Partido a la Mitad
Se escuchaba la música bailable a todo volumen, los gritos eufóricos de las personas y el olor a cigarro y alcohol que invadía todo el ambiente, sin embargo, ya era hora de marcharse porque se hacía muy tarde. Salí de la ruidosa fiesta rumbo al paradero para tomar un taxi, conté el dinero que tenía y no era suficiente para pagar uno, así que de todas maneras esperé en las solitarias calles si es que pasaba otro vehículo.
Esperé y a lo lejos se visualizaron dos luces brillantes de forma circular que cada vez se acercaban más y más, haciéndose más grandes y eran acompañadas por el ruido de un motor, era un autobús. Alcé el brazo y lo moví ligeramente para que parara y así fue, se estacionó frente a mí y abrió las puertas.
Apareció un hombre aproximadamente de 30 años, con una camisa blanca remangada, un pantalón de vestir y zapatos viejos. Subí las escaleras del bus y pagué el respectivo pasaje, el vehículo se encontraba casi vacío, excepto por el chofer y mi presencia.
Me senté en el penúltimo asiento de la columna izquierda, al lado de la ventana, y el transporte arrancó. Iba con mayor velocidad porque las pistas estaban despejadas hasta que de un momento a otro, frenó en seco y la Ley de la Inercia hizo que mi cuerpo fuera hacia adelante bruscamente, no obstante, me agarré de la parte superior del asiento al frente mío y por ello, no me caí.
—¿Qué le ocurre, señor? —asustada pregunté. No obtuve respuesta.
—¿Señor? — volví a preguntar y me levanté de mi asiento, dirigiéndome al lugar del chofer, pero ya no estaba ahí, había desaparecido.
Las luces empezaron a parpadear, alcé la mirada y se apagaron repentinamente. Escuché un gruñido detrás de mí, con la respiración agitada y el corazón entre mi garganta, giré la cabeza lentamente para averiguar de quién o qué había provocado el aterrador gruñido, sin embargo, no había nada, solo oscuridad.
Las puertas del transporte se abrieron y las luces volvieron, no dudé en salir de ahí, corrí lo más rápido que pude. Los postes iluminaban las calles y cada vez que pasaba frente a estos, se apagaban misteriosamente, querían que me atrapara la oscuridad de aquella nublada noche.
A lo lejos se podía apreciar a una figura extraña que se movía bruscamente, el crujido de sus huesos era tan inquietante, arrastraba su cuerpo y sus largos brazos tomaban el control. Se incorporó con la ayuda de sus brazos, la luz del poste en el cual, estaba debajo de este, iluminó mi lugar. Pude observar con mayor claridad la silueta de aquel extraño ser que no tenía la mitad de su cuerpo, se podían ver sus entrañas siendo arrastradas, de ellas brotaba una extraña sustancia negra y viscosa.
Se acercaba con tranquilidad, estaba aterrada. Oí nuevamente ese gruñido áspero que me hacía temer, retrocedí lentamente y decidí correr. La criatura me perseguía, corría con sus manos y lo hacía con mayor rapidez que yo corriendo con mis pies. Se lanzó hacia mí, me agarró de los brazos, abrió su boca y dejó al descubierto sus puntiagudos dientes, de esta brotaba espuma blanca que caía en mi rostro. Forcejeaba para salir, pero era inútil, sus huesudos brazos me sostenían con una fuerza sobrehumana, además sus ojos eran cubiertos por un par de vendas ensangrentadas.
Lo último que hice fue gritar y llorar desesperadamente y luego, escuchar el gutural desgarrador de la criatura. Después, todo se volvió oscuro.
A la mañana siguiente, los canales de noticias estaban hablando sobre un extraño suceso:
"Esta mañana se encontraron 13 cuerpos de jóvenes y adultos en la madrugada de ayer. Los cuerpos estaban partidos a la mitad y todos estaban amontonados, unos encima de otros. La policía aún no encuentran al macabro asesino y están interrogando a los vecinos que viven cerca de ahí e intentar capturar algún sospechoso.
La única pista que tienen los oficiales es que los ojos de los cuerpos están vendados y todos están manchados con la sangre de las víctimas. Hay que tener cuidado en las calles porque tenemos a un homicida suelto".
Madame Sarmiento
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro