Demasiadas vueltas en la misma pecera, si, pareciera que no pudiéramos salir de ese raciocinio y lo repasamos repetidas veces, como si fuera un paso necesario e indispensable para cerrarlo.

¿Es necesario? ¿Cuantas veces debemos pensar en algo para que sea parte del pasado? Para que no nos quite el sueño digo ¿será que nuestra cabeza necesita una dosis de complejidad? De esas que aunque la vida esté demostrando plenitud y recompensa, algo debe preocuparnos y al no existir varias de esas reales inquietudes, nos hace repasar esa cosa que nos tenia levemente perturbados o que eventualmente podría suceder.

Reflexionando lo anterior se me hace necesario preguntar cuántas veces sobre pensamos en cosas que nunca sucederán, o bien que no eran necesarias de pensamientos excesivos, pues ahí quedó, ya pasó o incluso tal vez nunca fue.

Cierto es que hay cosas que inevitablemente suceden y que por más que hurgueteamos entre nuestras ideas, el resultado no fue exitoso  y repetimos el paso a la inversa, es decir que ahora toca pensar en qué podríamos haber hecho y posiblemente después de  insistir repetidas veces, lo dejaremos ir.

Trabajo me ha llevado proponerme, aunque con ciertos fracasos, que mejor pensemos eso en el momento que vea innegablemente que vaya a ocurrir, o cualquier momento que no sean altas horas de la madrugada y que me mantengan desvelada escribiendo versos como estos. Cuando realmente sea un problema e incluso más en el momento que lo pueda solucionar, porque ¿qué saco juntando semillas si no las puedo ver florecer?