"ODALIN"
Como cada luna llena me encuentro sentada en el marco de la ventana en mi habitación. Las nubes en el cielo dejan filtrar unos rayos de luna que me muestran el bello pisaje en el exterior, el bosque, el acantilado, y el mar. Cuando ¡Bum! Un estallido me hace prestar atención al interior.
Uno de los globos que nos compró papá en la feria se rompió por el viento que se ha filtrado por la ventana. Inmediatamente me pongo en pie, ese es el primero de diez.
Levanto a Orión y a Galathe de su cama, somnolientos los llevo hasta el armario donde ya tengo preparada una cama improvisada. Son pequeños y son fáciles de engañar, por lo que no objetan, entran y vuelven a dormir; no sin antes ponerles aquellas canciones infantiles que tanto les gustan.
Salgo y ¡Bam! El segundo estallido de aquellos globos se escucha resonando por la habitación, no sé por que Shel y yo pedimos tantos a papá, pero de no ser por ellos no sabría exactamente a que hora ocurrirá todo.
Me vuelvo a sentar a mirar de nuevo en la ventana, tres sombras en la lejanía se acercan tan tranquilas, moviéndose en un mismo vaivén al caminar. Al estar más próximos a la entrada de mi hogar, dos de ellos se separan y se colocan a cada extremo de la casa como vigías, él tercero sigue y toca la puerta. ¡Bum! El tercer globo estalla, él viento es fuerte y afuera escucho la voz de mi madre quien ha abierto la puerta y ha dejado entrar a la sombra a nuestro hogar "Es de madrugada ¿que querrá?" me pregunto cuando escucho a mi padre andar afuera por el corredor
. ¡Bam!¡bam!¡bum! Otros tres globos se rompen y es cuando sé que las cosas se han puesto peor. Escucho en la parte baja como mi padre pide una explicación, mi madre grita pidiendo se tranquilice y la sombra que entró se burla de mi padre, al parecer mi madre lo había estado engañando por un largo tiempo.
Los gritos son tales que no sé como Shel no los oye y aún sigue dormida. Se escuchan pasos apresurados que van a nuestra habitación; papá entra con semblante pálido y me mira ahí despierta
-¡Odalyn!-dice alterado
Va a la cama de mi hermana y la levanta abruptamente causando que la asuste, ella empieza a manotear al creer que tiene una pesadilla hasta que mi padre la despierta totalmente, la jala con él y me toma de la mano.
-Salgan por la parte trasera, corran hasta la cascada y escóndanse. No salgan hasta que yo vaya por ustedes-dice mi padre en una orden.
Mi hermana y yo nos llenamos de miedo obedeciendo. Salimos por la puerta cuando ¡bum! Otro de los globos ha salido de la habitación y estalla justo cuando dejamos de escuchar los gritos de mamá. Mi padre nos mira y en su rostro se ve tristeza
-¡Corran! ¡No se detengan!- grita haciendo que mi hermana me tome de la mano y me jale por ese sendero que lleva a la cascada trasera.
¡Bum! escucho a la lejanía estallar otro de los globos y ya no veo la sombra de mi padre por ninguna ventana. Corremos y corremos asustadas hasta la cascada, nos metemos por la parte trasera y en una pequeña grieta nos escondemos Shel y yo. Afuera se escuchan pasos, hojas secas quebrándose, alguien nos busca.
-¡Están por aquí ¡búsquenlas!- ordena un hombre.
Estamos aterradas, lloramos en silencio, no sabemos que hacer por lo que esperamos toda la noche hasta escuchar que esos tres hombres desistieron de buscarnos. Está amaneciendo, apenas la luz se va viendo y con ellos mi hermana sale del escondite.
-¿A dónde vas?- le pregunto aun con miedo
-Ya está saliendo el sol y no se escucha nada, voy a casa a saber que pasó-me da la espalda y no la veo mas
Quiero ir con ella, pues me aterra estar sola, pero de repente la escucho gritar llena de pánico y mis piernas no me obedecen, estoy helada por lo aterrada que estoy. ¡Bum! Otro de los globos logró salir de casa y el viento lo arrastró hasta la copa de un árbol cerca de donde estamos. Al tocar una rama explota, y con ello escucho como Shel cae al río que lleva un fuerte caudal.
Por una pequeña abertura de las aguas de la cascada veo como su cuerpo es llevado por la corriente sin que ella pelee por salir. Quiero ir a ayudarla, quiero sacarla de ahí. Entonces comienzo a correr, sin embargo, choco con algo muy duro por no perder de vista a Shel en las aguas del río y caigo al suelo de sentón.
Frente a mí, veo al hombre que mi madre dejó entrar a nuestro hogar; trae un cuchillo con su hoja ensangrentada y va acercándose a mi
-Ningun testigo...- está a punto de apuñalarme, cuando el último de los globos, uno de color verde, se atraviesa entre ambos y la punta del cuchillo lo truena ¡bam! Con ese último estallido, la luz del sol sale y con ello, la pesadilla de cada luna llena se disuelve.
Me pongo en pie sin poder evitar llorar desde el fondo de mi corazón. Los extraño, pero es aún más horrible vivirlo de nuevo sin saber como parar ese bucle sin fin.
Han pasado veinte años desde aquello. Quedé viva por pura suerte, pero mi casa guarda lo que pasó esa noche. Cada 17 de Octubre, de cada año, se repite el suceso una y otra vez. Mis hijos Galathe y Orión no saben lo que pasa adentro de nuestro hogar, pero llegará la hora en que lo vean tambien, y entonces, será hora de irnos de este lugar.
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