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Inolvidable

La muerte.

Esa palabra tan complicada de procesar, ese suceso tan difícil de superar, sin importar el como pasaba, era algo que marcaba profundamente, que tomaba tiempo para sanar.

Adelaine.

Adelaine fue lo más cercano que tuve a una verdadera madre, era la representación típica de una mujer consagrada a ser madre. El problema era que aunque se había esforzado para criar a una buena generación, al crecer los hijos tomaban sus propias decisiones y criterios , eso incluía volverse unos idiotas prejuiciosos a veces. Allí poco tenía que ver las influencias de lo que aquella pobre anciana intento dar de ejemplo.

En otras palabras su hijo era una mierda. Algo completamente diferente a su nieto, quien era mi mejor amigo, mi hermano.

La abuela jamás me trató mal por ser quien era, por saber las malas mañas que tenía, por las locuras que decía. Ella siempre se preocupaba por aconsejarme sobre una buena vida, ella se quedaba allí en su silla de ruedas hablándome por horas sobre la vida, sobre el cuidado y sobre lo mucho que me quería. Era otro nieto para ella y me trataba exactamente así.

Pero debí suponer que esto tendría que llegar en algún momento. Hace solo un par de meses atrás, maxi, su nieto, me comentó que los exámenes de sangre de la abuela habían salido algo regulares. Una pronta diabetes en curso.

Ese día las lágrimas se me salían mientras estaba en mi oficina.

Nadie me veía llorar nunca. Pero lo hacía. Era un maldito humano después de todo o ...¿qué creían?,¿qué tenía corazón de hierro?, Pelotas tal vez pero no corazón.

Pero bueno por ahí no va la historia... la situación radicaba en que ya que max pertenecía a la manada del sur, pues tenía por pareja un perro, perdón... un lobo, casi lo mismo si me preguntan, entonces hacía parte de aquel exclusivo y peludo club, aunque su pareja fuera calvo, ¿Ironías de la vida , no?

En fin, el caso era que al estar allí, tenía la posibilidad de tener a un buen médico, según me informó max , el doctor de la manada del alfa Tomilson se había estado encargando personalmente de los chequeos mensuales de la abuela.

Un plus que el doctor que atendía la abuela era el mismo que tenía un buen puesto en el hospital central de la ciudad. La abuela estaba en buenas manos y era algo que le agradecía a aquellos sarnosos. Aunque no lo iba a decir nunca en voz alta.

Estaba relativamente tranquilo porque sabía que al menos una vez al mes llegaba aquel médico a visitarla y a estar pendiente de ella. Así que cuando la noticia de la diabetes llegó, pensé que pese a lo difícil que podía llegar a ser, tendríamos la ayuda profesional y los recursos para superarlo.

Max no tendría que pensar en dinero , si la abuela necesitaba algo yo se lo daría sin pensarlo. Estaba dispuesto a todo. Y aunque no conocía el médico , haría lo que fuera para que mantuviera sana a mi abuela. Así tuviera que llegar hasta las amenazas de ser necesario.

Aquel hombre siempre parecía ir temprano a casa de la abuela. Difícil para encontrarme con él ya que soy de los que el sol de las ocho de la mañana le es doloroso.

Era nocturno, después de todo había manejado todo lo que en las noches se maneja. Cosas que poco a poco había dejado atrás.

Ahora era un poco , mucho más que antes, legal. Muy legal. A veces se me iba la cabeza en uno que otro negocio no tan legal.

Pero en general era un tipo que pagaba sus deudas y mantenía a mis chicos y chicas con trabajo, comida y un hogar. Era lo más legal que podía por ellos y por max. Todos los días de mi vida me levantaba, tarde pero lo hacía , con la intención de ser mejor ciudadano.

Pero aquel día fue un caos.

Habíamos cerrado el club alrededor de las tres de la mañana. Cada uno se había ido a su casa.

Max por cuestiones inexplicables de la vida, había decidido ir con Carl a casa de la abuela por ese fin de semana para pasarlo en su casa y visitarla además.

Yo me dirigí a mi apartamento.

No había pisado más que el espacio de la sala cuando mi móvil sonó.

- dime corazón de melón- contesté, sabía que el perro de Carl odiaba que le dijera así a max, pero amaba molestarlo.

-¡Zack!, ¡Zack!- gritaba mi niño en llanto.

-¡¿Que ocurrió max?! , ¿Estás bien?- respondí con desespero.

- la abuela , Zack, la abuela ella... El hospital, ella...- luego de eso solo podía oír su llanto .

-¡MAX! - grité cuando no escuchaba más que sus sollozos y gritos.

El teléfono fue pasado rápidamente a Carl.

- Zack te veremos en el hospital central, adelaine tuvo un infarto- fue todo lo que el hombre dijo y todo lo que necesite para tomar mis llaves y dirigirme al hospital.

Una de las razones por las que ahora podía ir al hospital con tranquilidad , y no como la primera vez que maxi quedó allí en cuidados intensivos, era que ahora era más legal de lo que era años atrás. El comandante de la policía que había seguido mi caso por años había tenido que cerrar mi expediente. Pues por muchas pistas que tuviera, jamás halló evidencia con la cual condenarme. Para su rabia , yo cada vez estaba más fuera del contrabando , por lo que sinceramente no había nada de que juzgarme. Ese había sido mi pasado, pues no encontré otra forma de hacerme la vida. Había nacido sin nada más que una madre adolescente, abandonada a su suerte, drogadicta, con una habitación rentada por hogar. Yo jugaba en las calles y hacía lo que quería sin ningún control o amor.

De la nada tenía que salir y esa fue la única manera. No era muy digna pero tan poco tan dañina, me hacía el dinero y no lastimaba a nadie. Al inicio vendía a mejores precios algunas bolsitas de droga, después pase a vender licor, ropa, joyas. Ahora simplemente me había quedado con el gran club que tenía, uno para todo tipo de público a precios accequibles.

Ahora era un hombre más maduro, con mayor estabilidad, medio loco por naturaleza, pero lo suficientemente consciente como para haber seguido los consejos que tantas veces la abuela me dió.

Y por ello es que mi corazón no podía dejar de latir a toda velocidad. El miedo me recorría todo el sistema. Sabía lo que significaba el llanto de max y las palabras de Carl.

Podíamos perder a la abuela.

Entré al hospital corriendo. Pregunté por adelaine en la recepción y al tener su número subí al tercer piso con toda la prisa que podía sobre las escaleras.

Divisé a Carl y a max llorando en su regazo en la salita de espera.

Cuando Carl me miró, lo supe.

Esa mirada de compresión, dolor y resignación era todo lo que la mirada del lobo me decía.  Me quedé allí mirando la nada por unos segundos.

Estaba muerta, adelaine estaba muerta. Mi linda abuela.

No.

Me seque las lágrimas rápidamente acercándome a ellos.

La puerta de la habitación estaba cerrada, no se podía entrar, ni ver nada .

Sabía que ella estaba allí. Y yo no podía decirle adiós.

Las lágrimas empañaban mis ojos. Sentía como el dolor cubría mi cuerpo y como mi lastimado corazón se fracturaba de nuevo. ¿Quién retiene así el llanto ? , Nadie, ¿ recuerdan lo del corazón de hierro?  pues en definitiva el mío era de pan.

- Zack - me llamó Carl.

Solo miré al lobo unos segundos, dándome cuenta que ya no estábamos tan solos. Había otro hombre mucho más grande que carl a un lado , junto con un chico y otro hombre de sonrisa amable. Podía suponer que eran de la manada del sur.

Pero poco podía importarme ahora quienes eran o el poco aprecio que le tenía a los asquerosos lobos.

Max seguía llorando casi a gritos sobre los brazos de Carl.

Pero justo en ese instante sabía que él estaba siendo protegido por el lobo, por lo que podía centrarme en no dejar que el dolor que estaba cubriendo mi cuerpo ahora mismo me absorbiera. Mi mirada volvió de nuevo a la habitación sin siquiera decir una palabra a los demás acompañantes.

Un sollozo junto con un espasmo escaparon de mi control.

No.

No.

No.

Adelaine no.

En ese momento la puerta se abrió y varios médicos salieron. Pero mirada estaba fija en el cuerpo cubierto que había en la camilla al fondo.

No.

Fue allí que perdí el control.

-¡¡NO!!- fue el grito que salió de mi, sentía como el pecho se me abría en dos. Y las piernas solo me pedían a gritos correr hacia ella, pero tampoco respondían.

Tenía pánico , tenía terror, dolor.

Alguien en ese momento me retuvo,  y evito que llegara a ella. Luché con todas mis fuerzas por apartar al molesto ser que evitaba mi objetivo.

Mi cara fue tomaba por unas manos cálidas, pero mi mente estaba más allá de la cordura , no podía siquiera identificar su rostro.

- vamos respira al igual que yo lo hago - me decía esa persona - estás teniendo un ataque de pánico, solo intenta respirar y luego podrás ir a despedirte -

Mi concentración llegó en el instante en que mis ojos enfocaron unos ojos verdes.

Respire mejor unos segundos después, pero aún sentía mis manos temblar y mi corazón a toda marcha.

- solo dejarme ir a despedirme- susurré a aquel hombre, que al retirarse me di cuenta que era un médico.

Estaba casi arrodillado, por lo que con algo de dificultad pero muy a prisa me levanté.

Con pasos cortos llegué al cuerpo de mi abuela. Levanté la sábana para mirarla descansar , ella estaría bien, donde sea que estuviera.

Cerré mis ojos dejando que mi consciencia entendiera lo que estaba pasando. Ya había pasado por una muerte importante, pues con quince años había enterrado a mi madre biológica por una sobredosis. Realmente no me había dolido tanto, como el dolor de ver a esta abuela que no era la mía de sangre pero si de corazón morir.

- buen viaje Adelaine- le dije acariciando su cabello - espero que la pases genial a donde sea que vayas. No hagas muchas locuras, mi vieja, algún día me reuniré contigo, así que espérame-

Suspiré antes de tapar su rostro de nuevo. Pasé mis manos por mis ojos limpiando el desastre.

Al mirar al fondo ví que max estaba inconsciente en los brazos de Carl. Aquel médico y un enfermero estaban asistiendo a mi niño.

Me acerque a ellos ,viendo como mi mejor amigo recuperaba rápidamente la consciencia. Sin determinar mucho en las personas alrededor me acerque a él. Max era un chico fuerte, recuerdo bien que cuando lo conocí , empecé a hacerle bullying por el traje de vendedor de hotdog que tenía que usar. Esperaba que simplemente se sintiera mal porque un grupo de chicos malos se burlaran de él, pero no, max nunca se dejó y termino tomando cerveza los fines de semana con nosotros en una esquina de la calle western , si no fuera por él, yo estaría en la cárcel, pagando una condena por simplemente ser un vendedor sin muchas oportunidades en la vida.

- vamos corazón de melón, tienes que decirle adiós- le dije.

-zack - susurró max.

- vamos - extendí mi mano. Miré a Carl que solo asintió en mi dirección, ayudando a max a levantarse. Con cuidado llevamos a max hasta su abuela.

Él tendría mucho que hacer para superar esto, pero era fuerte , lo éramos.

Saqué mi celular y marque el número de Dami, uno de mis chicos guardaespaldas. Me senté en la sala de espera lo más lejos posible de los lobos. Los cuales me miraban fijamente.

- señor - fue la respuesta a los dos timbres.

- necesito un auto no creo que pueda manejar ahora, estoy en el hospital central - le dije de inmediato- y dile al gordo que necesito que se encargue de un funeral- medio sonreí - aclarale por favor que no es el de él, como es de asustadizo terminará aquí también, dile que es para mi abuela , falleció hoy - avisé. Pues el gordo, era mi administrador, pero el pobre hombre temblaba de miedo cada vez que me veía llegar, seguramente no dejaba el trabajo porque pagaba bien, pero de resto ya estaría lejos.

Amaba causarle micro infartos.

Yo hablaba más de lo que hacía, lastima que el pobre sujeto se creía los cuentos.

- de inmediato- fue la respuesta de Dami.

Colgué y justo después de eso, me quedé allí mirando un punto de la nada recordando todos los momentos vividos con adelaine.

Sonreí , habían sido buenos tiempos.

Sabía que max estaría bastante ido como para preocuparse por algo más.

Me acerque a Carl y a max que seguían en la habitación de la abuela. Suspiré antes de acercarme al hombre.

- me encargaré de su funeral , tendré que hacer un par de llamadas para ubicar al único familiar vivo de Adelaine, un hermano medio- le dije al lobo que observaba a max llorando a moco suelto sosteniendo una mano de su abuela.

Sabía que Adelaine tenía una familia lejana, no se hablaban mucho pero tampoco se llevaban mal. Varias veces pero no muy seguidas la había escuchado al teléfono con su hermano. Otro hombre de edad avanzada pero mucho menor que ella.

-¿Y los padres de max?- me preguntó Carl .

- ellos se pueden ir olvidando de asistir a su funeral , porque si los veo les vuelo yo mismo los sesos- le dije seriamente- espero que te encargues de eso Carl , y cuida a max , necesitará todo tu apoyo. Cualquier cosa , llámame- Yo jamás había herido de verdad a alguien, nunca había cruzado esa línea, pero sería capaz de hacerlo para que max no pasara por ese mal rato mientras pasaba el duelo de su abuela. Pues sus padres le habían dado la espalda cuando se enteraron que tenía un gusto por los chicos , al contrario de su abuela que le abrió los brazos y las puertas de su casa.

La mano del lobo se posó en mi hombro.

- lo haré , cuidare a max con mi vida, pero tú ¿Estarás bien?- me preguntó.

Suspiré .

- lo estaré - le dije antes de ajustar mi saco , levantar la cabeza y salir de la habitación. Justo en ese momento llegaba Dami con otro de mis chicos. Asentí ante ellos antes de seguir nuestro camino a la salida .






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