda supongo.