Capítulo 11. DESAPARECIDO
Lamento mucho si de repente tardo mucho en publicar la siguiente parte, me consume mucho la universidad y estar planeando el desarrollo de la misma historia. Espero que comprendan \ n_n/ .
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Al día siguiente de esa noche especial y único, desperté muy agotado, lo extraño es que desperté en mi cama cuando recordé que me había quedado dormido en la mansión con Carla, observé mi alrededor y Carla no estaba en mi habitación, pensé en como Carla me había traído aquí estando desnudó, comenzó a rodar muchas ideas en mi cabeza de como ella me trajo aquí sin que nadie nos hubiera visto, y mas estando así, o que no hubiera sentido los movimientos cuando me trasladaba, los sonidos o el corriente del viento que suele ser duros y fríos por las noches. La ropa no le di mucha importancia porque la había visto tirado en el centro del cuarto, podría ser que había ido a algún lado o afuera, ya que acabo a veces le disfruta estar afuera en el patio jugando con una pelota o estar descansando.
Me vestí y al buscar por toda la casa y estar gritando su nombre sin obtener éxito, comencé a preocuparme al saber que de la noche al día siguiente haya desaparecido sin dejar ningún tipo de rastro.
Al tomar mis clases diarias, me fue muy difícil concentrarme y mirar a la profesora que daba la clase, en ese momento solo pensaba en su sonrisa de Carla, sus ojos, su risa, su cálido pelaje, en casi todo sobre ella como si de una obsesión se tratase, hasta que de repente rompió mi concentración por el sonido fuerte de la regla golpeado contra la paleta de mi butaca, tenía enfrente a mi profesora.
—¿Está poniendo atención a mi clase? Todo el grupo contemplaron el enojo de la maestra.
—S-si. Respondí a su pregunta con algo de desorientado.
—Si es cierto lo que usted dice. Levanta la mano y señala el pizarrón con su regla. —Quiero que pase al resolver la ecuación.
La obedecía y aun que tuviera el plumón en mis manos, al ver la ecuación tan difícil, me quedé solo observando sin hacer nada durante algunos segundos que parecían minutos dentro de mi cabeza, escuche claramente como el puño de la profesora en donde sostenía su regla apretó con un poco de fuerzas, deje el plumón en la barra del pizarron para voltear y ya no hacer perder su tiempo.
—No se como se resuelve. Se dije con firmeza pero con falta de interés a la vez.
—Quiero que se salga de mi clase. Dijo con un poco de enojo. —No continuare con la clase si no se retira.
La obedecía en ese instante sin intentar razonar o pedir perdón por la falta de respecto, tome mis cosas y salí de la clase sin importarme demasiado en su enojo de la profesora. Me fui a unas de las pequeñas mesas que posee la escuela en el patio de la misma con una cafetería, pedí un café capuchino y un Sándwich, mientras comía seguía vagando muchas preguntas y recuerdos bonitos de Carla, era como estar totalmente en las nubes por decirlo así durante algunos minutos.
—Hola amigo. Se sienta al lado mio el mismo chico que le ayude cuando Roberto lo molesto en el pasillo. —Gracias por lo de la otra vez.
No lo escuche para nada al compañero por mis ideas que eran mas fuertes que sus palabras.
—¿Hola? Trono sus dedos, el chasquido rompió mu burbuja de mis ideas dentro de mi cabeza. ¿Estas bien?
—¿Que pasa? Asustado al romper mis concentración de manera brusca y miré al compañero. —¿Eres el mismo que te ayude de tus abusadores?
—Si. Me afirmo feliz. —Te estaba buscando durante estos días para agradecerte tu ayuda, quería avisar de que esos chicos malos ya no están en esta escuela, los expulsaron.
Me asombre al escuchar esas palabras del compañero, sentí una especie de "paz" de ya no ver a alguien que abuse de los demás.
—Que bien. Le intenté corresponder con una sonrisa que no me nacía.
—¿Pasa algo? Pregunta con interés. —¿Puedo ayudarte?
En un momento pensé en si decirle o no la situación en la que ando pasando, pero no creería si le dijera que estoy enamorado de mi propia Pokémon.
—Desapareció mi mejor amiga, mi Pokémon. Se lo decía mientras veía el cielo. —En esta mañana desapareció y no lo logrado encontrar algo pasa saber en donde podría estar mi amiga, un Zoroark.
—Vaya. Pensando en un momento en que podría responder. —¿Sabes? si llego saber algo de tu amiga, yo te aviso al día siguiente sobre eso.
—Muchas gracias. Siguiendo mirando el cielo. —Tengo que regresar a mi casa, te agradezco la ayuda que me ofreces.
Me fui de la escuela sin haberle dado una despedida al compañero.
En esa misma noche, al estar acostado en la cama, recordé que mi madre me apoyabaría en poder encontrarla pronto, al internar concentrar en poder dormir, en mi cabeza solo recordaba a ella, no lograba sacarlo de mi cabeza, veía su cuerpo desnudo como en aquella noche en donde me había pedido ese peculiar petición con su hermosa voz tan hermosa que en mi mente interpretaba tranquilidad, felicidad y confianza. De una manera con solo ver su cuerpo completo una sola vez me era suficiente para estarme molestando en mi cabeza por decirlo así aunque a la vez me gustaba ver esa figura, con esto me era suficiente para saber que algo que nunca había experimentado en mi vida me estaba pasando; estaba completamente enamorado de Carla.
El problema era que si yo le confeso ese amor a ella cuando la encontrara, sería nuestra vida muy complicada por que sería como una tabú que nadie menciona o quería ver dentro del pequeño pueblo en donde había nacido y crecido durante toda la vida que llevo pero no me importaba a la vez porque recordé que en la escuela, cuando fue el día del amor y la amistad, muchos compañeros y profesores me decían que no solamente en ese día se concentra en solo dar amor, también consistía en poder dar algo en especial a aquellas amistades en las cuales nos fuera muy importante, así que decidí que seguiré buscando a Carla con mas esfuerzo y declarare todos mis sentimientos para que ella vea que realmente me importa mucho. Al estar pensando en todo esto a la vez de que no deje nunca en pensar en el cuerpo de Carla tome un pañuelo desechable de mi escritorio y me limpio mi entrepierna y lo deposite en el bote de basura que se ubicaba al lado de mi cama y me sentía muy relajado y feliz en ese momento en la cual me quedé dormido en la cama.
Al día siguiente, me levante tarde y al tener esperanza de encontrar a Carla en el lugar donde suele dormir y al ver que no estaba me desilusione, me propuse a tomar mi celular y a comenzar a investigar por todo el pueblo en búsqueda de evidencias o pistas en donde me podrían decirme la ubicación de mi amiga. Comencé a preguntar por las locales para saber si habían visto a un Zoroark la cual casi nadie me dijo nada, me fui a recargar en el muro de una casa mientras veía el celular para saber la hora.
—Hola. Me saludo de repente el mismo chico de ayer que se sentó conmigo en la cafetería.
—Hola. Respondí con un tono de desinterés. —¿Que haces aquí?
—No tenía nada que hacer en la casa, así que salí a pasear un rato. Vio mi cara y noto mi seriedad de que algo me molestaba. —¿Sucede algo?
—Estoy buscando a mi amiga y no he encontrado nada útil. Suspiro al responder su pregunta y con el celular le muestro una imagen de un Zoroark. —Busco a Carla.
Quedo mirando la imagen por unos segundos y al pensar de repente le vino una idea en la cabeza.
—Yo la vi. Afirmo con interés. —La vi ayer en la noche cuando iba regresando a mi casa.
—¿En serio? Se había robado toda mi atención al decir esa afirmación. —¿Donde? ¿Donde la viste? Se lo decía con tanta importancia que le tome de los hombros y loa agite sin medir mi fuerza y termine por marearlo.
—Te diré. Respondió con confusión. —Pero déjame de agitarme, me duele la cabeza.
—Lo siento. Lo solté sin medirme. —Guíame en donde la viste por favor.
—Claro. Me dio una sonrisa. —Sígueme.
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