Sobre Perros y Pulgas
En Venezuela se estaba desarrollando una inmensa reunión de diversos partidos políticos y dirigentes de izquierda y centro-izquierda. Caras conocidas se cruzaban miradas diferentes, fatales a veces, incluso desafiantes, casi invitando a recordar que éstas fueron las razones mortales de traiciones hacia idealistas latinoamericanos. Comunismo está pasado de moda. De anarquismo, mejor ni hablar. Progresismo es la palabra. Muchos son los indicadores que muestran por qué el placebo tiene patas cortas.
Maón Sollsky era la estrella de la tarde. Un cálido sol anaranjado y furioso desplegaba sus brazos nacarados por el Distrito Capital. Entre discusiones y estrechadas de manos, estelas calurosas se infiltraban por las carpas, queriendo oír aunque sea un poco de lo que tal vez podría ser una reunión decisiva para la unificación latinoamericana. La prensa calificaría de "viaje turístico" a la reunión en todos los países, sin intención de enviar a ningún corresponsal para chequear.
La luz del cielo comenzaba a atenuarse y pedir descanso tras una larga tarde de debate. Maón todavía no había llegado y diversos discursos ya resultaban monótonos. En realidad la impaciencia se había apoderado de todos, más aún de los que jamás habían escuchado a Sollsky en persona. ¿Qué iba a decir? ¿Qué temas iba a tratar? Había demasiados. El famoso multi-teórico norteamericano era la vanguardia desde el siglo pasado en muchísimos temas, desde lingüísticos hasta políticos. Era inevitable no conocer su nombre habiendo pisado una facultad de contenido social al menos una o dos veces.
Tras horas de incertidumbre, los altoparlantes anuncian una inminente exposición de Maón. Todas las tendencias políticas aguardaban ese momento, probablemente clave para luego saber qué camino tomar. Criticar, también. Vestido de traje, con el pelo desmarañado, esbozando una sonrisa leve y unos anteojos que no permitían del todo descifrar si lo que su cara expresaba era tensión o algo de nervios, el norteamericano comenzó:
¡Queridos compañeros aquí presentes! – Dijo, con un español no dominado por completo - Nos encontramos aquí reunidos en una jornada que lamentablemente no pude disfrutar a pleno, pero que sin dudas no olvidaré. Somos muchos los que vinimos y eso es decisivo para mostrarnos ante aquellos que nos creen minoría.
El público estaba conforme. El discurso parecía tomar el color esperado. Casi de manera sexual se aguardaban las palabras "imperialismo", como un orgasmo contenido. Esa palabra era ya típica, aunque no incorrecta, e incentivaba siempre a cualquiera que la escuchara. Naóm prosiguió inesperadamente:
"El otro día me encontraba en mi habitación y encontré ciertas fotocopias sobre material teórico dictado en la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y me re-encontré con teorías lingüísticas que había casi olvidado por completo. Me parece pertinente compartir un cuento que escribí con ustedes, si me lo permiten...
Nadie dijo una palabra. El silencio no significaba incertidumbre, aunque así pareció de inmediato. Significó respeto. Un respeto como quien mide a su enemigo para no ser traicionado por la confianza.
Se titula: 'Pelos y pulgas'. Es corto, no se preocupen, sólo les quitaré unos minutos de su vida. El cuento dice así:
El quitarle las pulgas a su perro es, sin dudas, uno de los trabajos más peligroso que pueda existir. Descubrir a esos malditos parásitos chupa sangre puede costarnos incluso, a veces, soportar que pasen a atacarnos a nosotros particularmente.
Lo primero que hay que conseguir es mucha voluntad, pues encontrar pulgas puede ser una labor de mucho tiempo y esfuerzo. Hay que armarse de paciencia e ir a buscarlas. Es recomendable acariciar un poco al perro antes de uno demostrar las verdaderas intenciones, hay que conseguir su confianza total si se puede. Una vez ya casi panza arriba, se pasa a separar minuciosamente pelo por pelo en la panza del animal, lugar más sencillo aunque extenso de recorrer. Siempre hay que ir de lo general a lo particular para luego no tener sorpresas, aunque una vez descubierto el comportamiento de los parásitos, hay que hacer el proceso inverso.
Lo mejor es usar ambas manos y separar los pelos uno para la izquierda y el otro para la derecha, para poder así obtener una mejor mirada de la zona. Si el perro comienza a sospechar, acariciarle la cabeza despacio para que no pierda la calma. Tales animales pueden ser voraces si se lo proponen, así que cuidado.
Las pulgas tienden a esconderse cada vez más una vez que detectan nuestra presencia. Son silenciosas, movedizas y siempre se esconden detrás de la mayor cantidad de pelo posible, así poder succionar la mayor cantidad de sangre posible sin mayores molestias. Tener esto en cuenta y ser dinámico para acelerar la búsqueda cuando se crea que estamos cerca de dar con una de ellas.
Tienden a chupar sangre de a muchas, aunque la menor cantidad posible para tener más, y hasta dejan a sus hijos para que lo sigan haciendo una vez muertas o detectadas. Es fundamental esto, ya que hay que quitar estos seres doblemente parasitarios llamados huevos o liendres, más cariñosamente.
Tras mucho tiempo de búsqueda, tarde o temprano se las encuentra y cuando esto pasa, hay que aplastarlas con toda nuestra fuerza posible. Lo más conveniente es hacerlo con las uñas de nuestros pulgares.
¡Lo hemos logrado! Hemos matado a la primera pulga. Ahora las demás tiemblan ante el peligro de sufrir el mismo destino. Felicitaciones, acaba de aprender a cuidar a su mejor amigo de las garras de estos seres infames".
Los espectadores se quedaron helados. ¿Era un chiste? Maón sostenía ahora una sonrisa brillante, como habiendo disfrutado leer en voz alta. Las caras se atrevieron:
¡Sollsky, vinimos aquí para hablar de política! – le dijeron al oído al locutor.
Creo que ya hablamos de eso – Respondió, borrando la sonrisa de su cara.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro