30. Te quiero
La pregunta de porque estaba por hacer lo siguiente no dejaba de molestarle.
No sería demasiado difícil hacer lo que hacia todos los malditos días e irse, después de todo, Nils odiaba perder el tiempo en cosas que no le interesaban. Se cuestionaba si el intentar contentar a Lukas en verdad valdría la pena. Claro que, con otros asuntos, no tendría problemas para intentar mejorar un poco más su estadía, aunque, siendo sinceros, ni siquiera el propio Nils se adaptaba del todo a la idea de que lo tenía en casa esperando por él.
La idea le estremecía cada vez que lo recordaba y solo hasta ahora había comenzado a naturalizarlo. Habían sido días complicados, no le gustaba que Lukas se sintiera infeliz, pero Nils sabía que tarde o temprano lo entendería, que era lo mejor. Que estaba más seguro así.
El romper su anonimato había sido más sencillo de lo que se hubiera imaginado, un par de veces se había encontrado imaginando como lo haría, y, sin embargo, la escena se le había servido en bandeja de plata por sí sola en cuanto supo que Lukas intentaría la estupidez mayor desde que le habían asignado su primer caso. Había confiado tanto en él en aquellos momentos, al punto de que acabaron encerrados dentro de un mismo armario y no le importó, solo había terminado en risas. Lástima que ahora no fuera tan fácil el hacerle reír.
Nils sabía que el otro tenía que fingir odiarlo porque eso es lo que cualquiera supondría, ¿no? Pero las numerosas veces que le había escrito sin miedo e iniciado una conversación por medio de mensajes decían otra cosa, a Lukas no le molestaba su presencia como tanto alegaba.
Hoy habría querido sentirse particularmente feliz, era viernes, lo que significaba que tendría dos días sin dejar a Lukas solo por más de ocho horas.
Y, sin embargo, aquí estaba, jugándoselas de nuevo.
Todo porque Lukas no cesaría de mencionar a su ex desde aquella charla que tuvieron, y tampoco pararía de cuestionarle que podían hacer por ella, al punto que le estaba hartando que ella abarcara casi todas sus conversaciones.
Por lo que llegó a la sola conclusión que debía de deshacerse de ella antes de que alguien más lo hiciera.
Cuando llegó a casa, sintió algo dentro de él exaltándose de pensar nuevamente que no estaba solo, aun cuando no era en las mejores circunstancias. En parte, le gustaría dejar el cuarto abierto y que Lukas tuviera más libertad de moverse dentro de la casa, solo que, si era realista eso solo traería problemas.
Lukas intentaría escapar y tendría más herramientas para hacerlo, lo peor era que hasta podría llegar a exponer este lugar que era su punto seguro donde estaban a salvo de cualquier mirada.
Nils pensó que en algún momento tendría que pasarse por su propio departamento antes de que se volviera sospechoso, pero aquello era tarea para después. Lo más importante del día era regresar a casa y abrir la puerta de esa última habitación.
Pasó por la sala de estar y la pequeña cocina, sus ojos se fijaron en la heladera y pensó que debería de preparar más comida para estos días.
Examinó la pared que tenía junto a la puerta de la habitación, y, su mano, entonces, viajó al sitio donde tenía las llaves colgadas para poder encontrarse con la persona que le esperaba detrás.
— ¡Ya volví! —dijo antes de siquiera mirar hacia delante y encontrarse con la figura de Lukas sentada sobre la cama.
Los ojos del otro se fijaron en él por un momento antes de volver al suelo, se veía cansado, tenía el cabello despeinado y llevaba puesta una de sus remeras que le había dado ayer. Nils había logrado acostumbrarse un poco más a la imagen de él usando su ropa, porque admitiría que la vista en un principio apenas le dejaba concentrarse.
— ¿Cómo te fue? —musitó Lukas en un tono que apenas alcanzó a oír.
Nils pensó en su encuentro con su compañera de trabajo y como su pulso se había acelerado frente a la fugaz idea de haber sido descubierto, solo para descartarlo al segundo siguiente, Alicia no tenía forma de sospechar de él.
Lukas y ella ni siquiera habían hablado esos últimos días, por, según sabía, el tema de la prensa y la divulgación de información, cosa que hasta había hecho que Nils tuviera otra imagen de ella, quizás al punto en donde podría decir que le caía mejor que antes. Pero, el punto había sido que ella no sabía nada de él, tal como suponía.
— Decente —respondió cuando notó que había dejado pasar demasiado tiempo sin decir nada—. ¿Tú cómo estás? ¿Y tu tobillo?
Lukas hizo una pequeña mueca con sus labios. —Ahí anda, podría estar peor.
Nils observó la pequeña heladera portátil que le había dejado con bolsas de hielo dentro y frunció el ceño.
— ¿Usaste las bolsas que te dejé, aunque sea?
— ¡Claro que sí! —protestó.
— Esa hinchazón dice lo contrario —dijo en un suspiroy se sentó en la cama junto a él—. Parece que tengo que encargarme ahora.
Hubo un par de segundos de silencio donde Lukas solo miró su regazo antes de volver a mirarle a él con más euforia.
— Es que es tan aburrido, tengo que estar todo el día aquí sentado, sin hacer nada. Al menos podrías traer una tele, no sé.
— Te dije que no hay ninguna en esta casa, y no voy a ponerme a hacer cosas raras como traer la tele de mi departamento, sería sospechoso. —Se quedó callado por un momento y sus ojos buscaron la mesita de luz a su lado—. Además, te compré un cubo rubik, y veo que ni lo usaste.
— No quiero armar un cubo rubik —dijo entre dientes—. Quiero salir de aquí, ya pasó bastante tiempo... mi familia debe estar preocupada —sus labios quedaron entreabiertos antes de añadir en un susurro que Nils solo comprendió por el movimiento de estos—, por favor.
Nils tuvo que voltear su vista hacia otra parte, porque decirle que no a esa cara le era cada vez más difícil, por más que le fastidiara cuando empezaba con el tema de la familia, por lo menos no estaba hablando de su ex, era algo que aprovechar.
— Es mejor así, no les va a pasar nada por no verte unos días si lo comparamos al desastre que sería si sales a destapar a los culpables. —Dejó escapar una extensa exhalación donde volvió a encontrar sus ojos con los suyos—. No quiero arriesgarte así.
— Pero es mi trabajo —musitó—. Piensa... ¿Cómo sería si estuvieras en esta situación? ¿Cómo se sentiría tu familia?
Nils sonrió divertido. —Buena pregunta, lástima que no tengo idea donde estará mi madre, o si está viva siquiera.
Lukas ensanchó sus ojos. —¿A qué te-
— No importa, no es el punto —le irrumpió con rapidez. Hacía años que no pensaba en su madre, y ahora no era el momento tampoco.
— Entonces al menos envíales alguna clase de mensaje, que les haga saber que estoy bien.
Recordó que lo tuvo que hacer en su trabajo, y la arriesgada jugada que cometió por Leire con el único fin de contentar un poco a Lukas.
— De ninguna forma, es muy riesgoso, pídeme otra cosa y... trataré de hacerlo.
La expresión de decepción en el rostro del otro no tardó en presentarse, a veces sentía que lo hacía a propósito, como si supiera lo que provocaba en él, en esos deseos de ceder y hacer lo que sea que Lukas le pidiera. Pero si se dejaba caer en aquella tentación, luego no se detendría allí, y Nils sabía que lo mejor para él era quedarse aquí por el tiempo posible.
— Voy a buscarte más hielo. —Y con eso, se puso de pie para abandonar el cuarto e ir directo a la cocina.
Cerró la puerta con llave tras de sí, aunque Lukas no hizo ademán de ponerse de pie, y continuó su camino hacia la cocina. Era pequeña, con una cerámica turquesa muy anticuada sobre la mesada, un horno que dudaba que siguiese funcionando y una heladera que debía de tener como treinta años y que producía un ruido molesto cada tanto.
Cuando su mano alcanzó la puerta del congelador, se quedó estática allí por un par de segundos al tener ese pensamiento resurgiendo en su cabeza de nuevo. ¿Qué tan seguro sería ayudar a que el tobillo de Lukas sanara más rápido? Por su aspecto, no se veía como algo que le permitiera a Lukas el andar saltando dentro de las próximas semanas, pero, aun así, sabía que si estuviera sano se le haría más fácil el intentar escapar—
Abrió la puerta, dejando que aquella idea se dispersara en el aire y buscó una nueva bolsa con hielo. Mirar y no hacer nada para ayudar no podía ser una opción.
Regresó al cuarto, viendo que Lukas no había hecho intento de levantarse de la cama y solo estaba colocando un par de almohadones bajo su tobillo, tenía su espalda inclinada haciendo que en ese ángulo Nils alcanzara a ver sus clavículas asomándose por el hueco de su remera.
— Traje más hielo. —Alzó la bolsa en el aire y le hizo un gesto para que se apartara un poco y que él pudiera sentarse—. Vamos a ver eso.
Levantó la manga del pantalón con cautela lo suficiente como para exponer su tobillo y parte de su pantorrilla, sus dedos rosaron su piel por accidente en el proceso, fue entonces que procedió a colocar la bolsa de hielo, cosa que acarreó un quejido por parte de Lukas.
— ¿Por qué te preocupas tanto por mí? —dijo de repente, tomando a Nils totalmente desprevenido.
Él permaneció inmóvil sobre su lugar. —Porque tu no lo haces —masculló con simpleza.
— No creo que vayas por ahí haciéndote cargo de todos los que no se cuidan así mismos —le espetó a la vez que estiraba su cuello para mirarle mejor.
Una media sonrisa se asomó en su rostro. —Crees bien.
— Eso no responde mi pregunta, ya que me tienes encerrado aquí al menos tengo derecho a saberlo.
Nils apartó la bolsa de hielo y se mordió el labio, a pesar de apartar la mirada, sabía que Lukas seguía viéndole fijamente y no dejaría de hacerlo hasta obtener una respuesta.
— Creí que sería obvio —suspiró—. Porque me gustas.
La simpleza de sus palabras dejó un eco resonante en el ambiente cuando la respuesta ante aquella admisión no llegó enseguida. Ni él mismo hubiera creído que decir eso en voz alta hubiera sido tan complicado, pero aquí estaba, casi lamentándose por haberlo dicho—
— ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿De otra forma? —La mirada de Lukas se sintió suave sobre él.
Él se encogió de hombros. —¿Decir qué? Como si me hubieras escuchado siquiera.
Y, por un largo tiempo creyó que no iba a hacer nada al respecto con esos molestos sentimientos suyos y solo se conformaría con ver a Lukas de vez en cuando, cada vez que algún muerto llegara a la morgue.
— Siempre... me caías bien, eras gracioso, aunque a veces parecía que vivías en la Luna. —Lukas se arrimó más hacia donde él estaba sentado, como si de ese modo pudiera verle mejor.
Sus labios se curvaron hacia arriba por un breve instante, antes de que su mirada se ensombreciera.
— Lástima —rio secamente—, ya no debo caerte tan bi-
Sus palabras se cortaron, al igual que el resto de las frecuencias del sonido, viéndose inmerso en un absoluto silencio que solo dio lugar a que su corazón se acelerara cuando fue capaz de concebir la sensación de los labios de Lukas sobre los suyos.
Fue suave, y demasiado abrumante para sus sentidos como para creerse que fuera real. Transcurrieron unos eternos segundos en los que no se movió y su mera existencia se dedicó a sentir esos labios sellando su voz en un efímero beso, hasta que algo más le obligó a apartarse en cuanto su mente se percató de lo que estaba pasando.
Lukas le miró confundido y el sonrojo sobre sus mejillas no tardó en aparecer. Nils llevó una mano hacia su propia mejilla, debía de estar igual de caliente.
— Lo siento, creí que-
— No, está bien, yo solo...
Nunca me lo hubiera esperado en la vida.
—... me tomó por sorpresa.
— No estaba pensando. —Miró su regazo con una expresión avergonzada—. No volverá a pasar.
Tuvo que dejar pasar unos extensos segundos, en donde logró encontrar algo de su voz normal y pudo volver a sentirse más como él mismo.
Otra sonrisa apareció en su rostro.
— Nunca dije que no debería.
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Estaba nerviosa de publicar este capítulo, pero bueno aquí está, después de pasar por un par de modificaciones.
Ahora es Nils al que se le está reseteando el Windows : D
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