-¿Estás bien?

-Sí ¿Dónde estoy?

-Estás a salvo.

-Todo está borroso.

-Es normal, no te preocupes.

-Las luces son muy fuertes.

-Si quieres cierra un poco los ojos para que no te lastimen mucho.

-¿Qué lugar es este?

-Un lugar tranquilo.

-No parece un hospital ¿Dormí sentada?

-Es más cómodo, Betty ¿Recuerdas cómo llegaste aquí?

-No.

-Muy bien, ya lo harás. Yo te ayudaré. Buscaremos en tu memoria juntos.

-¿Quién es usted?

-¿Qué es lo último que recuerdas?

-Creo que cuando estaba en mi casa. Leía un correo electrónico. Un compañero me escribió que los resultados eran favorables.

-Estás muy atrás ¿Qué más?

-Es muy confuso. No logro verlo. Lo de días anteriores puedo recordarlo, pero no puedo avanzar desde ahí.

-Si retrocedemos un poco puede ayudar para que avances ¿De qué eran los resultados?

-De un fármaco que estábamos desarrollando.

-¿Qué cura?

-Pues tratábamos de curar la maldad humana.

-¿La maldad es una enfermedad?

-Realmente no, pero era necesario para un futuro seguro.

-¿Seguro para quién?

-Para las siguientes generaciones.

-¿No les parecía negligente erradicar algo que es parte de todos ustedes?

-Nosotros queríamos eliminar esos excesos de malicia que provocan asesinatos, violaciones, robos o cualquier delito grave. Aparte de que también regulaba el gusto.

-¿Por qué el gusto?

­-La gente por más que quiera negar su atracción a la violencia, hay condicionamientos biológicos y psicológicos que lo impiden. Realicé un ensayo del tabú, diciendo que se predispone psicológicamente al sujeto para que prevalezca un inconsciente deseo culposo y tentador, que va a desarrollar conforme experimenten las frustraciones sexuales, afectivas con el círculo familiar, socioeconómicas y culturales; También por genética, que durante miles de años los humanos y sus faces menos evolucionadas, estaban obligadas a utilizar la violencia como forma de vida para sobrevivir; la adrenalina y otras hormonas también juega un papel importante, ya que al experimentar las sensaciones que provoca estar bajo sus efectos, puede provocar adicción como cualquier otra droga; por ese mismo camino, existe la teoría en la que a la gente le gusta ver las noticias donde pasan cosas horribles, solo para sentir la satisfactoria sensación de alivio donde reafirman que ellos no están en esa situación. Es neuropsíquico, porque también se liberan neurotransmisores que les brindan la sensación placentera; aparte profundizar en el sadismo, narcisismo y perversiones sexuales que provocan placer.

-Entonces sí es algo muy normal en todos ustedes ¿Cómo llegaste a este medicamento?

-Trabajo desde hace muchos años en eso. Queríamos llegar directo al gen responsable. Lo que hicimos era una vacuna destinada a una madre embarazada dentro de las primeras 2 semanas de gestación.

-¿Cómo funcionaba la vacuna?

-Era un cultivo de células embrionarias con un vector direccionador. Un tipo de transgénesis que alteraba ciertas proteínas que requeríamos inhibir.

-¿En términos simples que significa?

-Buscaba el gen y lo modificaba para que no sirviera.

-¿Ese método podría provocar un resultado contrario?

-Sí. Cuando recibí el correo es lo que me preocupaba.

-¿Por qué?

-Habíamos realizado exitosamente el experimento en varios animales, quienes se mostraron muy tranquilos y poco agresivos. Ninguno hacía daño y hacían sus actividades con normalidad, pero siempre estaba la preocupación del resultado en humanos.

-¿Por un resultado contrario?

-La vacuna prácticamente era como tapar un hoyo con cinta. Mi preocupación era que la cinta se rompiera.

-¿Qué más recuerdas?

-Creo que me avisaron por teléfono que en cuanto la OMS aprobara el medicamento, podíamos empezar a comercializarlo.

-¿Qué más?

-Me preocupé más porque meses más tarde alguien propuso desarrollarlo para personas adultas. Ese compañero, quería saber si un psicópata o asesino serial que estaba condenado a cadena perpetua pudiera curarse.

-¿Qué te preocupaba, el efecto contrario?

-Más bien era que la euforia y éxito de la vacuna no permitiera analizar un poco más los resultados. Quería que nos detuviéramos un poco y pensáramos antes de usar indiscriminadamente una droga.

-Entiendo que solo pasó un año para terminarlo ¿Lograron el resultado con un asesino en prisión?

-No solo resultó, sino que se perfeccionó.

-¿El asesino ya no era malo?

-Ya no. Incluso mostraba arrepentimiento y lloraba por lo que hizo. Solo quería el perdón de las familias afectadas. Intervine por él ante la Suprema Corte, pero ni las familias ni los jueces aceptaron. Los jueces no querían sentar un precedente en el que arriesgaban la garantía de la sanación. Era el primer hombre adulto con rasgos psicópatas que curamos. Las familias se mostraban más vengativas. Estaban muy dolidas por lo que ese hombre hizo con las víctimas. Entendí que la gente no busca una solución, busca la manera de que la otra persona también sufra. Era otra conducta maligna y primitiva que había visto. La ley del Talión.

-¿Entonces para eso es la cárcel?

-Sí. Todos queriendo convertirla en un lugar para readaptar criminales, pero en realidad es para hundirlos y desaparecerlos.

-¿Cómo es que se perfeccionó?

-Con los embriones era un proceso más natural por decirlo de una forma, porque la multiplicación y división de las células se hacía por sí misma. Aquí se modificó un poco para que respetara la transcripción de la información genética y funcionaba prácticamente como un virus. Pasaba a infectar célula por célula hasta la última. O más bien, curar.

-¿Después?

-Los resultados eran excelentes. Hasta el grado de hacer campañas de vacunación para todos los que querían. No solo venían personas con problemas de agresividad, sino en general personas normales que solo querían evitar hacer daño a las personas. Después sucedió la tragedia en una escuela. Un tiroteo. Fue horrible y después de otro engorroso debate de las armas, alguien mencionó nuestra vacuna. El gobierno pago millones de dólares para la manufactura de nuestra cura a grandes escalas. La intención era vacunar a todos los niños que estudiaban. Hubo algunos padres que se oponían y de pronto algunas escuelas privadas tenían más alumnos. Comenzaron varios debates. Por más que intentáramos convencerlos que la vacuna no producía daños, había gente que tenía miedo a una mutación o a renunciar a su maldad. No entendía eso. También empiezo a recordar que un año más tarde hubo un disturbio en Israel con un saldo alarmante de víctimas. Todo comenzó por un conflicto entre el ejército y los palestinos. Otra persona volvió a señalarnos y fue determinante esta parte. Para ese entonces, habíamos aislado el componente en un estado puro. No solo teníamos la posibilidad de hacerlo en vacuna, sino en gas. Ese gobierno fue quien vino a este país para pedir la cura. Trabajando con el gobierno en conjunto y localizando puntos de ataque, lanzaron proyectiles con este gas.

-Empezaron a obligar a la gente a curarse.

-Viéndolo desde una imposición, es claro que éramos los malos, pero nunca existió tanta paz en la historia. Todos respetándose y conviviendo como hermanos. Cada uno en su religión respetaba al otro.

-Ahora eran del gobierno.

-No solo de ellos. De todos los países que quisieran. Al final, las naciones del mundo aceptaron someterse a la cura. Se lanzaron varias bombas hechas de gas inofensivo. Todos estaban cambiando en el mundo. Los resultados se veían en menos de una semana. Ya no veías noticias de muertes, robos, corrupción. Nada. Solo noticias felices.

-Pero no la usaste tú.

-No quería. Tenía un mal presentimiento de tanta felicidad. Yo usé una máscara durante el bombardeo. La empresa les dijo a todos que era nuestra oportunidad de mejorar las cosas y que saliéramos a respirarlo. Se sentía como una orden.

-¿Cuándo te diste cuenta que se estaba saliendo de control?

-Cuando me querían obligar a usarla. El objetivo ya había sido cumplido y prácticamente la fantasía de la paz mundial fue hecha realidad ¿Para qué obligar a los restantes a usarla? Me negué y la empresa me orilló a renunciar. Veía en la televisión como millones de personas se iban hasta África para alimentar a los niños, veía generosas aportaciones altruistas por parte de las compañías, gente saliendo a limpiar la ciudad, ancianos ayudando ancianos a cruzar la calle, viendo discusiones con sonrisas en el metro para ver quien cedía el asiento y yo creí que todo eso ya estaba llegando a niveles absurdos. La moda era ser buena persona y feliz. No existía discriminación o actos políticamente incorrectos. Los chistes eran tan bobos y tan infantiles que perdían la gracia. No se burlaban ni de una flor. Ya no se transmitían películas de acción, de terror, ciencia ficción o cualquier cosa entretenida. Ni siquiera pornografía. Solo documentales de lo hermoso que es la vida y el amor. Me quedé en mi casa unos días y cuando busqué trabajo, noté algo muy curioso. Envié mi curriculum a varias empresas y todas me llamaron. Elegí la más atractiva y conocí a un hombre de recursos humanos que era muy sonriente, condescendiente, amable y un alma de Dios. Desde el principio me dijo que ya estaba contratada y que la entrevista era solo una formalidad. Sabía que trabajé en el laboratorio responsable de que obligaran a la población a usar esa cura, pero estaba dispuesto aun así. Descubrí que todos se comportaban igual.

-¿Eran demasiado buenos?

-Habían despojado su ego y objetivos para poner en primer lugar las necesidades de los demás. Estaba con los mismísimos ángeles en la Tierra. Un paraíso terrenal. Eso estaba propiciando suicidios en poco tiempo y bancarrota de empresas que regalaba sus productos. Generó gente sin empleo. Debía terminar con todo antes de que llegara a consecuencias peores. Busqué a las personas que se negaron a curarse. No eran muchos porque parecía que los perseguían como prófugos de la ley. Había una aldea a dos horas de mi casa. No me recibieron con buenos ojos y casi me matan ahí, pero les dije que me ayudaran a restablecer las cosas.

-¿Tenías la cura de la cura?

-Algo así. Era un bacilo modificado y muy específico que hicimos en el laboratorio en caso de cualquier emergencia. Quitaba esa cinta. Supongo que intencionalmente la quisieron esconder. Fui con mis nuevos reclutas y entramos a la fuerza al edificio. Muchos de ahí estaban curados, así que no metieron ni las manos, pero cualquier miembro de seguridad o del ejército no lo estaba. Cuando se enteraron de la intrusión, llegaron varios policías y equipos de élite. Mis amigos no sobrevivieron pero logré escapar con la bacteria utilizando una salida de emergencia que pocos conocían.

-¿Cómo la usaste?

-Lo bueno de los bacilos es que hacen la tarea por sí solos. Infecté a varios tipos de parásitos y después expuse a ratas y otros roedores con ellos. Los dejé libres y me fui a mi casa. Cuando me acosté en mi cama, me acordé que sin darme cuenta estaba propiciando la peste blanca. Era poético salvar a la humanidad regresándoles su maldad.

-¿Después?

-Ya no recuerdo. Solo sé que dormí plácidamente.

-Se logró que infectaran en todo el mundo. Esa bacteria llegó hasta otro tipo de animales e incluso llegar a la vida marina. Se destapó la cinta.

-¿Volvieron a la normalidad?

-Lamentablemente no. Provocó tu inquietud del efecto contrario. Todos en el planeta se mataron los unos a los otros. Pero no llores. Nosotros debimos intervenir antes de su extinción.

-Quiero abrir los ojos ¿Quiénes son?

-Es dolorosa esta luz. Tú tranquila. Te buscaremos otro planeta para que vivas con tus hermanos humanos. Este planeta ya no es habitable.