La Boda
"Irene Kramer y Olivier Von Schirach les invita a su enlace el próximo sábado. No falten por favor"
La novia aguardaba paciente frente al altar; su vestido de novia era voluminoso y de un intenso color rojo escarlata . El sacerdote, por el contrario y en contraste, estaba visiblemente tenso.
Claro que, para bien o para mal, la novia no le prestaba ninguna atención sino que esta estaba exclusivamente centrada en la puerta de la iglesia, esperando al hombre con quién se había comprometido para casarse.
Su espera no duro mucho más: la puerta se abrió estrepitosamente y dejó paso a un numeroso grupo, todos vestidos elegantemente, al frente de los cuales se hallaba, al fin y para regocijo de ella, el novio.
Él también mostraba visible alegría al verla, la mujer que había escogido para que fuera su compañera de existencia.
El enlace se llevó a cabo, y el sacerdote se escabullo sigilosamente nada más terminar esta ceremonia, o mejor dicho lo intentó, pues el novio le descubrió y no pudo evitar burlarse del claro temor del clérigo:
-Esté tranquilo, Padre;le prometimos que nadie le tocaría siquiera un pelo y nosotros somos gente de palabra.
El sacerdote no replicó nada sino que se limitó a marcharse apresuradamente del lugar, con el rostro enmarcado de sudor.
Esta vez fue la novia quien se río al ver esa huida:
-Siempre fue un hombre pateticamente temeroso.
-Y sin embargo, ya ha oficiado dos bodas para nuestra gente..... Casi siento compasión por él, pues si de verdad hay un dios ahí arriba dudo mucho de que vea con indulgencia su cobardía para con nosotros.
-Será una actitud cobarde pero es la más inteligente. Que nos desafien y arrasaremos todo su miserable pueblo.
-Cariño, por favor, estamos en la boda de mi hermano;lo menos que podemos hacer es dejar de lado cualquier tema escabroso.
-Supongo que tienes razón, querida.
-Pues yo siento iniciar otra discusión pero pues no entiendo por qué seguimos manteniendo estas costumbres si claramente ya no nos representan.
-Oh pero amigo mío, ¿no es evidente el motivo?.... Pues por el glamour, por la 'élégance'.
Su amigo meneo la cabeza y no dijo nada más.
El resto de la celebración se llevó a cabo en el castillo del novio. Primero fue el baile nupcial y después el banquete.
A decir verdad, aunque no lo dijeran por educación, lo cierto es que los invitados se hallaban ya demasiado hambrientos y miraban con ansia la puerta de la cocina.
Dándose cuenta de los sentimientos de sus amigos, el novio sonrío antes de hacerle una seña a sus criados, quienes sintieron y se marcharon enseguida.
-Amigos míos, no sabéis lo que os agradezco teneros a todos aquí,en el momento en que mi desde siempre adorada Irene y yo nos hemos jurado amor eterno.... Nunca mejor expresado.
Las risas sonaron fuertes a lo largo del salón y el matrimonio sonrío.
-No me explayare mucho más que para decir que el motivo de la tardanza en la cena es que tengo una sorpresa para mi esposa.
Irene le miró genuinamente sorprendida.
-¿Si? ¿Cuál, Olivier?
Él le dirigió una larga sonrisa antes de responder:
-Ahora mismo lo verás.
Ante un chasquido suyo reaparecieron los criados llevando por la fuerza a un hombre de mediana edad que forcejeaba en vano.
Irene gimio de sorpresa.
-Oh, Olivier..... ¿Es para qué....?
Su marido asintió con vehemencia e Irene chillo entonces de la emoción.
El cautivo en cambio no pudo sino mirarla con conmoción y horror.
-Irene, hija..... No puedes en serio apoyar en esto.....
Olivier le abofeteo con fuerza.
-Silencio. No eres digno de hablarle a mi esposa.
La alegría de Irene se esfumó.
-Amado, deberías haberle cortado la lengua antes de traerlo aquí. Ahora nos arruinara parte de la diversión.
Olivier gruñó.
-No lo considere.
El padre de Irene sollozo.
-Mi querida niña..... Por favor, no dejes que me hagan esto, no.....
Esta vez fue su hija quien le abofeteo.
-Basura hipócrita. Nunca me quisiste más que como una esclava doméstica. Hasta en mi funeral te la pasaste enteramente lamentándote de que ahora tendrías que contratar a alguien para que me sustituyera.
-Bueno, pues te tengo una buena noticia, papaito -Enmarcó con una sonrisa cínica -Y es que ya no tendrás que gastar ese preciado dinero tuyo.
Mientras terminaba de hablar abrió la boca y antes de que su víctima pudiera chillar le desgarro ambas venas con sus colmillos.
La sangre adorno de manera fluvial las baldosas del salón.
Los invitados ahora babeaban abiertamente.
Irene agarró el cuello de su padre y le mando unas últimas palabras.
-Soy una buena anfitriona. Y mis invitados claramente tienen hambre.
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