Terror maquillado
Me volvió a pasar aquello... Me molesta mucho pero es que, simplemente me resulta inevitable, cada vez que veo eso... ni siquiera puedo describirlo con palabras.
Soy apenas un niño, ni siquiera... ni siquiera he mudado mi primer diente de leche y debo asistir con un doctor, aunque mi papa lo llamo "loquero" sea lo que sea eso.
Todo empezó hace algunos meses, yo jugaba tranquilamente con mis amiguitos del preescolar, de pronto nuestra maestra, la señorita Anita, (me agrada bastante, hace caras y ruidos muy graciosos cuando nos lee cuentos) llamo a toda su clase, nos dijo que tendríamos visitas muy especiales debido a la celebración del día del niño, yo apenas sabia que significaba eso, solo sabia que al menos dos veces al año me llenaba mi pancita con pastel, toneladas de dulces y jugaba hasta caer dormido.
Pero esta vez fue algo muy distinto, en vez de los juegos, dulces y todo eso, vi la cosa mas horrible del mundo, había un hombre que vestía ropa holgadísima, de colores chillones, tanto que lastimaba los ojos, como si aquello fuera poco, adornaba su cabeza una enorme mata de pelo rizado pintado de un horrible azul eléctrico, el pelo me parece demasiado esponjado para ser natural, por eso creo muy probable sea una peluca.
Como cereza adornando la punta de un rico helado, la cara del tipo era tan pálida como el gis que usa mi maestra para dibujar en el pizarrón; como si todo el miedo que sentía no fuera suficiente, cubría la mitad de abajo de su cara con sus manos envueltas en guantes con adornos igual de chillones que el resto de su atuendo, al destaparse el rostro, vi aterrorizado que una grotesca mueca adornaba su rostro, era como aquellos personajes de caricaturas cuando sonreían, pero en vez de ser gracioso era tétrico.
Apenas vi a ese hombre en medio del patio de juegos, se escuchaba acercándose ruido de pasos, no resistí mas cuando vi a otros dos hombres vestidos igual o peor (si es posible) que el primer hombre, para colmo, estos dos nuevos esperpentos calzaban enormes zapatos, con los cuales apenas podian caminar.
Mi pobre y pequeño ser no soporto mas y empecé a gritar, al poco empezar a gritar siento húmedas mis mejillas y húmedos mis pantalones, curiosamente en ambos lados.
Así fue como termine asistiendo con el doctor "loquero", aunque me divierto bastante en su consultorio, me deja dibujar y solo una vez hizo lo que hacen los otros doctores cuando mama me lleva a visitarlos.
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