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25. Apagón (Fin primera parte)

La noche llegó más rápido de lo que esperaba. Sin embargo, tuvo el tiempo suficiente como para arrepentirse de avanzar con su plan. Solo que no lo hizo.

Sería rápido. Lukas estudió el punto donde creía que se juntarían, quedaba muy próximo a la fábrica, aunque no sabría a quien se encontraría allí. Más allá de Francis, claro.

Él solo miraría de lejos, sacaría unas fotos y se iría. Fácil y sencillo, nadie le vería porque tampoco pensaba acercarse demás.

Una parte de él vacilaba ante el hecho de que no le había contado a nadie, ni a Adam, ni a Alicia, pero... ¿Cómo podría contarlo? Decir su plan en voz alta daba mayor oportunidad de que el tipo misterioso se enterase, y Alicia había demostrado ya no ser de fiar.

Sin embargo, ese pensamiento siguió picando en su conciencia mientras caminaba por las oscuras calles de su ciudad. Estaba yendo por la calle Galia, donde habían encontrado uno de los cuerpos; aquel hombre al que le habían disparado, y ahora se estaba aproximando a la famosa diagonal catorce.

Sacó su celular con rapidez para revisar la hora, aún era temprano, faltando como veinte minutos para las once cuando avistó un quiosco a su derecha. Era un punto luminoso entre tanta oscuridad que las escasas luces dispuestas sobre las veredas no alcanzaban a mitigar.

Solo entonces se dio cuenta de lo nervioso que estaba.

Sus pasos se desviaron hacia el pequeño quiosco y fue atendido por un hombre que debía de llevarle más de una cabeza.

— Hola, quería... —vaciló, no sabía qué hacía ahí, más allá de buscar un punto seguro mientras meditaba su siguiente paso. Sus ojos viajaron a los estantes tras el hombro del tipo—, esos cigarrillos de allá.

— Claro —dijo el hombre con voz gruesa antes de colocar la caja de cigarrillos frente a él—. Serían trescientos.

— Sí, gracias. —Lukas procedió a pagarle cuando se percató de un pequeño detalle—. ¿No tendrá fuego?

Para su suerte, o no, no se sabe, si contaba con un encendedor que Lukas usó para encender su primer cigarrillo.

Se lo llevó a los labios antes de sentir el humo en su garganta seguido de unas fuertes ganas de toser. Pero continuó fumando.

Habían sido muy pocas las veces en las que había fumado a lo largo de su vida. Una vez a sus catorce porque los chicos de su escuela le habían incitado a hacerlo. Su papá le había dado el golpe de su vida por aparecerse con olor a cigarrillo.

La segunda vez fue a los veintiuno, cuando su mismo padre estaba camino a tocar el arpa y él no había sabido cómo manejar los nervios que llevaba encima.

Por lo que esta sería la tercera vez, luego de casi seis años desde aquel acontecimiento.

De algún modo, el humo si le ayudó a calmarse, y acabó optando por resolver aquel molesto pensamiento. Sacó su celular y buscó el contacto de Adam.

Tú:

Hola Adam, soy Lukas

Quería pedirte un favor, sino te respondo en dos horas

Avisa a la policía.

Dejó pasar un par de minutos más en los que vio que Adam seguía sin conectarse antes de enviarle su ubicación. Solo para notar que ya estaban muy cerca de ser las once, así que guardó su caja de cigarrillos y tomó rumbo hacia donde creía que sería el punto de encuentro, sumergiéndose entre la oscuridad.

Caminó un poco más, sin dejar de mirar hacia sus costados, pero no había nadie más que él andando por las calles. Se subió su capucha, dejando que su rostro se ocultara un poco más entre las sombras, cuando alcanzó a oír unas voces a lo lejos.

Giró su cabeza con rapidez y buscó el origen de aquel sonido, pero no vio más que basura y techos bajos—

Sus ojos, entonces, se ensancharon al volverse hacia su izquierda y avistar una figura lejana sobre la esquina luciendo una capucha oscura. Haciéndole imposible a Lukas el ver su rostro.

Su corazón se aceleró a la vez que su mente comenzó a hilar ideas.

Oyó esas voces de nuevo, desviando la atención de sus ojos hacia un lado y cuando volvió a mirar esa persona ya no estaba.

¿Sería ese Fran? ¿William? Su pulso aumentó aún más ante la siguiente idea. ¿O quizás el tipo misterioso?

Dios, estaba yendo directo a donde creía que se guardaban la droga, y luego de su experiencia en el bar ya sabía que el tipo misterioso conocía a William.

Todo parecía llevar a una sola conclusión—

Llegó a la esquina y dobló con rapidez, avistando la fábrica en la siguiente cuadra y una de sus entradas... Al caminar un poco más logró distinguir a unas personas paradas allí.

Supo que era momento de guardar distancia, pero tenía que acercarse, solo un poco más para lograr reconocer a alguien... Llegó a la siguiente esquina y se posicionó tras un tacho de basura ubicado sobre la vereda, que contaba con más bolsas de basura a su alrededor, y volvió a buscar a esas personas con la mirada.

Si caminaba un poco más seguro se percatarían de su presencia, pero desde donde estaba ahora, seguía lo bastante lejos como para que no le vieran.

Vio a dos tipos, el primero era muy alto y de hombros anchos, Lukas se preguntó si podría tratarse del tipo de seguridad que le había mencionado el acosador... y en la otra persona no encontró ningún rasgo distintivo para poder identificarlo. ¿Tal vez sería el que había llamado a Francis?

Esperó otro minuto, cuando sus piernas comenzaron a cansarse de estar en cuclillas y acabó cediendo en una posición sobre sus rodillas cuando sintió un vidrio clavarse en una de sus piernas.

Se mordió el labio antes de que cualquier quejido pudiera escapar, rogando no haber hecho demasiado ruido. Estaba oscuro, solo podía ver a esas personas por la escasa iluminación de la calle, pero el sitio donde estaba ubicado Lukas era casi como un punto ciego.

Y justo cuando volvió a mirar, vio a un tipo con capucha aproximarse hacia ellos.

El corazón de Lukas se aceleró al doble cuando retiró el pedazo de tela de su cabeza. Era Francis. Casi irreconocible en esas ropas tan informales. Pero era él.

No espero para ver que más hacia en cuanto buscó su celular con rapidez, asegurándose de quitar el flash de su cámara antes de animarse a levantarse lo suficiente como para captar la situación en pantalla.

Sacó tantas fotografías como pudo y volvió a esconderse tras las bolsas de basura.

El vidrio que había lastimado su pierna dolía, pero eso no le detuvo para mirar las fotos que había obtenido... La frustración no tardó en apoderarse de Lukas al notar que apenas se distinguía algo por culpa de la lejanía y oscuridad.

En las fotos no llegaba a apreciarse que era Francis.

Quiso golpear algo de no ser porque si no guardaba silencio, esta vez, le iba a pasar algo peor que arruinar su futuro laboral.

Volvió a mirar los tipos y luego a la calle que tenía en frente. Si cruzaba la calle podría llegar a obtener mejores fotos, solo tenía que mantenerse pegado a la pared y entre tanta oscuridad no alcanzarían a verle.

Se posicionó sobre sus cuclillas de nuevo, cuando sus ojos se ensancharon aún más frente a la sorpresa que se llevó al ver lo que seguía. Escuchó un auto estacionarse y ver la persona que se bajaba de este.

A pesar de haberlo visto de cerca aquella vez, su mente no había tenido el grado de sobriedad adecuado para recordarle tan a detalle. Sin embargo, ese tipo de menor estatura no podía ser otro que William.

Era lo que necesitaba.

Fran solo allí quizás no era suficiente para incriminarle, pero si lo captaba con uno de los mayores sospechosos que tenían hasta ahora. Eso ya sería otra historia.

Volvió a oír sus voces, pero seguía lejos como para entender que decían. William no lucía feliz en cuanto miró al tipo alto que tenía delante. Sin embargo, fue Francis quien se metió en el medio haciéndole un gesto a William que Lukas interpretó que se refería a dinero.

Necesitaba fotografiar eso a toda costa.

Por más que el shock de ver a su compañero de trabajo junto con esa gente seguía desconcertándole por lo bajo, intentó ignorarlo. Así que, sin pensárselo demasiado, se puso de pie, pero permaneció agachado y cruzó la calle para pegarse a la pared como si de una enredadera se tratase en cuanto la tuvo en frente.

Se movió con sigilo y sacó su celular de nuevo antes de sacar otra fotografía de aquella situación. Nadie lo veía, nadie sabía que estaba ahí.

— ¿Qué dices, imbécil? —gritó William lo suficientemente fuerte como para que Lukas alcanzara a oírle.

Su corazón se aceleró, y vio como William a pesar de lucir enojado parecía también sorprendido, mientras que Fran le hizo un gesto al tipo más alto, quien al segundo siguiente estaba frente a William mientras que el otro hombre se aproximó por detrás pasando sus brazos por debajo de sus axilas con brusquedad.

Y luego el tipo alto le tendió un golpe directo al estómago. Seguido de otro y otro, hasta que William dejó de forcejear bajo el agarre que lo mantenía quieto.

Mientras que Francis miraba sin decir nada.

A pesar de lo horrible de la situación, Lukas no pudo quitar la vista de encima enseguida; el siguiente golpe fue directo al rostro de este y el sujeto que lo sostenía le soltó dejando que William cayera al suelo de rodillas, pero los golpes no se detuvieron allí... Lukas incluso alcanzó a ver algo de sangre brotando desde la nariz del otro. Justo cuando Francis pareció mirar en dirección hacia donde estaba Lukas.

Apartó la vista apenas lo notó, mientras que sentía su pulso resonar contra sus oídos y volvió a pegarse contra la pared que tenía detrás. Tenía que irse, ya, llamar a la policía y enviar las fotos que había sacado, pero no podría hacer nada de ello si primero no se largaba de allí—

El siguiente paso que dio le hizo tropezar con algo, y maldijo por dentro a esas calles por tener tanta basura encima, cuando perdió el equilibrio. Solo que no cayó, no permitió eso al sostenerse de la pared que tenía al lado, pero su tobillo se dobló en el proceso.

Eso no iba a detenerle, tenía que irse. Miró hacia el sitio de la golpiza por un instante solo para notar que Francis ya no estaba con ellos.

¿En qué momento?

Dio un paso hacia atrás, sin siquiera percibir el dolor en su tobillo cuando su espalda chocó con algo... O alguien.

— Shh, no tenemos que dejar que te vean, ¿cierto? —le susurró una voz sobre su oído.

Lukas apenas pudo escucharlo, sus latidos retumbaban contra sus oídos sin cesar. Y, con timidez intentó voltearse para reconocer al desconocido a sus espaldas, cuando sintió un brazo envolviéndose alrededor de su cintura que le arrimó aún más hacia él, al punto que Lukas sintió unos mechones haciéndole cosquillas sobre su mejilla.

— Vamos a sacarte de aquí, detective. —Y con eso, llevó su otra mano hacia su rostro, cubriendo su nariz y boca con un pañuelo.

Fue lo último que escuchó antes de que todo se volviera negro.

***

Sus párpados se separaron con lentitud, se sentían pesados, al igual que todo su cuerpo.

Lo primero que percibió fue una luz demasiado potente frente a lo poco acostumbradas que estaban sus pupilas en aquel momento, por lo que intentó cubrirse instintivamente con su brazo izquierdo, solo para tirar de él y darse cuenta de que no podía moverlo.

Eso le alertó lo suficiente como para terminar de despertarse de golpe y mirar hacia sus costados con ansiedad.

Estaba en un cuarto. Solo que no era su cuarto, no, era un lugar que nunca antes había visto. Su atención se enfocó en el brazo que no podía mover... tenía la muñeca aprisionada por una esposa la cual tenía su otro extremo enganchado al cabezal de la cama.

¿Qué era todo esto? ¿Qué estaba pasando?

Fue entonces que sintió un dolor proveniente de su tobillo y los demás recuerdos brotaron de su mente de forma demasiado abrupta.

Se había doblado el tobillo cuando había intentado huir, pero con la adrenalina del momento apenas había percibido el dolor real que conllevaba. Estaba a punto de ser descubierto cuando alguien le había sorprendido a sus espaldas—

Alguien. El tipo misterioso.

Tiró de su brazo sin pensarlo, tenía que salir de allí, pero su brazo esposado era un gran impedimento ahora mismo.

Examinó sus alrededores, no había demasiado, era un cuarto largo pero angosto, sin ventanas, y con dos puertas; una al final del cuarto y otra que tenía casi delante...

Su respiración se entrecortó cuando vio al picaporte girarse delante de él, para luego abrirse de par en par.

Cerró los ojos por instinto y cuando los volvió a abrir, su mente se vio invadida por una efímera sensación de calma.

— ¿Qué? Nils, ¿qué está pasando? ¿Por qué estoy...—Su voz se detuvo cuando algo en su cabeza hizo clic y se vio envuelto por una abrumante sensación de querer escapar en aquel preciso instante.

Nils se cruzó de brazos, llevaba un buzo verde oscuro con capucha, cosa que hizo recordar a Lukas de esa primera persona que había visto antes de hallar el punto de encuentro de los otros tipos.

— Eras tú —dijo cuando encontró su voz de nuevo, sin saber qué clase de emoción quería reflejar al pronunciar aquello.

— Buenos días, detective. —Y tras decir aquello, una media sonrisa se formó en su rostro antes de acercarse hacia Lukas.

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Llevaba demasiado tiempo muriéndome de ganas de llegar a este momento.

Ahora puedo morir en paz, solo nos tomó 25 capítulos ; D

Gracias por la paciencia.

Escribir la aparición del acosador cuando se presentó frente a Lukas me dio escalofríos, cosa que nunca me pasó cuando lo escribía desde su POV. 💞

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