Nota preliminar
Antes que nada debo confesar que me siento muy agradecido de que nos encontremos en la tercera edición de este manual, que actualmente cuenta con cientos de miles de ejemplares vendidos y traducido a 8 idiomas. La aceptación fue creciendo de forma exponencial que innegablemente aún no puedo lograr asimilar la notoriedad que hemos recibido mi hermano y yo. Y no solamente se trata de expresar mi fortuna y sorpresa por este punto del tiempo en que la concatenación de las diversas casualidades me convirtió en el foco de atención, sino por la notoriedad que ha recibido mi hermano, quien todavía se encuentra de incognito para el público y que se mantendrá de esta manera hasta el día que él muera. Su dirección solo yo la sé y puedo asegurar que no lo encontrarán por más que se esfuercen —Créanme. Nos esforzamos en ello—. Al leer estas líneas, resaltarán las preguntas del lector y con toda razón. No se trata de una maraña mal intencionada para darle énfasis al misterio de la identidad de mi hermano mayor, como tampoco es un truco para propiciar una desventaja sobre su persona al mantenerlo en el hoyo negro del anonimato, porque la realidad es que ninguno de los dos creemos que Daniel Carranco deba salir a la luz pública. En especial él. Es algo misántropo.
Les contaré con lujo de detalles a qué me refiero.
Mi hermano y yo no nacimos en México, pero llegamos porque nuestros padres se mudaron debido a la precariedad económica y persecución política en la que se encontraba mi país natal. Mi padre cometió el terrible error no solo de ser periodista, sino de tener integridad y eso como diría mi hermano, "no son ganas de ser idiota, sino de odiar a tu mujer". Con esta frase de mi hermano ya da una pista del terrible inconveniente que carga en su persona. Como un enfermo infeccioso pero que en este caso, la enfermedad es él. No me mal entiendan al pensar que odio a mi hermano, solo creo que no es sano para la gente estar cerca. La historia al fin de cuentas es que entramos a la universidad y él eligió filosofía. No hablaré de la carrera, pero si desde niño era un cínico Daniel, ahora lo hacía con justificación para todo y como lo he dicho en entrevistas anteriores, sí, él manual casi en su totalidad fue escrito por él. Daniel, lo pensó y plasmo cada uno de esos puntos que todos ustedes han compartido ¿qué hago entonces yo como para merecer la coautoría? La tarea más importante de todas: matizar. Ahora lo entenderán. Por el momento lo mejor será que les cuente la historia de cómo surgió este manual.
En febrero del 2020 cuando todavía no teníamos que encerrarnos, fui a su casa en medio del campo para llevarle de comer por su cumpleaños número 58. Solo lo veía una vez al año por un pacto familiar que hacíamos cuando nuestros padres aún vivían. Mi hermano es barrigón, cabello medio largo despeinado y barba larga —todo un cliché de filosofo—.
— Estuve el jueves pasado en la universidad y me dijeron que aún te recuerda el comité de estudiantes.
— Me sorprende que después de 15 años de largarme.
— Tuviste suerte que solo fuera destitución y no linchamiento.
— Los jóvenes de ahora tienen tan cero tolerancia a la frustración, que joden con sus imbéciles cancelaciones para no tener que lidiar con la responsabilidad de la insoportable de la vida.
— ¿Tú también les dices generación de cristal?
—No, yo los veo solo como niños pataleando.
— Creo que tienen razón en dos cosas. Les llaman generación de cristal aquellos intolerantes, racistas y todo eso porque no son capaces ustedes de reconocer sus malas actitudes y dos, ¿cómo se te ocurrió faltarle al respeto a tus alumnas?
—Bueno, contestando a tus preguntas, una cosa es que ciertas conductas y discursos propicien la continuidad de prácticas discriminatorias o de odio, pero otra es en cambiar la puta verdad solo para que no les lastimen sus sentimientos. Además yo solo dije en clase que una cosa era la sororidad y otra es la mentalidad de secta. La psicología de masas no siempre resulta en revoluciones.
— Definitivamente fue lo mejor que te vinieras para acá.
— Estaba muy inquieto anoche...
— Seguro fue algo interesante.
— Estaba pensando que no estábamos tan lejos de la divinidad como pensamos. Fíjate, durante muchos años la iglesia católica tachó a María Magdalena de prostituta, igual que se venía ya manejando la teoría que Jesús tenía lo suyo con María.
—¿Y eso qué?
— Que viéndolo de otro modo, Jesús era alivianado, mente abierta y mundano como nosotros, porque al final de cuentas ¡a Cristo también le gustaba salir de putas!
— Eres un imbécil. Ni se te ocurra salir a la calle jamás a decir eso.
— No importa, de todos modos casi no salgo. Me siento cómodo con mi vaca y mis cerdos.
— Bueno, ya casi me voy pero antes te paso tus libros. Te compré los 30 que me pediste y mi esposa te puso otros ahí por si te apetecen.
— A ver...
— No sabía que era lo que te gustaba pero le dije que no te pusiera de autoayuda y de Paulo Coello.
— ¿El Manuel de Carreño? ¿Qué mierda es esto?
— ¿No ese el de las buenas costumbres?
— Pero de los 1850's. De las pocas cosas que sacó Venezuela para el mundo y resultó también una decepción como sus dirigentes y economía. Lo que me sorprende es que tu mujer tuviera un ejemplar.
— Tal vez puedas aprender algo. Tú eres el que más lo necesita.
— Sería mejor escribir otro nuevo adaptado a este momento.
— ¿A qué te refieres?
— Escucha: el capítulo primero es "los deberes con Dios" y como sabemos que Dios no existe, podríamos sustituirlo por "No llevar a tu llorón bebe al cine" o "No poner tus cubetas para apartar la calle" o "si no dejas propina, mejor pide tu comida para llevar"
— Siempre aprovechas al máximo la oportunidad de quejarte del mundo.
— Me crees que no soy capaz de valorar la belleza, pero al contrario. Se llama "perspectivismo" dependiendo desde donde lo mires, esa será la verdad. Por muy bueno que nos pinten algo, no significa que también tenga sus cosas abominables. William Golding, un buen escritor, pero no le quita haber querido violar a una niña.
— Me canso mucho de estar así.
— Creo que para la próxima visita te tendré una sorpresa.
Y vaya que la tuvo un año después cuando me recibió con una gran cantidad de hojas escritas con maquina de escribir. A pesar de tener su computadora, no le había parecido importante comprar una impresora, sin embargo tuvo suerte de tener la maquina de escribir de mamá con suficiente tinta o hubiera tenido que escribir a mano todo eso.
— Creo que me excedí un poco pero estoy seguro de que puede aplicar incluso para los internautas.
—Veamos... ¿Tienes una sección para Facebook?
— Lee una.
— "No es correcto publicar memes sin reaccionar o darle créditos de quien lo viste". Creo que es bastante actual, pero sigue siendo pueril.
— Sigue.
— En la sección de higiene... "No cortarse las uñas en público", "No limpiarse la cerilla con la uña o con la llave del coche en la calle", "No te excedas de gel en el cabello"... sección moda, " A las gordas no les quedan los leggin's", "Tu playera de futbol solo cuando juega tu equipo", "Doctores, dentistas y demás especializado, su bata no es para decirle al mundo lo que son"... sección "Relaciones", "Las expectativas puestas en la pareja se diferencian en dos: La primera consiste en lo que yo haría por esa persona y la otra que vaya más allá de lo que me permito. La primera revela una obligación contractual y la segunda llenar nuestras carencias o vacíos", "La monogamia es un contrato de exclusividad afectiva y sexual", "Sí revisas su celular, se ha cruzado la línea. Esa persona te genera desconfianza y tú invades su privacidad", "Esa persona también tiene derecho a salir con sus amigos", sección "Instagram", sección "video-juegos", hasta sección "música".
—Hay de todo.
— "No subas el volumen al grado de que lo escuchen tus vecinos. No nos importan tus gustos" ¿Cuántos escribiste?
— Hay en 15 a 30 por sección y hay como 50 o 60 secciones.
— Más de 1000.
— Con eso es suficiente
— Reconozco que me gusta. Hay cosas que tienes razón, pero por ejemplo aquí: "Sí tu hijo hace berrinche en publico y tú no eres capaz de domarlo, la policía tiene derecho de desalojarte del lugar" No puedes disponer de la policía y tampoco decir "domarlo", no son animales.
— Obviamente no pensamos igual.
— Aquí hay otra: "No seas marrano y recoge la mierda de tu perro". Hay partes en donde usas lenguaje demasiado explicito.
— No puedo evitar decirles adjetivos que merecen.
— "Si te prestaron dinero y te ofendes cuando te cobran, eres un miserable mal agradecido". Aquí se puede omitir la ofensa y dejar simplemente que no es correcta su actitud.
— Pues si quieres hazlo.
— Pero es tuyo.
— Si me lo dejas a mí, lo mandaré tal y como está. No me importa. Si tu corriges lo que consideres pertinente, pongamos el nombre de los dos como autores.
— No puedo, es tu trabajo.
— Y tuyo si quieras, pero dime ahora para no perder tiempo.
Así fue como acepté colaborar con "El manual Carranco". Omití varios apartados en donde ya iban en contra de asociaciones, figuras públicas, religiones y temas como los horóscopos o de tipo creencias esotéricas. Hubo otras sobre relaciones sexuales bastante descriptivas al grado de considerarse pornografía, por lo que también lo iba dejando hasta mantener una línea tolerable. No se limitó a estilos de vida en la ciudad, sino también a pueblos y campos en los que notaba ciertas actitudes reprochables sin importar nivel socioeconómico o étnico.
Lo demás fue historia.
Quejas, elogios, insultos, amenazas de muerte, admiración, memes. Fue increíble ver como crecía este manual y cómo mi hermano recibió más dinero de un listado que de sus libros serios sobre críticas al capitalismo, apologías de la cultura o de la malversación del objetivismo en el labor histórico. Mi hermano siempre supo que hoy se buscan respuestas digeribles, fáciles, inmediatas y sintetizadas, pero a mí me seguía quebrando la cabeza el poder de la simpleza hasta hoy en día, y el dinero que genera.
Nota 2
La editorial no me permitió publicar la nota preliminar. Justo a tiempo para ser sincero. Mi hermano está muerto ahora.
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