El llanto (parte 1)
28 de marzo 2015
"Llevo trabajando en la funeraria San Agustín desde hace 4 años. En realidad mi abuelo es quien inició el negocio y luego mi papá, hasta que me enseñaron como hacerlo. Aparte de los servicios comunes, también realizamos servicios de cremación.
La señora Salazar vino a nosotros con su esposo para darle este servicio a su hijo que en el hospital le dijeron que nació muerto. Naturalmente lamentamos siempre la pérdida de un ser querido, pero es innegable que después de un tiempo este negocio nos vuelve insensibles, pero cuando hablamos de un bebé, para mí todavía es muy triste. La cosa es que ella quería que lo cremaran.
Metí al niño con cuidado y cerré bien el horno. En ese momento estaba mi papá en su oficina que estaba a un lado y fui a verlo para ver unas cosas que teníamos pendientes. La conversación llegó a un punto en donde guardamos silencio y de repente escuchamos un sonido desde la sala. Mi papá se levantó con mucha alarma y corrió hacia el horno. No entendía bien lo que pasaba o de qué se trataba ese sonido. Cuando salió de su oficina corriendo con desesperación, pude distinguir lo mismo que él. Era el sonido de un bebé llorando.
Corrí detrás de él pero no logramos sacarlo a tiempo. Mi padre dice que fue como 10 segundos entre el primer sonido y cuando abrimos el horno, pero para mí fue muchísimo más. Al entrar a la sala podía oír al niño llorar con tanta desesperación que me quedé frío. Le repito que no pudimos sacarlo a tiempo. Fue... perdón."
31 de marzo 2015
"La secretaria de salud, emitió un comunicado esta mañana acerca de este fenómeno que ha consternado a las familias mexicanas y en algunos puntos internacionales como Perú, Canadá, Uruguay e Italia, pero en su mayoría aquí en México. Las familias, las funerarias y las morgues del servicio médico forense, han revelado que horas después de que declararan muertas a varias personas, éstos presentan signos de vida de manera inexplicable. La secretaria de salud, dice que se están realizando las investigaciones pertinentes, incluso con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud. Hasta el momento se descarta algún tipo de pandemia pero se ha dado la orden en todos los hospitales de que no se emitiera ningún certificado de defunción hasta sobrepasar las 24 horas en todo el país. Hasta el momento, tenemos registrados 24 casos en donde algún familiar entre 4 y 21 horas después de fallecido, despierta o realiza movimientos conscientes. Después de revivir, dura con vida aproximadamente entre 10 y 20 minutos y finalmente vuelve a morir. No se tienen pruebas de que después de ese lapso de resurrección, vuelva producirse otro episodio, pero la mayoría de las familias se ha negado en realizar sepultura hasta estar seguros.
Todos los doctores que declararon muerte en estos casos, han jurado que no nunca hubo indicios que probaran que estas personas no estuvieran muertas, incluso es imposible que esto se presente de manera tan frecuente en un mínimo periodo de tiempo. En los otros países aunque solo se mencionan un caso, describen el fenómeno en iguales circunstancias que aquí. Hay bastante concentración en la CDMX, Morelia, Nuevo León, Guerrero y Oaxaca, con presencia menos marcada tanto en estados del norte y sur del país. Mientras tanto, se hace un llamado a todas las personas que mantengan la calma y que se llegará al origen de este fenómeno."
2 mayo 2015
-Estaba con Cristina hace unas horas. Se encuentra muy mal.
-¿Su hermana también revivió?
-Sí, es horrible. No entiendo cómo puede suceder una cosa así.
-Yo diría que es algún tipo de infección.
-¿Por qué?
-Me imagino que este tipo de virus provoca que se duerma un rato el corazón y por eso no se puede determinar si está realmente vivo o no.
-Eso no explica varias cosas. Uno de los que revivió, tenía una bala en la cabeza. Con tu virus o sin él, ya se hubiera pelado de todos modos.
-¿Entonces por qué revivió si tenía un balazo en la cabeza?
-Yo no sé, pero debe haber una conexión entre todas estas personas.
-¿Y los otros países?
-Creo que vinieron aquí alguna vez.
-Mejor dejemos esto para los que saben. ¿Qué te dijo Cristina?
- Me dijo que cuando su hermana despertó estuvieron hablando.
-¿Qué le dijo?
-No me pudo decir mucho. No paraba de llorar. Le dijo algo de que respetara a su sobrina y que ya no le pegara.
-¿Cómo?
-Mira, yo también estoy sacada de onda y estoy algo asustada.
-Explícame, Valeria.
-Cristina estaba viviendo con su hermana Paola y con su sobrina. Yo desde hace tiempo veía que era medio estricta con la niña cuando no estaba Paola. La jalaba discretamente del brazo o del cabello cuidando que tampoco la viera yo, pero esa pinche vieja se nota que era muy pesada. La cosa es que cuando habló por última vez con su hermana, le pidió que ya no le pegara a su niña.
-Bueno, es natural que le reclame por eso pero no entiendo por qué te sacas tanto de onda.
-Es que, estoy segura que Paola no sabía. Estaba casi todo el día en el trabajo y la niña no creo que le hubiera dicho, si no ya hubieran tenido problemas desde antes o se hubieran ido de su casa.
-¿Qué insinúas?
- ¿Y si mientras estuvo muerta, pudo ver ese pedo y regresó para dejar las cosas bien antes de irse?
-Aquí ya te la estás fumando mucho. Yo no soy de creer en esas cosas.
-Yo tampoco, pero tienes que admitir que hay algo raro en todo esto. Por ejemplo el viejo de Michoacán que vive en el cuerpo de su perro; el bebé que quemaron en el crematorio, ahora dicen que todas las noches se oye su llanto; la peruana que dicen que si marcas a su celular, todavía te contesta ella. La verdad todo esto me está dando miedo.
-Estás loca. Tú tranquila que solo son inventos de gente que no tiene nada que hacer. Un amigo mío, me dijo algo muy interesante sobre la hiperpotasemia o algo así. El chiste es que hablaba sobre los niveles de potasio que podrían explicar la reanimación del corazón después de un tiempo y de hacerles RCP.
-¿Y eso podría funcionar después de tantas horas?
-No sé, pero me suena más creíble. Necesitamos darle explicación a las cosas, porque no reconocemos que somos unos ignorantes ante este mundo.
-Solo espero que no sea algo peor.
-Yo también.
5 de enero 2015
Llegué 20 minutos antes de la hora acordada. Me citaron a un restaurante de comida mexicana en la Vía Príncipe Amedeo. El lugar desde afuera se veía muy pequeño y poco llamativo, a excepción de la bandera mexicana y el dibujo de una mujer con sombrero. Al entrar, me distraje con las paredes que estaban pintadas con colores llamativos y con las mesas pequeñas. No por mucho, claro. Estaba nervioso de tener que ver a esta mujer y no sabía muy bien el por qué. Solo tenía la certeza que no tenía nada que perder y ya no podía caer más bajo que en el aquel momento. Mi situación me había orillado a tomar decisiones que en otro momento jamás hubiera imaginado. Ahora me encontraba en un restaurante de comida mexicana para ver a una mujer que supuestamente me ayudaría. Pedí un vaso con agua de sabor a no sé qué. Solo recuerdo que me trajeron un vaso con agua roja y ni siquiera la bebí. Me recordó ese rojo a la sangre que había derramado. A esa chica. A una joven de 18 años que no lo merecía.
Recuerdo que una tarde cuando regresaba temprano de mi trabajo, vi que salía Ornella llorando de mi casa. Ella era la linda novia de mi hijo Marcelo. Una joven educada, bonita, de buena familia y aplicada en la escuela. Conocía muy bien a sus padres y hasta la consideraba de la familia, gracias a la relación de 2 años que hasta ese momento mantenía con Marcelo. Por esa razón y por el cariño paternal que le tenía, me preocupé de verla así y me acerqué con preocupación. ¿Qué tienes?, le pregunté alarmado y ella dijo que no era nada y que la disculpara. Salió corriendo de ahí y tomó el autobús en la esquina. Cuando entré, mi hijo estaba furioso y fuera de sí. Le pedí una explicación con firmeza. Era evidente que habían discutido de algo, pero yo me sentía molesto de que llegara al grado de hacer llorar a Ornella. La empezó a insultar y a señalarla de ser infiel. Tuve que alzar la voz y prohibirle que se expresara de ella de esa manera sin tener fundamento, y es que incluso mi esposa también empezaba a notar que Marcelo cada vez se comportaba más temperamental e irritable. Por mucho que estuviera seguro mi hijo, no podía hablarle así. El malo era mi hijo. Él era el problema.
Los problemas continuaron durante semanas. Ya casi no venía Ornella a la casa. Incluso su padre y amigo mío, me dijo que las cosas se estaban saliendo de control y que lo mejor era que ya no permitiéramos que se volvieran a ver. Mi esposa estuvo de acuerdo y hablamos con Marcelo. Al finalizar de exponerle nuestras órdenes con justificación, agachó la cabeza y después de un tenso silencio volvió a levantar la frente. Nos miró de una forma que jamás podré olvidar. Sus ojos daban miedo. Esa mirada solo podías dársela a una persona que quisieras matar. Le di una bofetada por mirarnos así y asustar a su madre. Después de una fuerte discusión, dejamos a Marcelo encerrado en su cuarto. Nos fuimos nosotros a nuestra habitación y hablamos sobre el comportamiento de nuestro hijo.
-Me preocupa mucho –decía mi esposa mientras caminaba de derecha a izquierda con nerviosismo -. Desde que está convencido de que Ornella le es infiel con quien sea, se ha vuelto muy posesivo y violento.
-Solo es berrinche de un adolecente –decía para calmarla, pero en mis adentros sabía que no era así.
-Tú viste como nos miró. Eso no es berrinche. Podría cometer una estupidez.
-No digas eso. Hablaremos con él mañana y con más calma. Sabemos cómo es nuestro hijo.
-Ornella me dijo que le exigió su contraseña de Facebook y que constantemente mira sus mensajes. Eso es pasarse del límite.
-Por ahora no podemos hablarle. Está demasiado enojado para escuchar.
A la mañana siguiente antes de ir al trabajo, hablamos con Marcelo con un tono más pausado y tranquilo. Empezó a llorar y su madre lo abrazó con fuerza, pero a mí ni me miró de vergüenza. Es muy injusto, nos decía entre sollozos. Decía que la amaba más que nada y que estaba arrepentido. Le sugerimos llevarlo a un terapeuta para que lo ayudara. Marcelo se portó comprensivo y dócil. Pensé que nuestra batalla había sido librada y me fui a mi trabajo con más calma. Al menos me iba con la tranquilidad de que mi hijo no era tan irracional y que estaba dispuesto a solucionar las cosas. Mi esposa se quedó con él y yo me subí a mi auto. Mientras conducía, saqué mi celular y llamé al padre de Ornella para darle la noticia del terapeuta.
-Escucha, no quiero pretender sonar injusto ni nada parecido –Me decía con tono inseguro y entrecortado-. Somos amigos desde hace años y sé que nunca tuvimos este problema antes, pero te quiero pedir que Marcelo ya no vuelva a ver a Ornella nunca más o iré con la policía.
-¡Espera!, no tomes las cosas tan grandes. Por eso llamé para decirte que mi hijo tendrá ayuda.
-Si me lo hubieras dicho antes de descubrir los mensajes, tal vez no tomaría esta decisión, pero tengo miedo por la seguridad de mi hija.
-¿Cuáles mensajes?
-Los que mandó esta mañana tu hijo al celular de Ornella.
Al escuchar eso, colgué y orillé mi auto. Me quedé en silencio por varios minutos con el miedo de regresar, pero debía hacerlo. Arranqué rápidamente de regreso con la esperanza de encontrar a Marcelo antes de que saliera a la escuela.
Por suerte, apenas iba saliendo.
Me estacioné en seco y Marcelo se asustó un poco. Se quedó quieto mientras veía como me acercaba hacia él con determinación. ¡Dame tu celular!, le ordené. Dudó un momento y después se negó. Puso su mano en la bolsa de su pantalón y supe donde lo escondía. Tuve que jalonearlo y gritarle un poco para que al fin accediera. Lo desbloqueó y revisé sus últimos mensajes.
"eres una puta maldita. Ya sé quien es tu amante"
Ese mensaje lo envió tan solo un minuto después de que supuestamente había entendido las cosas, donde supuestamente lloraba de arrepentimiento.
Recordaba con amargura esto, pero fui interrumpido con la llegada de un amigo y de una mujer madura con tez morena. Parecía tener como 50 años, delgada, cabello largo y reseco, ojos decaídos y labios prominentes. Llevaba un vestido negro y largo, como si estuviera de luto. Su nariz era respingada y tenía sobre el cuello muchos collares de diferentes estilos, pero casi todos con simbolismo de una calavera con una guadaña. Después supe que se trataba de la Santa Muerte.
-Te presento a Julia –Franco la señaló con la mano para presentarla, pero ninguno de los dos sonreímos. Ella parecía absorta en su estilo de vida, mientras que yo me mantenía desconfiado y con la preocupación de mi hijo-. No habla italiano, pero yo les serviré de traductor.
-¿Cuál es el precio? –Dije sin pena a mostrarme descortés, ya que desde el principio no estaba convencido de esto. Después de lo que sucedió, Franco me habló de ella como si fuera la gran maravilla en cuestión de espíritus y esas cosas. Le dije que no me interesaba nada de eso y que mi intención solo era no perjudicar más a mi familia. "Tal vez no puedas salvarlo de sus actos, pero al menos puedes salvar su alma", me dijo Franco. Me dijo que cuando fue a un pueblo de México, conoció a Julia. Me decía que tenía un gran don para ver el futuro, para hacer limpias que eliminen malas vibras, espíritus, envidias y rencores, hablar con seres queridos que ya estuvieran muertos, pero hacía algo que ninguna otra persona podía: sacrificar almas para salvar otras. No entendía nada de eso, pero sabía que existían personas así y en especial en África. Franco dijo que lo había ayudado para hablar con su mamá por medio de una ouija y que por las cosas que decían durante la sesión, era imposible que Julia fuera farsante. La invitó a Turín por casualidad y cuando escuchó mi problema, supo que ella podía ayudarme.
-No cobra nada. Solo no le trates de mentir o faltarle al respeto –Dijo Franco, como si siempre supiera las condiciones.
-Dile que no entiendo muy bien eso de sacrificar mi alma por la de mi hijo ¿Cómo es eso?
Comenzó hablar en español y Franco la escuchaba con atención. Incluso pidió que escribiera sobre una servilleta. Mientras hablaba y me explicaba, también aprovechó para pedir comida y algo para beber.
-Dice que es posible que no fuera coincidencia su llegada a Turín. Tu hijo mató a su novia porque estaba celoso y merece que lo metan a la cárcel, pero siente que puedes sacrificarte. Puedes sacrificarte o sacrificar a un familiar para que muera en nombre de un alma que está condenada por sus actos. Solo escribes tu nombre y firma. Después falleces tranquilo, pero se te da la oportunidad de regresar a la vida para dejar tu firma, porque después vuelves a morir con tu alma firmando por toda la eternidad. Si no quieres, tu hijo al morir irá a un infierno de oscuridad en donde sufrirá siempre. Aquí tienes la oportunidad de que su alma llegué al cielo con tu esposa para que sea perdonado por su error, porque al final solo fue un momento de locura y tú sabes que no puedes culparlo del todo. Ella sabe que tú seguiste a tu hijo en la noche hasta la calle. Dice que estabas ahí cuando tu hijo le clavó un cuchillo y no lo evitaste. Viste el cuerpo de Ornella tirado en la calle con sangre en el estómago. Trataste de salvarla pero viste como sus ojos perdían la luz...
-¡Cállate! –Estaba entre la euforia, sorpresa y el miedo- No sé de qué hablas.
-A ella no le puedes mentir. Cree en mí. Lo sabe desde que te vio.
Comencé a llorar amargamente con la cara contra la mesa y cubriéndome con los brazos, como un niño avergonzado y con ganas de desaparecer. Tenía razón al decir que pude evitar que le clavara el cuchillo. Estaba a tiempo de evitarlo y de salvarlo de cometer asesinato, pero una parte de mí prefirió ver como la mataba. Eliminar la amenaza que martirizaba a mi hijo. Estaba escondido en un callejón oscuro a 200 metros de donde ellos discutían. No sé qué esperaba en ese momento, pero no quería acercarme todavía. Mi primera intención cuando llegué fue llevarme a mi hijo lejos, pero solo me quedé observando durante varios minutos y después, vi como sacaba un cuchillo mi hijo de su bolsa. Cuando salió corriendo de ahí, fui rápidamente en auxilio de Ornella. Ya había perdido mucha sangre y sus ojos estaban llenos de lágrimas. Al verme, sus ojos se abrieron un poco más y yo trataba de tranquilizarla para que perdiera el miedo. Quería hablarme pero yo le negaba eso para que no hiciera esfuerzos vanos. Nunca había estado tan próximo a ver morir a alguien. Fue duro verla cerrar sus ojos con sangre y lágrimas. Normalmente veo en películas que solo cierran los ojos y dejan de respirar, pero ella parecía tener pequeños espasmos como si tuviera hipo y jamás cerró los ojos.
Después de que viera su mensaje, lo llevé a empujones a su habitación y lo encerré con llave. Llamé a un hospital para que mandaran asistencia e internarlo lo más pronto posible. De repente, escuché que un vidrió se rompía adentro de su habitación. Me asusté porque pensé que se hizo dañó y abrí la puerta con angustia.
Ya no estaba.
Rompió la ventana y había escapado. Llamé a mi esposa y luego a la policía. Avisé de su desaparición y sobre la situación que estaba pasando. Salí a la calle para buscarlo pero era inútil, porque ya no había rastros de él. Al saltar por la ventana, cayó sobre unos arbustos que mi esposa regó durante años. Seguramente ya lo había planificado desde antes. Regresé a su cuarto y revisé su computadora. Tenía la esperanza de que hubiera un amigo cercano con quien tendría oportunidad de quedarse a dormir, porque mi preocupación mayor era que estuviera en la calle y de que cometiera algo más grave en contra de Ornella. Después de un rato, vi que citaba a su novia en una calle en una hora específica. Pensé lo peor y levanté el teléfono para llamar a la policía, pero en ese momento yo recibí un mensaje de texto.
"Nos descubrió"
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