Lukas, un chico de 15 años que había sido internado debido a sus fuertes ataques de epilepsia, desde hacia más de un mes que no salía de ese aburrido cuarto en el hospital.

En ocasiones anteriores solamente duraba unos cuantos días hospitalizado, pero esta era la excepción, probablemente moriría allí. Su salud era tan mala que ni siquiera podía abrir los ojos sin que estos le causaran un gran dolor.

Una noche mientras él chico estaba acostado, un pensamiento no quería salir de su cabeza, la muerte. ¿Cuándo vendría esta por él? Segundos después, Lukas pudo sentir que alguien se hallaba en su cuarto. Una silueta que mezclaba con la oscuridad de la habitación.

—¿Mamá?—Preguntó el joven sin poder ver nada.

Nadie respondió, esto comenzó a alterar al chico haciendo que apretase con fuerza las sabanas en las que estaba arropado. Una mano suave le acarició el brazo, haciéndole comprender que no le iba a hacer daño.

¿Quién eres?—Volvió a preguntar el chico y ninguna respuesta de parte de la persona que se encontraba con él fue escuchada. Con la curiosidad matándole Lukas intento abrir un ojo, pero no logró ver nada. Quien fuera que hubiera estado allí, ya se había ido.

Al día siguiente, Lukas esperó con ansias a que llegara la noche, justamente a la medianoche la presencia  que él chico había podido percibir la noche anterior se hizo notar. De nuevo una mano se posaba suavemente sobre las mejillas de Lukas, haciendo un gran esfuerzo abrió sus ojos y claramente pudo ver lo que se encontraba enseguida de él.

Era una chica, vestía de negro, una mascara totalmente blanca cubría su rostro, solo dejando al descubierto su rubio cabello.  Parecía una chica totalmente normal, hasta que Lukas pudo divisar en la inmensa oscuridad el instrumente que la chica llevaba consigo. Con ese descubrimiento Lukas estaba seguro de quien era aquella chica.

La muerte.

¡Gracias a todos los que leen! Les quiero con todo mi corazón❤️
La historia continúa, hoy mismo subo la segunda parte.

¡Gracias!

Bye ^3^