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Archivos Don Pingu y Cía: El Caso de los Yoshis Desaparecidos [Con Rafael]

30 / 01 / 2022

¿Listos para leer una aventura inigualable? Pues disfrútenla... Desde ahora les aviso que este capítulo es bastante largo, así que léelo con precaución...

¿No les ha pasado que sienten que su vida va cayendo lentamente? ¿Qué el mundo está en su contra? ¿Que sienten que no pueden seguir? Pues yo actualmente no... Y eso lo descubrí cuando pasé de ser maltratado por padres adoptivos, a ser un anfibio aventurero con un martillo de muchos amigos. Me presento, mi nombre es Mangel.

No quiero contar mucho sobre mí... Se que les aburría, pero algo si les contaré... Y es mi parte favorita de mi vida.

Hace varias semanas...

Todo comenzó cuando iba de visita a Isla Emplumada por una fiesta. Me encontraba viajando en una lancha a toda máquina, tenía muchas ganas de visitarlos después de varios días de trabajo en Angel's House. Necesitaba un descansillo...

En medio del mar...

- Que raro, esta cosa ya lleva cambiando de rumbo varias veces. ¿Cuándo se va a detener y decirme el camino correcto?. - Decía al aire mientras observaba las anomalías en mi GPS.

Este de un de repente dejó de funcionar.

- Genial, esta cosa ya se descompuso...

En eso apagué la lancha al saber que no tendría dónde ir. - ¿Y ahora qué?. - Pregunté, tal vez no esperaba una respuesta, pero si buscaba una.

Me encontraba perdido, gracias al GPS la cuál comenzó a fallar desde que salió de Pana-City, fuí a un rumbo diferente a lo que el estaba acostumbrado de ir a Isla Emplumada. Ahora ni siquiera podía volver a casa.

- Rayos... - Solté.

Entonces mi vista se enfocó en una isla lejana bastante peculiar.

- ¿Mm? ... No veo por que no.

Y así, navegué directamente hacía esa isla. La idea era no estar navegando en la nada.

Ya en la isla...

Llegué a tierra firme donde se encontraba una pequeña playa, bajé de mi vehículo acuático para aterrizar en la suave arena.

- Deja me pongo manos a la obra a ver si encuentro algo que me sirva de ayuda. - Dije antes de abandonar mi lancha.

Después de un tiempo explorando la isla, fuí descubriendo que esta isla era más familiar de lo que aparentaba.

- Entonces si esta isla es la que creo que es... Significa que...

Me adentré más en la isla para verificar si mi suposición era cierta. Y no esperé encontrarme lo inesperado.

- ¡Madre mía!. - Grité sorprendido.

No podía creerlo, me encontraba en el Pueblo Yoshi... Técnicamente estaba en la Isla de los Yoshis. No sabía como reaccionar en ese instante.

- Este lugar me trae bonitos recuerdos... - Decía lleno de nostalgia.

Cuando pasé por debajo de ese enorme cartel de bienvenida donde decía: "Welcome to Yoshi's Island" no sentí más que nostalgia.

- Vaya... Quién lo diría...

Estuve un buen rato caminando viendo los diferentes paisajes que me traían recuerdos hermosos, sin siquiera saber con que me iba a topar después.

- Todo es tan diferente... - Debido a mi emoción, estaba distraído y no veía lo que estaba delante mío.

Y en un evento inesperado, choqué con algo, o podría decir, "alguien". Por lo menos ambos teníamos buen equilibrio y ninguno cayó.

- Ups, lo siento, no te ví. - Me disculpé.

- Tranquilo, es mi culpa por quedarme parado como una estatua en la nada. - Me dijo la criatura con la cual choqué.

Vi bien al tipo, entonces llegué a una conclusión... - Tu eres un yoshi ¿No?.

Podía notar como su piel era de color celeste, de su hocico hasta la cola un suave color blanco le recorría. Escamas rojas en la parte trasera, y consigo en el lomo un caparazón del mismo color. No llevaba vestimenta, era algo obvio. Simplemente tenía en mano una libreta y una pluma.

- Estás en lo correcto, por lo que puedo ver parece que estás perdido... - Supuso el yoshi.

- Si... Iba de camino a otra isla, pero mi GPS falló, y terminé aquí.

- Es una lástima, ya veré que puedo hacer... Por ahora, me presento, mi nombre Rafaél, en esta isla soy conocido como Celeste.

- Yo me llamo... Am... - Antes de exponer mi identidad recordé las palabras de alguien en especial: "Sé discreto" Así que seguí el juego. - Mi nombre es Ángel, un gusto.

- El gusto es mío, bienvenido a la Isla de los Yoshis... Y... Ya que no estás tan ocupado y yo si lo estoy, ¿Me ayudarías en un caso?.

Esa pregunta me extrañó un poco, pero decidí conseguir más información del asunto. - Claro, ¿Qué necesitas?.

- Me encuentro en un caso de desaparición...

- ¿Desaparición?. - Pregunté con sorpresa.

- Así es. Han desaparecido varios yoshis de la aldea. - Me respondió.

- ¿No tienes alguna idea de quién haya sido cuándo pasó todo?.

- Por más que haya querido saber, es inútil. Yo no vivo aquí, y solo vine cuando me notificaron sobre el caso.

- ¿Cómo?.

- Si, yo vengo de la agencia Don Pingu y Cía en Newgrounds City. Vivo junto con un compañero mío. Resolvemos todo tipo de casos sin duda alguna.

- ¿Eres un detective?.

- Acertaste.

- Guau, que interesante.

- Lo sé, aunque esta semana fue muy dura para nosotros...

- Si, eso lo entiendo... Trabajar no es fácil... En fin... ¿Tienes evidencias de los desaparecidos?.

- ¿Esta carpeta te da la respuesta?. - Decía él mientras me mostraba una carpeta con distintos archivos de diferentes yoshis.

- Vaya... Ya vienes muy preparado.

- Ya tengo todo el caso en papeles, solo me falta iniciar la búsqueda...

- ¿Cuáles son las víctimas?.

El yoshi celeste le echó un ojo a los interiores de la carpeta. - Estos son los desaparecidos...

- Amarillo, el cocinero.
- Morado, el mecánico.
- Azul, el pintor.
- Negro, el policía.
- Marrón, el detective.

- Cada quién tiene su profesión, ¿No es así?.

- Exacto, esto es lo que tengo...

- Hay un rastro de huellas en dirección al Pico Fantasfago, supuse que eran de Amarillo por las buenas bayas que hay en ese lugar
- En el Bosque de los Ladrones le quité a un Nomarratón la llave inglesa favorita de Morado.
- En Colinas Koopa encontré el caballete y las pinturas de Azul. Un Koopa de ahí dijo que se había ido en una especie de trance.
- Por el Cañón de las Burbujas conseguí con dificultad el taser y las esposas atrapados en una burbuja, eso es propiedad de Negro.
- Y gracias a las aves en el Pico de los Gaviones, hallé la lupa favorita de Marrón.

Saqué una libreta que me había llevado por si necesitaba sacar notas de mis aventuras, eso junto a un plumón negro, así procedí a anotar la información de cada yoshi. - Ajá... Fantasmago... Ladrones... Koopa... Burbujas... Gaviones... Listo. - Terminando de escribir le dí una repasada, por si encontraba alguna coincidencia, pero no sirvió de nada. - Que raro... Todas las víctimas desaparecieron en lugares diferentes... Eso no nos ayuda en nada... En el caso de Azul, ¿Dices que se fue en trance no es así?.

- Tal vez suene estúpido, pero eso es la único información que obtuve sobre él. - Me respondió con algo de preocupación.

- ¿Crees que los demás hayan pasado por lo mismo?.

- Ya lo averiguaremos, tenemos que ponernos manos a la obra.

- Entendido, ¿A dónde vamos primero?.

- Hay que ir al Pico Fantasmago. - Contestó para después apuntar hacia una dirrección. - El lugar con las mejores bayas en la isla.

- ¿A donde dices que fue Amarillo?.

- Amarillo es el mejor cocinero de la isla, y es por que sin importar que riesgos tome, consigue los mejores ingredientes para sus platillos.

- ¿A qué te refieres con: "Riesgos"? ¿Tan difícil es encontrar comida?.

- Solo si quieres alimentos de calidad, el Pico Fantasmago es conocido por dos cosas, por sus deliciosos frutos, y... Por que es un infierno en la superficie.

- Tiene sentido ahora. Entonces no hagamos esperar a esos dinosaurios.

- Esa es la actitud.

Y así, comenzamos con el viaje hacia el lugar en el que desapareció el dinosaurio amarillento. Conforme más avanzábamos, me daba cuenta que la isla era más grande de lo que recordaba. Me hubiera gustado haber traído algún equipo para explorar. Pasamos por diferentes paisajes hermosos, esa era la razón del por que amaba a la isla.

Ya llevábamos un buen rato caminando, según Rafael, ya estábamos cerca del lugar. En todo el camino, no dijimos ni una sola palabra, al menos no una que no se relacionara con el caso. Entonces para romper el silencio incómodo, fuí el primero en sacar conversación.

- Oye Rafael... ¿Por qué elegiste a Amarillo primero? Bueno, solo si hay una razón en concreto. - Pregunté con curiosidad.

- ... Si... Es que él es de mis mejores amigos, es el más cercano a mí en esta isla, por eso le tengo aprecio... Además, es el único de ese grupo que sabe de mi secreto, am... Quiero decir, que me conoce mejor...

- Ya veo... ¿A qué se refirió con eso?. - Pensé, pero no le tomé tanta importancia. - ¿Por eso pensaste en el sobre los demás?.

- Así es... No quiero ni saber que le estará pasando a él ni a los demás donde quiera que estén.

- El sentimiento es mutuo.

- ¿Y tú de dónde vienes? Es poco común ver humanos en la nada.

- Yo vengo de una ciudad en una no tan pequeña isla, se llama Pana-City.

- ¿Pana-City? Que nombre tan raro... Pero no se oye tan mal, no como un pueblo que visité hace unas semanas, el nombre era tan poco llamativo y difícil de pronunciar que se me olvidó al siguiente día después de irme de allí.

- Lo sé, si vas a fundar un poblado, que tenga un nombre que sea inolvidable.

- Estás en lo correcto. - Vi como volteó la mirada hacia el frente y con un grito me avisó: - ¡Oh mira, ya llegamos!.

Hice lo mismo que él, volteé y vi un gran bosque frondoso con colorida fauna. Sin olvidar el hecho de que tenía bastantes tipos de frutos.

- ¡Vaya!. - Exclamé.

- Vamos, no perdamos más tiempo. - Me dijo Rafael para después adentrarse al bosque.

- ¡Oye, espérame!. - Le grité antes de seguirlo.

Una vez dentro del llamativo lugar, empezamos a buscar en cada rincón, debajo de cada piedra y hasta detrás de cada tronco, en busca de alguna pista que nos pudiese ayudar.

Después de varios minutos sin éxito alguno, nos acercamos el uno al otro para intercambiar información.

- ¿Has encontrado algo?. - Me preguntó Rafael.

- Aún nada, ¿Y tú?. - Le respondí.

- Menos... - Soltó con decepción. - ¿Los fantasmas bala te han causado algún problema?.

- No, se encuentran en el punto más alto del bosque, siempre me pregunté por que se dedican a volar por todos lados en vez de buscarse algo que hacer.

- Yo también me hice la misma pregunta, pero después dejé de- - Este fue interrumpido por un fuerte golpe.

El atacante no era más que un fantasfago, el fantasma bala, solo chocó y ni siquiera se disculpó. El enojo me impulsó a seguirlo para darle una lección, pero mi velocidad no fue suficiente y me terminé tropezando.

- ¡Será mejor que huyas!. - Le grité después de haber despegado mi cara del suelo..- Idiota...

Rafael llegó al área en el que estaba y se acercó a mi para ayudarme.

- Oye, ¿Estás bien? No era necesario enojarte con él, no lograrás nada... - Me decía intentando calmarme.

- Se la dejaré pasar... - Dije mientras me quitaba el polvo de la ropa. Eso hasta que un olor llegó a mi nariz, era algo delicioso. - ¿Hueles eso?.

Rafael procedió a olfatear un poco. - Si, son bayas... - Este como un experto en el olfato, siguió el aroma hasta un pequeño charco de pulpa amarilla con pequeños trozos del fruto. - Mira esto...

Le hice caso y me acerqué para ver más de cerca. - Son bayas destrozadas.

- Si, pero mira bien, no solo se cayeron al suelo, también fueron pisoteadas. - Levantó la mirada y vió un rastro de huellas amarillas. - ¡Ajá! Esas huellas se parecen a las suelas de los zapatos de un yoshi.

- Eso significa que esas huellas son...

- ¡De amarillo!. - Gritamos al mismo tiempo.

- Venga, sigamos el rastro. - Alentó Rafael.

- Yo te sigo. - Le respondí.

Llenos de entusiasmo, seguimos el camino que las huellas nos guiaba, al fin habíamos encontrado una buena pista.

Después de un largo camino, las huellas de pulpa se comenzaron a desvanecer dejando ver las huellas como tal. Entonces con curiosidad vimos como estas apuntaban hacia un enorme volcán con cristales que salían de su interior.

- Es... El volcán de cristales... - Dijo Rafael con la boca bien abierta.

- ... No se por que no me sorprende... - Dije con ironía.

- Amarillo nunca visitaría este lugar, él sabe lo peligroso que es...

- Pero ve bien, son sus huellas, si hubiera sido raptado, habría otro tipo de huellas, o al menos otros rastros. Solo hay uno, y es de un yoshi.

- Tienes un punto, pero aún no podemos llegar a una conclusión solo con unas cuántas pistas. Debemos entrar y buscar a mi amigo.

- Tienes razón, vamos.

Sin más opción, entramos a ese peligroso y caliente lugar. No duré ni unos minutos y ya empezaba a sudar como loco. Las enormes cantidades de lava y vapor me estaban empezando a afectar. Algo que me confundió fue que Rafael no mostraba ninguna señal de estar cansado.

- ¿Cómo es que... No tienes... Ni una gota de sudor? ... - Pregunté entre jadeos de cansancio. - ¿Acaso... Eres de agua... O qué?.

- Mm... No exactamente, mi tipo de yoshi que es el celeste, es conocido por ser cercano al mar. Por eso nuestra capacidad corporal es más resistente ante las altas temperaturas... - Explica él. - Tal vez deberías de quitarte esa sudadera que tienes, se ve muy caliente.

- A veces... Olvido... Que la traigo puesta... - Me tomé unos segundos en quitarme mi sudadera roja que siempre llevaba conmigo, pero debido a mi distracción, no me fijé que mi camino había terminado.

Caí, pero por suerte alcancé a agarrarme del acantilado.

- ¡Ay no!. - Gritó Rafael para después acercarse rápidamente a mí.

- Grr... Tranquilo, estoy bien... Solo fue un pequeño descuido.

- Dame la mano. - Este ofreció su brazo para poder ayudarme a subir.

- Gracias... - En un movimiento rápido, vi hacia abajo, pero observé algo que me llamó la atención. Mis impulsos actuaron y me solté de la nada.

- ¡Por Arceus!. - Alcancé a escuchar los gritos de mi compañero. - ¡Super Dragón!.

Cuando actúo, sé lo que hago. Di una voltereta y aterricé de una forma épica en una superficie algo plana. Miré al frente, y ví de nuevo lo que me había llamado la atención en primer lugar, un trozo de tela azul. Antes de acercarme a ello, escuché un aleteo que provenía arriba mío, levanté la miraba y vi a Rafael, este tenía unas enormes alas, su piel se volvió algo seca y oscura, sus escamas se habían levantado un poco, como si se hubieran endurecido, de sus manos salían filosas garras y sus ojos parecían a los de una serpiente. Quedé impresionado por esa imagen.

- Wow... - Solté.

- ¿Qué? ¿Te gusta? Esta es mi forma dragón... Pero ahora a lo importante, ¿Por qué te has soltado de esa forma? Pudiste haberte lastimado... O peor, no haber salido con vida. - Decía algo serio y molesto.

- Lo siento... Suelo ser algo impulsivo... Pero sé lo que hago... Am... ¿Me puedes disculpar?.

El contrario suspiró de alivio. - Ok, solo no lo vuelvas a hacer, casi se me sale el corazón.

- No prometo nada, pero lo intentaré.

- Bueno, ya es algo...

- Ah, si, tengo algo que te puede ser de ayuda... - Tomé el trozo de tela para poder mostrárselo más de cerca. - ¿Esto te recuerda a alguien?.

- Kamek... Lo sabía, sabía que algo estaba relacionado con él, seguramente ha hipnotizado a los yoshis, pero... ¿Por qué?.

- Sea lo que sea, no debe de ser nada bueno.

- Oye, mira, esa cueva se ve peculiar.

- Es verdad, no se ve nada natural.

Siguiendo nuestros instintos, entramos a la cueva donde encontramos una celda en el que detrás de los barrotes, había alguien en especial.

- ¡Amarillo!. - Gritó Rafael agarrando los barrotes.

- Al fin lo encontramos...

- Lo sabía, está en una especie de trance, debe de ser un hechizo de hipnosis. - Este intentaba abrir la celda. - No se abre, debe de estar muy asegurada.

- El camino no se acaba aquí Rafael, donde sea que nos lleve, debe de estar la respuesta.

- Más razón no puede tener ¡Andando!.

Seguimos el camino que la "cueva" nos lleva. Al ver los alrededores, vimos como todo cambió de un conjunto natural de cristales y rocas, a un diseño y estructura de los mismos materiales bien construido.

- Parece que aquí se instaló esa tortuga mágica. - Comenta Rafael mirando los alrededores.

- Ya debe de tener tiempo aquí. - Fijé mi mirada en un libro algo extraño en el piso. - Mira esto. - Me agaché para tomarlo. - Kamek debe de cuidar bien sus cosas, ahora le daremos una cucharada de su propia medicina. ¿Sabes como usarlo?.

- Tal vez tenga una que otra habilidad, pero aún no domino la magia. - Aclara el contrario.

- Bien... Entonces lo iré leyendo haber si puedo aprender...

De un de repente, pisé sin querer un tipo de botón en el suelo, esto activo unos pequeños cañones que salieron de la pared, estos dispararon pequeños big bala a una gran fuerza. Nuestros reflejos se pusieron en acción y a puras penas esquivamos las balas.

- Por mis bayas... - Soltó Rafael con algo de sudor en la cabeza.

- Lo siento. - Me disculpé.

- Tengamos más cuidado, a Kamek le encantan las trampas.

- Ya lo noté...

Seguimos el camino mientras que yo seguía leyendo, sin olvidar el hecho de echarle un ojo al camino para no activar otra trampa.

- ¡Hey! Creo que ya sé como se usa la magia. - Exclamé con emoción.

- ¿En serio?. - Preguntó mi compañero de viaje.

- Si, se trata de concentrar energía y realizar uno que otro movimiento, déjame ver.

Realicé un movimiento con la mano izquierda mientras sostenía el libro con la derecha. Seguí las instrucciones del hechizo que había elegido, aunque no sabía exactamente que era. El lenguaje usado era complicado. Una vez terminé de mover la mano sentí un escalofrío y una capa de humo me envolvió. Una vez esta se esfumó, noté que todo era más grande, incluso Rafael. Levanté mis brazos, y no creía lo que veía, me había convertido en...

- ¿¡Meaw!?.

- ¿Un gato?. - Soltó Rafael viéndome confundido. - Necesitas más que eso para combatir con Kamek.

Aclaré mi garganta. - Ya lo sé, es que es tan complicado el lenguaje que ni siquiera sé que es lo que estoy haciendo. - Me acerqué al libro y busqué otra página, una vez la encontré realicé los movimientos con mis dos "patas". Sentí un gran ardor en mi boca y como si fuera una dragón, escupí una gran llamarada por unos segundos. - Auch...

- Eso dejará marca...

Desesperado intenté buscar otro hechizo, hice lo indicado, otra capa de humo apareció y, era un poco más alto, pero... No tenía... Brazos.

- ¡No siento los brazos!.

- Eres un Bomb-Omb amigo, ¿Qué esperabas?. - Aclaró Rafael.

- Demonios...

Ahora con la furia contenida, realicé otro hechizo, y esta vez, crecí hasta quedar a la altura de mi compañero celeste.

- ¿Qué? ... - Sentí un breve peso en mi mano, entonces la observé y estaba sosteniendo un gran martillo.

- Vaya, parece que eres un hermano martillo.

Lo pensé por un momento. - No es mala idea, esto del martillo me puede servir mucho.

- Eso es verdad...

Como si fuera una casa del terror, una risa aguda, como un: "Kejeje" Se escuchó por todo el lugar.

- Debe de ser él. - Supuso Rafael.

- Vamos.

Seguimos el largo camino hasta terminar en una gran puerta metálica.

- Ha de estar ahí adentro... - Dijo el celeste.

- ¿Te imaginas que Kamek se encuentre como en una película cliché? O sea, sentado en un gran trono y con una voz siniestra diciendo: "Vaya, vaya... Miren a quien tenemos aquí"

- Creo que estás exagerando un poco...

Ambos abrimos la gran puerta y nos adentramos al cuarto, este era iluminado por pequeñas antorchas, y era bastante grande envuelto de rocas azules como ladrillos. Una alfombra roja guío nuestra mirada hacia un gran trono. Y arriba de él, una tortuga vestida de una túnica y gorro de color azul, con una grandes anteojos y un báculo en la mano.

- Vaya, vaya... Miren a quien tenemos aquí. - Dijo este con una voz siniestra.

- Acertaste. - Soltó mi compañero dinosaurio.

- Debo dejar de ver novelas...

- ¡Kamek!.

- Tú debes de ser celeste, es un gusto al fin verte en persona. - Decía Kamek mientras que se levantaba de su asiento.

(Dibujo hecho por mí)

- El mío también, bueno... La verdad no, odio tener que lidiar contigo.

- Hoy nos darás respuestas tortuga con lentes. - Dije con algo de furia.

- También me alegra verte otra vez recluta-tortuga número 789345.

- ¿Enserio los tienes contados?. - Pregunté extrañado.

- ¿Qué puedo decir? También tengo sentimientos y les pongo nombres a los participantes, pero es más fácil ponerle números que nombres originales. Aunque el número es mucho mayor con los goombas, si que es un fastidio... Ahora dime... ¿Por qué te corrompiste y ayudas al lagarto?.

- Yo no soy un... Am... Si, es que la verdad la vida es más interesante con él.

- ¿Qué es lo que intentas hacer?. - Me preguntó Rafael entre susurros.

- No me gano nada con explicarle el que soy un humano en realidad. - Le respondí con el mismo tono de voz.

- Buen punto. - Este subió la voz para hablar con el enemigo. - ¡Oye! ¡Sé lo que estás haciendo, y no me gusta nada!.

- ¿De qué hablas?. - Le contestó Kamek en tono inocente.

- No te hagas... Ya encontré a Amarillo hipnotizado ¿Dónde están los demás yoshis?.

- Oh, si, eso... Intentaré explicarlo en una manera en la que tu cerebro de lagarto entienda... Y también tu amigo el hermano martillo de cabello negro puede escuchar... - Este aclaró su garganta. - Esta isla es conocida por ser el lugar en el que nació la magia, y en parte, la contraparte de ella, la magia oscura. Por eso estoy aquí, en cada yoshi, al menos tiene que haber uno que contenga un poquito de ella. Por esa razón secuestré a varios de tus amiguitos dinosaurios para descubrir si eso era cierto.

- ¿Qué no estás satisfecho con la magia que tienes?. - Pregunté fastidiado con su plan.

- ¿Esto?. - Dijo mostrando su báculo. - No, esta es la magia común y corriente que los magos usamos, de la magia negra es de la que estamos hablando, es especial...

- ¿Acaso Bowser sabe de esto?. - Preguntó Rafael.

- Nah, él usa su tipo de magia, además, no todo el tiempo trabajo para él, si, soy su mano derecha, pero también tengo una vida, y gracias a lo que estoy apunto de descubrir, esta comenzará.

- Es una lastima que tengas que parar con tu plan. - Dije en tono burlón.

- ¿Por qué lo haría?. - Este sacó su escoba que enseguida montó para comenzar a volar.

- ¿Quieres hacerlo por las buenas o por las malas?. - Amenazó Rafael.

- Si quieren a sus amigos, tendrán que pasar sobre mí. - Su báculo comenzó a brillar.

- Será por las malas entonces.

Tanto yo, como Rafael y Kamek, corrimos para toparnos con el otro bando. Y así comenzó la batalla.

El primer ataque lo dió Kamek, disparó ráfagas poderosas con su báculo. Ambos los esquivamos sin problemas, y mi compañero fue el primero en contraatacar, con su larga lengua alcanzó a darle un golpe. Las babas le recorrían la piel, eso le hizo enfadar.

Este miró lo alrededores, con un movimiento de su barita, como si fueran poderes psíquicos, levantó una que otra roca con pedazos de crital, fijó su mirada en nosotros y empezó a atacar con ellas. Era mi momento de actuar.

No fue tan difícil manejar mi arma. Con mi martillo logré neutralizar cada uno de los ataques rocosos. Al terminar con los bloqueos, Rafael me miró y levantó el pulgar aprobando mi acción.

A Kamek no le importó mucho eso, y con su barita empezó a lanzar bolas de fuego. Rafael con un movimiento rápido, extendió sus alas y con un fuerte aleteo los disolvió. El enemigo se comenzaba a artar.

- Demonios, si que son un fastido. - Se quejaba él.

- Ahora sientes lo que Mario y Luigi ¿No es así?. - Se burló mi compañero.

- ¡Ya verán de lo que soy capaz!.

En eso vi como de la nada salió un Big-Bala apunto de golpear a Rafael. Mi intinto impidió que mi amigo saliera lastimado, entonces lo empuje y con mi martillo devolví el ataque hacia Kamek. Él a puras penas logró esquivar.

- Si que eres rápido. - Me dijo Rafael.

- Gracias.

- Argh, ¿Enserio?. - Volvió a quejarse nuestro contrincante.

- Deja de quejarte y danos una buena pelea.

Este se enojó, se envolvió en un tipo de capa mágica y cayó en picada hacia mí.

- ¡Sé rápido!. - Me metí completamente a mi caparazón haciendo referencia a mi especie. Mi compañero comprendió el mensaje y me pateó igualando a una partido de fútbol. Rocé con el cuerpo de Kamek, parece que él alcanzó esquivar, esa fue señal para salir de mi caparazón.

Una vez aterricé, saqué mi martillo y se lo lancé.

Kamek alcanzó a esquivar, pero su escoba no corrió por la misma suerte, causando que este cayera al suelo de una manera no muy suave.

- ¡En el blanco!. - Festejé.

El enemigo nos gruñó.

- ¿Qué? ¿Ya te arrepientes de tus actos?. - Le decía Rafael.

- Jeje... Dos contra uno no es un juego muy justo...

Aunque ya no podía volar, gracias a su barita logró desaparecer. Y por ende una lengua me atacó por detrás, caí al suelo, pero de un saltó me puse de pie. Miré de reojo a Rafael por un momento, y con la mirada buscamos de donde provino ese ataque.

Lo que vimos a continuación, no podíamos creerlo.

- ¿A-A... A-Amarillo?. - Soltó Rafael con la boca bien abierta.

Lo que teníamos enfrente era un yoshi igual que Rafael, pero este era amarillo, pero... En lo ojos tenía algo raro, y sus movimientos no eran muy normales. Estaba completamente hipnotizado.

- Saluden a mi nuevo amigo, Armadillo. - Presentó Kamek.

- Se dice: "Amarillo". - Aclaré.

- Me da igual, él les dará un poco de diversión.

Este chasqueó los dedos y enseguida el yoshi amarillo atacó a Rafael mientras él intentaba recordarle su verdadera identidad, pero los intentos eran nulos.

- ¡Amarillo! ¡Soy yo! ¡Celeste! ¿No me recuerdas?.

Amarillo seguía atacando, y uno que otro ataque iba dirigido a mí, Rafael solo intentaba esquivar los ataques, no quería lastimar a su amigo. Yo entendí el mensaje y hacía lo mismo pensando en la forma de como despertarlo.

- Jaja, que idiotas. En fin, tengo otros 4 en otro lugar, así que no vale la pena pelear más con ustedes. ¡Nos vemos!. - Kamek solo chasqueó los dedos y desapareció, eso junto con que de unas tuberías en la pared salía agua a montones.

Amarillo dejó de atacarnos, pero aún seguía hipnotizado. Rafael se veía preocupado y dijo alguna que otra palabra que no alcancé a escuchar por el ruido del agua. Un problema muy grave, era que no podía nadar, y menos con mi forma de tortuga. Comencé a ahogarme en el proceso, y...

Comenzaba a despertar, escupí algo de agua con algo de tos, me levanté con algo de dificultad, y enfrente de mí, vi algo increíble.

Era un tipo de sirena, pero no una que fuera parte humana, su piel era de color blanco, su cola de color azul, de su cintura salían varias espinas rosadas, sus ojos eran hermosos y coloridos y con un sedoso cabello celeste largo amarrado con collares de brillantes perlas. No sabía que era exactamente, un pez, un animal, pero lo único que se me vino a la mente en ese momento, es que era hermosa a plena vista.

- ... Oh, disculpe señorita, ¿Usted fue la que me salvó?. - Dije con curiosidad y aún asombrado por su belleza.

- ¡Soy yo! ¡Rafael!. - Me gritó... ¿Ella?.

- ¿Eh?.

La verdad, ni siquiera su voz se parecía, por eso estaba realmente confundido.

- Soy Rafael, el yoshi que te ha estado acompañando.

- ... Em... Si, yo se quien es Rafael, pero... ¿Cómo que eres tú?.

El supuesto Rafael suspiró.

- ... Este es mi secreto... Cuando estoy en contacto con el agua... Yo... Me convierto en un Primarina, que... Es esta criatura, también conocida como un pokemon de agua, perdón si esto te incomoda.

Yo solo me quedé callado, pues es era demasiada información que procesar. ¿Secreto? ¿Primarina? ¿Pokemon? No sabía en que encontrarle la lógica primero, y antes de decir algo, él siguió hablando con algo de pena.

- Ya te puedes burlar, por mi no hay problema...

- ¿Burlarme? Solo quiero saber... ¿Cómo pasó esto? ... - De reojo vi a Amarillo que aún seguía desmayado. - Pero tenemos algo que hacer primero, una vez esto acabe, hablaremos seriamente de esto.

- ... Entendido...

Rafael volvió a su forma original, y ambos fuimos a socorrer a Amarillo. Después de haber hecho movimientos para expulsar el agua de su cuerpo, logramos el cometido. Amarillo despertó.

- ¿Q-Qué me pasó? ... - Dijo él agarrándose la cabeza.

- Es difícil de explicar... - Le contestó Rafael.

- ¿Y quién eres tú?. - Este fijó su mirada en mí.

- Mi nombre es Ángel, y solo puedo decirte que no soy un enemigo...

- Ya lo noté...

- Y yo solo puedo decirte que detrás de esto está Kamek. - Le dejó en claro Rafael.

- Ese maldito... - Este se puso de pie. - ¿Acaso me secuestró o algo?.

- Así es, y no fuiste el único, otros de nuestros amigos pasaron por lo mismo.

- Vaya... ¿Ahora que de trae entre manos?.

- Te contaré en el camino, por ahora necesito buscar por donde se pudo haber ido.

- Yo se donde puede estar, siganme...

- Y ni siquiera tuvimos que buscar una pista... - Dije algo fastidiado.

Esta historia continuará...

Bien, les voy a pasar el contexto... Este One-Shot fue un rolplay que hicimos PrimaYoshi128 y yo, la vez que nos conocimos en esta plataforma. Hasta ahora es el rol más grande que he hecho, y además fue bastante interesante y divertido, por eso pensamos en dejarlo marcado en Wattpad, como si fuese una historia original (En este caso One-shot). Hasta ahora la historia está a la mitad, pero nos pusimos de acuerdo en hacer una parte cada quien. Así que es el turno de él para terminar con el proyecto... Espero les haya gustado, así que si quieren saber que pasará después, manténganse al tanto de lo que Rafael esté publicando. Muchas gracias por su atención y apoyo.

A la madre, completé las 5000 palabras, si esto se borra por accidente, me mato.

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