Había pasado algunas horas desde que había dormido. Desperté sin alguna razón, a pesar de que sentía que me quedaría profundamente dormido después de este día tan agitador, al observar el reloj de pared que tenía en frente, eran la una de la mañana, vi que Carla ya no estaba en la habitación, me levante de la cama con sigilo para no despertar a mi madre y me dirigí a la ventana que estaba abierta pero no note nada raro.

«¿Habla ido a un lugar o donde estará?» , pensé mientras veía la gran ciudad.

Decidí salir de la habitación y al ver el pasillo iluminado y me dirigí hacía la azotea desde el ascensor que posee el pasillo. Al llegar la azotea, sentía el fuerte viento que soplaba y golpeaba en todo mi cuerpo, me abrace a mi mismo por el frío que había, camine un poco para ver el cielo y las estrellas, me acerque al borde mientras escuchaba los sonidos de los coches a los lejos y el viento soplar un poco fuerte. Observe que Carla estaba sentado sobre unas cajas gruesas mirando el cielo, me acerque hacía a ella.

—¿Te gusta ver las estrellas? Me senté alado de ella y me afirma con la cabeza. —No debes estar sola por aquí en estas horas y con este frío. Tiemblo un poco por el frío, la cual ella me sujeto con sus dos brazos y me puso sobre sus piernas hacía la vista hacía frente para ver el cielo. —Gracias Carla. Sentía su calor de su pelaje, me acomode y me abraza mientras correspondía al tomar sus manos que estaban en mi abdomen.

Note que movía de una manera curiosa sus piernas, como si algo le incomodara, le pregunté si le molestaba estar sobre sus piernas la cual me respondió con un "no", pasaron algunos minutos en los que ambos mirábamos algunas estrellas, esta vez eran mas brillantes que otros días ya que algunos estaban ocultos por las nubes o no desprendían su brillo como algunas otras.

—Carla... desde el día que nos conocimos, las cosas han mejorado en mi vida cotidiana, debo agradecer por todo el amor y afecto que me has dado, ¿no lo crees? Con una tranquilidad dentro de mi al decir esas palabras.

—Si. Ella me respondió y súbitamente quito sus manos de mi abdomen para tapar su boca asustada.

—Que bien Carla, espero que poda... Mi corazón latió rápido ante gran descubrimiento. —¿Sabes hablar? Asustado me separe rápido y ágil de ella por reflejo natural.

Carla me observo triste por unos segundos, después bajo su cabeza desanimada, trague saliva y me arme de valor para acercarme con un poco de temor a pesar de que con el paso del tiempo ya debería estar muy conforme ante ella.

—¿Oye? Al acercarme teniéndola frente de ella. —Sabes hablar de manera telepática ¿Porque me lo ocultas te todo este tiempo?

—Tenia temor de que huyeras de mi. Tomando un profundo y largo suspiró. —No quiero que te alejes o que me abandones... No lo aguantaría otra vez esa situación.

Con mis manos sujeto gentilmente su cabeza y la levantó para que me observara a mis ojos.

—Lo supe todo este tiempo. Dándole una sonrisa. —No me atreví a preguntar porque sentí que no me responderías o iba a sonar algo tonto o absurdo.

Se asombra con la respuesta que le dí ante ella, el silencio entre ambos parecía eterno a pesar de los pocos segundos que pasaron, ella quería decirme algo con solo ver la cara de lo apenada que estaba, solté su cabeza para ahora sujetar sus manos y sentir sus tibias garras filosas.

—Yo te quiero mucho, has hecho tantas cosas por mi, debo devolverte por el gran favor que has hecho, desde que me salvaste de mis abusadores, hasta me defendiste de mi padre.

—Hay algo que puedes hacer por mi. Me respondió al instante. —Quiero algo que yo deseo de ti.

—¿Que quieres? Pregunte con mucho interés.

Vi su rostro tan sonrojado como un tomate, de la nada con sus manos me sujeto fuerte de mi camisa, me acerco rápido a mi y me dio un beso de boca, me sorprendí tanto del momento que me sonroje mucho de golpe al sentir su boca y lengua caliente por dentro, se me había congelado el tiempo en mi mente en ese momento, pensé en demasiadas cosas que tenía revuelto en mi cabeza de igual manera mi corazón y mi estomago; mi corazón latía rápido mientras que mi estomago sentía una sensación que nunca había sentido como si fuera muchos Butterfree volando dentro de mi. De una manera subconsciente correspondí con el beso a pesar de que nunca había besado de boca a alguien y una de mis manos acariciaba su cuello y de manera lenta con el fin de sentir su pelaje lo cual ella hizo lo mismo al sentir sus garras en mi cuello, los segundos pasaban y sentía que eran horas, al separar nuestras bocas lentamente con un hilo de saliva producido por el beso, las nubes despejaron la luna y poco a poco desprendía todo su brillo iluminando el techo y contemple sus ojos, su sonrisa que me hizo mas hermosa y única.

—Te amo. Afirmo Carla con un tono de dulzura. —Te amo desde que me rescataste de la oscuridad que yo permanecía y darle un nuevo rumbo.

—No. Negué ante su respuesta. —Yo soy el que debo estar agradecido contigo, me rescataste los problemas que no podía resolver por mi cuenta, me hiciste compañía por meses y mas cosas que podría mencionar, pero... ¿que dirá la sociedad o nuestros alrededores sobre esto?

—Shh!!! Con una garra la pone sobre mi boca para guardar silencio. —Es un gran secreto, es un amor a luna llena. Ella alza su mirada hacía al cielo, hice lo mismo para ver la hermosa luna.

Me senté de nuevo en sus piernas para ver la luna, pasaron una hora que la veíamos mientras nos tomábamos de la mano sin pena, pero al pesar ese tiempo me quedaba dormido, intentaba seguir despierto pero el sueño era mas fuerte, sin darme cuenta me quede dormido.

«Son tan lindos como los humanos duermen... mas especialmente mi amo... espero que todo salga bien y que ya no suceda algo imprevisto» Acariciaba mi cabeza.

Con mucho cuidado Carla me cargo y con silencio me trajo de nuevo al cuarto con el gran sigilo que poseía, me acostó en la cama, me tapo con las sabanas de la cama, me dio un beso en mi frente y se acomodo en el lugar donde le había asignado para dormir en esta noche, cerro sus ojos lentamente.

«Te amo mi entrenador»