32. Mío
No diría que el beso inició suave, solo que no tardó en acelerar su intensidad a la vez que disparaba todos sus sentidos por los aires al sentir esos labios moverse contra los suyos.
Bueno, en realidad, primero habían intercambiado un pequeño primer beso, para separarse y volver a unir sus labios en algo mucho más efusivo mientras que Nils colocó una mano tras su cuello haciéndole sentir cosquillas sobre su nuca... y, en otras partes.
Sus propias manos se sintieron indecisas sobre qué hacer, y acabaron por posarse sobre los hombros de Nils antes de aproximarse hacia su cuello.
Jadeó al percibir el tacto de otra mano sobre su cadera, que fue solo para ayudarle a moverse más hacia atrás y que Nils encontrara un lugar donde sentarse sobre el colchón. Sintió un toque sobre su mejilla después, cerca de su mandíbula, casi incitándole a que abriera un poco más la boca y dar lugar a la fugaz sensación de una lengua sobre la suya.
Sus mejillas quemaron aún más, y tuvo que obligar a algún recóndito lugar de su cerebro a concentrarse y romper el beso en consecuencia, sentía que le faltaba el aire.
Hubo una mirada algo confundida en respuesta, y Lukas se forzó a pensar rápido, denotando que estaban en una postura algo incómoda. Se reacomodó con la mayor rapidez que pudo sobre sus rodillas, mientras que Nils le tomó por la cintura arrimándole más hasta que Lukas acabó a ahorcajadas de él.
Solo entonces sus labios volvieron a juntarse y Lukas sintió un gemido ahogándose dentro su garganta al punto de hacerle humedecer sus ojos.
En esta posición podría ser más fácil el intentar algo, aunque al menos ya debería de tener la confianza de Nils. Eso ya debía de contar como algo, ¿no?
Fue entonces que Nils rompió el beso esta vez, pero no alejó demasiado su rostro cuando Lukas sintió esos labios ahora sobre su mandíbula, para luego posarse casi encima de su oído.
— ¿Por qué eres tan hermoso? —dijo entre un suspiro y un gruñido, a la vez que sus manos se aferraron con más fuerza sobre su cintura y le atrajo más hacia él en un movimiento brusco que hizo chocar sus cuerpos entre sí—
Los ojos se Lukas se ensancharon ante la siguiente sensación, y tuvo que colocar sus brazos sobre los hombros del otro para apartarse lo suficiente como para que el oxígeno volviera a llegar a su cerebro.
No podía estar pasándole esto, no ahora. Maldijo el tener una vida sexual tan escasa en esos momentos porque, ¿qué otra cosa podría explicar que tenía una erección y solo se había percatado hasta sentir el choque contra el cuerpo de Nils?
¿Por qué ahora? Su cara debía de estar hirviendo en esos momentos.
— Lo-lo siento —vaciló, sin saber que decir realmente e intentó alejarse un poco más cuando Nils capturó su brazo, haciéndole quedarse donde estaba.
— ¿Por qué?
La pregunta debió de ser lo más vergonzoso que había escuchado en su vida, aun cuando todo era una idiotez, y la lejanía entre sus cuerpos seguía siendo casi nula.
— Ya sabes porque —se quejó con ligereza, mientras que sintió la otra mano de Nils acariciando su cintura.
— ¿Quieres parar? —Hubo una pausa, casi imperceptible, que no dejó lugar a una respuesta por parte de Lukas, solo a que él acercara su rostro más al suyo y le susurrara sobre su oído—. ¿O quieres que te ayude con esto?
Retiraba lo dicho, esa, definitivamente, era la pregunta más embarazosa que había escuchado en toda su vida.
Ni él supo porque acabó por asentir con lentitud antes de rodear su cuello con sus brazos para luego esconder su rostro sobre el hombro del otro. Ya estaba aquí, nada más importaba.
Mantuvo sus rodillas presionadas contra el colchón, cuando esa mano sobre su cintura se deslizó más hacia abajo, levantando la tela de sus shorts y de su bóxer antes de envolver su erección dentro de su puño, y medio segundo después, comenzó a moverse, en un vaivén de arriba abajo que no debió de sentirse tan abrumante como lo estaba siendo.
Lukas escondió aún más su rostro dentro del hueco de su hombro, mientras que sintió como aceleraba el movimiento de su mano. Los labios de Nils no tardaron en volverse partícipes de esa hermosa tortura, cuando los sintió presionarse sobre un punto bajo su oreja para luego bajar y trazar una línea sobre su cuello, cosa que obligó a Lukas a apartarse, solo un poco, aun sin mirarle.
Sus brazos también temblaron y acabaron por aflojar su agarre sobre el cuello de Nils, mientras que se dejaba envolver por la sensación conjunta de esos labios y de la mano libre deslizándose bajo su remera para entrar en contacto directo con su pecho.
— Tendrías que verte ahora —le susurró.
Pero Lukas apenas alcanzó a oírle, cuando sintió un pulgar rosándose contra uno de sus pezones que no le dejó otra opción más que soltar un gemido involuntario al sentirse al borde del clímax luego de meses de no haber experimentado aquella sensación.
— Nils, voy a-
— Shh, está bien.
Hubo algo en esa suave voz, y se escuchó lo suficientemente cálida como para que su mente se nublara del todo en ese preciso instante que sintió el alivio arrullándole luego de tantas sensaciones juntas.
Entonces cayó en cuenta que se había venido en la mano de Nils, y la vergüenza volvió a azotarle sin contemplación.
— Debería ir a lavarme —dijo con una sonrisa, a la vez que retiraba su mano lejos de sus pantalones.
Lukas ladeó la cabeza hacia un lado, sin saber que decir, solo para percatarse que seguía a ahorcajadas de Nils y se apartó hacia atrás como pudo.
— Pero... ¿qué hay de ti? —preguntó con voz dudosa al mismo tiempo que sus ojos inconscientemente se fijaban en la entrepierna del otro.
— Yo estoy bien, no te preocupes por eso —le aseguró mientras se ponía de pie.
— ¿Seguro? Yo podría-
Un rápido beso sobre sus labios selló el resto de sus palabras.
— No hace falta ahora. —Acarició su mejilla con ternura—. Estuviste perfecto, no necesito nada más.
Y con eso, se alejó de Lukas para encaminarse directo al baño, dejando a Lukas con un estremecimiento recorriéndole todo el cuerpo.
¿Qué había sido eso? Recordaba las veces que Marcus había intentado tener algo con él, siendo lo más cercano al sexo que había experimentado en todos estos meses, y como siempre había acabado por apartarlo al no haberse podido deshacer de la sensación de que algo no le gustaba. Y ahora, a pesar de todo, en ningún momento se le había ocurrido el pedirle que se detuviera.
Quiso culpar a las hormonas, o a que llevaba encerrado varios días con escaso contacto humano de todo tipo.
Intentó inhalar aire por su nariz y aplacar un poco todos esos pensamientos cuando sus ojos se fijaron en la puerta del baño antes de volverse a las sábanas que tenía debajo.
El celular que había sacado del bolsillo de Nils no se había ido a ninguna parte.
El sonido de la puerta al abrirse le sobresaltó, pero trató de disimularlo y solo permaneció sentado sobre su lugar mientras que internamente cruzó los dedos porque el ex tipo misterioso no notara la ausencia de su teléfono.
— Ahora si tengo que irme, no me voy a tardar, ¿de acuerdo?
Lukas asintió y vio a Nils acercarse a la superficie del ropero para tomar las llaves que cerraban a la habitación. Maldijo por dentro al no haberlas visto antes, cuando Nils volvió a cruzar su mirada con la suya y algo debió de atorarse en su garganta cuando creyó que la mejor idea sería decirle lo que el otro tanto querría escuchar;
— Te espero.
Nils curvó sus labios ligeramente hacia arriba y desvió su vista hacia otra parte antes de salir de la habitación para dejar a Lukas solo, de nuevo.
Cuando supo con toda seguridad que ya se había ido, exhaló todo el aire que tenía contenido en sus pulmones y buscó el celular de Nils.
Una pantalla bloqueada con la hora y un fondo verde fue lo que le recibió, junto con una leyenda debajo de la hora que le pedía la contraseña para seguir, que en este caso se trataba de un patrón.
Apretó los dientes con molestia, lo cierto era que pocas veces había visto a Nils usando su teléfono cuando estaba con él. Sus ojos entonces se enfocaron en el ícono de llamada de emergencia y las dudas prosiguieron a brotar dentro de su mente... Podría intentar llamar a la policía, pero Lukas no sabía dónde estaba y hasta que rastrearan su llamada Nils ya estaría de nuevo aquí. Luego pensó en llamar a su madre, aunque sea para hacerle saber que estaba bien, entero, solo que aquella llamada quedaría registrada y Lukas dejaría expuestos los datos de su madre en este teléfono.
Era frustrante, ¿qué tan difícil sería deducir el patrón de Nils? Lo había visto desbloquear su teléfono antes, sí, pero no había estado lo suficientemente cerca como para contemplarlo con exactitud...
Había visto que se asemejaba a una M, pero no lo era del todo, probó un par de cosas que le tiraron error e incluso alcanzó a bloquear el celular dándole unos minutos de espera que sintió como tiempo perdido. Pensó en un par de combinaciones más, y cuando el teléfono le permitió anotar el patrón de nuevo, recordó algo más, era algo como una M, sí, pero orientada hacia un costado.
Intentó un par de veces más hasta que consiguió desbloquear el teléfono, siendo recibido por el menú principal y una serie de aplicaciones, la gran amplitud de opciones le cargó de ansiedad que se forzó a ignorar cuando buscó su primer objetivo; el GPS, tenía que empezar por saber dónde carajos estaba ubicado ahora mismo.
Abrió el mapa, que al cargar indicó la ubicación actual de Lukas... Al ver el nombre de la calle no le sonó familiar, pero al indagar un poco más pudo ver que seguía dentro de su ciudad, pero muy a las afueras, en dirección opuesta a la casa donde estaba alquilando.
Memorizó la dirección, deseando con tener algún sitio donde anotársela antes de salirse del mapa. Sintió un dejo de curiosidad al ver el ícono de la galería delante de él, pero pensó que sería mejor si trataba de comunicarse con su madre o alguien para avisar de su ubicación.
Fue justo en ese instante que el teléfono comenzó a sonar, mostrando solo un número sin nombre de contacto.
Pasaron uno, dos, tres tonos, donde la llamada no se cortó y al cuarto tono Lukas no supo porque acabó por atender.
— Hola —dijo luego de un par de segundos de completo silencio.
— ¿Este es el número de Nils Rovia? —preguntó la voz del desconocido.
— Sí —masculló al intentar disimular la extrañeza en su voz. ¿Quién sería esta persona?
— Llamábamos desde la comisaría para avisarle que ya tomamos su denuncia.
¿Denuncia? ¿Qué denuncia? ¿De qué hablaban? La curiosidad se manifestó en su interior con necesidad de conocer a que se estaban refiriendo.
— Eso significaría que... —Dejó correr una pausa que esperó que el hombre captara como oportunidad para explicarle a que se refería.
— Fuimos a investigar a la señorita Klein, y resultó que estaba en lo cierto con lo que nos dijo, así que no se preocupe que mantendremos su denuncia como anónima.
Klein... ese era el apellido de Leire. ¿Por qué investigarían a Leire? ¿Qué había hecho Nils? Ese desgraciado.
Abrió su boca sin estar seguro que decir, si la persona del otro lado en verdad era de la comisaría Lukas tendría oportunidad de contarles todo, solo que acababa de decir que era Nils Rovia. Mierda, ¿le creerían? Tendría que arriesgarse, era su única oportunidad—
— Escuchen, tengo que decirles-
Su cerebro olvidó como hablar en cuanto escuchó el sonido a lo lejos de la puerta principal de la casa abriéndose, lo que podía significar una sola cosa, Nils había vuelto.
— ¿Sigue ahí? —cuestionó el hombre con rudeza.
No tenía tiempo para explicarles, no sin que Nils llegara a darse cuenta, y Lukas aún tenía que esconder el teléfono sino quería que el otro se enterara que lo estuvo husmeando.
— Sí, gracias por avisar. —Estaba a punto de colgar cuando añadió en un susurro—, investiguen a todos en ese laboratorio—. Y con eso, colgó la llamada y con rapidez buscó el historial de estas para borrarla.
Lukas, entonces, enfocó su vista hacia el baño, Nils había estado ahí antes de irse. Sería lo que haría más sentido, el que pensara que se lo olvidó allí dentro. Dio un largo suspiro y se puso de pie, la distancia entre la cama y el baño nunca se sintió tan extensa como ahora.
Jamás había odiado tanto tener el tobillo torcido hasta hoy. Nils no tardaría mucho más en llegar, por lo que Lukas no se lo pensó demasiado y se aventó como pudo hacia el sitio, ignorando el dolor que le provocaba pisar con su pie herido, llegó a la puerta y entró al baño para dejar el celular sobre el lavabo.
Su corazón se aceleró aún más e intentó no hacer ruido cuando salió. Oyó pasos, Nils ya estaba delante de la habitación a punto de usar sus llaves, Lukas medio saltó, medio corrió hacia la cama y creyó que el corazón se le iba a salir por la boca cuando la puerta se abrió y reveló a Nils frente a él.
Lukas no había llegado a la cama, y en pos de no perder el equilibrio se había agarrado de una de las manijas de la cajonera que tenía al lado.
Miró a Nils y esperó que su cara se viera lo más neutral posible y que no se notara el pánico que venía manejando hasta hace un segundo, solo que su tobillo lo estaba matando. Si no tenía un esguince, ahora seguramente lo tendría.
— ¿Qué estás haciendo ahí? —preguntó Nils y a Lukas le sonó más intimidante de lo usual.
— Yo estaba... —rio nervioso, sin soltar el agarre de la manija y tragó saliva—. Quería ver algo.
— ¿Adentro de un cajón? —Arqueó una ceja con incredulidad.
Lukas asintió, porque supuso que eso tendría que hacer cuando recordó lo que creía haber visto antes de bañarse. Quitó su vista, lejos de Nils e intentó abrir uno de los cajones cuando sintió la presencia del otro a su lado al instante siguiente.
— Te bañaste esta mañana —masculló Nils con extrañeza y colocó una mano sobre su muñeca.
El mero tacto le hizo estremecer, reviviendo muchas emociones recientes, pero en aquel segundo primó el recuerdo de aquel hombre de la comisaría mencionando a Leire, y Lukas inconscientemente se apartó de él con el ceño fruncido.
La expresión sorprendida de Nils por algún motivo le hizo sentir mal, pero ignoró la sensación y en cambio, se limitó a abrir uno de los cajones donde dio con lo que estaba buscando, y entre las prendas dobladas sacó una camisa rayada de color negro y blanco. El ancho de los hombros delataba que no era del tamaño de Nils.
— ¿Qué hace mi camisa aquí?
¿Era buena idea sacarle en cara al loco que lo tenía encerrado por qué tenía su camisa en su casa? Probablemente no, pero Lukas prefería hacer eso antes de permitir que Nils notara que había estado husmeando su teléfono.
Nils volteó sus ojos hacia un lado con aburrimiento.
— ¿Tú que crees?
— Me acuerdo del día que iba a usarla, solo fui a tomar una ducha y tú-
— Si, el día que ibas a salir con el rubio tarado, como si fuera a permitir que te viera así.
Lo casual de su tono hizo levantar la temperatura en su rostro, solo que no pudo identificar el origen de lo que estaba sintiendo.
— Te metiste en mi casa mientras yo estaba. —No debería de ser sorpresa, pero aun así le frustró la idea—. Y no me digas que-
— ¿También estuve en el bar? Sí, lo último que me faltaba era ver a ese imbécil pasándose contigo.
¿Pasándose?
— Marcus se detuvo cuando yo le pedí.
No debería de darle explicaciones, Nils era un idiota, Lukas no tenía por qué darle detalles de lo que hacía en su intimidad.
— Porque no logró emborracharte como él quería. —Chasqueó su lengua—. Te pidió uno de los tragos más fuertes que había, vaya imbécil.
Lukas tragó y no encontró que decir en aquel momento, recordaba que Marcus había estado algo persistente esa noche aun cuando Lukas no estaba demasiado enfocado... quizás por eso habría querido que tomara de más, para que Lukas se sintiera más permisivo ante las intenciones del otro.
— Pero no hicimos nada más, cuando yo le dije...
— Es normal, es un tipo rico y tu trabajas con la policía, no iba a arriesgar su reputación. —Nils le quitó la camisa de las manos y la arrojó a la cama, quedando ahora más cerca del frente de Lukas—. En verdad pensaba que ese rubio iba a ser un problema, pero hasta hiciste parte del trabajo por mí —concluyó con una media sonrisa.
Lukas arqueó una ceja y dio un paso hacia atrás por instinto.
— ¿De qué hablas?
— Ya ni pasabas tiempo con él al final del día, dejó de interesarte bastante rápido. —Nils dio otro paso hacia él y colocó una mano sobre su mentón—. Tenías la mente ocupada en otras cosas, ¿cierto? Ni fue necesario que me metiera.
Lukas se estremeció frente al toque, pero no se apartó.
— Tenía un asesino que encontrar, por supuesto que tenía la mente en otra parte. —Sintió que perdía el equilibrio en ese instante, pero Nils capturó su brazo sin darle lugar a que cayera.
— A lo último no tenía ni que escribirte, me buscabas sin que dijera nada. —Dejó correr una breve pausa donde se acercó tanto como para poder susurrarle al oído—. La verdad es que nunca buscaste alejarme, ¿cierto?
Por un segundo, juró que había olvidado como hablar, pero se forzó en apartarse un poco de él y fijar sus ojos sobre los suyos.
— Te crees demasiado —masculló y luego se atrevió a sonreírle de lado—. Sería un idiota si tuviera una fuente externa de información y no la aprovechara, ¿cierto?
Nils se rio en respuesta, y Lukas sintió como si se tratara de una persona completamente diferente a la que le había llamado perfecto hacía no demasiado.
— Tienes razón, detective, y estaba honrado de ser tu fuente de información, pero no me gusta cuando la gente se miente a sí misma. —Su pulgar recorrió el mentón de Lukas hasta subir lo suficiente como para rosar la comisura de sus labios—. Nada quita que te gustaba tenerme a tu alrededor, siempre pendiente de ti.
Todos sus músculos parecieron congelarse cuando las palabras del otro acabaron por hacerle sentido, de repente, se sentía demasiado expuesto bajo la mirada de Nils, como si no tuviera nada que ocultarle y ni siquiera sus pensamientos podrían seguir siendo privados. El pulgar de Nils se movió un poco más, al punto de posarse entre medio de sus labios y justo cuando creyó que intentaría algo más, se apartó, dejándole con la sensación de vacío.
— Eso jamás —balbuceó—. Tú te metiste en mi vida a la fuerza, ¿qué podía hacer yo?
— ¿Hablarlo con tus compañeros? ¿Mandarme a investigar? —Curvó sus labios hacia arriba—. Pero nunca le contaste a nadie de lo nuestro, ¿verdad?
La intensidad de la mirada del otro fue tanta que Lukas acabó por desviar su rostro hacia el suelo, su pulso no cesaba de acelerarse y no opuso resistencia cuando los brazos de Nils le rodearon. Lukas sabía que no podía negar aquello, todo lo que había dicho era cierto.
— ¿Qué quieres escuchar, Nils? —dijo aun sin mirarle y una de sus manos acabó por apoyarse sobre el pecho del otro, pero sin hacer ademán de empujarlo.
— Solamente la verdad, no hay nadie más mirándote, Lukas, puedes ser honesto aquí.
Su mano se cerró sobre el pecho de Nils y capturó algo de tela entre sus dedos y luego se volvió a mirarle con efusividad.
— Tal vez no quería involucrar a mis conocidos, tal vez pensaba que estarían en peligro si les contaba que había alguien observándome, y no quería que supieran tanto.
¿Habría otro motivo por el cual no querría que nadie más supiera?
Nils dio unos pasos hacia delante, guiando a que Lukas diera esa misma cantidad de pasos en reversa antes de que sus piernas chocaran contra el colchón que tenía detrás y se dejara caer en una posición sentada frente a la figura de Nils.
Sabía que esa no era toda la verdad, pero lo cierto era que ya no estaba seguro de nada, y la sensación le estaba ahogando.
Nils se arrodilló delante de él, y le miró con suavidad, pero no dijo nada y solo se limitó a colocar sus manos sobre sus rodillas.
— Me gustaba la atención que me dabas —murmuró de repente a la vez que corría su cabeza hacia un lado. Sus ojos se humedecieron y sintió que el aire se iba de sus pulmones—. Todos los días en casa eran lo mismo, mi trabajo era lo único que hacía que mi vida no fuera tan aburrida y estaba empezando a odiar ese hecho.
Vio a Nils mover su cabeza hacia un lado, como si no hubiera alcanzado a oírle del todo, pero a Lukas no le importó, el confesar aquello en voz alta cuando ni siquiera se había permitido el pensarlo internamente le estaba quemando y odió cada molécula de su ser al saber que todo lo que había dicho era real.
— Luego apareciste tú, y me asustaba, claro que sí, solo que tuviste tantas oportunidades de hacer algo y nunca lo hiciste, y en algún momento supe que ya no te tenía miedo como antes, pero la sensación que me dejaba el saber que estabas ahí... me gustaba —admitió en un susurro—. Era algo mío, la adrenalina, el miedo, la emoción, todo eso era solo mío.
Sus palabras parecieron mantenerse en el aire por un extenso momento de puro silencio. No podía creer lo que había dicho, como si no hubiera conocido él mismo aquella respuesta hasta el haberla pronunciado en voz alta.
Nils se puso de pie entonces, pero se agachó para quedar a su altura y colocó sus manos sobre sus costados.
— ¿Fue tan difícil detective? ¿Admitir que te gustaba lo pendiente que estaba de ti?
— Eso no significa que yo quiera estar aquí —dijo con firmeza a pesar de tener el rostro de Nils a escasos centímetros.
— Oh, Lukas, ya sabes que no hay opción sobre eso, siempre perteneciste a mi lado. —Se inclinó aún más hacia él, pero en lugar de besarlo solo escondió su rostro sobre su cuello—. Pero tienes razón en eso último, yo siempre fui tuyo.
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Este capítulo me metió en una encrucijada, y en un momento ya no estaba segura de como terminarlo, pero aquí esta, sino lo terminaba no iba a estar en paz conmigo jajaj
Por cierto, creo que es el capítulo más largo hasta la fecha. Había pensado en cortarlo antes, pero por una vez no lo hice jajaja
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