Capítulo 8. ODIO
Estaba a rumbo de mi hogar conteniendo toda la alegría del gran esfuerzo de Carla al obtener la victoria por mi. Al llegar al pueblo se había oscurecido la iluminación del sol por las nubes dando un tono entre soleado y oscuro con un poco de viento fuerte.
—Al parecer se va a venir una llovizna. El aire golpeando mi cara.
Apresuré el paso antes de que lloviera. Al llegar a mi casa, note que escuchaba música que se reproducía del estéreo que tenemos en la sala principal, pegue mi oído contra la puerta principal de la casa para poder escuchar a mis padres, solo llegaba a escuchar la música en un volumen entre regular y bajo, de repente se escucho un grito proveniente de la voz de mi padre hacía mi madre y un sonido fuerte de un vidrio quebrándose, me sorprendí por el sonido que a entre a la casa rápido para dirigir hacía a la sala de estar, dejé mi mochila en el pasillo, me dirigí hacía donde encontré a mi madre tirado en el suelo, me acerque a ella rápidamente y vi su herida abierta en la cabeza, miré al frente de ella y vi a mi padre con una botella rota en sus manos.
—¿Que le hiciste? Le pregunte serio a mi padre al limpiar la sangre que escurría lento por la cara de mi madre.
—Solo le he dado una lesión... Apenas se podía mantener el pie. —Así se debe de enseñar a tu madre a hacer las cosas como yo lo mando.
—Le pedí a tu padre que dejará de beber como él lo había prometido y las cosas que debíamos de cambiar para tu bien, pero no accedió y se lo tomo como si fuera una ofensa. Me observo a mis ojos con un temor a la situación actual.
—Si, y todo empezó desde que trajiste a esa zorra a la casa, tu mascota o lo que sea, pero no debiste traerlo. Transmitía su furia desde su mano al ver como apretaba lo que quedaba de botella en su mano.
Al escuchar esas palabras, la irá y el enojo dominaron en mi al oír las ofensas dirigidas a Carla.
—No es una zorra ni mascota, es mi amiga, ha hecho muchas cosas por mi de las cuales tu no has hecho, como dedicarme tiempo hacía su hijo o algo así por el estilo. Por el enojo que traía no razone las palabras que acabe de lanzar hacía mi padre.
—Pues ya no lo será, te ordeno que desasgas de tu mascota ahora mismo. Tira la botella rota que tenía en sus manos al suelo.
Al oír esa orden, no quería hacerlo en el fondo de mi mismo ni aunque me amenazará de muerte.
—No. Replique ante su orden. —No dejaré a mi amiga, después de todo lo que ha hecho por mi, no será para nada agradable hacer esto a alguien que ha estado sola por muchos años. Me paré enfrente hacía a él para enfrentarle de cara a cara.
—Mira lo que has hecho con mi hijo mujer, lo has hecho un malcriado que no debería de responder a su padre... Escúchame bien hijo, te ordeno inmediatamente que te desasgas de tu zorra y que no vuelva a repetir esta situación, y no es una pregunta. Inmediatamente respondí con un "no". —De acuerdo, no me dejas mas opción que hacer lo mismo que tu madre.
Se desabrocho el cinturón que tenía puesto y lo doblo con la intención de utilizarlo en mi contra.
—No me dejas mas opción.
Me invadió un miedo al ver que me iba a pegar pero sostuve contra viento y marea ante su amenaza, me tiró al suelo boca abajo y proceso a pegarme muy duro contra el cinturón, quería defenderme pero él se subió sobre mi para poder inmovilizarme, mi madre intento mover a mi padre sin éxito mientras seguía pegando con el cinturón.
—Esto me duele mas a mi que a ti, por no obedecer a tu padre. No pude aguantar a soltar las lagrimas por el infernal dolor que sentía con cada golpe que recibía.
—¡¡¡¿ALGUIEN AYÚDENME?!!! Grite con tal de que alguien me escuchara, mi mochila brillo y vi como Carla corrió hacía a mi y embistió a mi padre y lo mando a la mesa de centro el cual se rompió al impactar contra él, Carla me cargo hacía a mi lomo y observe que ella me estaba defendiendo y gruñendo como si defendiera su territorio.
—¿Ella es... Carla? Pregunto mi madre al ver tal acto heroico.
—Si madre, es la pequeña Zorua que evoluciono hace tiempo atrás. Ella gruñe feliz al sentir la mano de mi madre acariciando su frente.
—Gracias por cuidar y hacerle compañía a mi hijo Carla. Dando una sonrisa hacía a mi amiga.
Los tres nos acércanos hacía donde estaba mi padre, había perdido la conciencia con el suelo lleno de cristal roto.
—¿Que haremos madre? Observando la situación.
—La verdad... no se hijo. Respira hondo y rascando la cabeza. —No se que sea lo más correcto, ante tal situación no podemos seguir viviendo con él, por nuestro bien, ya sea correrlo de la casa o levantar una denuncia por violencia intrafamiliar... no lo se, es tan complicado las cosas ahora.
—Creo que será mejor irnos por temporal de aquí, y después razonar bien las cosas, ¿no lo crees madre?
Se quedo pensando un poco mejor las cosas ante la situación.
—Creo que tienes razón hijo, hay que irnos por temporal mientras pensamos en lo mejor para ambos... digo los tres. Viendo a Carla a mi con una sonrisa. —Toma lo esencial y hay que irnos.
Me baje del lomo de Carla y al caminar me tomo mucha dificultad, me dolía y me ardía mucho la espalda en donde había recibido todos los golpes, tome mi mochila y solo me lleve lo importante como me había indicado mi madre mientras Carla me ayudaba, al terminar lo más rápido posible, me fui a la entrada principal de la casa con mi madre esperando con una maleta cojeando, Carla sin dudarlo volvió a sujetarme y subirme a su lomo al ver que tenía dificultad para caminar.
—¿Estas bien hijo? Mi madre me pregunto ante estar sobre Carla.
—No madre, me duele mucho la espalda, me cuesta algo de trabajo andar en pie. Intentado descansar sobre Carla.
—Cuando lleguemos a un lugar seguro, te revisaré bien. Respondí mi madre ante mi queja.
Carla seguía a mi madre hacía a cualquier lugar seguro, ya había caído la noche, veía el rumbo pero poco a poco me iba quedando dormido por el pelaje increíblemente suave de Carla que al ver que abandonamos el pueblo me quede dormido, solo sentía los pasos que ambas daban al seguir por el rumbo que desconocía.
Al despertar, noté que estaba en una gran habitación iluminada y muy bonita, al intentar pararme, ya no sentía dolor alguno, baje la mirada para ver que tenía mi abdomen vendado, me pare y me dirigí hacía las grandes ventanas del frente, estaba en una gran ciudad muy iluminada por la noche, cosa que no estaba acostumbrado a ver en donde vivo.
—Es tan... hermosa la ciudad. Asombrado al ver todos las casas y edificios desde la altura que estaba.
De repente sentí un abrazo por detrás suave y cálido.
—Hola Carla. Voltee para corresponder a su abrazo y escucho abrir la puerta de la habitación, veo que es mi madre entrando con una mesa con mucha comida.
—Al fin despertaste hijo. Cierra la puerta con la mesa. —Dormiste alrededor de 3 horas, me dio oportunidad de sanar tu heridas de tu espalda, y al parecer estas mejor.
—Gracias madre por la ayuda, e igual tu Carla. Ruge mi estomago e hizo eco en todo la habitación provocando que me sonrojara mucho.
—Tienes hambre jeje, descuida, traje la cena, y después iremos a dormir, ¿de acuerdo? Afirme con la cabeza.
Cenamos los 3 tranquilamente mientras veíamos una película romántica y de comedia, nos entretuvimos viéndola hasta que termino la película, ambos bostezamos, así que yo me dormí en una cama, mi madre en la otra y Carla en una colchoneta que había pedido previamente en el hotel, al tener las luces apagadas intenté dormir con la luz muy tenue que iluminaba la habitación por las calles de la gran ciudad, así que dormí muy rápidamente al ver que los otros ya estaban dormidos, cerré los ojos y me perdí en el mundo de los sueños.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro