Necesito saber que es real. Estoy aterrada.

Quiero sentir el hechizo de su voz y encontrar el consuelo a la distancia. Necesito con todo mi ser sentir que él no juega conmigo, no es desconfianza. Es sólo miedo a la impotencia de no poder tenerle.

Las lágrimas son tan inútiles en mi vida, y sin embargo me alimentan. Necesito reparar esta alma rota.

Creer que no soy un problema es como decir que la bala no mata si se utiliza bien. 

Ya me tengo harta con la inseguridad, sé lo que pasa. Tengo mucho tiempo libre, mi vida es una burla a la pasión que hay en mis venas. Pero sigo aquí lidiando con lo que no tengo, queriendo lo que pienso poseer y extrañando lo que nunca ha sido mio. 

Subestimé el dolor, es muy grande. Me esclaviza, pero ahora quiero estar sola.

Explotaré como la dinamita, me llevaré hasta el polvo que cae sobre mis habilidades, mis pasiones y el amor que encierro dentro. Siempre he temido a la vida, yendo detrás de alguien más para observar sólo un poco de color entre los lienzos de cada paisaje y persona. La vida misma me reprocha y me advierte. 

¡Despierta, vive!

El miedo me retiene. No soy capaz de luchar, prefiero la comodidad a la ardua tarea de vivir al límite. 

Esta vez tiene que ser diferente.

Ya he estado en el suelo. No pasa nada si me mantengo ahí para siempre.

Necesito sacudirme el polvo y levantarme, arrastraré conmigo el miedo y me forzaré a mirar está vida con lágrimas en los ojos.  Los colores serán acuarelas, y jugaré con cada tono en el cielo, la tierra o el mar.

Temeré de todo y todos. Pero estaré dispuesta a sufrir. 

No espero ningún placer ajeno, y si sucede que sea bienvenido como la lluvia. Si él está en mi vida sonreiré cada día. Su cuerpo será la aventura más atrevida que alguna vez haya imaginado y su rostro el mayor detalle de la bondad en este mundo. Viviremos con miedo de la vida, cuidando la espalda del otro de vez en cuando.

No seremos esclavos. No es algo permitido en esta obra de arte.