La Diosa de la sabiduría reposaba en el Partenón junto al fuego, contemplando las espléndidas vistas de la Acrópolis mientras el sol se escondía tras las nubes grisáceas del horizonte. Atenea de ojos glaucos estaba al corriente de la situación de Perséfone, más tenía la certeza de que la mejor opción no era seguir los pasos de Ceres, sino el hecho de consolarle y continuar con sus respectivas tareas en el Olimpo.

Posteriormente, el Dios del mar se manifestó en la entrada de su morada con soberbia expresión. Su barba le delataba. Neptuno había tratado de complacerle sin escrúpulos. Sin embargo, Minerva todavía sentía cierto resentimiento hacia su persona debido al estremecedor pasado que ambos compartían en los tiempos de la disputa por el futuro patrón de la ciudad de Atenas.

Poseidón se aproximó hacia ella con aire sombrío y dedicó una radiante sonrisa al entorno.

-Me parece que el casco de guerra expondría la atracción de vuestro hermoso juicio.

La Diosa entornó sus ojos. Más tarde se cruzó de brazos y comenzó a recorrer el espacio restante sin dirigirle la mirada.

-Ahórraos vuestros estúpidos halagos y reutiliza tu supuesta inteligencia a la vez que atraigas el mar de Creta para así refrescar el poco cerebro que aún mantenéis por sorpresa.

Neptuno se limitó a soltar una carcajada, fijando la vista en sus ropajes. De pronto, su rostro cambió de la tranquilidad al espanto.

-Requiero vuestro favor para vengarme de Cronos por prevención nuestra.

-¿Nuestra, decís? ¿Acaso olvidaís lo que le hicistéis a mi pueblo, tras ser elegida como protectora de la ciudad?

-Fue culpa de la sal; mi fuente habría tenido éxito. Mas no deberíais dirigiros hacia mí con rencor, pues la razón de mi revancha os influye más allá de vuestros pensamientos.

-Mal concepto, Poseidón. No sois quien para dibujar un límite sobre mi mente, os resultaría imposible. Estimo la desconfianza que aumenta en largo proceso. Pese a que me aborrezcáis en segundos, decidme qué queréis y no me hagáis perder más el tiempo.

-Se trata de semidioses, Minerva. Sabéis a lo que me refiero.

La diosa Atenea dio como respuesta un gran destello de ojos preocupados. Neptuno correspondió al gesto, alertando del peligro en el que se encontraban esas personas por un instante y los dioses abandonaron el Panteón a la paz que se encaminaban al Olimpo.

Pues la única forma de salvarles la vida del Dios de los titanes sería colaborando entre todos.

Ains, la Acrópolis 😍🇬🇷
En fin, espero que éste haya sido más productivo que el anterior 😂
Mil gracias 💬💘