Quería matar a ese rubio.

Hasta a él mismo le había asustado la rapidez con la que se había imaginado acabando con la penosa vida de ese engreído con aires de superioridad. No era su estilo pensar de ese modo.

Pero que más podía pensar cuando se había entrometido y estropeado su anonimato.

Conocía los horarios de Lukas, y conocía suficiente sobre sus vecinos más próximos como para saber cuándo salían y a cuáles poco les importaría ver a alguien que no fuera Lukas entrar dentro de propia casa. Claro que el rubio no entraba dentro de ese selecto grupo.

Recordaba con precisión toda aquella secuencia, él saliendo de la casa de Lukas, asegurándose de que estuviera todo bien, cuando un auto de alta gama se hizo presente en esa vacía cuadra, destacando con su mera presencia, fastidiando, mejor dicho. Supo que el otro había fijado sus ojos en él apenas le vio, y también supo que había visto más de lo que debía.

No debería de ser tan difícil deshacerse de él. Después de todo, la policía mostraba cada día con más fuerza lo inútil que era, solo sería otra muerte sumándose a la lista de casos que se continuaban acumulando. Sería tan fácil burlarse de su incompetencia que solo por ello se sentiría tentado a hacerlo.

Aun así, diría que ese no era su estilo.

Por mucho que deseara sacar a ese tipo de la vida de Lukas.

Lo más probable era que ese rubio entrometido ya le habría contado lo que había visto, metiéndose de lleno en lo que estaba trabajando, en lo que estaba logrando—

Y, tal vez, podría ser una ventaja.

Con los días pasando veía que el intentar asustar a Lukas y mantenerlo a raya con su investigación no le estaba funcionando. Parecía que nada le asustaba lo suficiente y seguiría con esa infantil idea de jugar al detective, sin enterarse de sus intentos por protegerlo, de evitar que cayera en un pozo sin salida.

Era como si lo tentara, como si lo provocara en llevarlo y encerrarlo lejos de todo peligro.

Quizás era momento en que dejara de pretender el ser solo una sombra borrosa dentro de la vida de Lukas. Si el rubio ya lo había delatado, significaba que ya no tendría que preocuparse por seguir fingiendo que no estaba allí.

Porque él estaba allí. En su casa, en su celular, en su trabajo, en donde sea que lo necesitara.

Y ya era tiempo para que Lukas se vaya enterando de ello.

Que él formaba parte de su vida a partir de ahora.

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Por el título quizás ya se habían dado cuenta quien volvía 👀

Junto con la escena final del capítulo pasado, este era otro capítulo que llevaba rato queriendo escribir, se que es corto, pero esperaba compensar un poco la falta de actualización de la otra semana.

Y, con suerte, no falta mucho para volver a escribir desde el POV del acosador, porque vaya que es divertido jajaj