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La sospecha de Perséfone

El perro de tres Cabezas rugía con furia, paseando por los rincones del Inframundo. Aquel lugar carecía de luz propia, como alma en pena. Los colores rojo y naranja se mezclaban entre sombras y espíritus, apelmazando cada suspiro que procedía del Aqueronte. Los acantilados mostraban una altura infinita, capaz de arrojar toda vida por un simple error.

Pero en el Infierno no existían las oportunidades ni los deseos, porque un fallo podría destruir una historia incompleta, sin elección.

De pronto, la aparición de una gran llama de fuego anunció la llegada de Plutón. Éste se detuvo en su aposento, buscando a su querida esposa para recibirla de buen grado.

Perséfone se hallaba en los prados asfódelos. El entorno le recordaba a la diosa Ceres, quien la había visto crecer y madurar desde que nació; la mujer que le enseñó el verdadero significado de lo que era vivir por uno mismo y no para los demás. Allí se sentía cómoda por aquellas almas que habían experimentado un camino equilibrado, respecto a los conceptos del bien y el mal.

La hija única de la diosa protectora indagó sobre su relación con Hades, quien extrajo su corazón y lo hizo propio con el paso del tiempo. Sin embargo, ella lo amaba profundamente. Mas el recelo que aún notaba por haberle arrebatado a su madre hizo que su desconfianza aumentara.

El ambiente cambió de la frescura al ardor. Proserpina advirtió de la presencia siniestra de su esposo y decidió entablar la conversación sin levantar la vista.

-Ansío con ver de nuevo los asfódelos, por las almas que tengan la voluntad de no morir de hambre una vez más al descansar en este prado tan huérfano.

-Comenzó el otoño, mi querida Perséfone. El deseo no es poder, aunque me conmueve que estés aquí. Juntos, dentro de poco, gobernaremos el Inframundo. Podrás dar órdenes a esas inútiles almas con tal de no traicionarme. De esta manera, ambos ganaremos y además, te daré el mejor futuro jamás soñado.

Proserpina, al escuchar aquellas horribles palabras, fijó su mirada con expresión de odio y rencor hacia su persona.

-Un futuro en el que me prohibirá visitar a mis seres queridos cuando me plazca, ¿no es así?

El Dios de las tinieblas, respondió con ojos perversados hacia su amada. Ésta, con el sentimiento de culpa que la consumía en silencio, se volvió en dirección contraria y Hades le agarró del brazo derecho.

-Hice cuanto pude para tenerte a mi lado. Nadie me ha entendido como tú. Necesitaba a alguien con quien pudiera seguir adelante... pues al estar en éste lugar, en soledad, me percaté de que mi poder carecía de rumbo hasta que te encontré en el matorral de flores blancas acompañada de las ninfas. Entonces supe que no correspondía de más para someterme, aquí, en el reino de los muertos.

Perséfone derramó sus lágrimas al pestañear. No dudaba de la devoción que en realidad sentía hacia él, hacia el Dios del infierno. Aunque, reconocía el oculto que Plutón guardaba en su memoria.

Y no pretendía creer en ello para lamentarse por caer rendida a sus pies.

Mas no lo retuvo.

-¡Qué perfectas suenan tus palabras a la boca del poder y qué desgracia me queda a mí por obedecer! ¡Oh, madre, diosa de la fertilidad de los campos y de las tierras! ¡Espérame en la próxima primavera! ¡En breve volveremos a vernos! ¡Tu recuerdo será mi único consuelo en el Inframundo!

Hades, decepcionado, frunció el ceño y llevó a rastras a Perséfone, sin dar crédito a lo que estaba oyendo de su propia voz. La condujo a su aposento y la encerró en una celda bañada de individuos sin corazón.

Fue entonces cuando Proserpina llegó a la conclusión de que el amor era sufrimiento. Y que por mucho dolor que le quedara por experimentar en aquel espantoso lugar, siempre habrá una parte de su esencia que jamás renunciaría a su afecto por el mismísimo Dios de las tinieblas.

La tormenta provocada por la diosa Deméter, a la que se unió el dios Zeus, se presentó durante seis largos meses.

Tiempo suficiente para apoyar a su única hija y para torturar a Hades por el daño causado, a pesar de que verdaderamente la amaba con todo su ser.





Dios mío😂
Bueno, ya sabéis que me flipa el mundo de la mitología...Pero que lo he escrito todo en un día y no me lo creo 🥰
Espero que os haya... gustado, supongo XD
Mil gracias 💬❤

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