Capítulo 7. COMBATE
Perdonen por la falta de tiempo, muchas cosas sucedieron y no me dio tiempo de pensar en las ideas para seguir continuando con la historia
Habían pasado un mes desde que había traído a Carla a su nuevo hogar, mis padres al final del todo acepto en la idea de cuidarlo y mantenerlo, desconozco del todo lo sucedido para que mi madre logrará convencerlo, pero no me lo ponía a pensar mucho sobre ello. Siempre que regresaba de clases a mi casa directamente, comúnmente al llegar a mi hogar, Carla llegaba siendo un Zorua o un Zoroark a darme un gran abrazo después de mucho cariño; lamia mi cara o me olfateaba. Recordé que la profesora de orientación educativa nos había comunicado que el día de mañana iban a traer a un experto en batallas Pokémon a visita a nuestro plantel para dar una clase especial sobre el tema y poder combatir entre compañeros siempre y cuando tuviéramos un Pokémon o estar acompañado de algún familiar o amigo que posea el Pokémon. Así que en la noche antes de acostarme hablé con ella.
—Carla, me gustaría que mañana me acompañarás a mi escuela para presentarte ante mis compañeros y para poder tener batallas ¿te gustaría?
Ella lo pensó por unos segundos y afirma.
—Gracias, necesito que te comportes bien y que me obedezcas ¿entendido?
Carla afirma de nuevo sin problemas. Le acaricié la cabeza con tanto amor y alegría por saber de qué tenía a alguien que realmente se preocupaba por mi.
Al día siguiente antes de ir a la escuela regrese a Carla en su Pokeball y lo guarde muy bien dentro de mi mochila, al llegar a la escuela en vez de ir a mi salón de clases donde suelen darme todas mis clases, fui al gran patio que posee la escuela, donde aparte de que tenían canchas de fútbol y otras zonas deportivas, poseían un gran campo vacío en caso de requerir más espacio para otro edificio o zona deportiva. Muchos alumnos de otros grupos se habían reunido para la clase especial, varios profesores orientaban a cada uno de sus grupos correspondientes, al estar al frente de mi grupo, vi mis alrededores que muchos tenían diferentes tipos de Pokeballs u otros tenían mas en posesión, pero todos discutían de cualquier cosa entre todos los alumnos, me sentía algo nervioso al pensar en cosas de dudar de mi mismo, hasta que un profesor guardo silencio a todos los alumnos con un silbato, todos se callaron y prestaron atención al director de la escuela y al gran entrenador Pokémon.
—Alumnos y alumnas, el día de hoy tenemos una clase especial para los jóvenes que quieren volverse entrenador Pokémon o líder de gimnasio, observen.
El joven saca de su cinturón una de sus 6 Pokeballs y lo lanza hacia arriba.
—¡¡¡Sal amigo mío!!!
De la Pokeball sale un Furret. Todos los alumnos incluyendo nos dio ternura al ver el pequeño y se sube hacía los hombros de su entrenador mientras acaricia debajo de su cabeza.
—La clase de hoy es para hacer una competencia, de quién es el mejor en la escuela en los combates, ahora quiero que saquen sus compañeros, quiero verlos.
Todos lanzaron sus Pokeballs al cielo y sacan a sus Pokémons, observé a todos lados a los que me rodeaban, eran muchos, estaba tan emocionada pero a la vez un poco asustado, pensaba en cosas de que no podría ganar al menos algún combate o ser ridículo por no tener nada de experiencia en combate, yo fui el último en sacar a mi Pokémon, al ver Carla a su alrededor, la veía algo confuso, me acerco y la tomó de la mano.
—Carla, no tengas miedo, estoy aquí contigo, solo es una clase especial que están dando ahora en mi escuela.
Ella afirma con la cabeza algo sería.
—Ahora, quiero que cada alumno tenga un combate amistoso, mientras que los profesores toman las victorias de cada quien. La idea es ir eliminando a cada alumno y mandarlo a sentarse en las butacas de allá. Señala las butacas que suelen tener las canchas de fútbol. —Hasta tener a solo dos personas en pie para que se haga un cierre con una batalla épica en la que todos los derrotados y los profesores los veremos en acción.
—¿Cual es el premio para el ganador? Alguien pregunto entre los compañeros.
—Un día justificado para poder faltar a clases sin ningún problema. Les respondió el entrenador.
Muchos se emocionaron al oír el premió y comenzaron a discutir entre todos.
—Con sus compañeros, amigos Pokémons, tienen que demostrar quién es el mejor, así que, sin más que decir ¡¡¡que comience las batallas!!!
Todos habían gritado "si" con una emoción, las batallas comenzaron.
Al pasar algunas horas, algunos se fijaban en mi, tuve 5 batallas de las cuales salí victorioso al derrotar un Growlithe, un Kadabra, un Pidgeotto, un Goomy y un Cubone, al derrotarlos, se iba disminuyendo el número de los alumnos rápidamente y se dirigían a las butacas que habían señalado antes para los derrotados, al llegar el atardecer, solo habían quedado dos en pie, lo asombroso es que yo era el que quedaba en pie con Carla.
—¿Quien es el último en quedar en pie? Emocionado y confiado mientras Carla da un gruñido de alegría y confianza.
—¿Con quién es el último tonto que tengo que derrotar? Al escuchar la voz de esa persona, me quedé con un poco de temor al reconocer la voz. Volteé y observé que era Roberto, el último contrincante en pie, que venía acompañado de un Charizard vario color. —¿Tu? El llorón que no aguanta nada, creí que estabas muerto. Observando con una cara de creído.
—No idiota, aún sigo en pie. Respondí con seriedad.
—Así que veo que tienes un Zoroark ¿que importa? Nadie puede frenar me con mi Charizard, ¿cierto? Lanza un gruñido de confianza su compañero.
—Muy bien, tenemos a los dos últimos contrincantes y una última batalla nos espera. Nos dice el entrenador. —Ahora, quiero que vayan cada quien a su lado, yo seré el juez de este último combate. Lo obedecemos y nos vamos a nuestro lado.
—Carla, esta es la última batalla que tendremos, necesito toda tu fuerza y apoyo para que ganemos. Mirando a sus grandes ojos. —¿estas conmigo? Ella afirma con un gruñido con confianza.
Ambos batallamos arduamente sin que nadie declinará hacía la derrota, cada vez que veía que Carla acertaba con un ataque, la podría imaginar como podría haber sido una pequeña Zorua que hubiera podido cuidar desde pequeña, era un gran motivo para seguir firme y pensar con estrategia en los ataques a lanzar, hasta que llego el momento en el que el Charizard había sido derrotado; cayendo en el suelo debilitado.
—Charizard no puede continuar, el ganador es Zoroark. Confirmando el juez.
Me emocione tanto al ver que lo había derrotado y era el ganador de los combates de toda la escuela, salte de la alegría, corrí hacia a ella para abrazarla con entusiasmo, ella igual lo hacía con felicidad mientras los alumnos aplaudían por el espectáculo.
—Regresa. Charizard regresa dentro de su Pokeball. —¡¡¡No permitiré esto, no permitiré que un llorón me gane!!! Corrió hacia a mi, me embistió y comenzó a golpearme en la cara, fue tan rápido todo que no me dio tiempo de reaccionar ante sus golpes, los alumnos se sorprendieron que gritaban algunos en favor de él y otros en favor mía, Carla mordió de la playera de Roberto por detrás y lo jalo con mucha fuerza que lo mando por los aires unos segundos antes de impactar contra el suelo, me levanté y Carla me estaba defendiendo.
—¿Que sucede aquí? El director y el entrenador se acercaron para revisar que ninguno de los dos tuviéramos daños, a mi vieron que me había dejado un moretón en la área de mi ojo izquierdo y los alumnos guardaron silencio por un momento para poder escuchar.
—¿Estas bien? Me dijo el entrenador al revisarme.
—Si, eso creo. Veo como a Roberto se lo lleva el director y apenas pude escuchar que se les verá duro en su oficina, me sentía tranquilo, Carla bajo la guardia, se acercó a mí y al ver mi moretón, comenzó a lamer sobre el, me hacía sentir feliz ante acto de ella.
—Tienes una compañera muy cariñosa. Me comentó el entrenador mientras acaricia la cabeza de Carla.
—Gracias. Me paro y me limpio de la tierra. —Pero no es solamente mi compañera, es mi mejor amiga. Veo que el director regresa y se dirige a mi.
—Lamento las molestias, le avisaremos a tus padres la situación, no estás en problemas. Me lo comentó el director pero en mi mente al escuchar esas palabras hizo que me diera un miedo ante mis padres aunque me dijo que no estaba en problemas. —Te doy el permiso de faltar a clases mañana sin problemas como modo de recompensa por ganar. Me sentí tan orgulloso de mí y más a Carla por haber hecho algo bien hace mucho tiempo. Volteé a ver a todos en las butacas y al verme volvieron a aplaudir y emocionar.
Los profesores comenzaron a sacar a todos los alumnos para que pudieran a ir a sus casas, salí de mi escuela caminando al lado de ella, pensaba en las cosas que habían cambiado desde que me adentre a aquella mansión y de lo que hoy y ella habíamos desarrollado; cariño, afecto y amor.
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